miércoles, 15 de julio de 2015

CHRISTOPHER LEE — FALLECIÓ

Qué lejos estaría de imaginar cuando le
tomaron esta foto qué notoriedad alcanzaría
Sucedió hace días, no es que me haya enterado hoy. No obstante, su deceso me arranca esta sencilla reflexión. Sir Christopher Lee (sin entrar en detallada biografía; tampoco creo que deba apilar una más a las numerosas que hayan podido escribirse en el ínterin), el DRÁCULA de la productora británica HAMMER, encarnó durante su dilatada carrera actoral numerosos papeles, con mayor o menor acierto, o recuerdo.

Seguiría recordándosele por el del chupasangres avecindado en un ruinoso castillo en alguna parte de la remota Rumanía, con la capa de forro rojo, el ademán cautivador y la sensación de decadente nobleza dispuesta a cometer todo tipo de depravaciones porque eso le pone y desafía todo convencionalismo, divino o humano. Es su marca de fábrica, como las drogas y el sexo el sigul de los rockanrroleros.

Y continuaría ahí, encasquillado en un rol del que no le sacó ser el hombre de la pistola de oro (¡qué segunda intencionalidad —sexual— tiene eso!), al parecer in saecula saeculorum, si no fuese porque su carrera experimentó un “brutal” relanzamiento gracias a papeles ofrecidos por TIM BURTON, GEORGE LUCAS y PETER JACKSON.

Para muchos, sin duda el papel que lo ha inmortalizado
definitivamente, ¡pese a su extensa carrera actoral!
Fans de lo icónico. Freakies de la serie B. Guardianes de las matinés.

Su rostro enjuto, las maneras de aristócrata vil, el enfoque poderoso del modo nuevo, espectacular, de hacer cine para atrapar a millones y Millones Y MILLONES de espectadores, la calidad (más o menos deplorable) de los guiones que interpretaba… cautivaron a muchos que ignoraban existiera, y como estamos en lo que estamos últimamente, se lanzaron a fagocitar todo dato sobre él y ¡aclamar! al caro ídolo como al hallazgo del siglo.

Cuando otros muchos, veteranos, mayores, más callados, le conocíamos… de viejo. Qué risa producen esos esperpentos arribistas, veleidosos de la momentánea novedad. ¡A buenas horas, mangas verdes! Vengo, cuando tú vas.

¡Ahí, un buen rif de guitarra, maestro!
Todo esto me lleva a ponderar: Lee ha triunfado como nunca en la senectud. Se ha inmortalizado, como no podría hacerlo como Drácula, como CONDE DOOKU, porque, no lo neguemos: quien aparece en la Doble Santa Trilogía, es inmortal ya.

La edad, en esta era de internet, es un valor que desprecian. Posee sin embargo cualidades importantes: la experiencia, la paciencia, el conocimiento. Un enfoque que difícilmente muchos jóvenes atolondrados y que creen que la juventud lo es todo, y desapareces tras los cuarenta, poseen. En este caso, ya veis, insisto: Lee se ha ganado incontables fans y prestigio que no tenía cuando era Drácula siendo ya anciano. Da que pensar, ¿eh?

Gracias por las horas de esparcimiento servidas, Mr. Lee.