martes, 19 de agosto de 2025

BLADE RUNNER - EL HOMBRE BICENTENARIO — DISTOPÍA TRIUNFANTE

 

Uno de los tantísimos afiches no oficiales
sobre esta cinta de RIDLEY SCOTT. No
soy el único que piensa que esto será el
Futuro que hemos de conocer

Anteriormente he comentado que vi Blade Runner de estreno. Ha hecho calor desde entonces. Mi primera impresión tras salir alucinado del cine fue: Esto Es El Futuro, para a continuación asumir: El Futuro Ha Fracasado.

Entonces ignoraba términos como distopía, cyberpunk o retropunk (este me parece es bastante reciente). La consideraba una (tenebrosa) peli de ciencia ficción donde apabullantes Arcologías y modernas concepciones de la esclavitud se mezclaban con una suerte de funesta filosofía ‘superior’ (abstracta) que ROY BATTY resumía en su parlamento y DECKARD en sus conclusiones de voz en off. Creo que un guiño al cacao mental que PHILIP K. DICK tenía en realidad, con esas alucinaciones suyas de espías del KGB y la CIA, o que tenía cables espías en el cerebro, todo producto de las fuertes drogas que consumía. (No le hacían un genio, sólo un chalado con peculiares ideas.)

Estamos hablando de Década 80; durante Década 70 ya nos habían breado con Futuros que fracasaban. Aunque eran Visiones Peligrosas donde mediaba una calamidad (plaga o guerra mundial terminal) que asolaba al planeta, dejando las ruinas de pujantes metrópolis. O el tétrico panorama de EL PLANETA DE LOS SIMIOS, donde el derrocamiento del trono donde Dios plantó al Hombre era absoluto.

La presunta perfección que 
RACHAEL TYRELL representa
en medio del derelicto y el vertido
de desechos. La simbología del
fotograma induce a pensar sobre el
Futuro Fallido que muestra

Suponían el Futuro cosa semiesférica/ovalada/suave delineada por BUCKMINSTER FULLER o visto en los dibujos animados LOS SUPERSÓNICOS. Visiones Buenistas (aunque el término no se ajuste, me parece apropiado) de un esplendor impulsado por átomos y ataviado de amianto que nos llevaba a las estrellas, aunque usáramos cabinas telefónicas a monedas y los robots de inspiración SANDIOS ISAAC ASIMOV servían abyectos al Hombre. En resumen: comida en píldoras, aceras rodantes, carreteras flotantes, coche aéreo por familia, ¡vacaciones por el Sistema Solar!

Blade Runner arruinó entera esa visión Los Supersónicos Asimovianos. Sí, había Arcologías, coches aéreos, robots… de tejido humano, clones quizás. Todo lo que debía ser rutilante, conciliador, muy a los Años 50 PLEASANTVILLE, de buenos vecinos, BBQ del 4 de Julio y educado segregacionismo racial, ¡al carajo! El Futuro de potentes maravillas e inventos revolucionarios convergía en una urbe masificada, cegadora de anuncios de neón, donde mezclaban estilos: el punk con el reto PHILIP MARLOWE de Deckard, la extraña sensualidad de elegante fetichismo de RACHAEL TYRELL, que parece una porcelana andante-parlante, con el desastrado marginado J. F. SEBASTIAN.

El duelo final en el Bradbury es epítome de todo ese fracaso: lo gigantesco del Futuro Soñado como Espléndido está preñado de detritos y goteras, abandono. El porvenir impreciso. Normal; nace de un Presente fallido que sólo puede aumentar a posteriori sus deficiencias actuales.

La culpa no es tuya, ANDRU, sino
del endiosado SANDIOS ASIMOV.
Te desarrollan en un ambiente burgués
que hace irreal de entrada tu historia,
que es conveniente que exista, ojo

Contrasta con esto la luminosa, gentil versión, pacífica y simpática, salubre y ajardinada, de El Hombre Bicentenario; aun así, se vincula con los REPLICANTES en que son máquinas muy evolucionadas con ambiciosas aspiraciones. Unos, vivir más; ANDRU, a ser humano. Los unos ya lo eran casi en todo; el segundo lo tiene más complicado. Empero pretende remediarlo creando un eficiente remedo del cuerpo humano. Buen intento. Eso no es lo que nos hace humanos, sin embargo…

Lo importante de la comparación está en que el Futuro de Andru ‘ha funcionado’. Es la Visión Idílica Preservada de Los Supersónicos. Puro SanDios Asimov en suaves líneas torneadas sin violencia y mínimas-nimias asperezas. Y, por eso, su falsía burguesa, Blade Runner es mítica, más que de culto; renuevan la tragedia con “actualizaciones”. Atrae su oscuridad. Es proletaria. La cordial El Hombre Bicentenario tan solo es una apacible y adinerada fantasía “futurista” incapaz de generar secuelas. Estéril. El drogata Dick y sus paranoias (algo sucio) han superado al Inmaculado SanDios Isaac. Curioso, ¿eh?

viernes, 1 de agosto de 2025

MAD MAX – BEYOND THUNDERDOME — CUMPLE CUARENTA AÑOS

 

Afiche de ANSEL, gran arte para
cerrar definitivamente una trilogía
emocionante y mítica ahora

Cuatro décadas han pasado desde el estreno de la última (y remarco esto) aventura de Max ROCKATANSKY en el desolado páramo donde las necesidades vitales giraban en torno al combustible, primero la gasolina, luego el metano (ese maligno gas condenado sin tregua por el ecologretismo, que sin embargo ¡ensalza! las nocivas placas solares que tanto TANTO están calentando el planeta), como sigul obsesivo de la continuidad del mundo consumido por una guerra entablada por “dos tribus guerreras” y que vestía de forma tan bizarra a los supervivientes.

Destaco un vínculo fortísimo entre JUDGE DREDD y Mad Max; a los primeros números del expeditivo juez de Mega City Uno, ilustrados por MIKE MCMAHON o BRIAN BOLLAND, que trazaban a los ciudadanos con hombreras y extraños ropajes que adaptó, a modo, NORMA MORICEAU para Mad Max 2, EL GUERRERO DE LA CARRETERA.

El éxito de ésta propició una masiva inversión estadounidense para la entrega final (esta parte de Década 80 se caracterizó por ir cerrando sagas de gran popularidad, aunque THE TERMINATOR siga traqueteando hoy día) y contrataron a TINA TURNER para dar la réplica a Max, interpretando a AUNTY ENTITY, envuelta en esa singular cota de malla. (No parece vestuario cómodo en realidad.)

La película que cambió muchas
cosas e hizo una auténtica 
revolución en el género de los
supervivientes. Sigue siendo
muy potente

Y a más millone$ U$A, menos violencia, matizaciones al respecto, un aniñamiento de la entrega, que casi pudo titularse Mad Max en la Isla de los Niños Perdidos, para así recuperar la inversión rebajando la edad de visionado de los espectadores. Si salen niños, Max suaviza su impulsiva ansia por el combustible y el frío cinismo como afronta el día-a-día en el páramo, y con sus previos avales, ¡triunfamos!

Y cierto: de la trilogía, Thunderdome es la que más dinero recaudó, glorió al personaje en la CultuPop, le hizo referencia para cuando conviene resumir una apoqueclíptica situación. La crítica dividió empero la película; elogió el comienzo y el final, donde se apreciaba un clásico Mad Max auténtico: velocidad, coches tuneados, personajes patibularios, necesidades básicas a cubrir aun matando a sueldo. El centro de la cinta, la de los Niños Perdidos, descompensaba/descuadraba. Obligaba a hacer “concesiones” o “malabarismos” para que encajase en la estructura global de la saga.

Verdad que, en su interminable peregrinaje, Max alguna vez podría descubrir un orfanato aislado en un remoto vergel, como otras Bartertown. ¿Cuántos años han pasado desde el primer Mad Max? ¿Dos décadas? ¿No hay esfuerzos por reconstruir a modo la civilización consumida por el incendio que devoró a las ciudades en otros lugares del páramo, ese trasunto de la Tierra Maldita dreddsiana?

Cuando vi la primera vez esta película experimenté dos emociones opuestas (resucitadas de cuando EL RETORNO DEL JEDI); una de entusiasmo: ¡otra entrega de Mad Max! Y, a continuación, de tristeza: Es la última. No habrá más. Y así ha sido.

La cinta que lo comenzó todo, venida
de las antípodas, de donde nadie
esperaba llegasen tan impresionantes
novedades. Digamos que fue el filme
que situó a Australia en el mapa

Aunque FURY ROAD llevaba coleando décadas por los despachos de Hollywood y seguro para plasmarse al fin en fotogramas ha sufrido mutaciones contra natura, víctima del fascismo WOKE (afortunadamente, en retroceso), Fury Road NO ES una película de Mad Max. Pese a su impresionante espectacularidad y sus elaborados escenarios, es una cinta donde sale Max, mas en plan actor estelar invitado. No es un Mad Max según “los puristas” entendemos. Es algo… a lo Mad Max.

Un visionado pausado de Thunderdome revela el sutil aire de nostalgia y melancolía que la envuelve. La última secuencia lo manifiesta. Un diálogo en voz off con rasgos poéticos y un fundido a negro que sumerge al peregrino Max en el vasto páramo de las leyendas. Nos deja su trilogía. La certeza de que aún seguirá vivo allí: junto a las restantes leyendas que estremecieron nuestra juventud, entusiasmándola.