viernes, 29 de enero de 2016

BEFORE ALAN MOORE

Y todo comenzó con esta historieta. Ni de
lejos podían LEE y KIRBY imaginar el
imperio que estaban cimentando
Declaro no tener una positiva influencia en mi actividad profesional procedente de los cómics de DC COMICS. Hasta relativamente hace poco, no he leído los suficientes. Y, aun así, parcelados a pocos títulos. Pocos ejemplares además.

Soy más de MARVEL COMICS; y se nota en lo que hago. Pero volviendo a DC: cuando leí que JIM SHOOTER les había vendido guiones de LA LIGA DE LA JUSTICIA, creo que era, con tan sólo trece años de edad, comprendí por qué es tan grande la pujanza del Marvel Universe.

Y mira que esos argumentos de principios de Década 60 mandan webos.

Hoy día una nutrida plétora de firmas han elevado al cómic, historieta, tebeo, como quieran definirlo, a podios que difícilmente podían discernirse en “sus comienzos”. La voracidad incesante del parásito real, el cine, que tanto debe a las viñetas (tomó de ellas casi todo su lenguaje; lo justo sería establecer entrambos una simbiosis), ha ayudado a la respetabilidad del cómic, aunque es relativa y muy sometida al capricho estacional de los lectores y los estrenos.

Ingenuas incursiones en el complejo mapa
bélico-político de entonces propiciaron
esta génesis. Cualquier trama valía.
Había que crecer como fuese

Por desgracia, los cursis han aferrado el fenómeno de la “novela gráfica” como un testimonio más, volátil, de su veleta disposición a estar en cualquier ola que les haga parecer del populux. No es afecto sincero ni prolongado. Bien pronto desterrarán al tebeo de sus refinados salones.

Volverá a ser de los que siempre lo hemos amado. Los fans. Leales. Los que tenemos la capacidad para saltar de un tebeo a otro para dar referencias a los lerdos incapaces de disfrutar del Noveno Arte. Semeja echar perlas a los cerdos. Olvidémoslo.

Pretendo señalar una curiosidad del tebeo; cómo existía un cómic antes de Alan Moore y después de Moore. Deberíamos empezar a cifrarlo así, como lo de AC-DC. Hay cómic A(ntes)A(lan)M(oore) y cómic D(espués)A(lan)M(oore). Al menos, en lo referente al mainstream de superhéroes.

Podrían indicarse algunos episodios AAM, pero ‘la calidad’ procede DAM. Moore elevó el tebeo a la categoría superior que goza hoy únicamente desplegando su talento innato (aunque singular) para narrar. Encontró angulosidades y pliegues en lo que parecía tan terso-recto como la mejor plancha de Acero Nuevo de MODERAN, país de las galletas de acero.

Pero el paso de los años da curso a
argumentos de otro corte, y menos
patrióticos que los de
IRON MAN.
Aun cuestionaban la bandera y su uso
por parte de sujetos muy discutibles
Por su efecto, empezaron a brotar nombres que osaban relatar de otro modo. Tocar temas espinosos. Moore brindó al mainstream una madurez que temían las editoriales pero el lector andaba demandando. Había crecido leyendo superhéroes y quería seguir conservándolos por querencia vieja y lealtad de amigo. Resistían los noviazgos y perduraban tras el matrimonio. Pero, claro, ya madurito, leerte una aventurita frívola/pueril no sólo frustraba: producía vergüenza. Vaya cómic compra, el tío.

Para cubrir la cabeza con la bolsa donde guardabas la compra, y evitar te reconociesen. Así de malos eran esos tebeos. Menos mal que empezaron a publicar GARTH ENNIS, KURT BUSIEK, WARREN ELLIS... ¡Salvaron la papeleta!

Pero antes de ellos, y esto es lo importante, trabajó una generación que difícilmente hoy recibe del verdadero respeto que merecen. Andan todos hoy zombis con BENDIS, con MILLAR, con WAID…, que no existirían si ROY THOMAS, GERRY CONWAY, DOUG MOENCH, LEN WEIN y otros tantos no se lo hubieran currado a lo bestia. Nombres que nada dicen al respetable.

E inquietudes de todo tipo, ¡adelante!
¡Más viñetas! Es la historieta
Surfearon la estela plateada de STAN LEE, que abordó los superhéroes por hastío y desesperación. Marvel, y la brutal competencia que está manifestando DC, no sería lo que es hoy de no haber estado esa gente, en plan currante/visionario, batiéndose el cobre cuando los guionistas no gozaban del excelso prestigio presente.

Aquejaban los traumas, censuras y limitaciones de su época, cosa que cuesta ver y se suelta el órdago crítico sin considerarlo. Nadie recuerda el COMIC CODE ni sus soplapolleces. Tal vez Thomas y Cía., de trabajar hoy, estarían produciendo el cómic ‘maduro’ que hacen Ennis y Cía. No sé si mejor. Quizás hicieron las historietas que les gustaban, sencillas y algo aniñadas, estimando que al mundo le sobraban monstruos. Tengamos reposo, al menos, en las viñetas.

Y si no vamos al Cosmos, ¡de Marte
vienen a fastidiarnos! Por la evasión
Comic Code: no sé si los ya antes arriba citados escribirían lo que escriben ahora si siguiera vigente. No sé a quién le debemos su extinción: si al lector, harto de tonterías, a Moore y FRANK MILLER, a la incorporación de firmas europeas, o a editores que veían peligrar un decano Arte. El manga estaba comiéndose vivo al mainstream. ¡Había que reaccionar!

Os reclamo, ¡oh fieles!, un recuerdo respetuoso por esos escritores de Década 70 que fortalecieron a los superhéroes que hoy triunfan en pantalla, encandilando al mundo. Rescatémosles del olvido. No hacen ningún cameo en esas películas, como Stan Lee, pese a que su trabajo fue el que ahora le permite hacer esas breves apariciones.