martes, 22 de septiembre de 2015

CONAN, EL BÁRBARO (2011) — CONAN, EL ABSURDO

Ya está: los niños ven esto, y se hacen
pipí de ansiedad por ver las calaveras
Sin entrar en prolijo detalle, comento la infortunada revisión del personaje creado por ROBERT E. HOWARD y que, en Década 80, conoció una notable adaptación para la gran pantalla a cargo de JOHN MILIUS. (Y una secuela menos lucida, de aspecto barato y apresurado, como la BSO de BASIL POLEDOURIS preconiza).

Esta sucesión de macarradas hace mejor (no excelsior!, desde luego; es imposible) CONAN EL DESTRUCTOR, que siempre tiene algo que sigue empañándola. Su factura menos cuidada, el guión que semeja desechos de historias destinadas al cómic ensambladas de algún modo afortunado/coherente, la falta de un villano poderoso y carismático, ese mensaje social/político/religioso que impregnaba la versión Milius, aproximación al “mito” respetuosa y “personal” que podía ser universalmente gozada.

El “nuevo” Conan tiene textura de tebeo infumable, para empezar, y está amontonado sobre una sucesión de inútiles y absurdas masacres sanguinolentas que empuercan de sangre porque sí. Su realizador consideró que salpicar hasta a los del gallinero era manera de garantizar su adhesión y arrancar una exclamación estilo: “¿Has visto? ¡La hostia! ¡Qué hostia!”, unos espadazos soberbios y persecuciones a caballo/a carromato que estalla como uno de esos habituales furgones de THE A-TEAM, aunque aquí los sicarios, tras no sé cuántos giros en el aire y brutal trompada, no salen agitando la cabeza en plan “¡pa habernos matao!”. Aquí, la diñan. Cruelmente, además.

A ver: ¿por qué deben matarle al padre para salir al mundo?
El
Conan de HOWARD lo hizo de motu proprio. Qué manido
tienen los americanos esto del argumento-por-venganza
Otro ejemplo de lo maduros que somos y que no nos andamos con tonterías.

Para ¿qué? ¡La tontería suprema es el argumento! ¿Qué puede esperarse, pues? Eso: una sucesión de estupideces. Presentan a los cimmerios (¿o son cimmerianos?) como una especie de lacedemonios de las tundras con más tonterías tribales que el armario de un hippy y una sensación de misticismo huero que, la verdad, a señores ya creciditos les parece las mayores imbecilidades concebibles en lo que se estima una producción de dinero/calidad.

Ahí está RON ‘HELLBOY’ PERLMAN de sumo sacerdote/THULSA DOOM/papa de esa extraña religión herrera de los cimmerianos (¿o son cimmerios?), ¡y custodio de un fragmento de una feísima máscara estilo ALIEN que se supone otorga poderes nefarios supremos! Thulsa Doom buscaba el Secreto del Acero; este villano, lo de todos los megalómanos gilipollas: dominio omnímodo a través del sadismo. El tirano definitivo.

Thulsa Doom obtuvo poder de manera elegante; manipuló sabiamente a las masas perdidas (mensaje que Milius lanzaba sobre la juventud desnortada tipo PATTY HEARTS, lista a seguir sin reflexión a todo gurú podemista/populista que cuente lo que quieren oír, culpando a los demás de sus fracasos personales) mediante un laberíntico mensaje de corte profundo y trascendental.

El malo; ganó el puesto porque el guión lo exigía. Tiene
una niña yonqui que no se lava nunca
Este malo, uno de esos tantos despojos de producción MARVEL que preñan las páginas de Conan, histérico/histriónico malcarado, quiere la máscara/alien para resucitar además a su esposa, bruja también derelicto de esas páginas, y entrambos traer la perpetua oscuridad a la Era Hibórea.

Tiene una hija en plan MORGANA LE FAY; deben irla mucho las discos extremas, pues disfruta arañando al personal con sus uñas metálicas. Intentan establecer un paralelismo entre ella y Conan, de edad equivalente, pero con distintas ‘facultades’.

Esa es la buena; es una pura-sangre o no sé qué. Pensé
estar viendo
BLADE y la conjura con los nósferos de elite
La idea, lo admito, propone. Y supongo que debió ser el argumento secundario que auxiliase al principal cuando diese muestras de fatiga. Pero ya digo, estábamos de majaderías sangrientas (la lucha contra las momias de arena no tiene más sentido que mostrar qué mandobles suelta JASON MOMOA), y la idea murió al poco de nacer.

Momoa tiene el aspecto oscuro-granujiento de un Conan de tebeo basado en el diseño de FRANK FRAZETTA luego estandarizado por JOHN BUSCEMA. Más allá, no ha entendido al personaje, así se haya leído todo lo escrito por Howard e ilustrado, con mayor o menor acierto, por ROY THOMAS y adláteres. Se ha limitado a encarnar a un bandolero salvaje que puede matar indiscriminadamente porque es un bárbaro y vive en una era quasiprehistórica, y ronda todos los chiringuitos playeros decadentes en pos de guayabas receptivas a los brutales encantos de sus desarrollados bíceps.

CONAN y su compi jamaicano; se ve que en la Era Hibórea,
para buscar ligue, no debías ir aseado, sólo ser brutal y
buen masacrador
No tiene meta; no es ese Conan con aspiración monárquica. No ha merodeado el ancho mundo que BÊLIT le indicó existía. No ha conocido ese apasionado amor. Es arquetipo de un bruto violador violento que roba cuanto quiere cuando quiere justificado por su origen bárbaro y destinado al consumo no de espectadores como el que esto escribe, o los que usualmente lo leen; sino de una caterva de adolescentes con los ojos pixelados a videojuegos que encuentran aceptables personajes tan negativos.

Una adolescencia sin cultura, volátil, deleznable, que acogerá este Conan con agrado, desconcertándoles la versión Milius. No es sangrienta. Y sólo cuenta eso: hemorragias.