Afiche internacional. Dinámico y saturado de color. Todo un violento mundo de velocidad y salvajismo detrás de esta imagen, que ha hecho historia. Homerismos en cuero y acero en pos de gasolina |
La icónica cinta de GEORGE MILLER,
trampolín hacia la fama de su protagonista, el polémico MEL
GIBSON, cumple este año cuatro décadas. Pocas películas, a lo largo de la
historia del parásito real, el cine, han conseguido ejercer influencia tan
poderosa en la CultuPop, pese a que filmes como BEN-HUR o LO QUE EL VIENTO SE
LLEVÓ consigan clamor superior a este ejemplo del maltrecho futuro
postapoqueclíptico que, como nos descuidemos, puede manifestarse “dentro de
algunos años”.
Su protagonista era paradigma de una clase
de héroe, o antihéroe. Viril, leal, a su manera, héroe a la fuerza, dispuesto empero
a combatir por el débil, otra forma de justiciero distinta al adamantino esplendor
de SUPERMAN, que estaba más cerca del hombre de la calle que del HOMBRE DE ACERO
de semidivinas facultades. Atendía a sus necesidades antes que a las del
prójimo porque estaba inmerso en un ambiente donde la supervivencia mandaba. La
caridad estaba bien antes, de la guerra o la crisis del petróleo cuando los
refinados modales impartidos por la escuela, lo llamado “urbanidad”.
Durante estos años, sobre todo, en los seis
o siete últimos, el paradigma ha cambiado. Peor: hoy día no hay paradigma con
el cual el espectador, sui generis,
pueda sentirse identificado, o influenciado, hasta inspirado. Hoy todo es una
amorfa masa de géneros “morados” que han tumbado casi del todo/completamente la
imagen del caballero errante solitario, más/menos misántropo, con el cual pese
a todo podíamos contar cuando venían mal dadas.
El bárbaro punk motero WEZ, que resulta es homoX; como MAX lo mata (accidentalmente, aunque sin duda lo haría de proponérselo), y dado el clima actual sobre estas "sensibilidades", ¡ya mismo salen imbéciles denunciando la cinta por homófoba! (Cuando entonces, que el malo fuese "rarito", se estimó un puntazo creativo) |
BATMAN podría ajustar en el ‘no-paradigma’:
que si era homoX, que si era pederasta (por ROBIN), que si era masoca… diversas
sospechas que darle una tunda a EL JOKER apenas podían ayudar a dilucidar. Por
tanto, tampoco Batman encaja para identificar el actual no-paradigma heroico en
que el ocio está naufragando. La muestra palmaria de esta confusión
enloquecida: los Nuevos Episodios de STAR WARS. Han atendido más al “género”
y su adecuada representación que a contar la historia en sí: buenos heteroX
contra malos heteroX, o con alguna sombra de homoX.
Hasta Mad Max ha sido golpeado por la moda;
¿acaso FURY
ROAD no busca el “entronamiento” de FURIOSA? Porque, por activo que en
ocasiones se muestre, el nuevo Max parece un invitado de lujo, no el individualista
de mal carácter que va a salvar el día por sus cojones de héroe
solar. El final de Fury Road lo
demuestra: Furiosa se lleva palos y oros, mientras Max se retira al páramo
porque, oye, tenemos una nueva sheriff en la ciudad. Ya no necesitamos otro
héroe, chaval. Son nuevos tiempos. Los Feministas.
El muy castigado Max listo para ingresar en la leyenda. Y entrando a toda velocidad con su Mack |
Hoy día no quieren héroes. Por nefasta influencia
individualista. Quieren impere una amalgama de dispares sujetos que, al
aliarse, formen un elemento, aunque finjan marcar diversidades. El héroe lidera. Faltándonos auténticos líderes, nos
dirigen hedonistas
petardos mesiánicos listos a lanzarnos por un barranco apoyados por ciertos lobbys.
Pero, por entonces, estas cosas ni sospechabas
pudieran suceder. Eran, pese a las amenazas nucleares, tiempos más ingenuos en
los que el ancho mundo lo movía el combustible negro, y en los desiertos
surgían ciudades de tuberías y acero.
Ciudades que, atentos, pueden ser barridas al
faltar el petróleo “barato”, que pronto podría agotarse. El restante, por
inmensa que sea la bolsa, es tan caro de extraer que a los explotadores no les compensa.
¿Qué queda, entonces? Las ecoenergías. Por desgracia, están tan embrionarias
que casi tampoco traen cuenta. ¡Ah, no! Espera: ¡el electrocochecito leré está
ahí para seguir moviendo el mundo al estilo del petróleo! Pero, el electrocochecito
leré… ¿cómo se recarga? Enchufándolo. ¿A la toma de la tostadora? No: a una
conexión especial (o sea, ocultos gastos extras), que surte energía producida
por… las abominadas centrales nucleares. Y, nuclear,
no gracias, quedamos...
Mas si queremos desplazamientos en buga y que todo rule como hasta ahora, ¿qué vamos a hacer? Pues parece que entablaremos combate por un tanque de gasolina, a fin de continuar gozando de estos privilegios. Nada, que, al final, esta cinta va a ser premonitoria. Vamos a volver a necesitar al masculino héroe íntegro, no al pelele actual confeccionado “a la carta” por las femirulas comisarias políticas “progres” (y su “lenguaje inclusivo” para carajotes.)
La epopeya está narrada desde la perspectiva infantil del FERAL KID; esto da una dimensión épica a la historia descrita |