viernes, 31 de mayo de 2024

DREDD – URBAN WARFARE — PARARREALIDAD CINEMATO-GRÁFICA

 

Portada "de lujo", Y digo yo; la fe
radical de JOE DREDD en la ley... 
¿no es un pretexto para evitarse ser
humano, pensar en su empleo y el
entorno, tener remordimientos?

Insisto: JUDGE Dredd es la distopía definitiva. En sus años de existencia (casi cincuenta) ha ido evolucionando desde el héroe al literal funcionario villano. Al comienzo, era un héroe duro empero comprensivo en sus sentencias. Evitaba la ejecución in situ lo posible. Obedecía a una política editorial que incluye a BATMAN o SPIDER-MAN, quienes no quieren en su conciencia una muerte. Además, son personajes públicos cuya conducta ejemplarizante debe influir en sus lectores. O sea: Obey the law.

No importa que las leyes de la realidad puedan suspenderse en esos casos. Alegar es fantasía. Tampoco los personajes tienen ese discurso íntimo previo al sueño donde se hace exhaustivo examen de conciencia… quien la tenga. Un narcisista cornudo envidioso con conducta de dañina alimaña no tiene, por ejemplo. En la ficción matas, quedando justificado por ser consecuencia legítima de los sucesos narrados. Sin remordimientos.

Dredd, según “madura”, se convierte en simbólico espejo de cómo convulsiona nuestra realidad inmediata, teniendo reflejo hasta estrambótico en Mega City One, despiadada jungla de ochocientos millones de potenciales asesinos. Una guerra entre bloques estalla por el motivo más mínimo-nimio. En Mega City One los muertos de cualquier refriega se cuentan por miles. O decenas de miles.

La sátira e ironía del pasado dan paso
a la parábola social; en este caso, la
explotación de la inmigración ilegal.
¿O esta línea deja los impulsos del
Dredd clásico para hacerlo más
maduro, tocar temas controvertidos?

Es idóneo medio para desvirgar las buenistas utopías tan caras a la ciencia ficción clásica y señalar las incongruencias de nuestras conductas o leyes; satiriza personajes políticos o públicos. Su saga es un gigantesco lienzo que descubre que esos enormes avances científicos que permiten la regeneración física o el rejuvenecimiento, viajar a Mundos Exteriores o dimensiones más/menos paralelas, no impiden las violentas algaradas que agitan la inmensa ciudad sitiada por la Tierra Maldita radiactiva. Registra el conspicuo fracaso que supone creer que el lujo material aplacará/civilizará al cavernícola interior.

Como soporte complementario de la película, procurando establecer simbiosis entre el clásico y el “nuevo”, Dredd - Urban Warfare contiene tres historietas de varia extensión, siendo la primera, destinada a precuela del filme, la que cuenta el origen de MADELEINE MADRIGAL, bastante accesoria. MA-MA es uno de esos personajes que no necesitan orígenes. Aparecen, cumplen estupendamente su función y punto. Darles un pasado, por violento, desesperado o tortuoso que sea, desluce el recuerdo que han dejado.

La segunda es parábola sobre la explotación de la emigración ilegal. Unos mafiosos seducen con mentiras los nidos de mutantes para convertirlos en esclavos en sus fábricas de la droga que sustituye al Slo-Mo. Con esta historieta, procuran hacernos cobrar conciencia del problema de los que emigran al Gran Norte Europeo considerándolo un paraíso, pero acaban explotados por codiciosos maleantes.

El Jinete Oscuro a la carga; nada parece poder
impedir su avance, alcance su objetivo

Encajan a Juez ANDERSON por sacarla, pues apenas colabora en la historia salvo para criticar una decisión poco razonable del Departamento de Justicia y tratar de aguijonear la conciencia de Dredd con una pregunta que deja sin contestar. Apelan a la literalidad casi maniquea de Dredd (muy acentuada ahora), refugiándose en que aquello que el Departamento juzgue apropiado es correcto… aunque no sea justo.

La extensa UPRISE tiene leve regusto a V DE VENDETTA. Una joven activista hackea pantallas para boicotear a una Corporación que construye megabloques para ricos en un sector marginado de Mega City One. La Corporación soborna a un Juez, hastiado de su trabajo, para armar una virulenta insurgencia en la zona que supera al expeditivo y competente Dredd. Así logra colar robots pacificadores construidos por la Corporación.

No se lo ponen fácil, desde luego

En estas historias, es relativo el papel protagónico de Dredd. Como nunca, es vehículo para hacer denuncia social, supongamos. Su desmedrada faceta de héroe alimenta la represora. Le privan de los días en que su oscuro sentido obstinado de lo correcto combatió las demencias de Judge CAL. Ahora es títere para hacer críticas hasta políticas cuya finalidad puede parecernos innecesaria, hasta espuria.

En todo caso, el objetivo primordial perdura: es tenebroso el futuro y los avances no lo mejoran. Aun podrían colaborar a oscurecerlo todavía más.