viernes, 27 de mayo de 2016

EL MINISTERIO DEL GRAN TIEMPO — ENTRAMPADOS CON FRITZ LEIBER

Un carroza como yo añora los libros de
esta colección. Tenían un
glamour, la
impresión de conocer miles de secretos
No he visto esa serie de producción propia que, por otra parte, en su momento me recomendaron. Con leve cautela, pero con la nota final de “puede llegar a sorprender”. Cuanto sé: los avances anticipándote la novedad del próximo episodio. Por ellos sé que es algo así como una agencia especial que evita la creación de ucronías. En cristiano: el cambio de la Historia según la conocemos, ajustándola, imagino, a los intereses de la fuerza que aspira al Cambio.

Resulta pasmosa la existencia de una energía en nuestro mundo que decida que los hechos, alterados, le benefician sobremanera. Eso quiere decir que, de antemano, conocen (he aquí lo peculiar) que una correlación diferente de episodios nacionales les es propicia. ¿Cómo? Brujería cuántica. Alineación alienada de caotrones. Vete a saber.

Lo que destaco del acontecimiento es que, las personas que andan por ahí ¡aclamando! la serie, lo hacen ignorando que, ni de lejos, es propuesta original. Fritz Leiber, con su Guerra del Gran Tiempo, ya describía los entresijos de la eterna batalla entre ARAÑAS y SERPIENTES, impidiendo cada bando que modificara, el otro, la Historia de forma lesiva para sus propósitos.

FRITZ LEIBER, por si los realizadores de la
serie comentada desean conocerle. Era,
además, actor
El país es lo que es y como es, y no me extraña que este hecho, familiar (bueno, casi[i]) para quienes conocemos bastante la ciencia ficción, pase inadvertido para la inmensa mayoría de espectadores. Por partes: es literatura, algo corrosivo en una nación que no lee; es ciencia ficción: cosa de críos, como los tebeos; tercero: ¡veamos fútbol!

Pero me resulta maravilloso que una televisión tan ramplona como la nuestra, y más, la estatal, produzca una serie de un género tan archimaldito como el citado, esa cosa de críos y zumbaos. Y más, una televisión dominada por un partido político cuya ideología, al menos en lo que respecta al ocio cultural, no supera los tendidos taurinos.

Por otra parte, teniendo en cuenta qué despiadada abducción, secuestro, robo, pirateo, apropiación, como quieran ustedes llamarlo, ha hecho la Izquierda de la Cultura[ii] (únicamente suya, como multitud de voceros paniaguados predican en cuanto foro-micrófono le ponen por delante, o convocan), a una Derecha que cree que, por asistir a misa, ya van al Cielo, lo que les queda es el mínimo-nimio marco “cultural” de los toros.

¿Cómo una serie basada en evitar
ucronías puede quedarse sin gas?
¡Abundan ejemplos sobre cómo
seguir en marcha!
¡Empero ahí tienen ustedes, un serial de ciencia ficción en una televisión refractaria al género absolutamente, producido durante un gobierno aún más glacial al respecto! Lo considero lo remarcable en verdad de la situación, más allá de si están, o no, copiando a Leiber, la calidad de la serie en sí, que si está, o no, agotada (por Dios, ¿cómo puede? ¡El género sin cesar muestra ejemplos de que la propuesta se regenera sin parar!), que si merecen vacaciones, etc.

Pero, sí: hastía lo de que la Izquierda es la única dominatrix del fondo cultural. Cansan todos los subvencionados, cantautores, cantamañanas, enarbolando trapos encarnados, voceando: la Cultura es de izquierdas Izquierdas IZQUIERDAS… ¡cuando no pertenece, ideológicamente, a NADIE! Eres tú quien le imprime la etiqueta, mediante qué forma empleas la Cultura. Lo chungo es eso, empero: al ser de Izquierdas, si haces algo que no lo parezca, o pienses distinto, opines lo contrario, pierdes derecho a crear, publicitarte, difundir tu trabajo. Te hacen el vacío. Ignoran. Condenan al ostracismo. Menos mal que vivimos espléndidos tiempos democráticos y todo eso, ¿eh?



[i] Recientemente, en una tertulia con escritores del género, descubrí desconocían a Leiber y su obra (!).
[ii] Al respecto, ya pasé lo mío en TEBEOSFERA (buena escuela, pero muy politizada), donde: A) creen que los tebeos se cultivan en viveros, no son fruto de una intensa labor; B) la Izquierda es dueña absoluta de la creación artística, y nadie más merece poseerla, y menos, de ideologías antagónicas. Triste-triste.