jueves, 18 de enero de 2018

¿QUÉ FUE DE ED MCGUINNESS? — POR CITAR UN NOMBRE

Portada que ejemplifica el estilo del
autor citado en la reseña. Parecía de
los destinados a marcar diferencias;
estilo. Hoy ¿quién le recuerda? Es una
vieja gloria, como mucho
Durante parte de comienzos de la pasada década, junto a otros dibujantes como JOE MADUREIRA o HUMBERTO RAMOS, este hombre parecía iba a comerse el ancho mundo gráfico. Era autor un poco heredero de aquellos tempestuosos que plantaron cara a las Majors (MARVEL, DC COMICS) creando sellos independientes (IMAGE, o DARK HORSE) que pretendían sacudir la carroña, el anquilosamiento y las feas artimañas de las potentes editoriales.

Al poco de su andadura, Image, por ejemplo, empezó a caer en vertiginosa bancarrota. El lector advirtió que aquellos tránsfugas de las viñetas que pretendían dignificar la profesión, dándola lustre de honra, tenían apenas un relente de ingenio que dar. Lo suyo se limitó a copiar colecciones de las que escaparan maldiciéndolas. Pero, como su fuego creador casi ni resplandecía, pronto se granjearon el desencanto del (veleidoso) lector.

E Image fue detrás; creo que ahora sobrevive con cierto donaire. Aunque dista de ser aquél Big Bang de su big bang. Porque, para empezar, los artífices de la escapada volvieron a trabajar para las Majors a las que tanto habían denostado por su ingratitud. En condiciones mejores, sí, ajá. Su retorno demostró que esas Editoriales no eran líderes por nada. Un poderoso aparato las reforzaba. No podían caer sin más.

No es esto, empero, cuanto quiero contar, sino que McGuinness era una de esas firmas destinadas a perdurar y ahora mismo, admito mi grosera ignorancia, no sé ni dónde está o qué, si está, publicando. (Igual ilustra la más exitosa serie de todos los tiempos.) Por lo que me consta: ha desaparecido. ¿Qué fue del portento estrella?

En verdad sigue en la brecha. En ambas
Majors. Pero ha sido amalgamado; es
otro más de los que engrosan filas; no
la estrella que pronosticaban
Hubo un tiempo en que el divismo dominó a estos dibujantes; se negaban a permanecer más de cuatro números en una colección por miedo a quedar encasillados (pienso en los ciento cinco números que dibujó JACK KIRBY de LOS 4 FANTÁSTICOS, o la tira de ejemplares ilustrados de CONAN por JOHN BUSCEMA), saltando así de una a otra saga como una abeja libaría sin parar, defraudando por tanto a sus seguidores.

Que fue, espero por el bien de esta digresión, lo que terminó condenándoles. Porque si el estilo/dibujo de McGuinness me gustaba, verlo sin embargo en X-MEN, serie que detestara, me retraía. Y más cuando advierto que el menda permanecerá cuatro números, cambiará, irá a otra colección que abomino… No, no. No quiero TBOs de grupos que me decepcionan. Ni hablar.

Lo que quiero resaltar es que, desde fuera, la Industria parece fiera fantabulosa que disemina maravillas sin cesar; prodiga bien a los artesanos que pulen, fijan y dan esplendor a sus escamas. Pasa todo lo contrario. La Industria, egoísta Nivel MAX, atrapa a los candidatos, los ¡ensalza! una temporada para luego defenestrarlos sin piedad. Repite la jugada con infinitos aspirantes. ¿Dónde está el ¡glorificado! McGuinness ahora? Lo reemplaza un joven con hambre y ojos llenos de relucientes burbujas de ensueños pronto a ser frustrados. Se autoengaña pensando que le irá mejor. Pero lo sufrirá.

Deprime con qué velocidad pasas de
ser el NoVaMás al OtroMás por la misma
Industria que te crea. Sin gratitud alguna
Un celebrado autor patrio, en Facebook, hace poco, con un aire entre el sarcasmo y la cínica condescendencia, planteó a sus legiones la cuestión siguiente: un joven guionista (aquí todo Dios guioniza, por cierto) le solicitaba consejo para aventurarse en el proceloso océano editorial. Su socarronería la condensó en la pregunta: ¿le cuento la verdad? Solicitaba ahora réplicas. Debí contestar: SÍ, AJÁ, por ética y moral. Y, además, alértale sobre las dañinas envidias profesionales a las que se expone de triunfar. Se me escapó la ocasión. Quizás por esto escribo esta reseña. Para enmendar el error.

Sic transic gloria mundi est; pero en la despiadada industria de la historieta moderna, esto es más que supersónico. Hoy estás; mañana serás… olvidado.