viernes, 4 de julio de 2014

OMAC — EL CAPITÁN AMÉRICA ELÉCTRICO

Así de desangelado nos lo han servido
en España. Sin ganas, prácticamente
JACK KIRBY, creo recordar, estuvo implicado en la génesis de CAPTAIN AMERICA; o lo dibujó, algo de eso. También trabajó para WILL EISNER y BOB KANE. Lo cierto es que, repasando estas planchas entintadas por MIKE ROGER y D. BRUCE BERRY, no puede soslayarse la comparación entre el enclenque STEVE ROGERS y el no menos depauperado BUDDY BLANK.

Blank está en la estela nuncanada de los SPIDER-MAN que, repentinamente, ganan la bonoloto de superpoderes masivos que lo transforman en el masca del recreo. En este caso, Blank es seleccionado por la AGENCIA GLOBAL PARA LA PAZ (acrónimo inglés: GPA) para convertirse en el O(ne) M(an) A(rmy) C(orp), y combatir una criminalidad desbocada apoyada en una HI/TECH no menos delirante.

Las páginas de OMAC inducen reflexión, llevándonos a una senda ambigua; se asegura que Kirby (autor ya maduro y fuertemente breado tanto por MARVEL como por DC COMICS, donde ‘huyó’ confiando encontrar el respeto —perdido, pensaba— en Marvel, nada menos que por STAN THE MAN LEE) estaba perfilando diversas inquietudes sociales en esta saga, cómo la HI/TECH podía alterar nuestras vidas, pero a peor, pese a que estuvieran afirmando construir la más benefactora utopía.

El esmirriado BUDDY BLANK se
convierte, mediante magia eléctrica, en
un superhombre justiciero y todo eso
Y esto leemos, en efecto: distopía abrigada de utopía. Blank mismo es víctima de sus compañeros (nulo avance moral), y OMAC deberá combatir excesos y derroches del ego y la perversidad amparados en los grandes prodigios obtenidos mediante la ciencia.

Y, para colmo, la GPA, delineada al principio como fuerza de interposición y defensa contra el crimen, tampoco juega tan limpio como pretende. Es detalle remarcable que sus agentes aparezcan, teatralidades aparte (significadas en sus capas), con máscaras lisas. O sea: no hay rostro que ponerle al mal que puedan cometer, identificar, y culpar. Tampoco vemos sus ojos, espejo del alma, antesala de sus reales intenciones.

Es un pensamiento positivo y lírico, big dinamo!, el que expresa esa teoría de las inquietudes. Pero pienso que Kirby, empleando el condimento de sus miedos al futuro, maleado pese a gozar de creaciones epatantes, tan sólo pretendía conseguir el semanal, haciéndolo del modo que mejor se le daba: derrochando raudales de energética imaginación enmarcada en las viñetas, mas sin querer pontificar, ni nada parecido. OMAC era la forma sugerente de vender algo al editor y enganchar al lector: la distopía combatida por un superhombre mohawk, en un entorno de oropel, muy mate debajo de su resplandeciente piel.

Y no teme a nada, ni siquiera a esa
extraña aberración asesina. (Buen
entintado, por cierto.)
Es llamativa, asimismo, la forma, y nombre, del principal ‘organismo’ que emplea la GPA para culminar su tarea administrativa, y nutrir a OMAC de poderes: el HERMANO OJO, una IA orbital cuajada de sofisticados sensores y escánares que tienen a todo el mundo entreojado. Kirby no parece dar ninguna importancia a esta salvaje violación de nuestro derecho a la intimidad (al parecer, los norteamericanos no lo consideran una invasión), que merecería crítica, ya que estaba en actitud de diabolizar el futuro. Dibuja a Hermano Ojo (¿analogía benevolente del GRAN HERMANO orwelliano?) como un leal camarada artificial, y toda su panoplia de artilugios espías un necesario mal menor para mantener el orden.

De nuevo, la decisión: qué derechos y libertades sacrificamos por mor de la seguridad. Estimo que, en ningún instante, Kirby pensó que Hermano Ojo podía emplearse para algo distinto a refuerzo de OMAC. Que la GPA podía contener un embrión de maldad y que ese Ojo-en-el-cielo sirviera para fines nefarios, no para el concebido originalmente.

El epatante futuro de OMAC no
lo libra de seres como éste. Al
parecer, gozamos de la última
cirujía estética del mundo
Pero si volvemos al “planteamiento social” que “entierra” OMAC en sus vistosas aventuras contra los más disparatados billonarios de rostro arrugado, o esperpentos como el DR. SCUBA (ya te vale, Jack), Kirby también querría prevenir que HI/TECH no significa, forzosamente, mejor vida. Progreso moral, evolución ética.

Y cada andanza de OMAC remacha esto: la vieja simiente de perdición de cada Hombre está ahí, dispuesta a reverdecer virulentamente y sembrar caos y destrucción en la consecución de fines egoístas y explícitos. Es de señalar que, poco tiempo después, al otro lado del Negro Atlántico, JUDGE DREDD tomará, con mayor fortuna y eficacia, esa senda de la parábola social: la desmesurada MEGA CITY ONE (en OMAC: ELECTRIC CITY) podrá contener lo más deslumbrante y avanzado, pero persistirá el rudo crimen cometido a la manera de las cavernas.

Ninguna cantidad de enemigos amilana a OMAC. En la
versión americana, las planchas servidas a color
OMAC terminó de modo dramático e inconcluso, aunque suene contradictorio. Blank, arrancado del cuerpo supervitaminado de OMAC, es arrojado a un terrible destino, mientras Hermano Ojo sucumbía con los plomos fundidos. Al parecer, la distopía de Kirby no tenía suficientes seguidores ni gancho, y se canceló abruptamente. Quizás creyendo que eso reactivaría el interés por el personaje entre la masa de fans de EL REY indecisa, aun desconcertada, con OMAC, y pediría su retorno a los ruedos, pero entrando por la puerta grande. El regreso fue de Kirby a Marvel, a LOS ETERNOS.

Otros autores, en diversos espacios, se encargarían de que el mohawk a pilas volviera, con suerte no mejor.

Una de las características de JACK KIRBY: los monstruos
de una apariencia y textura cautivadoras (aunque, aquí,
OMAC no piense lo mismo)
OMAC, aparte de lo penosamente que se nos ha servido el recopilatorio, desprende una sensación de abatimiento personal de Kirby de alta intensidad, sensación de fracaso. Su plan de dignificarse, acudiendo a DC Comics, rozó lo catastrófico, y esa desazón se rastrea en su dibujo, a caballo entre la desgana y el “acabarlo por cojones”, porque cobro por página, pero yastá. Kirby perpetúa en estas líneas sus abundantes tics artísticos, mas arrojados con brusquedad, más que con habilidad.

No sé por qué, pero tengo la impresión
de que el tal "MR. BIG" era una parodia
de STAN LEE
Para más inri, el entintado no acompaña nada. Verdad obvia es que Kirby necesitaba de un entintador en condiciones (JOE SINNOT, Mike Roger) para destacar bárbaramente. En manos de Bruce Berry, ¡naufraga! Porque, admitámoslo, Kirby no era buen dibujante. Efectista, más que artista, con gran control del dinamismo, los monstruos increíbles y los cacharros. Y en OMAC, las deficiencias de su talento, que quieren verle como sigul significativo, destacan como excrecencias de un mal trabajo.

OMAC, puede afirmarse con mínimo error, es el primer cómic cyberpunk, con los elementos de este subgénero perfilados con claridad. Y quizás por eso merece mayor atención y respeto del, aparentemente, hasta ahora recibido.

Vuestro Scriptor.

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