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Portada. Colaboremos con la estrafalaria ·"efemérides" reseñando esta novela "humorística", donde su autor hizo una exactísima predicción de nuestra actualidad nacional |
FERNANDO VIZCAÍNO CASAS escribió esta
novela, llevada al cine, en 1977, “adelantando” sucesos de 1978. Impregna la historia
la ironía y el salvaje sarcasmo como este novelista caracterizó su obra. Socarrona política-ficción,
semeja menudo trasunto de 1984, y estoy seguro hubiese entusiasmado a GIOVANNI GUARESCHI. Despliegan ambos cómica habilidad para
denunciar el irracional esperpento que es la Izquierda, mostrándola inmoral amasijo de sinbegoñas que explotan las carencias
del populux para hacerse una carrera lucrativa que desmiente toda su parafernalia ideológica.
Pretextando el fallecimiento del Caudillo, hace medio siglo, los
sinbegoñas han buscado ahí excusa para eludir los
escándalos que les embargan, y desesperados vituperan la Dictadura. El resultado ha sido tan calamitoso que desmontaron el espectáculo de la
cartelera enseguida. ¡Si casi rehabilitan la figura del Caudillo, dejándolo a
un paso de su mitificación incluso!
[Empero no os entusiasméis. En la
Derecha no hay una sola partícula de inteligencia o astucia comunicativa capaz de
articular el fenómeno de tal manera que ¡ensalzaran! al Caudillo, dándole un
líder a esta juventud de las pantallas, tan “líquida” y falta de autoestima
(¿acaso no precisan de influencers, jóvenes que les subyugan indicándoles
qué deben comer, vestir, ver, leer —aunque esto difícil está; la ignorancia
funcional está en su apogeo— y esa sana juventud amariconada —por su bien— lo
acepta sin sombra de cuestionamiento?), crearles un apasionamiento por la
ingente obra del Generalísimo en la reconstrucción de España tras la aterradora
Guerra Civil, producto del obsceno desvarío genocida de la II República.]
[Aun así, denuncian pulsaciones
pro-franquistas entre la juventud, que desesperan por erradicar, logrando justo
lo contrario. A la prohibición, ¡adición!]
Vizcaíno Casas desarrolla burlón el supuesto
de que FRANCISCO FRANCO resucita tres años después de su deceso. O así afirma
un sacristán tarambana del Valle de los Caídos. La noticia conmociona a los
principales actores políticos de la convulsa nación cuarteada (está proscrita la
palabra España; el país es un sindiós de estrafalarios nazionalismos ibéricos, que acaban dirimiendo sus
problemas aplicando el sistema centralista del Régimen), actuando a modo para
superar la nueva.
Los que al morir el Caudillo chaquetearon a
toda velocidad, presentándose más rojos que el fuego “desde siempre”, recuperan
a mayor prisa sus viejos ropajes franquistas, porque la cosa no va de
principios, sino de capear el temporal en una u otra dirección. En esto Casas
incide sin parar toda la novela. Escarnece a victimizados exiliados
republicanos que vivían como reyes, aunque fingiendo lo opuesto. Desenmascara las
ansias capitalistas de los rojos; a los capitalistas conversos al comunismo para procurar
trincar pa$ta de los cabecillas rojeras. Sugiere el término “Derechita Cobarde”,
que aplica a ADOLFO SUÁREZ, capaz de prostituir sin pudor sus principios asegurando
que lo hace para “consolidar la joven democracia” y le aplaudan en Europa como
‘reformador’.
Censura la hipócrita volubilidad de la
Iglesia, que tan pronto sacaba al Caudillo bajo palio como ahora son todos
curas rojos, revolucionarios parroquiales que persiguen aburguesarse según
“defienden” a los pobres. Mas lo que en verdad enerva a Casas es la prensa, una “progresista” pocilga ideológica presta a exculpar/comprender
los salvajes asesinatos de ETA… algo que aún sigue haciendo, ¿verdad, señor
CARLOS ALSINA?
Usan hipócritas plantillas donde deploran/condenan
el crimen cometido…, PEEERO resulta que “los muchachos” proceden así por ser oprimidas
víctimas de la Oprobiosa; por tanto, eso explica asesinen “para expresar su
sentir democrático” al respecto.
Casas dibuja un modelo de español flojo, voluble,
inmoral, aborregado, que de todos sus desatinos culpa a la
Dictadura, como hace el PEDRONISMO. Un país en perpetua huelga aludiendo se solidariza con
el compañero Tal despedido por ser un perfecto inútil. Nación que pasa de una
razonable prosperidad burguesa a dramáticas tasas de paro porque toda su
industria desmantela, obsesionada por ser Europa, y esto les imponen para ser de
Europa. El borrego lo acepta al asumir que es un esfuerzo por la mágica “construcción
de la democracia” española… que apenas entiende.
Casas retrató España hoy en 1977; ojea la prensa actual.