Gredos, editorial dedicada a la publicación de
textos clásicos y/o mitológicos de calidad (tengo entendido), que extrema el
acabado de sus libros, se embarca en la curiosa aventura de acercarnos aún más
los mitos novelándolos. SERGIO A. SIERRA (no sé quién es este señor, de dónde
sale, qué méritos acopia para dedicarse a esta empresa, que finaliza con éxito)
escribe una especie de elegante pulp
sobre Thor, Dios del Trueno y santo patrón del jueves (Thursday), que recrea, pienso que un tanto al albur de sus tantos lances,
una andanza del irascible dios nórdico pelirrojo en la búsqueda de su madurez y
la Tierra de los Gigantes como inicio de esta colección.
Implica a acomplejados humanos en su viaje (dos
hermanos, que terminarán siendo sus criados en su mansión de la feérica y
rutilante Asgard). Acompañado por LOKI, pernoctan en una mísera granja que
parece víctima de lo que la del cuento El
color que surgió del espacio (desidia, entes extraños inmersos en la niebla
que cotorrean en abrupta lengua aterradora, cultivos agostados…), y el dios
ofrece un banquete… digerido con unas hazañas narradas con ágil prosa, buenos
momentos y cuidadas descripciones del mundo fantástico donde suceden los
principales hechos de esta fábula.
Una que, descubres, no versa tanto sobre
Thor como sobre Loki, quien engulle un buen puñado de páginas con sus perversos
tejemanejes tratando de fastidiar a todos, porque no queda tan claro que aspire
al trono del cabalístico dios tuerto ODÍN para gobernar Asgard, los Nueve
Mundos y bailar sobre la tumba de Thor, a quien mató.
SERGIO A, SIERRA, autor, con otro de sus vástagos literarios. (Quizás el que le permitió realizar estanarración) |
Loki parece el auténtico protagonista del
libro. Thor es un nombre resonante (más ahora, merced a las películas), con glamour, para cebar nuestro interés (un
inocente engaño), quien hace o deshace desde su impulsividad, furia y volátil carácter,
demasiado bravo. Le enemista con la diosa SIF, su prometida, otro motor de estas
peripecias, y víctima del protervo sentido del “humor” de Loki.
Repasado el curso de los eventos, qué
trascendencia el martillo encantado Mjolnir
va a tener en el futuro de Asgard y las conjuras de Loki, comprendes que él
mismo, de qué modo retorcido se la juega el Destino (o la misteriosa voluntad
del PADRE DE TODOS, que ésta tendremos aún que presenciarla), es autor de sus
desgracias.
Para pagar sus agravios tanto a Sif como a
Thor, debe procurar distintos espectaculares presentes (a modo, otra búsqueda).
Uno será Mjolnir. Sin duda, en ese
momento, no podía sospechar cuánta importancia tendrá en su porvenir el arma
que invoca tormentas. Pareciera como si, subconscientemente, buscase el objeto
de su castigo, pues pese a la maldad de sus actos o corazón, siente Loki debe
ser… castigado. Y “elige” ese flagelo.
La mitología es, sin duda, fecundo légamo para
relatos. Posee abundante simiente como para proporcionarnos, aun hoy día, numerosas
tramas que, llevadas con habilidad, puedan arrebatar al lector. (¿Ejemplo? Este
libro.) Al fin y al cabo, GEORGE LUCAS dixit,
las historias que mejor funcionan son las clásicas. (¿Qué ha pasado con la
“Nueva Trilogía”? Se volcó al feminismo y la diversidad antes que a contar mitología
—en esencia— y la ha ca*ga*do.) ¿No es la mitología el Clásico de los Clásicos?
Un fotograma de una de las pelis de THOR. A modo, recrea la vigorosa e impulsiva naturaleza del DIOS DEL TRUENO, que tan pingües beneficios está cosechando en pantalla |
Amor, violencia, traición, hechos
maravillosos, gestas heroicas, artefactos fantabulosos, espectaculares monstruos
devastadores… todo está ahí. Aunque el género fantástico (en general) es
despreciado por críticos esnobs y pretenciosos, conviene recordarles que las
primeras narraciones fueron fantásticas. Mitológicas. El esfuerzo de contar sus
orígenes al ignaro Hombre, el del mundo, los acontecimientos astronómicos, los
terremotos, etc., fue mediante fantasía y épicas. Un gesto de humildad por su
parte sería reconocerlo, como admitir que su Alta Literatura suele aportar grandilocuentes
aspavientos. La fantasía nació antes, y nos acompañará hasta Ragnarok… y más
allá de la Cúpula del Trueno.