jueves, 10 de septiembre de 2015

JUEGO DE TRONOS — LA TOXICIDAD DEL MEDIO

Ahí lo tenemos: carne musculada con detalle
para los señores que disfrutan con los
machotes musculados con detalle
En la enésima salida a la palestra comiquera en los quioscos de CONAN EL BÁRBARO, en un cuadernillo promocional adjunto al tomo en venta te encuentras una microbiografía de ROBERT E. HOWARD en la que cantan ¡alabazas! sobre su obra (las que quepan en cien palabras, o así) y lo ¡aclaman! como un líder del fantasy/sword and sorcery junto a… ¡GEORGE R. R. MARTIN!

Sí, sí, tal pone. Desnudamente. Y ¡exaltan! de Martin la adaptación del ciclo de novelas (lo son, ¿no? Varias novelas) en que se basa la teleserie Juego de Tronos. Vale. Confieso no haber leído de Martin cosa mínima-nimia. Lo más por lo que lo conozco: alguna mierda sobre la mierda de los zombis. De oídas. Y cuentos de terror.

Y sospecho que esas novelas que ahora producen un espasmo catódico en infinidad de telespectadores llevaban en dique seco editorial siglos-luz, lo menos, sin despertar el más insignificante interés en nadie. [Gentilmente me han informado que yerro en esto; cuando lo escribí, pensaba en que EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, merced a su temática, pasó muy inadvertido hasta que los hippies "lo rescataron", popularizándolo. Podía haber pasado igual. De ahí el comentario sobre una presunta "ignorancia" sobre estas novelas.]

Salvo en el avispado que las está adaptando, ¡encumbrando! a Martin al pontificado de la fantasy/sword and sorcery, por encima de numerosos autores (venga, mi preferido: MICHAEL MOORCOCK) que sí han tenido una trascendencia mucho más marcada en el género. Su legado es más profundo y llamativo. (Podría ser una vasta enumeración.)

A este coleccionable me refiero. Aliento a aprovechar la
oportunidad. Y leerse el cuadernillo de marras
Ocurre que estamos viviendo la gran era de lo insustancial, lo banal, lo vertiginoso, de la ignorante toxicidad del medio freakie desmemoriado, desconociendo adrede lo que hubo antes y que pudo ser la sustancia que alimenta este notable fenómeno televisivo (otra cosa que no he visto) que pone a temblar las canillas de no sé cuántos mil millones de personas.

Adictos. Fans. Freakies. Telespectadores que creen que el incesto en la fantasy/sword and sorcery acaba de inventarlo Martin. ¿Acaso YYRKOOM no estaba enamorado de su hermana, con pasión bestial, tanto para darse el lote con ella como para joder a ELRIC, mancillándole la novia? Nada. Esto, el telespectador adicto a Juego de Tronos lo ignora, mas ve escabrosidades similares en la serie como un notable desafío a los conservadores convencionalismos televisivos.

Analogía fálica. No, qué va
Lo irritante no es ni Martin ni la serie citada: sino cómo un avisado ha tirado de una referencia colosal por su éxito para cargarse toda una larga cadena de autores de los que aun Martin ha podido tomar ideas. Y el personal: allá va. A picar. A comparar dos escritores a los que salvan generaciones de distancia y cambios sociopolíticos y culturales que han influido en el resultado final publicado, pudiendo ser tan disímiles como la noche del día.

Ha colado. ¡Felicidades, señores del marketing! Lo malo somos los que tenemos aún memoria, y peor, lecturas. Y hallamos aberrantes estas maniobras.