miércoles, 2 de febrero de 2011

PUNISHER WAR ZONE – ETERNAL WAR

Tétrico afiche de la película. RAY
STEVENSON, glacial

Ya iba siendo hora de que hicieran una película decente de EL CASTIGADOR. Bueno, la de DOLPH LUNDGREN logró hacerse digna una vez vista la de JOHN TRAVOLTA. (Es verdad que cuando quiere, es un magnífico actor y de villano se supera; lástima que esa vez siguiera con el síndrome de CAMPO DE BATALLA: LA TIERRA, y no con el de ACCIÓN CIVIL.)
Hasta el protagonista está escogido adecuadamente, y RAY STEVENSON, el centurión grandote y zote de ROMA, que con su acusado y literal sesgo superviviente e intuitivo sobrevive a casi todo el elenco de la serie, le ha tomado el pulso a FRANK CASTLE con acierto. Le echó una mirada al abismo, aguantó que éste se la devolviera e incorporó sus horrores a su notable talla. TOM JANE no era ni Punisher, ni Castigador, ni Nada; Lundgren pareció comprender algo de lo que significaba ser el negativo personaje, pero sólo apenas. Quizás porque su película adolecía de las contradicciones que los cómics padecían, donde El Castigador, nacido en las viñetas de SPIDER-MAN, de la mano de GERRY CONWAY (apasionado lector de THE EXECUTIONER, de DON PENDLETON, personaje que transfirió a MARVEL con tal éxito que la copia ha eclipsado al original), alternaba los momentos de implacable exterminador con los de un hosco HARRY EL SUCIO, entregando criminales al Sistema. Ese filme no aspiraba a mucho, y la prueba está en su barata factura.
Afiche del "otro Punisher"; TOM JANE
dándoselas de poderoso, y JOHN
TRAVOLTA le deja
Stevenson interpreta a un Castle maduro, frío, refractario, casi impasible pese al peor tormento, y es de los valores más considerables (sino el máximo) de esta cinta dirigida por una mujer, la alemana LEXI ALEXANDER. El metraje, más que de videoclip, tiene rasgos de anuncio televisivo, y algunos momentos son de tebeo puro y duro y además, mal digerido. Se estrenó, creo recordar, en DVD directamente, pese a tener suficiente calidad como para estar dos semanas en la pantalla de plata. Y más, repito, después de ver la de Travolta/Jane, que intentaba ajustarse con desesperación a la miniserie que GARTH ENNIS escribía por entonces.
Punisher War Zone también adapta obra del “chico de Belfast”, EN EL PRINCIPIO, donde tratan de reciclar a Castle para los oscuros intereses que se enmascaran detrás de la “Seguridad Nacional”. Esos tebeos son crudos, y presentan a un hombre sesentón, fornido, arañado por gran cantidad de vicisitudes, que mira al mundo con ojos muertos. Se aferra a su condición de vet de Vietnam, donde aprendió crueles lecciones que le han permitido vivir hasta ahora, y las imparte a quienes “castiga” expeditivamente.
DOLPH LUNDGREN, Punisher por
los 1980; o lo intentaba
Las diferencias entre Frank Castle y MACK BOLAN radican, ante todo, en la tragedia familiar que les obliga a emprender una guerra sin fin-sin fin y suicida contra el hampa. Mientras que Pendleton refiere que fue el patriarca Bolan quien causó la matanza, presionado por las deudas y la vergüenza de tener su hija prostituida por la Mafia para saldarlas, Conway ‘acribilla’ a la familia del capitán de marines Castle en un plácido picnic en Central Park, como consecuencia de una rivalidad entre mafiosos.
Alexander elude el cansino duelo que Castle ofrece regularmente sobre su tragedia con un rápido pero eficaz flashback y una visita al cementerio, lo cual es de agradecer, en serio. Actualizan, como han hecho con TONY STARK, su historia, y ya no surge de los marjales vietnamitas, sino que es un “algo” de la Guerra de las Dunas, que por cierto vamos perdiendo: instructor, veterano, experto consejero, algo de eso.
La alemana relata, con brío y momentos poderosos, y otros no tan lucidos, cómo Castle se merienda una barbaridad de mafiosos y, de postre, elimina a un agente infiltrado del FBI, lo cual traumatiza al expeditivo justiciero. De este modo, tratan de mostrar que hasta él tiene alma debajo de la parafernalia siniestra que le adorna, y que puede recibir golpes que tambalearán su firme decisión de ejecutar hasta el fin de los días.
Cartel de EL EXTERMINADOR. En
su momento, fue icónica, referencial
Dado que esencialmente tanto Castle como Bolan tienen un acusado sesgo fantasioso, uno del tebeo, el otro del pulp, el villano tenía que ajustarse a las características de estos medios, y así nace JIDSAW, que ¿no era PUZZLE en los tebeos, por cierto?, un narcisista maníaco mafioso cuyo rostro Castle destroza en un triturador de vidrio (secuencia copiada de la de la picadora de carne de EL EXTERMINADOR, anótalo). Se lo reconstruyen pero a pedazos, quedando, como poco, horroroso (guiño al primer BATMAN). Jidsaw tiene un hermano energúmeno, desquiciado por completo, que la emprende a cabezazos con los espejos.
Mientras Castle padece penurias por la muerte del agente infiltrado, y su familia sufre la cólera de Jidsaw (haciéndole ver que el mundo aún necesita a LOS CAMPEONES, digo, The Punisher), los autores del filme tejen una historia con bastantes puntos de vista y secundarios que la evitan parecer un mórbido tiroteo dionisíaco. De eso, van despachados, pero procuran que parezca algo más. Otra cosa que se agradece.
THE BOONDOCK SAINTS: imprescindible
Aparte de cómo Castle se encaja el cartílago nasal con el lápiz, otra incongruencia es que el tío va a todas partes de Nueva York corriendo; sí, sí, como THE FLASH, así que te preguntas si estás viendo una película-catarsis de matar criminales o una apócrifa de EL RELÁMPAGO HUMANO. El agente negro del FBI es cargoso (¡por no hablar del lastimoso detective SOAP, aún más idiota que el de los tebeos!), además de estereotipo del policía íntegro y tal, pero al ser un elemento que aporta relieve emocional al metraje, es oportuno que aparezca, como MICROCHIP (encarnado por WAYNE KNIGHT, el vecino cartero, NEWMAN, de SEINFELD).
Dado el núcleo de la trama, la citada miniserie de Ennis, Alexander y guionistas han tratado de apoderarse de los momentos más crueles, radicales y secos del tebeo para engrandecer su obra. Esto se ve en el hermano díscolo de Jidsaw y la terrorífica paliza que propina a Castle en el BRADSTREET, (homenaje al portadista regular de la serie, TIM Bradstreet). Ennis ha introducido a El Castigador unas dosis de masoquismo que cuestionan la “verosimilitud” del conjunto de la saga. Aquí, Castle emplea su cuerpo como un objeto irrompible. Las caídas que da, así como la tunda que recibe, dejan a cualquier a las puertas de la UCI, y, sin embargo, ¡el tío se levanta, va a por más, y todavía triunfa!, sembrando de casquillos, cadáveres y casquería los pasillos y habitaciones del ruinoso edificio.
JIDSAW (DOMINIC WEST), te invita a ver su actuación.
¿Declinarías hacerlo... mirando esa cara?
El final también está urdido para proporcionar calidad (que no calidez) humana al personaje, pues se ve obligado a efectuar un costoso sacrificio. Otro elemento destinado a hacernos accesible a The Punisher es la relación con la hija del agente infiltrado, un truco bastante manido, por otra parte.

Ray Stevenson echándole miraditas a la realizadora, LEXI
ALEXANDER. No sé quién es el otro pavo

Teniendo presente lo filmado, y lo que pudieron llegar a hacer, no desmerece admitir que esta cinta es buena, con momentos conspicuos (el sarcasmo a la política de GEORGE BUSH, JR., por parte de Jidsaw, es brillante), desoyendo a los críticos que la han vapuleado por sistema. Es, junto a El Exterminador y LOS ELEGIDOS, la mejor película sobre vigilantes que hay. Todas ellas son muy superiores a las planas de CHARLES BRONSON, deficientes en verdad. Así que dale una justa oportunidad, ¿vale?
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: