domingo, 27 de julio de 2014

TAN MUERTOS COMO YO — DULCIFICÁNDOLO

Afiche promocional. La tenebrosa muerte
tomada, si no a broma, con estilo y humor,
empezando por desmitificar su imagen
Originalidad (televisiva) consumada con éxito. De nuevo, la muerte como trama. Mas desde el ángulo que, opino, PIERS ANTHONY debió manuscribir SOBRE UN PÁLIDO CABALLO. Pero, por mor de su arcaico estilo narrativo, erigió una catedral que, sin llegar a ser tediosa, perdió todo encanto. Es: una ampulosa decepción pedante.

BRYAN FULLER supo orientar su nave por los meridianos adecuados y, aparte de la sutil socarronería que la adolescente protagonista, GEORGIA LASS (ELLEN MUTH), encarnaba, llenó las dos temporadas de la serie de una cuidada reflexión de la vida, la muerte, la pérdida, el amor, el tránsito que las ánimas experimentan, golpeadas por los distintos avatares, y el crecimiento, o depresión, de las personas en su viaje existencial.

Sobre todo, descuellan el fino humor satírico y los cuidados y brillantes diálogos. Transforman Tan muertos como yo en una pequeña y deliciosa gema, auténtica rara avis televisiva que, por su misma exquisita naturaleza, no logró la continuidad y resonancia que, sin duda, merecía, quedándose en “serie de culto”.

Nuestra prota, GEORGIA LASS (ELLEN MUTH) a punto de
cascarla. El primer día de curro, la hora del bocata, y...
Quizás esto fuese, en el fondo, buena cosa. Pues prolongarla igual hacía que esa encomiada, y elogiada, calidad que exhibió en su corta andadura, se adulterase y diluyese, cayendo en un abismo de manidos tópicos, lo zafio, atentando sus magníficos y deslumbrantes orígenes.

Bueno, de lo borde debe existir, desgraciadamente; pero hacen teleseries como Tan muertos como yo hitos dignos de sana envidia, estudio y, a modo, emulación. Provocan desear hacer algo con tal talento. Demuestran: posible realizarlo.

Se insiste en el planteamiento de la serie de planos como
este, situando a los protagonistas sobre el común mortal, a
modo de observantes ángeles, pero sin alas
Tan muertos como yo relata las vivencias postmortem de Georgia, víctima de un accidente de carácter cósmico. Imagino que hubo doble intención en matarla así, aparte de la macabra broma pesada que constituía su deceso.

Georgia queda integrada en un grupo de “aparecidos”, gente que, por inexplicados motivos, aún no ha tenido su tránsito al misterioso y lejano Más Allá. Son fantasmas tangibles, con rostro distinto al suyo.

Esta brigada arrebata el alma de los que van a morir de forma espectacular (aplastados por un piano, ataque de oso, cosas parecidas), esperando ahorrarle el trauma al espíritu, sacándolo del cuerpo antes del suceso.

El jefe, RUBE (MANDI PATINKYN), tratando de aleccionar
a Georgia sobre su nueva condición y empleo. La irritada
frustración de la chica llega a cabrearlo con frecuencia
El así “rescatado” permanece unos momentos observando cómo falleció, y reflexiona sobre el hecho. Sus amargas ironías. Lo que pudo ser y no fue. Sólo queda el lamento y la resignación.

Georgia, o cualquiera del grupo (RUBE —MANDY PATINKIN—, MASON —CALLUM BLUE—, ROXY —JASMINE GUY—, BETTY —REBECCA GAYHERAT—, DAISY —LAURA HARRIS—) guía ahora al difunto a tener sus “luces”, una recreación de lo que el muerto estima es el Cielo. Un Paraíso customizado. Edén a la carta. Al parecer, es un Prisma Universo compuesto por infinidad de Facetas, no un enorme y único parque apacible como lo describen muchas mitologías y religiones.

Mediante el dibujo de los concurrentes de la serie, los autores de los libretos examinan nuestra Sociedad agudamente y los valores que crea, qué estructuras filosóficas y morales nos sometes o moldean, evitando liberarnos, pese a prometer hacerlo.

ROXY (JASMINE GUY), otra muy enojada,
pero por causas diferentes. Todo un carácter,
mejor no le tocas la fibra
Georgia reniega de su condición de aparecida con empleo en una agencia de trabajo temporal (más tralla para construir el análisis de nuestro entorno), a la espera de sus luces. Considera enormemente injusta su muerte, tan joven. No entiende el mecanismo de la Vida, ni aún menos, el de la Muerte, pero decide oponer cuanta resistencia pueda.

Fuller, merced a Georgia, describe la Creación como una enorme administración con detallados departamentos que se ocupan, rigurosamente, de nosotros. Su funcionamiento se nos escapa, pero no sucede a la inversa. Georgia, Rube, Mason, Roxy, Daisy, incluso los inefables GRAVELLINS que originan los aparatosos accidentes mortales, son funcionarios que, pese a su especial ubicación en el gigantesco esquema de las cosas, no atisban más allá de éste que cualquiera de nosotros.

La Muerte es tema controvertido. La tememos (pienso que, en realidad, nos aterra ignorar qué espera luego) y odiamos. Pero es inevitable estación, y alivio inexpresable para quienes sufren horriblemente. Supongo que eso compensa las cosas.

Pero MASON (CALLUM BLUE) y DAISY (LAURA
HARRIS) toman este
ictus en sus existencias con una actitud
entre pasota y condescendiente; de aprovecharse incluso
Y Fuller y Cía. esperan mostrarnos a la Parca como un ente amable víctima también de una ruina laboral inflexible. No tiene favoritos y a nadie condona un segundo extra de vida. Sólo parece tener cierta tolerancia con estos agentes suyos que facilitan el paso de la existencia a la muerte con suave gesto.

Así lo entiende Rube, el más veterano, que parece condenado a un proceso mayor de espera por actos que cometió en vida. Asume su singular condición como una pausa indefinible que le permite gozar indefinidamente de pequeños placeres (la Vida se resume a eso: pequeños placeres que emocionan, o conmueven; los grandes hitos, las fortunas masivas, por envidiables que sean, en el fondo reportan muy poco). Y planea paladearlos mientras pueda.

Los extraños GRAVELLINS provocan los desastres y las
muertes accidentales más aparatosas
Georgia termina aceptándolo, a modo, aunque su frustración y enojo por su muerte “prematura” espolean su rebeldía. Empero descubre algo que pocos tienen la suerte de vislumbrar en vida: la malgastó, se trabó en peleas y discusiones familiares estériles. Ahora que los ha perdido, los ama como nunca. A su alcance, pero intocables.

Es la moraleja de Tan muertos como yo: ámalos. Inesperadamente puedes perderlos. Y no regresan. La vida no es antibalas, aunque lo parezca. Caduca de golpe.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

lunes, 21 de julio de 2014

SOBRE UN PÁLIDO CABALLO — INTENTO DE CONCILIARNOS CON LA MUERTE

La edición de la tristemente extinta ACERVO.
Con este relato, ¿su autor intentaba hacernos
más dulce el fatal desenlace de nuestras
existencias, amigarnos con la PARCA?
A priori, la premisa que anima la trama de la novela es de lo más original que podamos señalar. De acuerdo, existe una única historia: el viaje, que no forzosamente indica trayecto físico. Suele referirse al ‘aprendizaje’ que el protagonista, o concurrentes al relato, realizan, las experiencias que les hacen crecer o destruyen, provisto por sucesivos capítulos de fases, o personajes secundarios.

También esta novela de PIERS ANTHONY describe el viaje que ZANE, su protagonista, efectúa. Pero, repito, el pretexto que origina el periplo es lo que hace destacable al relato, su argumento.

Zane es otro nuncanada. Carga una onerosa aflicción personal. Un daño, vergüenza, remordimientos lacerantes, que giran sus pies al Callejón de los Suicidios. Anthony nos sugiere que el baldón que abruma a Zane y reseca sus esperanzas es de envergadura atroz. Pero es un problema familiar que, aun teniendo carga kármica negativa, tampoco es la monstruosidad que el autor pretende creamos.

Feliz jpg del autor, PIERS ANTHONY, de
al parecer considerable éxito y popularidad
en la lengua anglosajona
Zane vive en una pararrealidad, ucónica hasta no sé qué punto (para definir Sobre un pálido caballo abiertamente una ucronía con ramalazos distópicos), donde hechicería y ciencia conviven en aceptable armonía. Inicia su drama al buscar, en un emporio de joyas mágicas, la gema que lo exonere de su enorme carga emocional y haga enderezar sus pasos para eludir el próximo desastre.

Al estar gravemente señalado por la fatalidad, el otrora niño bien/rico fracasa en esto, y opta por suicidarse.

También esto lo marra (no es una comedia, pese a que la trama tiene potencial para serlo) y mata a la Muerte cuando ésta comparece para llevarse su alma pecadora tras el disparo fatal.

La administración del Cosmos está montada de modo que el matador de la Muerte debe cubrir la vacante, y así Zane se transforma en la igualadora Parca. Obtiene un empleo, aunque uno jamás imaginado, ni querido. Cosecha almas y las tasa, antes de expedirlas al Cielo o el Infierno.

Cubierta foránea que desarrolla algunos
elementos claves del relato
Todo hasta aquí, fantástico. Original A TOPE. Ya, no obstante, los lastres que arrastra la novela han ido minando su efectividad, pero absorbe sobremanera el planteamiento audaz, y se prosigue.

Zane traba contacto con el Mal, Satán, retrato del yuppie que tanto se criticará durante Década 80, y que vende el Infierno como una atractiva Disneylandia de la condenación eterna, y con el amor, LUNA, joven de la que Zane se enamora, y por la cual luchará para salvarla de su aciago destino postmortem.

Así, Anthony relata una nueva y reversa versión del tema de FAUSTO, otra vuelta de tuerca, incluso, del mito de ORFEO Y EURÍDICE. Quizás su única intención al escribir esta novela; esto pasa. ¿No lo dije ya? Sólo hay un argumento. Lo demás, son versiones más o menos brillantes.

Lo malo de esto es emperrarse en creer que se puede hacer algo genuino. ¡No lo hay! Sólo un tramo del relato puede serlo. El resto son soportes inevitables para conseguir llegar hasta la palabra FIN.

El soberano lastre que carga la novela es el estilo como Anthony la ha escrito. Anticuado, ramplón, sin riesgo, conforme vamos avanzando se hace tedioso, MÁS TEDIOSO, denso sin necesidad, poblado de altanerías góticas que estorban, ralentizan, vuelven pastosa la lectura. Anthony empezó rompiendo moldes (¡bien por él!), cruzando fronteras, con su propuesta impregnada de originalidad. Termina aburriéndote gracias a su “docto” lenguaje escrito.

Ilustración del prestigioso MICHAEL
WHELAN para la novela. Cuando la
vi la primera vez, pensé que era una
historia de humor, parodia. Mucho
estaba equivocándome
Su convencionalidad narrativa (quizás atractiva, y obligatoria, para cierto delta de lectores) fue algo que Anthony debió soltar para atreverse a escribir de modo más osado, suelto, situándose al nivel del gallardo argumento. Todo es plúmbea solemnidad, ampulosa y excedente; hunde estos capítulos.

El estilo empieza a serme cada vez más importante como lector que busca, en la novela, solaz, santuario contra el día-a-día. Admiro más a los autores con la audacia de contar de modo más fresco, creativo. Y cada vez detesto más los textos como este, su formado narrativo. Atienden los vicios de un público sin paladar, temeroso de “lo montaraz”, lo valiente, el impacto con cada palabra, o término, sobre el lector.

Hay que reclamar respeto, o espacio, para esos estilos “alternativos” que persiguen, más que pergeñar aberraciones estilísticas borrosas que sacian el ego del autor, y nada más, impresionar al lector con la construcción de la frase. El género negro es más bizarro en ese sentido (ejemplos surten RICHARD STARK o JAMES ELLROY), y no entiendo por qué motivo no puede extenderse a otros géneros.

Ejemplo de una novela con
estilo arriesgado, audaz,
cosa que demandaba la de
Anthony
Tal vez en la novela “histórica” el estilo de Anthony sea óptimo. Pero, en este relato, le ha hecho una faena, sofocando (y negando otras opciones, como la parodia, o la comedia, que podía desarrollar) las enormes posibilidades de un gran argumento, desaprovechado por mor de perpetuar un conservador modo de narrar.

Tengamos el coraje, como autores, de hacer/contar algo tan “nuevo” como sea posible. Otras formas de arte se atreven, y suelen ganar.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

Y de una novela aburrida por un exceso de “alta literatura”:

viernes, 11 de julio de 2014

ROBOCOP (2014) — EL CIBERCULEBRÓN DEL MUÑECO DE MICHELÍN CULTURISTA

¿Robo-remake? Pero ¡si creía que era
POLICÍAS DE NUEVA YORK, con todo
ese rollo de maderos corruptos!
The end y FRED DEKKER y FRANK MILLER se levantan. Empiezan a aplaudir. Hasta: romperse las manos. ¡JOSÉ PADILHA ha convertido la pésima RoboCop 3 en buena! ¡Bravo, BRAVO! Están salvados. Pueden morir tranquilos. ¡Saben que, en alguna parte, habrá alguien todavía dispuesto a reivindicar su secuela!

E imagino a PAUL VERHOEVEN esgrimiendo una victoriosa mueca sardónica al comprobar que su filme, aquejado de limitaciones económicas y primitiva CGI, pero que abarcó aspectos sociales, morales, aun religiosos, sobresale, como el Monte Olimpo marciano, ante el RoboRemake (rehúso llamarlo RoboCop), un taburete en contraste.

¡Qué desastrosa “revisión” del emblemático mito cibernético! ¿Qué está pasándole al cine? “Repasan” algo que funciona estupendamente, so pretexto de lo que sea, ¡y la cagan de forma estrepitosa!

SAMUEL L. JACKSON, competente actor, interpreta a un
antipático telepredicador de la robótica que, más o menos,
avisa: No tenéis idea de la que os espera, muchachos...
RoboRemake sigue la línea del reciente MAN OF STEEL, donde todo es también oscuro y siniestro, torcido de mala manera a la izquierda, en presunta búsqueda de no sé qué efectismo, por mor de atender ignoro qué criterios que frisan el más patético infantilismo, “principios” basados en que la fuerza, el exhibicionismo, el sadismo y la hiperviolencia son todo argumento y suplen actuaciones.

Padilha debería cargar con todo el muerto de este mayúsculo desacierto, pero intuyo que, al hombre, los productores le “han metido mano”, como a DANNY CANNON (o tantos otros) con JUDGE DREDD. Y alguien debe responsabilizarse de los numerosos despropósitos, e incongruencias, que anublan RoboRemake. Le ha tocado.

Todo va de que la empresa no puede colocar estos robots de
combate en una Norteamérica presuntamente estragada por
la delincuencia y el terrorismo... ausente por todos lados
Revisión que, de ningún modo, puede eludir la comparación con la magistral obra de Vehoeven. No obstante, he intentado contemplar RoboRemake con objetiva óptica de filme independiente. Antes, no existió RoboCop. Esta película es la primera del personaje. Resultado: ¡un aparatoso videojuego deshuesado!

Inevitable efectuar contrastes, entonces. Proporcionan materia de disertación. Porque RoboRemake/videojuego va corto de todo, menos de estomagantes ínfulas de ser hard science fiction sin otro objeto que consumir metraje y mostrar desagradables fotos de personas mutiladas. Mientras RoboCop, magnificada por la BSO de BASIL POLEDOURIS, era ambiciosa en todo sentido, RoboRemake es un vasto compendio de agotadoras naderías que reducen sus posibilidades de épica a nada. Y mala BSO. Terminada la reseña. ¡Pongámonos al fresco!

Este grupo, comandado por MICHAEL KEATON, tiene un
plan, y por sus muertos, que lo culminarán: cargarse un
poderoso clásico del cine y la ciencia ficción
Pueden pretextar que no iban a hacer un RoboRemake que siguiese/copiase las pautas del filme del director holandés. En efecto. Pero tampoco lo que han acabado rodando, frío, siniestro, innecesariamente desagradable, con actuaciones refractarias que eluden toda empatía.

¿Quién es el malo de RoboRemake? A ver, singularicemos un villano, como ocurría en RoboCop. Teníamos a DICK JONES (RONNY COX) como ambicioso y astuto cerebro de OCP, y a su ejecutor callejero, CLARENCE BODDICKER (KURTWOOD SMITH). Tipos sin entrañas, ¡y lo demostraban! Aquí, ¿quién es el malo? ¿El traficante de armas que protagoniza el shooting game que se supone debe superar la secuencia donde RoboCop captura a Boddicker?

GARY OLDMAN ante su MONSTRUO DE
FRANKENSTEIN particular. Pero sigue actuando como
el COMISARIO GORDON de
BATMAN, vaya que sí
Porque eso es un shooting game, con las armas de este gélido e impersonal MURPHY/RoboRemake (JOEL KINNAMAN) en POV, segando vidas a balazos. Verhoeven no precisó darle ese “punto de vista” a la escena para obtener un apasionante espectáculo.

¿El villano es RAYMOND SELLARS (MICHAEL KEATON), presunto nuevo Dick Jones? Buena parte del metraje parece un empresario “moderno” (nada de maqueado de ARMANI o BOSS), preocupado por la dudosa calidad de un producto que su empresa pretende comercializar. Mas, hacia el final, desarrolla forzados instintos criminales que no encajan con su actuación previa.

En nuevo MURPHY-ROBOREMAKE tiene una confesión
que hacerle a la parienta: Nena, me he pasado al
fetish; me
ponen como una moto el látex y la goma, ¡ya lo ves!
¿Es el malo DENNET NORTON (GARY OLDMAN), artífice de un “RoboCop” cuan traje culturista de MICHELÍN? ¿Porque juega ambiguamente tanto con los sentimientos (y el cerebro) de RoboRemake, como se vende a Sellars por obtener financiación?

¿Es el malo ese mercenario antipático que disfruta vejando a RoboRemake? ¿Por qué viste ese exoesqueleto, ya que estamos, si no le rinde el beneficio del que atornillan a MAX DA COSTA (MATT DAMON) en ELYSIUM? ¿Pensaba brearse a hostias con RoboRemake? Tal insinuaba. Al final: bullshit.

El enano tío borde; ¡pégale una buena hostia y líbranos de
él, Michelín culturista! Pues, no. Ni para eso vale
Y este “Murphy”. No transmite. Ni emociona. Menos convence. PETER WELLER (más sonrisas irónicas) efectuó un trabajo soberbio. Supo inyectar una dosis brutal de simpatía, compasión y solidaridad tanto con su Murphy como con su RoboCop. Este “Murphy” parece un pez muerto. Logra caerte mal. La añagaza de mostrar su doliente familia no consigue el efecto de pérdida obtenido en RoboCop. Sólo atora la trama. La hace televisiva.

Ese inexpresivo “Murphy” es otro ejemplo de la baja calidad (nula, penosa) de RoboRemake. Bordea la calificación de telefilme de sobremesa con gran presupuesto, siendo generoso. Actuaciones: al nivel; trama: parecida; resultado: deleznable.

¡Hostias! ¿Qué hago aquí? ¿Pasa de verdad, o ando
flipado otra vez? El neopreno me confunde...
Y cómo se extraña a ANN LEWIS (NANCY ALLEN), contrapunto y áncora de Murphy, una vez “despierta” en la intrincada red de fríos microchips que es ahora, como RoboCop.

Han arrancado toda el alma y contenido a lo que pretendía ser otra distópica parábola del inminente futuro, absolutamente conseguida en RoboCop, de cuya proyección salías exaltado. Aquí, enojado. El inquietante mensaje social presente en RoboCop aquí lo reemplaza un vago bosquejo de que Norteamérica anulará, mediante el despliegue de robots imperialistas fuertemente armados, los derechos y libertades de otras naciones, extremista secuela defensiva del 11-S 2001.

Al loro: JUDGE DREDD patrulla esta noche. Imagen chula,
lo reconozco; buen cebo. Pero ¿a la altura del acabado final?
El histérico patriota televisivo que encarna SAMUEL L. JACKSON (un telepredicador inflamado de la robótica) enerva las meninges de sus telespectadores afirmando que Estados Unidos se hunde en una tormenta de miedo, un vendaval de violencia; sus calles son pesadillas interminables. Pero, luego, en las grises avenidas de ese Detroit “futurista”, la sensación de peligro… falta.

Hay trapicheos y violencias, encajadas sólo para lucimiento de RoboRemake. RoboCop se estrena efectuando detenciones con alto contenido de agresividad. ¿Y RoboRemake?

Te extrañamos, Murphy-RoboCop. Sé que las leyendas nunca
mueren, pero yacerías en tu tumba feliz, sabiendo que eres
un mito imbatible
Brinca para atrapar a un barbudo incrustado entre la multitud. Vale: para ver cyborgs saltarines, leo ALITA. Y este es el total resumen de RoboRemake: saltos y planos de visión expandida con gráficos de videojuego. RoboCop no necesitaba tanta paranoia computarizada para hacer un excelente trabajo. Su espartano software era más eficaz que el moderno, encima.

¡Cómo os hemos tomado el pelo esta vez, chavales! Es la
nueva era de los remakes vacíos de contenido y buenas
interpretaciones. ¡Agarraos los machos, machos!
Han vendido, únicamente, un aparatoso artilugio desangelado. Humo caliente, oropel. Sería lamentable que considerasen RoboRemake mejor que RoboCop (que de todo hay, ya sabéis), aun a su altura (una ofensa). Significaría que el fin está cerca…

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

viernes, 4 de julio de 2014

OMAC — EL CAPITÁN AMÉRICA ELÉCTRICO

Así de desangelado nos lo han servido
en España. Sin ganas, prácticamente
JACK KIRBY, creo recordar, estuvo implicado en la génesis de CAPTAIN AMERICA; o lo dibujó, algo de eso. También trabajó para WILL EISNER y BOB KANE. Lo cierto es que, repasando estas planchas entintadas por MIKE ROGER y D. BRUCE BERRY, no puede soslayarse la comparación entre el enclenque STEVE ROGERS y el no menos depauperado BUDDY BLANK.

Blank está en la estela nuncanada de los SPIDER-MAN que, repentinamente, ganan la bonoloto de superpoderes masivos que lo transforman en el masca del recreo. En este caso, Blank es seleccionado por la AGENCIA GLOBAL PARA LA PAZ (acrónimo inglés: GPA) para convertirse en el O(ne) M(an) A(rmy) C(orp), y combatir una criminalidad desbocada apoyada en una HI/TECH no menos delirante.

Las páginas de OMAC inducen reflexión, llevándonos a una senda ambigua; se asegura que Kirby (autor ya maduro y fuertemente breado tanto por MARVEL como por DC COMICS, donde ‘huyó’ confiando encontrar el respeto —perdido, pensaba— en Marvel, nada menos que por STAN THE MAN LEE) estaba perfilando diversas inquietudes sociales en esta saga, cómo la HI/TECH podía alterar nuestras vidas, pero a peor, pese a que estuvieran afirmando construir la más benefactora utopía.

El esmirriado BUDDY BLANK se
convierte, mediante magia eléctrica, en
un superhombre justiciero y todo eso
Y esto leemos, en efecto: distopía abrigada de utopía. Blank mismo es víctima de sus compañeros (nulo avance moral), y OMAC deberá combatir excesos y derroches del ego y la perversidad amparados en los grandes prodigios obtenidos mediante la ciencia.

Y, para colmo, la GPA, delineada al principio como fuerza de interposición y defensa contra el crimen, tampoco juega tan limpio como pretende. Es detalle remarcable que sus agentes aparezcan, teatralidades aparte (significadas en sus capas), con máscaras lisas. O sea: no hay rostro que ponerle al mal que puedan cometer, identificar, y culpar. Tampoco vemos sus ojos, espejo del alma, antesala de sus reales intenciones.

Es un pensamiento positivo y lírico, big dinamo!, el que expresa esa teoría de las inquietudes. Pero pienso que Kirby, empleando el condimento de sus miedos al futuro, maleado pese a gozar de creaciones epatantes, tan sólo pretendía conseguir el semanal, haciéndolo del modo que mejor se le daba: derrochando raudales de energética imaginación enmarcada en las viñetas, mas sin querer pontificar, ni nada parecido. OMAC era la forma sugerente de vender algo al editor y enganchar al lector: la distopía combatida por un superhombre mohawk, en un entorno de oropel, muy mate debajo de su resplandeciente piel.

Y no teme a nada, ni siquiera a esa
extraña aberración asesina. (Buen
entintado, por cierto.)
Es llamativa, asimismo, la forma, y nombre, del principal ‘organismo’ que emplea la GPA para culminar su tarea administrativa, y nutrir a OMAC de poderes: el HERMANO OJO, una IA orbital cuajada de sofisticados sensores y escánares que tienen a todo el mundo entreojado. Kirby no parece dar ninguna importancia a esta salvaje violación de nuestro derecho a la intimidad (al parecer, los norteamericanos no lo consideran una invasión), que merecería crítica, ya que estaba en actitud de diabolizar el futuro. Dibuja a Hermano Ojo (¿analogía benevolente del GRAN HERMANO orwelliano?) como un leal camarada artificial, y toda su panoplia de artilugios espías un necesario mal menor para mantener el orden.

De nuevo, la decisión: qué derechos y libertades sacrificamos por mor de la seguridad. Estimo que, en ningún instante, Kirby pensó que Hermano Ojo podía emplearse para algo distinto a refuerzo de OMAC. Que la GPA podía contener un embrión de maldad y que ese Ojo-en-el-cielo sirviera para fines nefarios, no para el concebido originalmente.

El epatante futuro de OMAC no
lo libra de seres como éste. Al
parecer, gozamos de la última
cirujía estética del mundo
Pero si volvemos al “planteamiento social” que “entierra” OMAC en sus vistosas aventuras contra los más disparatados billonarios de rostro arrugado, o esperpentos como el DR. SCUBA (ya te vale, Jack), Kirby también querría prevenir que HI/TECH no significa, forzosamente, mejor vida. Progreso moral, evolución ética.

Y cada andanza de OMAC remacha esto: la vieja simiente de perdición de cada Hombre está ahí, dispuesta a reverdecer virulentamente y sembrar caos y destrucción en la consecución de fines egoístas y explícitos. Es de señalar que, poco tiempo después, al otro lado del Negro Atlántico, JUDGE DREDD tomará, con mayor fortuna y eficacia, esa senda de la parábola social: la desmesurada MEGA CITY ONE (en OMAC: ELECTRIC CITY) podrá contener lo más deslumbrante y avanzado, pero persistirá el rudo crimen cometido a la manera de las cavernas.

Ninguna cantidad de enemigos amilana a OMAC. En la
versión americana, las planchas servidas a color
OMAC terminó de modo dramático e inconcluso, aunque suene contradictorio. Blank, arrancado del cuerpo supervitaminado de OMAC, es arrojado a un terrible destino, mientras Hermano Ojo sucumbía con los plomos fundidos. Al parecer, la distopía de Kirby no tenía suficientes seguidores ni gancho, y se canceló abruptamente. Quizás creyendo que eso reactivaría el interés por el personaje entre la masa de fans de EL REY indecisa, aun desconcertada, con OMAC, y pediría su retorno a los ruedos, pero entrando por la puerta grande. El regreso fue de Kirby a Marvel, a LOS ETERNOS.

Otros autores, en diversos espacios, se encargarían de que el mohawk a pilas volviera, con suerte no mejor.

Una de las características de JACK KIRBY: los monstruos
de una apariencia y textura cautivadoras (aunque, aquí,
OMAC no piense lo mismo)
OMAC, aparte de lo penosamente que se nos ha servido el recopilatorio, desprende una sensación de abatimiento personal de Kirby de alta intensidad, sensación de fracaso. Su plan de dignificarse, acudiendo a DC Comics, rozó lo catastrófico, y esa desazón se rastrea en su dibujo, a caballo entre la desgana y el “acabarlo por cojones”, porque cobro por página, pero yastá. Kirby perpetúa en estas líneas sus abundantes tics artísticos, mas arrojados con brusquedad, más que con habilidad.

No sé por qué, pero tengo la impresión
de que el tal "MR. BIG" era una parodia
de STAN LEE
Para más inri, el entintado no acompaña nada. Verdad obvia es que Kirby necesitaba de un entintador en condiciones (JOE SINNOT, Mike Roger) para destacar bárbaramente. En manos de Bruce Berry, ¡naufraga! Porque, admitámoslo, Kirby no era buen dibujante. Efectista, más que artista, con gran control del dinamismo, los monstruos increíbles y los cacharros. Y en OMAC, las deficiencias de su talento, que quieren verle como sigul significativo, destacan como excrecencias de un mal trabajo.

OMAC, puede afirmarse con mínimo error, es el primer cómic cyberpunk, con los elementos de este subgénero perfilados con claridad. Y quizás por eso merece mayor atención y respeto del, aparentemente, hasta ahora recibido.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

jueves, 3 de julio de 2014

MAD MAX: FURY ROAD — ¿RETROALIMENTACIÓN; SIMBIOSOS?

La fuente que suministra las imágenes
Han aparecido primeras e impactantes (¡e inquietantes!) imágenes de Fury Road, la no-secuela/aparente reebot de Mad Max. El runrún del regreso al asfalto salvaje y la alta velocidad en potentes bugas tuneados llevaba produciéndose casi un cuarto de siglo (¡un cuarto!) y, al fin, se confirman los rumores.

Ya MEL GIBSON no es Max. Comentan siente fuerte desapego por el personaje que le encumbró, razón por la cual, pienso, debería haber protagonizado esta entrega, en plan despedida, y así cerrar el ciclo, y devolver el favor que el icónico y arquetípico personaje le ha hecho. Su MARTIN RIGGS es más aborrecible que Max. Y ahí está, el hombre: empeñado en un LETHAL WEAPON 5. (¡Brrr!)

Fotograma de la dinámica DOOMSDAY. Atentos al tío que
da grima atado al frontal del triciclo...
TOM HARDY viste el cuero ajado y el acero abollado del uniforme del ex policía para introducirnos, un poco más, en los áridos intestinos del Páramo, lugar tan cargado de misterios y posibilidades, acompañado de una CHARLIZE THERON en plan SIDNEAD O´CONNOR de los secarrales australianos.

Bueno, Max, como IRON MAN, no tiene compinche. Veremos qué papel en todo esto juega la surafricana. Démosla el beneficio de la duda.

Fotograma de FURY ROAD; ¿qué exhibe ese parachoques?
¿GEORGE MILLER está de copias, homenajes, guiños...?
Y llega lo inquietante: este Mad Max está pareciéndose DEMASIADO (juzgar permiten los fotogramas) a DOOMSDAY; esto es, con aliento propio del mito que aquella película homenajeaba, junto a la de 1997: RESCATE EN NUEVA YORK. ¿GEORGE MILLER está reciclando material de Doomsday, cosa innecesaria para Max, y formando una extraña alianza, simbiosis, ente insólito-comunicativo, o va a sorprendernos con algo inédito e inesperado, que ocultan esas imágenes tan sospechosas?

Y el filme, ¿estará a la altura de THE ROAD WARRIOR o
su calidad convertirá a ésta en mito insuperable...? Mucho
cuidado, pues
MAD MAX es, quizás, el pilar fundamental
de la CultuPop. No conviene marrarlo, como
ROBOCOP
Y ¿Tom Hardy da la talla para ser Max? ¿El personaje está tan intrínsecamente pegado a las costillas de Gibson que no podremos disociarles? Del SUPERMAN RETURNS quedó el regusto de la ausencia de CHRISTOPHER REEVES. Su sustituto bien intentó quedar a su altura, pero… Superman era Reeves… ¿me explico?

¿Hardy será Max, o siempre será Mel Gibson, y ningún otro actor podrá caracterizarlo?

Vuestro Scriptor.