miércoles, 18 de octubre de 2017

ROAD TO SOGUETTO — ENTREGA 12

El reflujo de adrenalina permite paso a la amargura
—Pronto podremos parar, espero —acaba deseando Dama de Picas. Tarda unos instantes: en decidir si mi tono era de reproche o no. No lo era. Indicaba una situación. Pero, crispados nuestros nervios: todo tiene sentido equívoco—. Primero, deshacerse del deportivo. Luego…
—…otro almacén abandonado, otra granja expropiada pero abandonada, otro almiar abandonado… oliendo aún a lo cosechado… abandonado… —miro al inmenso campo gris Grey que nos rodea, engulléndonos en su nada—. La historia de nuestra vida. Iluminados apenas por esas cosechadoras robot que parecen máquinas asesinas de Skynet según arrancan de los caballones los cultivos programados por Stefan Roslov y sus Probetas de los cojones. —Pausa—. La historia de nuestra vida. Abandono. Marginación.
—Las cartas que nos repartieron —y pronuncia mi nombre real.
—Ya —amargado sueno—. Otra cosa que imagino… —demoro añadirlo. Dama de Picas: me enfoca un instante. Solicita su ceño ligeramente fruncido: prosiga—. Esos capitostes de tercera… ya sabes… los de Crepúsculo…
En esta entrega se hace referencia a
material aparecido en esta divertida
novela. ¡No te la pierdas!
—Sí. Esos. —Mencionar a Crepúsculo: la pone de rictus erectus hostil ipso facto.
—Pudieron largar algo. Encerrados en un Cuarto 101… ¿cuánta tortura crees que pudieron soportar antes de confesar lo ocurrido? Ese clip… por cuidadosa que fueses al eludir ubicaciones… —nos soslayamos— no ocultaba la identidad de esos sujetos.
»Cinco segundos recibiendo hostias con defensas de goma en lugares estratégicos… tipos tan blandos pero tan sádicos… delatarían a sus puñeteras madres sin demora. Ya sabes cómo son esas “entrevistas” en los 101…
—Lo sé. En las Dunas estuve en los suficientes interrogatorios —tres, en realidad— para entenderte perfectamente. No necesitarían métodos más invasivos —y ambos sabemos a qué se refiere. Cosas metálicas. Punzantes. Sacacorchos— o eléctricos. O como has sugerido: varios golpes con porras de goma en las pelotas y…
—Tu nueva Ivy Manor delatada. Casi creo innecesario tener que mirarlo en la web. Puede —agrego con tono evasivo— que alguna de las otras sumisas, pillada en algo, también haya largado. O algún cliente externo. Tantas opciones… —El día empieza a intensificarse: al otro lado del parabrisas. Noto el olor extraño del dueño de la Jonathan Kent aquí incrustado. Como olfatea mi siamés—. Creo que el resultado sigue siendo una Encuesta Salvaje en un 101. Quien haya sido no habrá podido impedirlo, de todos modos.
—De todos modos.

Creo haberlo dicho; pero éste es la modelo
de la indómita DAMA DE PICAS
En las Dunas: clasificaron, debido a sus especiales “actitudes”, a Dama de Picas como Interrogadora. Tooodo el sadismo del ancho mundo: podía aplicarlo. Cobertura legal. La carne a romper: interminable. Ocurrió: ¡así no la molaba actuar!

Debía ser algo… íntimo. Con contenido… emocional. No un trabajo de picar carne y saltar dientes porque sí. Lo de “torturas terros dispuestos a estrellar Skyhighs en otras Torres Gemelas y con lo que les arranques evitarás tantas muertes” funcionó tres veces. La causa de la defensa del Corporativismo… no tenía intimidad. Contenido emocional.

La destinaron, como castigo, al frente. A Blindados. Donde: le conoció a él. Al siamés. Con el tiempo: terminó amadrinándome. Pero antes: batallas despiadadas. Satanligrado. Ese látigo hecho con pelo humano, de terros de SEÍSMO. Experiencias que marcaban. Fraguaban pesadillas. Apenas esbozadas en charlas como ésta.