lunes, 27 de enero de 2014

THE LOVELY BONES — DESDE MI PURGATORIO

Afiche. ¿Cómo lo habría elaborado
DREW STRUZAN?
Por mor de su oficio, no es la primera vez que PETER JACKSON traba contacto con la Muerte y sus consecuencias. En AGÁRRAME ESOS FANTASMAS efectuaba como un borrador de esta película, pero con un importante matiz, fundamental.

En efecto: la primera cinta tenía, además, un sesgo de comedia que intentaba acolchar el impacto de los asesinatos. En The lovely bones (adaptación de la novela de ALICE SEBOLD) no existe ese amortiguador. Los hechos (un hecho en sí) son revelados de forma tan fría y desnuda como la puesta en escena de todo el filme.

El matiz que distingue estas películas es la retribución. En Atrápame esos fantasmas, MICHAEL J. FOX intentaba impedir, y aun castigar, los crímenes. Incluso aparece un esbozo del Infierno, donde el tormento es eterno por mandato divino. Y las víctimas recibían, por tanto, cierta compensación.

SUSIE SALMON, la difunta protagonista, ante un
(tierno) momento crítico de su adolescencia... pronta a
ser salvajemente truncada. (Tras ver este filme, me pregunté
cuánto el último episodio de
DEAD LIKE ME influyó en su
producción.)
En The lovely bones no ocurre igual (como pasa en la vida). Hasta la impresión de que el asesino, GEORGE HARVEY (STANLEY TUCCI), pagará culpas ante un tribunal, se veda al espectador. Las víctimas reposan en sus inadecuadas tumbas y sus expedientes policiales acumulan polvo, enterrados por otros casos también clasificados como “sin resolver”. El Mal triunfa en The lovely bones. Y causa desasosegante impresión, porque anhelamos, víctimas de una injuria, resarcimiento.

Aquí no lo busques. No importa que Harvey escape del tribunal para, más tarde, morir desnucado en un estúpido accidente. Es la nítida huella de desamparo manifiesta que Jackson ha filmado en esta película lo que ofende y marca de ella.

La inofensiva apariencia de un predador infantil, la del
Sr. Harvey, hombre un tanto reservado pero de aire inane
que guarda, empero, aterradores secretos, métodos e
intenciones. Un libro juzgado por el lomo
No hay Infierno para el ladino y supino Harvey, insignificante sujeto de blanda carcasa y aspecto inane/amistoso que oculta un feroz y callado monstruo, siempre hambriento. A lo largo del metraje, SUSIE SALMON (SAOIRSE RONAN) muestra un lounge del Paraíso Prometido, moderna (acaso) concepción del Purgatorio, donde ya no se penan pecados veniales, sólo se espera para pasar al espectáculo sin precedentes del Cielo. La estancia ahí lo marca cómo aún quieras aferrarte a esta vida, a sus recuerdos, y personas con quienes te sientas más unido.

En calidad de espectro (no fantasma; ambas cosas son diferentes) que acude con cierta recurrencia a casa para velar, como pueda, por aquellos de quienes la separaron, Susie vuelve y ve qué mal va todo. Y su estancia en el Purgatorio, pues, se alarga.

La meticulosa trampa urdida por Harvey contiene un
elemento que la hace irresistible para la confiada Susie.
Eran otros tiempos; los adultos podían ser fiables. Y más,
un vecino casi transparente
Tradicionalmente (o así nos educaron) se atribuye un castigo para todo Mal. Si la larga mano de la Ley (el Reverso Tenebroso de la Justicia) no te alcanza, lo hará la inflexible de Dios a través de agentes distintos y misteriosos. La Parca es el último de ellos. Y, macho, podrás correr, pero no esconderte del Infierno, de donde no hay salida.

Falso. No hay Huerco en The lovely bones, excepto el que Susie se impone por un muy natural deseo de justicia. Hasta sus padres, JACK (MARK WAHLBERG) y AGIBAIL (RACHEL WEISZ), y sus hermanos, LINDSEY (ROSE MCIVER) y BUCKLEY (CHRISTIAN ASHDALE), se edifican uno. Lo construyen a base de la necesidad por saber qué fue de Susie, dónde reposan sus queridos huesos. En Jack, el Infierno alcanza dantesca proporción de obsesión que, tras el definitivo rastro del asesino de Susie, lo conduce hasta una paliza, mala y de verdad, propinada por el matón juvenil del pueblo.

Y, al otro lado, la tierra de balsámico ensalmo. Esta cinta
puede suscitar el debate sobre cómo es el Paraíso, si lo
presuntamente establecido por el clero, o por nuestros deseos
Abigail erige su Infierno con el desarraigo y el abandono que comete escapando de su familia, que padece su ausencia como un Círculo del Averno apócrifo a los descritos en LA DIVINA COMEDIA, donde sí surten en abundancia de hierro fundido a todo villano.

Todos padecen infierno, salvo Harvey. Malvado, retiene a Susie (su cadáver) dentro de una caja fuerte ante la cual se sienta para deleitarse obscenamente de su fechoría. (Y Dios, el Juez Supremo, Mr. Yo-Soy-La-Venganza, lo tolera.) Y pensamos: ¿qué clase de castigo merece alguien así? ¿O sujetos similares?

Según trasluce el filme, no tienen. A Dios, que se supone controla estas cosas, no le importa qué suframos ni en qué medida. Expirado nuestro plazo vital, lo compensa con su fantástico Dioslandia, el Cielo, donde todo queda olvidado… olvidado, no subsanado.

Harvey quedó "saciado" un tiempo. Pero otra vez siente
compulsiones criminales. Eligió su siguiente víctima. Y
comienza construir su nueva trampa tan meticulosamente
como compone sus maquetas
En la secuela de THE BOONDOCKS SAINTS, BILLY CONNOLLY afirma: “La paz es enemiga del recuerdo”. Eso hace Dios (según The lovely bones) con las víctimas: anestesiarlas a base de paz construida con fabulosas figuraciones y así olvidan qué trajo aquí sus almas desamparadas. Moraleja: ¿le importamos un carajo a Dios?

Oh, sí. Está ahí, en la Gran Alta Cúspide, repartiendo beneficios a los malos y penurias a los buenos, que, tranquilo, chaval, tu recompensa espera en el Cielo. Así está prometido. Pero ¿qué hay, Señor, del dolor soportado entre tanto? ¿Cómo (Lo) se repara?, de profundis te clamamos.

¿El Altísimo replica con una sonrisa cretina? ¿Tiene respuesta, el Omnisapiente, o escurre el bulto, como un político, invitándote a cualquier rutilante atracción de Dioslandia, siempre gratis? ¿Cómo se resarcen, Señor, asesinatos como el de Susie?

Susie conoce al resto de víctimas de Harvey en el más allá.
Se antoja una pobre compensación al daño infligido el que
el Altísimo reserva a estas (o cualquier) víctima
Con las demás víctimas de Harvey la propaganda cegadora de qué chupi es el Cielo, y no te lo pierdas evocando con amargura tu asesinato (que queda impune), ha funcionado. No cuela con Susie; al menos, al principio. La ofensa sigue fresca. Y no se venga de la forma proporcional como el más elemental sentido de la Justicia exige.

El mensaje que parece transmitir el filme es que en olvidar, superarlo, en pasar página, está el consuelo. En resignarte. Tal es el personaje que interpreta SUSAN SARANDON, una abuela alcohólica a la que la tragedia no menoscaba pues desconectó, hace mucho, del dolor y el ahora merced al tratamiento Jack Daniels.

JACK, padre de Susie, intuye la monstruosa verdad tras la
apariencia anodina de su vecino. Y es un tormento infernal
que va deteriorando su vida y la de sus seres amados. Así es
de bueno Dios con nosotros: premia a los malos. Tortura
a los buenos. Y aún nos animan a "amarle"
No entiendo qué papel efectivo juega RUTH CONNORS (CAROLYN DANDO) en el filme, esa muchacha introvertida que pareciera destinada a ser el vehículo a través el cual Susie esclarece su asesinato (lo común). Tiene un fugaz instante de importancia (cuando ve el espectro de Susie huyendo) luego no justificada. Es una figura tramposa, a la que la trama se empeña en dar impropia relevancia. Quizás porque terminaría pareciéndose a Michael J. Fox, y Jackson lo halló contraproducente.

No podemos olvidar ciertas cosas. La paz no es a cualquier precio. Y el Cielo, tampoco.

Vuestro Scriptor.

martes, 21 de enero de 2014

DREW STRUZAN - COMIENZO

DREW STRUZAN. Siendo ilustrador, creo que lo
más correcto es mostrar su autorretrato. Un 

nombre tan vital para LUCAS o SPIELBERG 
como JOHN WILLIAMS
Supongo que la totalidad de mis lectores ignoran quién es. Como yo, hasta hace poco, pese a llevar media vida admirando su trabajo. Es autor de cuantiosos afiches cinematográficos que han inducido, en nuestro subconsciente, el aguijonazo de sentir deseos, o interés, por conocer la película publicitada.

Recientemente vi un (recomendable) documental sobre su vida e ingente obra, de profunda vinculación a STAR WARS o INDIANA JONES, aunque su talento ha beneficiado a otros numerosos filmes. El espacio incluía pasmosas anécdotas personales, que ahondaban la naturaleza del autor.

[Deseo observar que determinadas vivencias dejan impronta en la labor, pese a intentar mantenerlas lejos-lejos del dibujo. Se infiltra, insidiosa, una emoción y, de manera sutil, tinta los colores, o la intención del arte. —Esto no lo querían entender en TEBEOSFERA así los mataran. Piensan que los tebeos se cosechan en viveros, a salvo de toda contaminación exterior o influencia—.]

Ilustración para FIRST BLOOD (EL
ACORRALADO, entre nosotros). 
Pensé que era foto retocada para
parecer dibujo. Pues no; a la inversa
Conducían el documental una plétora de resonantes nombres del cine y la ilustración (extrañé a FRANK FRAZETTA, o mención de su labor), cuyos comentarios iban dejando un poso de reflexión en el espectador; describían cómo la obra de Struzan, de enorme calidad, influyó a STEVEN SPIELBERG, o GEORGE LUCAS, a orientar determinados aspectos de sus filmes para que parecieran un Struzan, o estuviesen a la altura del afiche publicitario (¡notable!).

Algo que los entrevistados apreciaron, para molienda de nuestros pensamientos, era que tanto ellos, como Struzan, eran la Última Generación, dinosaurios que atisbaban su extinción con serena resignación. Al margen de ver cómo Struzan labora (por obvias razones), esto fue lo que más concitó mi interés.

Resaltaban que una forma de hacer/entender cine, se ha acabado, o lo hará pronto. Cesaría de existir un sistema entre lo tradicional y lo artesanal, que daba grandes satisfacciones personales, y había generado un par de generaciones de espectadores, los de Década 70 en adelante sobre todo, que con otro cine quizás no llenarían las salas.

Primera muestra de su vinculación
con la saga galáctica más conocida
Struzan ilustra sin emplear programas de computadora. Aún es aerógrafo, óleo o témperas. Su destreza, empero, induce creer que es de los magos que combinan lo mejor del dibujo/a/mano con Photoshop, o programa equivalente. Esto debe promover aún más nuestra admiración (en mí, lo hace), dado el grado de perfección alcanzado.

Y resaltando esto último, cuanto Lucas, Spielberg, FRANK DARABONT o GUILLERMO DEL TORO querían indicar era que, trabajando de este modo un cartel, se volcaba un amor por el detalle y la profesionalidad, un esfuerzo difícilmente recompensado, que está ausente en un póster confeccionado con Photoshop, o equivalente.

Lo artesanal refleja una íntima dedicación que una eficaz pero artificial composición por computadora no posee. Nadie niega qué trabajo tiene una “ilustración” por Photoshop (o equivalente), pero no puede compararse al esfuerzo que requiere una imagen creada tradicionalmente.

Otro ejemplo su implicación con otra
de las más populares series del cine
actual, mas tributaria del
pulp y las
matinés "
continuará"
Estos señores estaban como acotando el campo de acción de tales programas. Están de puta madre magistral en pantalla, ¿OK? Recrean/realzan los mundos fantabulosos de su ficción un huevo. Pero, en cuanto a publicitarlos desde una cartelera… Era una cuestión de carencia de alma. De sentimiento. Aun de… generación.

Dejas algo emotivo en una ilustración tradicional. Se admira a Frazetta, KEN KELLY, o Struzan, por eso. No logramos identificarlo así hasta que nos lo dicen. Es un pensamiento sin voz que la encuentra de este modo. ¿Qué ¡aclamamos! de Frazetta? La potencia de sus figuras, el empleo de la paleta cromática. De Struzan: el detalle, la alta calidad de las imágenes. De Kelly: la rotundidad de sus óleos. Mil detalles del autor, el estilo, que concibe de esta manera la imagen que le piden ilustre, cómo ve el mundo, o ese mundo en particular, ventana que permite apreciar un breve segmento de su ser.

Esto no lo da Photoshop (o equivalente). Sus limpias y perfectas imágenes inducen la idea, asimismo, de lo barato, lo rápido, un consumo deleznable, desapasionada producción industrial semiautomática. El profesional enciende la computadora, accede al programa, los pluggins, las fuentes, la varita mágica… voilà! Otro, venga. Hoy me siento fuerte. Y, como en una cadena de montaje, ¡a producir! Todo estéril.

El afiche confeccionado para el filme,
a años luz del fotomontaje como se lo
presentó en nuestras pantallas
Comparemos (al menos, yo lo hago) los carteles publicitarios antiguos con los actuales. Los de antes tenían una figura, una gama de colores, tal cosa. Los de hoy son un violento esquema con monogramas que inducen prisa. Nada de arte. Sin amor. ¡Producción de hamburguesas McDonnal´s!, filosofía de una Sociedad que quiere llegar al infarto cuanto antes y perderse todo lo amasado con tanto trabajo.

Los entrevistados insistían en comparar “el Caso Struzan” de producción con el que si bien sus filmes se sustentaban en un poderoso aparato técnico visual, aún destilaban un modo tradicional de hacer cine que tenía su eco/simbiosis en esos carteles. Pero la Industria estaba desarrollando un sistema de producción similar a hacer dónuts-en-serie, o McMenús. No había dedicación. Querer gestar una obra maestra. Pretende cumplir cuotas específicas de mercado ipso facto, quemar calorías, energías, gente en esa producción, y desarrollar la siguiente con igual ímpetu. Y a nadie importará su baratísima factura, que nada tiene que ver con lo competitivo, porque el gusto por la calidad habrá desaparecido.

Hermosa composición para EL IMPERIO CONTRAATACA
Y anoté que estaban admitiendo su derrota. 

Los entrevistados no estaban lanzando un aguerrido alegato en defensa de su arte, en desaparición. Ni pedían recuperarlo. Luchar por conservarlo. Relataban su epitafio. Cuando nos vayamos, ocupará el negocio un puñado de agresivos ejecutivos maquinales.

Ilustración de PADMÉ AMIDALA que denota
la implicación de Struzan con la precuela
de
STAR WARS
Producirán rutilante basura a espuertas (en mi opinión, el ejemplo perfecto es la serie THE FAST AND THE FURIOUS). Defraudará a los “espectadores de los clásicos”. Pero no importará. Acabarían sometiéndose, pues no habrá opciones. Algo distinto. Las Nuevas Generaciones, considerablemente incultas (que creen que INDY Jones es buena copia de LARA CROFT), engullirán ese fast-food visual sin problemas, porque sus vidas, concebidas en píxeles y megabits, están encajonadas en los marcos de sus PCs.

Pocos quedarán para admirar la elaborada belleza de un Frazetta, o un Struzan. Tal vez, al interesarse por su producción, aún resoplarán, con vago fastidio, señalando por qué no empleó no sé qué máscara de Photoshop (o equivalente). ¿Sabes cuánto trabajo se habría ahorrado?, argüirán.

Pero, Photoshop o equivalente… ¿puede generar colores que salen del alma?

Vuestro Scriptor.

miércoles, 15 de enero de 2014

ROLLERBALL — ANSIA DE VIOLENCIA

Afiche foráneo. Sobre la pulcritud de
las nuevas normas sociales, imperará
la violencia más primitiva y radical
Probablemente, la más conocida, influyente y esclarecedora distopía, filmada por NORMAN JEWISON sobre guión de WILLIAM HARRISON. Si bien recuerdo, es también autor del relato base del libreto.

Acusan a Rollerball de ser excesivamente ceremoniosa consigo misma (una causa, la BSO con temas clásicos —!—). Tal vez, pero prefiero pensar que desarrolla un augurio que va cumpliéndose con inexorable exactitud. Mas, inmersos en el momento en que sucede, nos cuesta apreciarlo.

Hay que reconocerle, a la Sociedad Corporativa regente del mundo del Rollerball, que no negó la naturaleza salvaje del Hombre (reflejo del amor de Dios por la violencia; la creó en abundancia) y la arropó con un espectáculo multimedia internacional que perseguía dos fines: de catarsis y enseñanza.

JONATHAN E (JAMES CAAN) lidera el juego; aquí,
lanzado al triunfo una vez más. Nada hay para él fuera del
triunfo, con el que desafía a sus elegantes superiores
Rollerball esboza un mundo utópico. Dejaron de existir la necesidad, la guerra o numerosas enfermedades (o adicciones; en este entorno, la droga es legal, pero no parece causar yonquis —una fabulación absurda y constante de la ciencia ficción—). El populux reside en hermosas urbes de sesgo futurista/BUCKMINSTER FULLER, ordenadas y limpias. El caos produce algo más que inestabilidad: carencia general de beneficios. Todos, en apariencia, son felices. Todo pueden tenerlo, efecto de un ensalmo materialista que logró ahogar las inquietudes espirituales o existenciales.

BARTHOLOMEW (JOHN HOUSEMAN) es el rostro afable
y educado de las Corporaciones que ahora rigen el mundo.
Bajo su apariencia cortés y blanda, el acero de las decisiones
inapelables que deben obedecerse sí o sí
Por lo común, en las utopías de ciencia ficción, la violencia es tara de mal recuerdo que una alteración devuelve a las pulcras calles y las prolijas maneras sociales, tornándolas al bestialismo. A una amarga verdad. La Sociedad Corporativa sabe que no puede quitarse del Hombre tan nefasto “atributo”, y que reprimirlo, como sea, podría generar una masa de descontento subterráneo que cualquier día estallaría con irreprimible fuerza volcánica. La Sociedad Corporativa no es hipócrita. Sacia las frustraciones individuales, pero manipulándolas merced a un juego brutal.

Ocurre en un entorno controlado y cerrado; no interesa que vaya desmandado por ahí. Las Guerras Corporativas obligaron a sacrificios que un puñado de psicópatas rodadores podrían malograr, fastidiando el costoso invento en torneos descontrolados.

La causa de la rebeldía de Jonathan: ELLA (MAUD ADAMS)
Un Ejecutivo se encaprichó de ella, Jonathan no lo aceptó...
En el Rolleball piensa que está su arma para vengarse
JONATHAN E (JAMES CAAN —concuerdo con él en que no necesitábamos remake de Rollerball—) es el campeón absoluto del juego. Lleva una década rodando en el estadio con forma de ruleta, causando bajas y muertes. En apariencia, su obstinación por jugar y luego negarse a dejarlo, según le mandan “por su bien”, procede del que un Ejecutivo se encaprichara de su esposa, ELLA (MAUD ADAMS), un ejemplo de que este paraíso materialista no es tan salubre ni benéfico como su Propaganda apunta. Pero la causa de su rebeldía es más profunda.

El ciudadano tiene limitadas sus libertades. No vota; sencillamente, obedece sin rechistar lo que el Directorio Ejecutivo, asistido por computadora, decidió. A cambio, obtienen el Rollerball, digamos. Parece haber aún potestad de libre opinión, pero sólo en un ámbito personal o familiar.

Un buen camarada: MUMPI (JOHN BECK), que a la larga
servirá para lanzar una siniestra advertencia a Jonathan
Estamos ya viviendo este mundo. De siempre, ha existido una Autoridad, fruto de la fuerza o el “mandato divino”, según sostenían antes las monarquías. Luego se inventó la democracia, permitiéndonos elegir la pesadilla gobernante a nuestro gusto. Pero esto sucedía en una esfera “local” y por y para gente más o menos “conocida”.

En nuestra procelosa Unión Europea, un anónimo y distante grupo de burócratas legislan sobre nuestras vidas aun contradiciendo tradiciones o costumbres que han hecho estable el país durante siglos. Estos burócratas son esclavos del criterio fijado por un potente lobby económico-empresarial refugiado tras siglas carentes de toda alma.

Las Harleys aportan exotismo al juego, donde prima la
velocidad y la violencia; tienen licencia para matar, aún.
Máximo objetivo: dar espectáculo
La gente, en plata, les importa un carajo a esos burócratas. Dicen, de cara a la platea Propagandística, preocuparse de nosotros. Pero sólo si esto genera beneficios bestiales a las Corporaciones que costean sus privilegios. En absoluto les duele desmontar una factoría rentable aquí para plantarla en Rumanía, donde las condiciones de explotación son mejores para esas Corporaciones, tan humanitarias y comprometidas (con ¿qué?).

¿Qué hacemos con los empleados ahora en paro? Montan el teatrito del reciclado-laboral-mediante-cursos (u otra chuminada similar que atiborra sindicalistas bolsillos) y allá os apañéis cuando termine, dentro de tantos meses. Se organizan unos comicios, para tranquilizarnos y darnos sensación de verdadero control democrático, los payasos de la política (cebados de prebendas Corporativas) hacen sus mítines (nuestro Rollerball) y votamos algo que acaba siendo sospechosamente similar a lo vencido en las urnas… porque era malo.

Disidencia, enfrentamiento, advertencias. Bartholomew no
permitirá que Jonathan amenace la Sociedad Corporativa
con su terca resistencia a abandonar el Rollerball
La gente no protesta, o con suficiente intensidad. Tenemos lo de la “Democracia Real” y adláteres, que, en el fondo, es gente dispuesta a venderse (si no lo hizo ya) por el coche oficial. Forman parte del teatro/Rollerball. Sólo que disimulan algo mejor… por ahora.

Rollerball reseña sobre el eterno enfrentamiento entre DAVID (Jonathan E) y GOLIAT (las Corporaciones), y cómo el David sobre ruedas va descubriendo cómo el titán teme al individuo. El Rollerball se construyó para mostrar que el esfuerzo del sujeto es inútil. Debe cooperar con el grupo para obtener algo, y evitar destacar. La recompensa es uniformemente repartida, a cambio, y así ¡todos contentos!

Lanzados a toda velocidad en el último y decisivo partido.
El cómic ha homenajeado este filme, como recoge un
capítulo de
ALITA: ÁNGEL DE COMBATE
El filme, sin embargo, insta a ¡luchar! en defensa de nuestros derechos inalienables; que vigilemos qué intención posterior tienen cuando nos regalan algo. Nada es gratis. Pero el valiente (terco, en este caso) individualista (el mito norteamericano) Jonathan E, una vez se erige voz disidente de la masa oprimida por la molicie Corporativa, desmontando su “credo” de que el individuo no puede nada por sí solo, ¿qué mundo va a construir? Esto debe tenerse presente también.

Jonathan E no tiene ideario ni programa económico-sociopolítico. Ofendido porque arbitrariamente este neofeudalismo computarizado le robó la esposa, se vengaba machucando rivales en la pista-ruleta. Y encarna el subconsciente anhelo indócil de la Sociedad civil por rebelarse a un poder omnímodo y controlador. Esto, cuan instinto, ya existía en él antes de la separación.

Nada parece poder frenar a un hombre que lucha por una
justa causa. La masa tiene un ídolo, algo que teme la
Sociedad Corporativa. ¡Bien! Pero, y ahora, ¿qué?
Pero ¿qué construirá fuera del Rollerball, al que todo debe? ¿Algo anterior a las Guerras Corporativas? ¿Con derecho a errar? Y ¿cuántos yerros pueden cometerse antes del fatal e irreversible?

Y la gente, realmente, ¿quiere capitanear sus vidas, o prefiere que se las pastoreen? ¿Cuánto duraría el carisma y glamour de Jonathan E fuera del Rollerbal, enfrentado a tener que tomar decisiones cotidianas, pero de ramplón ámbito global?

Vuestro Scriptor.

Otras distopías:

domingo, 12 de enero de 2014

ARTÍCULO EN SITIO DE CIENCIA FICCIÓN

Novela sobre "gente del futuro" cuyo
impacto les obligaba a querer vivir en
una Década pasada donde el futuro
aún ofrecía esperanza
Siendo ya tradición por estas fechas, me complace anunciar la publicación de un texto solicitado por este fecundo (y longevo) espacio dedicado a la ciencia ficción. Junto a mi modesta contribución, ¡vaya cantidad de esmeradas y agudas reflexiones aparecen!

El tema propuesto me pareció un notable reto, y según pensaba cómo desarrollarlo, más descubría qué complejo podía llegar a ser. Nuestra cotidianeidad está sembrada de futuro, pero ha llegado de forma tan poco rutilante, comparado con lo que la ciencia ficción auguraba, que su maravilla casi ha pasado inadvertida.

Para colmo, muchas de esas fantabulosas novedades se han empleado (o siguen usando) para fines poco nobles, por no decir nefastos, o nefarios. Aun han tendido invisibles pero sólidas cadenas que logran atentar contra nuestros más elementales derechos o libertades. Espero de mi examen haber hecho un buen resumen del asunto.

Y, bueno, recomiendo esta porque es
chula y tal y merece muy mucho la pena
…y surgió otra cuestión; se me preguntó, en una entrevista: ¿por qué ciencia ficción? Mi respuesta se acercaba, pero no era tan nítida como ésta: pues porque es género que permite atisbar, a través de infinitas puertas, numerosos espacios. Unos más rutilantes o queridos que otros. Los demás géneros literarios (drama, comedia, novela histórica, aventura…) no poseen esa facultad. Los limitan la gravedad del tiempo y el espacio concreto; no pueden alterarse en exceso para dar espectáculo de mayor grandiosidad. Imposible recrear la batalla de Lepanto, pues cometerías ucronía, y eso es ya ciencia ficción. Lo que pasó, pasó. Puedes mirarlo desde otro ángulo, mas no modificarlo.

En cambio, la ciencia ficción ofrece tantas posibilidades, que pueden gozarse de manera tan intensa cuando el autor es de primera… Y, a la vez, proporcionando los mismos elementos (drama, humor, Historia…) que poseen otros géneros literarios, preferentes, más amados, por lectores temerosos a asimilar nuevos horizontes.

Vuestro Scriptor.

martes, 7 de enero de 2014

LA LARGA MARCHA — NECESITAMOS VER MISERIA

Cubierta de GEEST/HOVERSTAD.
No se ajusta al contenido del relato
STEPHEN KING (¡aclamad al escritor!), bajo alias de RICHARD BACHMAN, ofrece con esta novela otra incursión en la ciencia ficción. En mi humilde opinión, es la obra de King que más horror pueda inducir.

Generalmente, el paisano de Maine, catalogado como ‘Maestro del Terror’ (porque los ambientes misteriosos y pútridos se le dan de puta madre magistral —y qué vamos a hacerle; cada cual es bueno en algo—), se aferra a iconos del género para desplegar su talento: la maldición, la venganza de ultratumba, el nósfero, el licantro, o se pone más exótico y cuenta sobre engendros estelares, “herederos” de LOVECRAFT, capaces de generar un intenso, aunque íntimo, terror que fulmina, de formas creativas, a sus víctimas, entregados a este infierno así lo gusten o no.

King es grande también en el profundo psicoanálisis del personaje; hasta un secundario intrascendental tiene un tic que revela facetas de su alma capaces de perpetuarse en nuestro recuerdo literario. King ha observado al mundo durante su largo periplo vital y laboral. Como coleccionista de insectos, ha ido catalogando cantidad de sujetos que con el alfiler de su prosa ensartó en el fieltro del papel que recoge sus párrafos.

El autor ¡Aclamad a STEPHEN KING,
en su transición de licantro!
Si escribiese otro tipo de literatura (algo derrotista y social, alguna milonga ‘intelectual’ que excita a un pequeño —pero muy influyente— lobby de lectores), sería una figura ¡aclamada! hasta el empalago. Todas las excelsas academias literarias mundiales le tendrían un sitial de honor preparado.

Pero escribe terror, el otro hermano pobretón de la ciencia ficción. El estigma es tan profundo que King jamás podrá superarlo. El desprecio elitista se cebará en él in saecula saeculorum.

Las elites no se percatan (pues desprecian bucear en sus letras) que King atiende todos los segmentos sociales que tanto TANTO encomian en escritores quizás menos capacitados, pero queridos por estos “entendidos”. King desbroza las complejidades de su Sociedad merced al retrato de individuos que muestran cantidad de facetas grises. No suele recrearse en la figura, monolítica, del psicópata de largo cuchillo que destroza víctimas porque sí.

Portada foránea mucho más descriptiva
de la historia relatada
Algo inició la cadena de acontecimientos, y bajo su disección entendemos qué. Cómo aún puede evitarse otro fallo. Creo que King detesta esa imagen, plana, del Terror, que el cine ha prodigado con conocidos ejemplos. Lo del cine es la exhumación de vísceras con abundante hemorragia, centelleo de acero desde la oscuridad, compitiendo con la mirada de chispeante locura de EL JOKER del psicópata. La casquería: como todo fin.

King sirve el banquete, ajá, sí, pero antes, o durante, cuenta qué provocó que el carnicero eligiera esta demente actividad. No busca tu piedad. Sólo relata que nada es tan arbitrario como el cine muestra.

Debe ser evidente, de La Larga Marcha (la jubilación de todo Juez de Mega City One que se precie), dos cosas: que a King le dio por los concursos extremos (léase: EL FUGITIVO) y que el norteamericano tiene hambre de dictadura, para combatirla, vencerla y demostrar la potencia de sus libertades. Es como un ritual de madurez que consideran deben pasar todavía.

Otra incursión de King en la ciencia
ficción con amarga proyección social. Y
víctima de una pésima adaptación al cine
En El Fugitivo, el dictator tiene triple faz: Corporaciones-Gobierno-TV, y cuenta con el respaldo de la población, arracimada en bloques miserables, y del todo/completamente adicta a una salvaje dieta de concursos con muertes y mutilaciones. El espectro de esas libertades que dicen fue marco para cartas magnas como la de nuestro país es un relente incapaz de inducir recuerdo.

En La Larga Marcha, el juego es una competición, muy poco espectacular y brillante, comparada con El Fugitivo, donde cien jóvenes caminan Caminan CAMINAN hasta que sólo quede uno para recibir el Premio; al parecer, algo bestial en lo económico y los privilegios sociales. No hay descanso. Nada de paradas para reponer fuerzas. Anda, o revienta, la única consigna del torneo. La gente lo sigue con pasión desde sus televisores, u orillan la carretera para vitorear a la extenuada tropa que, en cualquier momento, es sacudida por el estampido de un rifle que elimina a un concursante que se paró, cayó agotado, o no camina a la velocidad mínima establecida. Todo, para mayor gloria del gobierno del autócrata EL COMANDANTE.

¡Qué mogollón de libros! Con tantos variados y abigarrados
colores, parece un espléndido árbol de Navidad
RAY GARRATY se une a la enferma competición siguiendo una nebulosa de razones que ni él mismo logra precisar. Garraty no es el único que anda igual de perdido sobre el motivo específico de elección de este suicidio. Impera el prestigio social. Oh, lo hay. Un competidor es ¡aclamado! por su pueblo como un héroe. Entrega su vida por el fin social aberrante de proporcionar una ración de miseria que concluye con su ejecución.

King, en algún momento, debió examinar el espectro de la programación de concursos, y exageró la premisa introduciéndole la fécula de su talento como escritor.

Pero si visionamos nuestra programación actual, advertiremos que los espacios de más share son los que cuentan crímenes, cuanto más cruentos, ¡mejor! Todo, con el aderezo de una sórdida historieta “social” que muestra una miseria mayor que la nuestra.

King no suele tener suerte al ser adaptado
al cine. Y siempre me he preguntado, por
el contenido de esta novela: ¿
IT es el ET
de Stephen K... su reverso tenebroso?
¿Ves? ¡Ese lo pasa peor, ¡y me pone!! En vez de valorar qué elementos han conducido a la tragedia, e impedir que se reproduzcan, se orean, elevándolos al altar catódico, persiguiendo un paroxismo inexplicable, y se busca otra monstruosidad que supere la noticiada. Imagino que nuestra Sociedad, tan culta, ecológica, macrobiótica y comprometida (con ¿qué?) extasiaría a DE SADE. ¡Lo conseguimos! Desde las más altas cumbres caímos a los más infectos abismos.

¿Por qué estimo La Larga Marcha la más lograda novela de terror de King? Imagínate rodeado de gente que va a morir en cualquier momento, dentro de una calamidad que tiene la facultad de forjar un fuerte anillo de camaradería, instigado a caminar sin tregua por una carretera desnuda de protección al clima, hundiéndote más en las depresiones de tus pensamientos, el repaso de tu vida, contrastada con la experiencias oídas al resto de concursantes, tu agotamiento, que acentúa la impresión de estupidez al participar en un concurso asesino. Todo porque El Comandante, y sus Escuadrones, afirman que la Larga Marcha otorga un abstracto prestigio social ¿espartano?

Durante lo más profundo de la noche, solo, acuciado por todo esto, empujado a andar, oyendo el disparo que ejecuta a tu último y mejor amigo en este mundo…

Vuestro Scriptor.

jueves, 2 de enero de 2014

DÉCADA DE RESEÑAS

Ya no tardará, mucho, el comentario de
esta saga
¿Podríais creer que, al principio, mis reseñas carecían del mordiente que ha atrapado a tantos lectores de este blog? Pues sí. Eran tan educadas y anodinas que apenas conseguían atención. (Es triste tener que andar con feas polémicas para ser leído; que no baste tu calidad como autor; el contenido de la crítica.) La verdad: ya que realizaba un trabajo (entonces, me tomaba bastante tiempo), al menos que tuviera la recompensa de una sarta de comentarios. La sensación de no ser leído, valorado, ignorado fuera de un pequeño cúmulo de personas, me empujó a añadir progresivo ácido a las críticas. Las cosas cambiaron. La historia empieza así:

Hace diez años, MANUEL BARRERO, director de TEBEOSFERA, me invitó a participar en ese portal con reseñas sobre tebeos. Un poco, al reconocimiento de mi talento (acababan de premiar FACTORÍA CINCO); lo más, porque estaba saturado de trabajo y una ayuda en absoluto le vendría mal, y ni sería despreciada.

Me he llevado una sorpresa con el
comentario de este filme; cuando reseñé
STAR WARS, LA AMENAZA
FANTASMA hubo un aluvión de 
comentarios; esta vez, apenas. ¿Os 
habéis rendido, o la evidencia era tan
poderosa como innegable?
Acepté, con reticencia, porque, conociendo el prestigio del sitio y la calidad del resto de firmas, no me sentía a la altura. Pero vencí enseguida esa reserva y me lancé a la aventura. No esperaba que continuase, la verdad. Era una propuesta provisional, atada a un plazo de carga de labor. Pero poco a poco fui musculándome en diseccionar obras y ofrecer mi parecer. No de experto; imposible. Pero sí de lector con cierta perspicacia. (Una poca cantidad.)

Mis primeras e inexpertas reseñas, inhábiles, evidenciaban el miedo básico a no estar al nivel exigido y luego, satisfacer las corrientes de opinión existentes. Había que ser genérico, comprensivo, educado. Mas procurar ese equilibrio perjudicaba el resultado.

Mi estilo era ‘ayer’ mucho más basto, sujeto a que perseguía atraer público. El esfuerzo tutorial de Barrero fue encomiable; eliminó cosas gramaticales, al margen del estilo, que redundaron en una calidad y limpieza mucho más profesional de los textos.

El pasado año concluí el comentario de
toda esta potente saga de ciencia ficción
Y llegó el momento de independizarse. Colaboré siete años con Tebeosfera, mejorando cada vez más. Inicié en 2010 Una historia de la frontera como muestrario de mi labor; eran inminentes las apariciones de RECALIBRADOS y LAS GRAVES PLANICIES y necesitaba publicitarlas tan A TOPE como fuera posible. ¡Eh, gran mundo! Estoy aquí. ¡Léeme! Tengo cosas interesantes que contar.

Una historia de la frontera debía tener, concebí, un ‘acabado’ distinto al de Tebeosfera, que exigía un número de palabras por crítica (entre mil quinientas-dos mil quinientas) que, a veces, era problemático. Cierto material podía despacharse con quinientas palabras. ¿Imagináis cuánta parva y referencias alambicas, inútiles, debía meter para cumplir el canon? La frontera debía ser más concisa.

Y, en este blog, dar a conocer tanto
"material exótico" como ha sido
posible. Este es un ejemplo. ¿Lo
habéis visto en algún otro espacio?
Y aunque al principio mantuve parte de la estructura productiva de Tebeosfera, insistí en desligarme de ella. Más que cortando cordones umbilicales, amarras que ataban a una estructura anquilosada de análisis infecundo. Y mucha madurez llegó durante 2013, cuando atender “las necesidades” gráficas de TERHLI (por ejemplo) me forzaron a centrarme más en cuanto quería contar, con palabras lo mejor posible elegidas para golpear al lector con fuerza y precisión sobre la idea de lo que pretendía transmitir, escribiéndolo en el menor tiempo posible.

Aún siento la separación de mi alma mater, Tebeosfera. Pero Una historia de la frontera es mi gran aventura; me debo a ella. Espero hacerlo cada vez con mejor calidad, claridad y profundidad. Confío que aprobéis el fruto de tanto esfuerzo.

Vuestro Scriptor.