Década 70 fue un prodigioso semillero de tramas y talentos. Esta película de RIDLEY SCOTT ¿es germen de LOS INMORTALES? A modo, comparten argumento |
Como reflujo gástrico de EL PLANETA DE LOS SIMIOS (el de CHARLTON
HESTON), el cine de los 70, en materia de fantasía y/o ciencia ficción, debe apreciarse
como catastrofista, donde la esperanza tiene papel mínimo-nimio. Empero, hacia
“el final”, detona una supernova, cuya luz atenuó lo tenebroso de las demás
producciones. Me refiero a LA GUERRA DE
LAS GALAXIAS, épico hito convertido en prodigioso clásico, casi religión,
amenazado de extinción por modas y fetichismos “sociales” absurdos.
Enumeremos desgracias: crisis del petróleo,
una gran concusión que barrenó a Occidente (cuyo reflejo está en la saga MAD MAX, con “pre-aviso” en NUEVA YORK, AÑO 2012), crisis en Oriente
Medio, crisis en Estados Unidos, víctima de la derrota en Vietnam, Caso Watergate,
confusión y duda en sus valores "a lo CAPITÁN AMÉRICA", primera
sensación de debilidad de una superpotencia que se creía invencible, rematada
el 11-S 2001. RAMBO sólo prolongaría “la agonía”. No podría recuperar los ansiados
días de gloria. (PRIMERA SANGRE, por
cierto, se publicó en 1972.)
Y recordemos la muy memorable/altamente
recomendable adaptación musical de LA
GUERRA DE LOS MUNDOS de JEFF WAYNE. Acaso, ¿no versa sobre un desastre “mundial”
propiciado por los marcianos, a juego con ese aire depresivo de la época?
Si 1984, de GEORGE ORWELL, sentó las bases de nuestro mundo presente, este filme sin duda nos perfila aspectos del futuro inminente |
Occidente y sus creencias, procedentes de la euforia de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, se tambaleaban. Aun BOND, JAMES BOND, empezaba a sentir que sus viejos enemigos comunistas perdían garra. Nuevas, dispersas, ambiguas amenazas su atención atraían. Pese al tenue sesgo de fantasioso sadismo de las novelas, las películas persiguen un gran espectáculo que provocan la tolerancia del espectador, haciendo que los enemigos a los que el espía combatía oscilaran entre el villano de folletín y la mascarada cómica. Es cosa del terrorismo internacional, cuya traslación a Bond produce magnates-supervillanos de TBO. Relativizaban su glamour de conquistador de beldades, espías o concurrentes a la trama.
Agentes aparte, de la racha de filmes
catastrofistas debemos destacar las influyentes distopías ROLLERBALL, CUANDO EL DESTINO
NOS ALCANCE, EL ÚLTIMO HOMBRE VIVO
y la peculiar sátira “barata”, compensada con planteamientos e ideas muy ingeniosas,
de LA CARRERA DE LA MUERTE DEL AÑO 2000
que, junto a LA FUGA DE LOGAN, plasmaron
visiones peligrosas de un futuro más/menos cercano que buscaban hacer reflexionar
al espectador, preguntándole: ¿Eso quiero para mis hijos?
No obstante, los sombríos Setenta deben
también verse como un fecundo légamo cuya espectacular floración sucedería
durante Década 80, la ¡aclamada! y siempre recordada. Los títulos que puedo
seguir añadiendo (como NAVES MISTERIOSAS)
allanaron el camino a los INDIANA JONES o TERMINATOR que, hoy día, constituyen el
pilar de la “moderna ciencia ficción”, sobre todo la filmada, que, honrosas
excepciones aparte, muestra preocupante mediocridad. (Véase EL
DESTINO DE JÚPITER o plaga
de cintas “juveniles” similares para comprender a qué me refiero.)
La mítica película de las galletas verdes. Algo en su fotografía condensa lo que fue de pesimista Década 70 |
Década 70 alentó a los jóvenes
realizadores, como GEORGE LUCAS, GEORGE MILLER, STEVEN SPIELBERG o JAMES
CAMERON, a atreverse a ir más lejos. Los SFX eran mejores; la Sociedad aceptaba
propuestas más polémicas pues estaba preparada por las cintas citadas. Lucas,
con La guerra de las galaxias, ya
dicho, devolvió la ilusión, la esperanza de futuro positivo, recuperando mitos
clásicos o iconos como DOC SAVAGE. Luz
se vislumbraba al final del túnel. Aunque Terminator
casi lo arruina…
Y, esto, en el cine. En papel, el temible JUDGE DREDD también nació en Década 70, donde revistas como VAMPUS o RUFUS publicaban historietas sobre futuros alarmantes, postnucleares, que seguro tuvieron eco en los fotogramas. En resumen: una década sin desperdicio, la de los 70. Perdura su mordiente pese a los años transcurridos.