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Portada del volumen comentado. Notable por la riqueza de su prosa y los sucesos narrados |
Gredos, reputada editorial por la calidad de sus libros sobre estos
temas inmortales, se lanzó hace unos años a publicar, en formato serial, los mitos clásicos que suponen las primeras pruebas del deseo
humano por dar tanto contexto como génesis al ancho e ignoto mundo (u océano, o
el Cosmos) que le rodeaba.
El primer ejemplar de esta apuesta por
alcanzar a un público más amplio y a quien le intimidaran los nombres célebres
dedicados a la mitología “desde siempre” (HOMERO, VIRGILIO, HESÍODO, OVIDIO…)
y, por tanto, declinara leerlos, es un libro bonito, didáctico/dinámico, de
excelente prosa llena de buenos/ágiles verbos que procuran ilustrar/cautivar al
lector mediante construcciones de la fantasía hechas con un solvente estilo,
obra de MARCOS JAÉN SÁNCHEZ.
Deleita su erudición; los iniciados en la literatura vamos a deleitarnos con el aparato de
adjetivos que emplea para efectuar sus descripciones. Este volumen tiene formato
de historia pulp, tanto por su extensión, como por cuanto relata de
preciosista modo.
El pulp va de bizarros sujetos en
arriesgadas misiones cuyos escenarios tienen cierta “irrealidad”, pese a su tramoya
de ladrillos y vigas. Un sondeo profundo de la Mitología (incesante légamo
fecundo de historias; dependerá del autor darles grandeza o miseria) permite apreciar
que es un pulp megalómano donde los heroísmos los realizan criaturas
divinas, o semidivinas, tocadas de extraordinarias virtudes. ¡Los más
poderosos!
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MARCOS JAÉN SÁNCHEZ en las ondas; supongo que publicitando parte de su prolífica actividad |
Desde su génesis, registra la guerra, la traición, la posesión la Mitología Griega (enésima actualización de otras muchas que habían ido refinándose desde su remotísimo origen en la hoguera del cavernícola). Un arriesgado acto de heroísmo pretendidamente libertador se troca pronto una “necesaria” tiranía para mantener un orden que debe perdurar eterno, según dispone el ejecutor del acto, CRONO en este caso.
De hijo responsable que quiere liberar a su
madre GEA, la Tierra surgida del Caos, que se sintió necesitada de un
contenedor (el Cielo, al que concibió para sujetar y retener), pero fue
sometida por URANO y sus cada vez más posesivos excesos, Crono se convierte en dictator
benevolente que va desplegando los tics paternos, y que el miedo a la maldición
lanzada por Urano va convirtiendo en más dictator y menos benévolo.
ZEUS aparecerá según Destino para derrocar
al padre caníbal e imperar desde el Olimpo con un sucedáneo de justicia sobre
las criaturas que habrán de venir, los mortales, con frecuencia víctimas de sus
volubles sentimientos hacia nosotros.
La riqueza de los mitos, en cuanto a lo
fantástico, lo excesivo, lo vil, lo gentil, contrasta con el severo mito
monoteísta que es Dios (o YAVEH, o ALÁ), instalado como CROM en su montaña y
emulando, a través de una caterva de santos y protosantos, a Zeus u ODÍN y sus
pobres proles. PANCREATOR, pese a lo que el clero afirme, es una
imperfección celestial que demuestra Sus fallas en la existencia de SATANÁS y
su rebelión.
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De los más recientes estrenos cuya base está radicada en la Mitología. Nunca cesará de dar argumentos la más antigua narrativa conocida |
¿Por qué la permite? Oh, sí, los curas glosarán
excusas “convincentes” que justifiquen no sólo esa rebelión, sino LA NECESIDAD
de que exista el ADVERSARIO, sus huestes, y el tenebroso Infierno. Pero la
realidad es que Dios no es omnisciente ni omnipotente. No previó la rebelión, ni
la impidió; dejó se desgarraran los Cielos en una guerra (la TITANOMAQUIA
judeocristiana) con objeto de ¿dar una lección? Creó a los ángeles, ¿cierto?
¿No advirtió la pecaminosa impureza en el corazón de LUCIFER y sus leales? Eso
prueba la falibilidad de un mito con el cual el clero nos ha aterrorizado
durante siglos (para su beneficio, en uno u otro sentido) y que disfrazan sin
embargo de “prueba” para templar nuestro espíritu, requisito para admitirnos en
el resort del Paraíso. Basura.
A elegir, prefiero (pese a su peligro) los mitos “paganos” que, al menos, sabían divertirse. No como esos santos beatones revolcados en su austeridad, repleta de mierda y miseria.