miércoles, 28 de octubre de 2015

THE SPIRIT — O EL MONSTRUO DE FRANK(ENSTEIN) MILLER

Cartel de una producción costosa que
ha pinchado en taquilla
¿Qué mejor semana para hablar de un muerto andante-parlante que ésta, la de celebración de todos los difuntos, donde la pagana fiesta foránea de Halloween está imponiéndose? Trataremos del detectivesco personaje creado por WILL EISNER antes de la Segunda Guerra Mundial, The Spirit, que sufre una brutal recreación a manos de FRANK MILLER. Filma un vigoroso y confuso esfuerzo de emulación de su siempre ¡aclamado! BATMAN DARK KNIGHT, buscando igualar los elogios que arrastra a través de los tiempos su impactante cómic.

Pero su The Spirit es arisco, a duras penas entretenido. Sigue la estela del SIN CITY que, al alimón, dirigieran QUENTIN TARANTINO y ROBERT RODRÍGUEZ, invitando al propio Miller hacer la realización de algunas secuencias. Éste, lanzado/energizado por la experiencia, persuade a no sé quién para financiarle su The Spirit, encauzado en esa tendencia del implacable justiciero fascista (a Miller se le dan de puta madre magistral los fascismos; sólo debemos leer 300), atiborrándola de ejercicios estilísticos fundamentados en el uso, o abuso, de blanco y el negro y el llamativo rojo (color de la pasión) de la corbata del otrora agente de policía DENNY COLT, hoy The Spirit.

¡Mira, está tocándole el culo! (Por eso EVA MENDES pone
esa cara.) ¡Qué pillo, este THE SPIRIT!
Ciertamente el personaje concebido por Eisner (y cuanto aportara la vasta pléyade de colaboradores que participaron en la larga aventura) sufrió vaivenes; sus inicios aun podrían describirse de discretos, empezando a codearse con elementos, menos dubitativos ya, como SUPERMAN, BATMAN, THE FANTHOM… más otros que el tiempo ha relegado al olvido, salvo para los estudiosos de la Historia de la Historieta.

Mas, tras regresar de la contienda mundial, The Spirit desarrolla una fecunda época de varios años que son los que los aficionados recordamos con mayor entusiasmo y cariño merced a la madurez que las vivencias bélicas han brindado a Eisner. Se alternan los temas, aparecen los asuntos sociales, florecen secundarios que van enriqueciendo las viñetas. Pero Eisner abandona, y The Spirit decae gradualmente hasta “fenecer”.

“Revive” en numerosas publicaciones de forma más o menos seria y serializada. Hasta esta transformación a la que lo somete Miller, quien proporciona al simpático justiciero y sus secundarios de diversa comicidad un discurso en primera persona violento, revistiéndolo de una determinación brutal, vinculándolo a su ciudad como un ente ‘divino’ que le proporciona cuanto necesita para librar su cruzada interminable contra el Mal: armas, refugio, oteros. O sea: reescribe Batman Dark Knight.

El COMISARIO DOLAN de los cómics parecía un TINTÍN
maduro; aquí está avinagrado A TOPE. Pero al musculoso
se la suda
The Spirit atrae a las féminas; molan su antifaz y su desvergüenza de aventurero extremo. Así lo blasonó Eisner. Igualmente, Miller le empotra femme fatales que persiguen el cortejo y la piel del vigilante. Mujeres despampanantes que flirtean ora con el fetish, ora el sado/maso, ora la preocupación maternal. Representan un compendio, o abanico, de defectos y virtudes, como gamas de emociones de nuestra misma vida.

El supervillano elegido para esta producción es OCTOPUS. Mientras en los cómics éste era un par de guantes con tres rayas blancas en el dorso, adoptando máscaras para ocultar su identidad (truco habitual del género por donde camina la serie, llena de suspense), Miller también “reescribe” al personaje dándole excesivos dramatismos histéricos que SAMUEL L. JACKSON, todoterreno que lidia con lo que sea, amplifica, desborda, se endiosa en ellos como hace su personaje, genio demente que ha estado trasteando tanto con su genética como con la de The Spirit, convirtiéndoles en seres quasiinmortales, capaces de tolerar severos castigos físicos o regresar de la muerte con mínimas-nimias migrañas, por intenso que fuese el tiroteo.

OCTOPUS, el villano; excesivo en todo, disparatado y más
allá, si es concebible
Mas no todos los experimentos de Octopus son tan afortunados como desea. Y todo empieza a girar en torno a la adquisición de la SANGRE DE HÉRCULES, que le hará el tipo de divinidad que su desquiciada mente piensa merece ser.

¿Le combate The Spirit? Claro; es su labor. Pero siendo esta toda la trama, ignorando la función actoral, Miller se vuelca en lo estético, lo visual, para rellenar los fotogramas; lucha por retorcerlos hasta semejar sus viñetas, impregnadas generosamente de negro, trasvasadas de su celebrado Sin City original.

Empero el resultado deja que desear. Habituados a la amabilidad, aun bondad, de los personajes de Eisner, ver a este COMISARIO DOLAN convertido en un arisco-amargado detective decepcionado con todo, a The Spirit como un violento vengador sarcástico y la ausencia de personajes, como EBONY WHITE, que servían de cierto contrapeso y aun contrapunto al protagonista, rindiéndole incluso algunas tramas accesorias, desconcierta, desalienta.

The Spirit con un confidente ocasional: "Lo que vamos a
garlarle a su señoría, gato. Los 'secretitos' que se van a
desvelar. Para tirarse debajo del tranvía"
Miller ha filmado un The Spirit en el set de HOLLYWOOD CONFIDENTIAL a remolque de THE CROW, sobre todo, y destinado a un público que engulle con agrado cuanto sea desprecio por la vida y sadismo sin más elementos narrativos de peso. Le coloco unas frases chulas de noir al personaje, dos hostias desmedidas al malo, varias tías buenorras, varias decapitaciones y tiroteos tipo WILD BUNCH, ¡y llenamos la sala!

Este The Spirit ‘moderno’ no convence. No. Pero, bueno, por menos ¡ha muerto gente!