lunes, 26 de septiembre de 2016

VERANO DEL 86

Con motores así de potentes empezó
la década. En serio
Una sensación de profunda nostalgia me aborda durante estos días al recordar aquellos otros. En concreto, los de finales de Septiembre del 86. Ahora, con la perspectiva que aportan las décadas transcurridas, aprecio que fue cuando empezó mi madurez. Bueno, de madurar creo jamás se termina. Acceder a la hombría tampoco parece correcto. La ‘hombría’ llegó en el cuartel. O así nos lo hacían creer.

Verano del 86. Entrada paulatina en lo que, con añoranza luego, llamarían “la Movida”. Durante la estéril Década 90. El primer amor, que nunca olvidas. El acceso a ese “otro nivel” de placer. Las riñas. La madurez acechando. Durante la mili, ya fui alertado por un compañero: la niñez termina justo cuando te licencies. Lo siguiente, es la vida. (De por sí, la mili tuvo días tremendos. ¿Podía ser la vida-en-libertad peor?)

Encontrar trabajo. Estabilizarse. Familia. Hipoteca. El ritual del coche, la playa, los disgustos por infinitos motivos… la madurez en sentido físico. Canas, miopía. Durante la mili, costaba creer en esto que me avisaban. Porque, repito, hubo días difíciles. Pero era cierto.

Compartida con la sombría filosofía que
impregna esta película
Hasta entonces, parecías estar de vacaciones de verano. Cuando salieras de la mili, hecho un hombre, porque allí se encargaban de forjarte así, ¡iba a enterarse el mundo de quién eras tú! Bien me enteró el mundo de quién era el mundo. El día-a-día, mejor. Infinitas cuitas. Preocupaciones sin cuento. Unas risas aisladas. Un pequeño puñado de satisfacciones. Mínimas-nimias. Para que no te acostumbres a la buena vida.

Pero aquél verano del 86… es imborrable. Crepúsculo de la muelle juventud, dejó esas improntas que revivo al oír, con cariño, esa potente música que sigue escuchándose con tal frescura y fuerza como si la estrenaran hoy. Es eso, la música, lo que más me enmarca el verano del 86. Empezaba a conocer a grupos y solistas que hoy ¡aclamamos! con admiración y, ¡amig@s!, siguen anunciando en la radio como la salvación del pop-rock. Porque seamos sinceros: ¿qué ha habido meritorio después de ellos? ¿En Década 90, por ejemplo?

Y la TV también maduraba. Pero siempre se
recordará esta serie por su estupenda BSO,
el compendio de la maravilla en las ondas
¿Niñatos sintéticos de confección para tolais con voz edulcorada que desaparecen como se disuelve el azúcar en el café para no dejar recuerdo? Pero Duran-Duran aún mola. Y Pet Shop Boys. O A-Ha. O Roxy Music. Cindy Lauper. Euritmics. Enya. Genesis. Llenaban de melodía la noche del verano del 86, ribeteando las macarradas de Miami Vice y el glamuroso estilo de DON JOHNSON, copiado por quienes querían triunfar en las discotecas.

Los 80 poseyeron una magia que no se ha vuelto a dar. Quizás el fenómeno resulte de nuevo. Pero lo dudo. ¿Y el cine? Caaaray. Terminator, Indiana, Mad Max, Blade runner, El retorno del Jedi, Dentro del Laberinto, Los Goonies, Regreso al futuro, Los cazafantasmas, Conan, Lady Hawke… ¿debo continuar? Cuanto ahora deja boquiabierto a los chavales con los ojos reventados a píxeles nació durante esos años realmente prodigiosos, que algunos payasos definen de “horteras” (por los conjuntos imitados que lucía MADONNA). Claro que los denuestan. ¿Qué han dado las décadas en las cuales ellos han crecido?

Y, en cuanto a mí: mi carrera como
escritor comenzó con este libro. Fin
a las POEpolladas y tonterías afines.
La Literatura de verdad aquí presente
¿The Matrix? ¿En serio? Vale. Un aluvión de SFX que dejan sentados merecen elogio, pero ¿y la sensación de maravilla que Cristal Oscuro proporcionaba a generaciones más ingenuas, que dependían más de su imaginación, más receptivas al cariño que esbozaba JIM HENSON en su labor? No podéis entenderla. No vivisteis Década 80, cuando casi cualquier cosa parecida nos dejaba estupefactos.

Verano del 86. Escrito un poco a lo STEPHEN KING de su niñez. Añoro ese verano. Los golpes dados en estos años me hacen recordarlos con mayor afecto todavía. Aunque me alegra haberlo vivido. Recibir toda esa magia que se está haciendo única, en una época en que todo está tan saturado de la inmediata novedad brutal final de internet que nuestros sentidos, antaño ansioso por saber de qué iba eso de RoboCop, están tan anestesiados que nada nos sorprende, o ilusiona.

Verano del 86. Debisteis haberlo vivido de aquél modo. Veríais cuánto hemos perdido.