martes, 30 de agosto de 2011

KILLRAVEN – MUNDOS EN GUERRA

KILLRAVEN, un hombre para la
eternidad (gráfica). Despide poder,
gracias al trabajo de ALAN DAVIS
ALAN DAVIS, que derrocha talento por un tubo en estas planchas, encumbradas por el entintado de MARK FARMER (menudo dúo dinámico componen cuando “se ponen”) efectúa un turbo/macro/resumen del material de 1973, “apadrinado” por el afán de marvelizar, que no de crear, de ROY THOMAS, basado en el clásico LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H.G. WELLS, y que derivó a una saga que DON MCGREGOR se encargó de “hippyzar” con sus poéticos demarrajes psicodélicos.   
Davis replantea situaciones, personajes y relaciones, que, a su juicio, merecían ser o auspiciadas u obviadas, ya existentes en la serie de los 70, y atesoran cariño estas planchas (empleó cinco años en terminarlas), lo cual induce la sospecha que o bien es fan de la novela (o los cómics citados) y ofrece, por tanto, un tributo tal como JEFF WAYNE efectuó al texto en la adaptación musical. Ineludible es recomendar la obra por su calidad gráfica y especial esfuerzo en aportar coherencia a las tramas previas, lo cual brinda aliento propio al trabajo de Davis/Farmer y la evita ser material meramente anecdótico. Así que, de corazón, ¡compradlo!
Plancha lista para el infocolor.
Supervivientes en un mundo
trastornado por extraños visitantes
Su argumento desarrolla, grosso modo, la propuesta de resistencia wagneriana que, en la novela, describe EL ARTILLERO. La Tierra, conquistada por los marcianos, pretexta a JONATHAN RAVEN, alias Killraven (ESPARTACO y LINCOLN en uno, de vestuario fetish bastante sospechoso), y sus aguerridos gladiadores compañeros, fugitivos del circo máximo marciano (pero ¿necesitan tal diversión esas mentes frías y calculadoras?), a vagar por las ruinosas urbes eludiendo toda suerte de cazadores y sayones marcianos, apiolándose cuanto rival se les opone. Tras una refriega, adoptan a un chaval, JOHN, residente de un búnker neoyorkino, surtido de los vestigios de la Historia y cultura, tecnología humanas, y comienzan su fuga-tour por la Costa Este norteamericana, comprobando el alcance de la tropelía cometida por los invasores, que han corrompido al Hombre, destruido sus logros, iniciado una caótica lucha feudal entre sí de fin difuso.
Parece que los marcianos omnipotentes, tras la conquista, se han desmadejado y han perdido todo los vínculos de unidad que forjaron para invadir y someter al planeta, cosa que contrasta con el mismo fin de la meta. Su laxo dominio, retomado por sicarios y azotacalles, no puede permitirles crear un mundo donde ellos prosperen y sobrevivan, reduciéndolos a una raza mezquina que ‘malvive’ de las ruinas de la grandeza humana.
Otra muestra de la labor de Davis
"en crudo" (ventaja para MARK
FARMER, entintador)

Pero resulta que Killraven es especial, tanto por poseer un dispositivo de control mental defectuoso, que lo hace indetectable a los escáneres marcianos y sus peligrosas SIRENAS, meretrices genéticamente modificadas para ser en extremo sexy-seductoras, como por orear una férrea voluntad rebelde que le identifica con todos los héroes de su laya, caracterizada por oponerse y resistir, con ánimo numantino, a un poderoso invasor. Luego de unas cuantas aventuras de diversa y exótica variedad, alcanza un compromiso con una facción marciana.
Esto es la admisión de que Killraven y sus alardes no pueden, en realidad, vencer a una fuerza superior y organizada, y si aún sobreviven en el pintoresco mundo que les ha legado la conquista, es por anécdota, o suerte, baraka extrema. Killraven y los suyos se desvanecen en la distancia de un futuro muy incierto y que MARVEL agudizó aún más cuando clausuró este nuevo, refrescado, más suntuoso y correcto, intento de repescar un material con cuantiosas posibilidades. Davis le había dado complejidad, calidad y amenidad, pero fue insuficiente para afianzar secuelas.
Killraven tiene un momento para
enrrollarse con la mutada
VOLCANA (vaya nombre. Pero
está buena, ¿eh?)
En mi opinión, esto se debe a un defecto que vengo observándole a Davis tanto en JLA – OTRO CLAVO como en LOS 4 FANTÁSTICOS – EL FIN, y es la acumulación de personajes, referencias y cachivaches por viñeta cuadrada. Idea una trama que le permite sacar, aunque sea en calidad de cameo, una serie de elementos familiares para el lector o sirven de cebo y/o referente al neófito, que de este modo ve la cara de un personaje sobre el que en cualquier otra colección ha leído. Pero, en sí, Davis no plantea en serio una continuidad para la serie que ilustra su talento.
No obstante, está mucho más cerca, en el ánimo y objetivos, con su Killraven de la idea que acuñaron NEAL ADAMS, Roy Thomas y GERRY CONWAY en AMAZING ADVENTURES 18, que de lo que después desfiguró Don McGregor con la ayuda del manierista P. CRAIG RUSSELL. Bajo su férula, el tebeo leñero y puramente saltimbanqui, ROBIN DE LOS BOSQUES versión ERROL FLYNN, trasladó sus inquietudes a otros derroteros, a haber menos caña por plancha y a inflamarse de texto de estrambótica “poesía” de drogata adicto a la hierba del diablo por viñeta.
JOHN, el huérfano de los mundos,
recibe lecciones de VIEJO CRÁNEO.
Ambos, en el fondo, aprenden cosas
del otro, de distintas realidades
Davis, con deleite íntimo sin duda, dibuja las mujeres de la saga más despampanantes que las originales (que ya apuntaban maneras) y hace a los héroes más metrosexuales, incurriendo en un “pecado” habitual de las planchas de CONAN EL BÁRBARO, y es que estos tíos y tías rulan casi desnudos por la nieve inmunes al frío relente del cierzo. En la relación entre CARMILLA y M´SHULLA (oigan, ¿cómo se pronuncia?) introduce un peso pesado emotivo preñando a la curvilínea heroína (más tralla para la futura saga) mientras el progreso hacia la excelencia como gurú de Killraven se acentúa. El guerrero se “mistifica” conforme obtiene confusos fotogramas del pasado de Marte (que en nada tiene que ver con BARSOOM, por cierto, aunque Davis “alude” al CEREBRO SUPREMO) y esto va limando su áspero carácter.
Empezó siendo una fiera hambrienta de masacres en sus enemigos pero dotado de un soberbio temple, que contrasta con el de HAWK, un fornido fanfarrón cuya falta de carácter sirve a GROK, una mutación harto peligrosa, para tratarle como un títere y atentar contra Killraven, que ya ha sido tocado con la empatía del padecimiento de los marcianos (abocados a salvar la Tierra de los humanos, porque nuestra industria la estaba destruyendo) y eso contiene su mano, inicialmente dedicada a venganzas, para sumirle en un estado de ánimo que ya no exige destrucciones para seguir viviendo.
Otra muestra de color para concluir.
Killraven, un hombre que se ríe de las
máscaras y las navajas afiladas
Davis conducía a un punto interesante la trama cuando Marvel la canceló, pero es de suponer que, tal como trabaja la CASA DE LAS IDEAS, nos quedaban por delante episodios a lo FALLING SKIES pergeñados por una plétora de guionistas que, como MacGregor, acabarían desvirtuando, maleando, agotando, la potente idea original. En realidad, nunca lo sabremos. Igual, daban la sorpresa.
Vuestro Scriptor.
Sobre otras conquistas extraterrestres:

viernes, 26 de agosto de 2011

SENDEROS DE GLORIA – ARROGANTE INFAMIA

Afiche nacional del film originalmente
titulado PATHS OF GLORY; al asalto,
KIRK DOUGLAS (CORONEL DAX)
No tengo tan claro que esta cinta de STANLEY KUBRICK sea un alegato antimilitarista, aunque suceda entre cuarteles, ambiente castrense y atmósfera de obediencia debida, promesas de medallas y las (esbozadas) penalidades de un campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial. Pues, exceptuando, además de todo esto, el fusilamiento de los tres soldados, el filme es un descarnado alegato contra la indecorosa conducta a la que algunos recurren (con la aquiescencia de muchos) para actuar así, apelando aún a una plétora de pretextos “válidos”.
La cinta, inspirada en la novela de HUMPHREY COBB, lo que aborda más bien es el extremo de la ambición y la soberbia conducta aristocrática, imperante aún hoy día, encarnada en el GENERAL MIREAU (GEORGE MACREADY), que, al acariciar una elevada recompensa que pierde en el último momento, toma un exagerado berrinche, y dado que puede, dispone eliminar unas pocas vidas para sofocar su ira (más aún de las que ya ha sacrificado en combate), exigiendo aplicar un drástico y aun excesivo castigo, carente tanto de lógica como de justicia, y al que autoridades superiores y más determinantes, templadas se supone, acceden demostrando su complicidad en el total desprecio por la existencia humana que posee Mireau.
Los GENERALES BROULARD (ADOLPHE MENJOU) y
MIREAU (GEORGE MACREADY) listos a hacer historia;
testigo, RICHARD ANDERSON, un oficial pelotillero.
Anécdota: Anderson es OSCAR GOLDMAN en la
teleserie EL HOMBRE DE LOS SEIS MILLONES DE
DÓLARES, una de las figuritas imposibles de encontrar
Desde un punto de vista técnico, militar, su decisión cuenta con argumentos factibles que la sustentan, pero escandaliza ver cómo esos laureados sujetos, que rápidamente tienen un verbo reclamando mesura y coraje, tranquilidad y frialdad, a las tropas, enseguida pierden los papeles y establecen cuántos subordinados deben desaparecer (sin atender a cuestiones o méritos) alegando que deben “dar ejemplo” y “fortalecer la disciplina”, enmascarando así su afán personal de revancha.
Pero Senderos de gloria muerde en la conducta humana más que en la incapacidad o la vanagloria marcial. Esto es el pretexto para demonizar una situación cotidiana, a todos los frentes extendida, sean domésticos o laborales. Por ejemplo: nadie tilda JERRY MAGUIRE de ser una furibunda denuncia del capitalismo salvaje, el mercantilismo desbocado, las traidoras mañas entre compañeros, el trepa despiadado. La etiquetan de drama nosequé y pasan a otra cosa. Pero exceptuando la infamia del consejo de guerra y el fusilamiento, tanto Jerry Maguire como Senderos de gloria abordan la misma retorcida y vil conducta del Hombre, inherente al género, pero en esferas diferentes.
Ha fracaso el asalto a la posición, imposible por la tenaz
resistencia alemana. Esto desencaderaná la ira de Mireau
Pero, bueno, los etiquetadores están en el sagrado laico bando de la suprema autoridad moral y ética superior y marcan las cosas con infalible criterio. Tocaba arrear a los militares y lo hicieron.
Senderos de gloria, protagonizada por un KIRK DOUGLAS ya dispuesto para vestir la piel de ESPARTACO, que interpreta al CORONEL DAX, oficial profundamente indignado por la conducta de sus superiores (que mueven sus batallones por el sufrido cuero del campo de batalla con inexistente sentimiento al elevado número de bajas), retrata a un alto mando que es como un calco de la nobleza que guillotinó la Revolución Francesa. Aquellos pomposos y refractarios aristócratas, que despojaron de humanidad a los campesinos de sus feudos, considerándolos mano de obra sumisa a explotar (VATEL), se trasunta con los mismos dijes de conducta en los generales Mireau y BROULARD (ADOLPHE MENJOU), que orquestan la tragedia.
El general Mireau en este fotograma es la esencia de la
intransigente aristocracia que se suponía eliminaba la
Revolución Francesa. Su honor manchado exige sangre
Se muestran insensibles a súplicas o razones. Ignoran el dolor de sus soldados. Pasean por las trincheras (cuando deciden hacerlo) repartiendo paternalistas y mecánicas consignas que los soldados, estragados y embotados por los duros combates y sus fuertes atrocidades, desprecian deseando de todo corazón que una bala (enemiga o propia) acabe con el fariseo.
En oposición están Dax y sus firmes e íntegras convicciones que claramente perciben la influencia del Bien y del Mal aun en las hediondas trincheras, alegoría de lo bajo que la condición humana puede llegar a caer. Es un PROMETEO encadenado, sin embargo, a la roca de los inalterables prejuicios contra los que estrella todo su inefectivo desprecio.
Un cráneo roto no es excusa para no ser fusilado como
manda el reglamento. Esta no es, sin embargo, la escena
más escandalosa del filme. Sucede a continuación
La trama del filme relata que al general Mireau le prometen un ascenso y promoción (todo esto en un ambiente palaciego, casi versallesco, donde nada les falta, que brinda la impresión de tratarse ante todo de un asunto cortesano) a cambio de tomar una posición presuntamente estratégica que disputa el ejército francés al alemán. El ataque fracasa (inspira ver a Dax saltar de las trincheras el primero) y en plena orgía de ira, al comprobar que desaparece el ascenso (mérito que Mireau, hipócritamente, aseguraba no querer; para él, “mis hombres son lo primero”), reclama un centenar de vidas para compensarlo, alegando que la draconiana medida además estimularía el coraje del resto de las tropas.
La última imagen que se llevan los sentenciados de este
perro mundo; Broulard y Mireau quedan muy satisfechos
por un evento que consideran "elegante" todavía
Finalmente se contenta con tres (uno elegido por odio del superior, otro en un sorteo, el tercero por parecer un canalla que mejor estaba muerto) y montan una infamante pantomima oficial en la forma de consejo de guerra que revela a Dax qué desamparados estamos ante el Poder. En vano apela a unos generales atildados reclamando piedad. Para ellos, es un farragoso asunto administrativo que quieren zanjar ipso facto. Uno de los suyos, de la elite, dijo que eran culpables, y ¡a ejecutarles por tanto!
Y por la noche, ¡cachondeo! El visceral retrato
del desprecio que las elites sienten por la
gente común está aquí efectuado
Kubrick, tras mostrar que al Hombre, más que temer a la muerte, le horripila la mutilación, ahonda en la situación anímica de los condenados durante el arresto en el calabozo en espera de la ejecución, haciendo descollar su psicología y angustias, cómo el más cerebral entiende la descarnada atrocidad de la que son víctimas y cómo el más simple da bandazos hasta derrumbarse y llorar como un niño, situación que se remata en la macabra cena, a la que asiste Dax, en la que Broulard y Mireau elogian la elegancia como transcurrió el ajusticiamiento.
El empecinamiento de Dax reclamando el compromiso ajeno con la decencia, la moral y la justicia no queda sin recompensa, y tras la ejecución, ordenan que su batallón, el 701, vuelva al frente, aguardando así terminar con tan enojoso oficial.
Este es el modus operandi de la vida. Y, entre nosotros, anidan muchos que la hacen aún más cruel. No forzosamente pertenecen al estamento militar.
Vuestro Scriptor.

martes, 23 de agosto de 2011

SIN NOVEDAD EN EL FRENTE – TESTAMENTO DEL HOMBRE HUECO

Afiche de la película basada en el libro.
En su intento de trasuntar inocencia al
soldado, el autor ¡lo ha feminizado!
Aquí uno se da cuenta de en cuántos lugares puede ser herido un hombre […] Tan sólo el hospital da un auténtico testimonio de lo que es la guerra.”
Peliagudo asunto, la Guerra. Pegada al Hombre desde siempre, no podemos prescindir de ella. No importa cuántos, y vívidos, alegatos existan en su contra (y Sin novedad en el frente, de ERICH MARIA REMARQUE –pseudónimo de ERICH PAUL KRAMER- es de los más intensos): la necesitamos. Una compulsión se apodera de las madrigueras del Poder y hombres (y pronto, mujeres) que juraron dirigir sus países procurándoles abundancia, equidad y paz sin discriminaciones, firman un papel y pone millares, sino millones, de vidas a picar en la trituradora de carne más antigua conocida.
Emplean el vaporoso oropel de las palabras o inviolables justificaciones para hacerlo. El básico compromiso al llegar al Poder (la paz, la abundancia, la equidad) se esfuma de este modo sin dolor. Tales promesas eran meras fórmulas para atontar al rebaño del Pueblo y convencer a los adeptos de que yo soy tu hombre.
ERICH MARIA REMARQUE (o ERICH
PAUL KRAMER) en pose aun desafiante
¿Podremos alguna vez desprendernos de la Guerra? Seguramente jamás, porque a veces sólo una contundente acción armada soluciona un problema que podría complicarse aún más mediante la diplomacia o “la política del apaciguamiento”. Quizás el problema no sea la Guerra en el fondo, sino quienes la organizan.
El relato de Remarque, vet de la Primera Guerra Mundial (experiencia que surte a su obra de un buen número de anécdotas personales, u oídas a los camaradas), es un grave testimonio contra la compulsión homicida que atenaza a las naciones con regularidad y manda a lo mejor de cada casa a desaparecer en el caos del fuego artillero o la bala de un fusil, perdida o dirigida a posta. No entra en la materia de si Alemania hizo bien o no al provocar la Gran Guerra, sólo que ésta es insensata.
Irónicamente, Remarque, y a cuenta de su novela, fue víctima del III Reich, y a HITLER hubo que pararlo a costa de otra efusión de generaciones cuando Occidente dejó de encontrar hasta pintoresco al “cabo bohemio”. (Además, estaba haciendo algo contra los judíos. Es contaba a su favor.)
Ejemplo del tipo de soldado que
quedó destripado o desintegrado
en campos muy lejos de su hogar.
(En las pelis, siempre salen tíos más
viejos que un nudo)

Remarque acerca al lector, alejándole de los pabellones de oficiales y sus mejores prostitutas, el visceral sufrimiento del soldado. Merced a un tono narrativo átono, plomizo, conciso, mas al que desesperadamente intenta incorporar algunas emociones que puedan aportar calor al tétrico escenario, hace referencia (como el gran estandarte que ondeara previniendo a las futuras generaciones para que se abstengan de organizar otra carnicería, por mor de lo que sea) a las apabullantes lesiones que un soldado puede recibir en combate. Más aún, a lo fortuito de éstas.
O sea, estás sentado no sé dónde, confiado porque “no hay novedad en el frente”, de pronto estalla algo y te conviertes en un amasijo de horribles heridas que o te matarán o te provocarán pavorosas mutilaciones. La bala (aunque sea en las tripas) tiene cierta limpieza y puede ser piadosamente expeditiva, como un bombazo directo. Pero esa metralla que hiende la carne con un silbido… Oh, amigos, eso sí que tiene peligro. Qué estragos produce, unos para los que en principio no estaba concebida.
Fotograma del filme; KANTOREK aleccionando (e
intimidando) a sus alumnos sobre la importancia de
sacrificarse por la patria; ¡cobarde quien no lo haga!
Realiza descripciones horripilantes de mutilaciones en el torso o las extremidades. En el rostro, los genitales. El esqueleto astillado. El lamento del moribundo con los intestinos sobre el fango de la tierra de nadie tras un combate de trincheras, un infierno estático de alambradas y embudos llenos de lodo y ratas enormes. Piojos. Puñaladas. Todo distante de la imagen, hasta luminosa, que la Guerra recibe en la pantalla.
Pues incluso aquellos filmes que van contra la Guerra no logran presentarla en toda su crudeza. No muestran la suciedad y el hambre, las plagas y la devastación psíquica y moral del individuo. Pueden acercarse extraordinariamente, pero algo hay que no logran mostrar, pues PAUL BAÜMER, el protagonista, el último superviviente de una clase de instituto que fue “inspirada”, a base de arengas patrióticas por su profesor, KATOREK, a alistarse, además de referirse al estrago de la carne habla del anímico, y que los actores no pueden llegar a trasuntar en sus interpretaciones por mucho que lo intenten pues se trata de un asunto íntimo e intransferible, diferente a cada sujeto. Y quizás las letras tampoco lo consiguen.
Dos ejemplos de la hipocresía de nuestra Sociedad:
cuando GEORGE W. BUSH organiza una guerra, es
un despreciable crimen contra la Humanidad...
Baümer dedica grandes espacios en sus capítulos a hablar de sus perdidos veinte años de edad. Entró fresco en la Guerra (con dieciocho) y en 1918 se siente viejo y desgastado, sin lugar en el mundo ni el futuro tras la guerra. Ha cometido actos que le horripilan y abruman, pero su cuerpo, almacén de valiosos instintos primitivos, acepta tales hechos porque la Guerra ya no era una cuestión de banderas y principios, sino una reyerta en que lo único que contaba era llegar (qué ironía) al siguiente enfrentamiento.
Y según se ve sin oficio ni beneficio, gradualmente van desapareciendo los camaradas y amigos que han compartido tanta calamidad con él; se fue primero KEMMERICH, y después LEER, DETERING, TJADEN… y al final KAT, STANISLAW KATZINSKY, el viejo reservista cuyo agudo instinto les fue sacando del atolladero y alimentándolos cuando no lo hacía el Ejército. La suya es la más honda pérdida.
...pero cuando las monta el santo de los progres,
OBAMA, las guerras son justas (y necesarias).
¿No acordamos que TODAS las guerras son
malas? ¿Cómo se mide, qué rasero, se usa para
discriminarlas? (Pinturas ALEX ROSS)
No olvida (imposible) el estado en retaguardia. Durante un permiso, Paul descubre qué dolorosas privaciones, por mor del esfuerzo bélico que brinda lo mejor a los soldados, padecen los civiles (crítico en el caso de su familia, pues su madre agoniza de cáncer y carecen de recursos que destinarle), pero entre los que anadean fanáticos Kantoreks que ven sagrado, necesario, este derroche de vidas. Un extraño prestigio está en juego. No se puede perder. Paul lo encuentra un monstruoso absurdo.
Merced a obras como Sin novedad en el frente nuestra Sociedad repudia la Guerra, pero no así sucede en el resto del mundo. Como por desgracia parece un mal necesario que debe seguir surtiendo los telediarios, han ideado una fórmula, un elegante eufemismo, digno del INGSOC, para hacérnosla tragar, llamándola ‘misiones de paz’. Es a lo que aspiramos, ¿no? Nadie se alarma u ofende.
Y siempre le ha resultado tan fácil, indoloro, al que concede medallas póstumas condecorar ataúdes. ¿No iba a serlo? ¿Acaso el difunto es de su familia? Pertenece a la masa, anónima, gris. Pobre. De eso nos sobra. Podemos derrocharlos. Y, a cambio, es un premio tan rutilante, la medalla…
Vuestro Scriptor.

domingo, 21 de agosto de 2011

¿NEGLIGENTE TRATO DE FAVOR?

El diestro en pose priápica a lo Superman.
Detesto a los que torturan animales por
ego o placer. Si quiere demostrar cojones,
que trabaje en una mina
Muchos cometen el mismo crimen con un resultado muy distinto. Unos soportan una cruz por su crimen; otros, una corona.” –JUVENAL
Ha resultado que el fallecido en el accidente del diestro ORTEGA CANO es un pariente lejano (lejano-lejano) mío. Me he enterado del vínculo a raíz del deceso. Disipo ya mismo la impresión al lector de que pienso aprovechar esta plataforma para expresar una indignación consanguínea o algo así. El asunto compete a familiares mucho más directos y, tal el estado del asunto, a la Justicia.
Sí voy a destacar un hecho que ha ido aflorando en los últimos días y que parece ser es una munición que están reservando para el proceso, aunque también afirman que procuran ocultarlo. No es algo extraordinario, una conspiración tipo X-FILES, sino el modo (nauseabundo) como el mundo funciona en ciertos casos.
Hay un responsable de los hechos y que probablemente termine en el banquillo donde sus excelentes y costosos abogados se encargarán de exculpar, procurando enmierdar la memoria del difunto de paso. Esto funciona así. Es de escándalo, pero c´est la vie.
No está mal, de siniestro total
El suceso al que quiero aludir es que se sabe “AHORA” que el prodigio del toreo y dolido viudo de la folclórica (esta es clave de todo el tema) estaba tajado desde antes de las ocho de la tarde. En el pueblo del que era natural el fallecido había causado inquietud (llamémoslo así) su conducción temeraria. La Guardia Civil, ese Cuerpo tan esforzado y mal pagado, que tantos sacrificios ha hecho, hace, y hará en el futuro por nuestra seguridad y tranquilidad, apercibió (creo que es la forma correcta de escribirlo) al famoso (esta es clave del tema) EN TRES OCASIONES sobre su ‘errático’ pilotaje. TRES VECES le llamaron la atención.
Bien: si a mí, o cualquier lector, la Benemérita le pilla haciendo eses por la carretera, invadiendo el carril contrario, circulando por el centro de la vía, tajado, de inmediato los agentes te paran, te multan y, si te pones farruco, debido al valor que aportan los vapores etílicos, te endiñan dos hostias y te empapelan con lo que quieran. Y ahora demuestra el abuso: es su palabra (sagrada) contra tu testimonio de inmundo borracho.
Pero el caso es que la Benemérita (a la que sí, tanto le debemos) aquí se plegó (por no decir arrodilló) ante el señorito famoso sufrido viudo de la folclórica permitiendo que matara a alguien en un accidente de tráfico que PUDIERON EVITAR obligando al figura a pararse en la cuneta y mandarlo a su casa en taxi LA PRIMERA VEZ.
Tras conocerse estos hechos, su conducta desde
luego empaña un abnegado historial. ¿Qué están
haciendo: alterando el escenario del crimen para
así poder exculpar al famoso ídolo del toreo y
sufrido viudo de la folclórica, lo que le autoriza a
hacer lo que le apetezca y a quien quiera?

Supongo que los agentes implicados en el suceso estarán sumamente orgullosos de su competencia y conducta, sus superiores les habrán asegurado que han manejado bien el asunto. Los famosos están por encima de la ley y deben quedar impunes/exculpados de todo; debemos mimarles. Tranquilos: nosotros estamos aquí para limpiar sus cagadas, es el lema de la Benemérita y los Nacionales, ¿no? Cargaremos a algún pringao el marrón y aquí sobornos, digo, haya paz y gloria.
¿Podrán mirar con absoluta frialdad estos agentes a mis parientes sintiendo libres sus consciencias de toda culpa, después de saberse todo esto?, me pregunto.
Vuestro Scriptor.

viernes, 19 de agosto de 2011

POINT BLANK – A QUEMARROPA

Afiche francés donde destaca un LEE
MARVIN (WALKER) que lo quiere
conseguir todo a punta de Magnum .357
JOHN BOORMAN (EXCALIBUR) filma la novela THE HUNTER de RICHARD STARK (o DON WESTLAKE) con la esperanza de darle a su frío y expeditivo protagonista dimensión cinematográfica. Obtiene un resultado extraño y desigual. Se mata a hacer experimentos psicodélicos visuales que desvirtúan al PARKER, escueto y pragmático, tremendamente sólido, del relato original. Será por culpa de las santas licencias, que aquí se demuestran arma de doble filo.
Y como mediaban los años del LSD y otras mierdas parecidas, el realizador británico aprovecha para meter secuencias con visos de onirismos drogadictos que prestaban ambigüedad al protagonista, quizás esperando destacar, despegarse, desmarcar Point blank del habitual concepto del cine negro (tipos duros, polis corruptos y mujeres “con pasado”, tiroteo final) y transformarlo en un juguete de la intelectualidad amante de las zarandajas artístico/estéticas, algo entre el arte y ensayo para listos y la narración convencional para lerdos, que en el contraste verían... “cosas”.
Primera etapa de su venganza: LYNNE, la ex
esposa que le traicionó por MAL REESE. El
.357, por delante
El resultado es algo donde las partes de narración efectiva y visceral chocan contra las de “esto contiene mensaje y nos hacemos un hueco en el respeto de la crítica entendida, que puede vapulearnos la cinta sin piedad. Así que les damos estas secuencias tan raras de demarrajes con tintes de flipe de alta intensidad pretextando que son un viaje al subconsciente marinado con angustias existenciales y gritan: «Wunderbar!», y hasta nos premian con una Concha de Oso de Plata en Berlingrado”.
La interpretación de LEE MARVIN (cuando le dejan) salva el filme. Su WALKER (‘caminante’; una analogía destinada a identificarle con su peregrinaje hacia el dinero) es Parker. Supo captar de qué iba el asunto (MEL GIBSON, no). A ver: Parker es un tío que va a su rollo. Si algo se lo corta, ¡ataca! Pero, entre tanto, pasa desapercibido. Y, de hecho, su Walker es así. Actúa expeditivamente cuando toca. Se mueve por los distintos escenarios con esa furia fría que describe Westlake. La violencia para Walker es un medio, no un fin, como la usan sus rivales, y la emplea sólo cuando es indispensable.
Fotograma de una de esas secuencias de "arte-y-ensayo".
A ver qué puñetas significa esto
Hasta en el aspecto físico Marvin es Parker. Sus duras facciones, su lacónica conducta, su aire de experto veterano que hasta ahora supo eludir la cárcel (que Boorman rompe cuando LYNNE -SHARON ACKER- justifica los motivos por los que traicionó a Walker) coinciden con esa descripción que se hace del Parker de la novela.
STEGMAN (MICHAEL STRONG) pondrá a Walker sobre
la pista de Reese. Y lo pagará, por partida doble, caro
Pero, como al mismo Westlake le advirtieron, la maquinaria americana de producción no tolera la idea de que un organismo (Parker) sea un predador instalado en la cumbre de la pirámide trófica que reacciona para satisfacer sus necesidades. Walker es un tío que presta ayuda a un amigo desesperado en un serio apuro: MAL REESE (JOHN VERNON), a quien el hampa exige una pasta para dejarle vivir.
Walker le demuestra a CARTER (LLOYD BOCHNER) que
con él no se juega; lo garantiza su .357 Magnum
El ladrón cuya profesión es robar en la película se transforma en un samaritano-delincuente al que traicionan. ¿América es incapaz de entender que alguien haga algo porque tal es su naturaleza (mangar), motu proprio? ¿Debe atracar un banco para pagar el sanatorio y el tratamiento de la HUERFANITA ANNIE pues ésta logró tocarle la fibra? Si no, ¿no vale? Tal parece.
BREWSTER (CARROL O´CONNOR) le come el tarro a
Walker convenciéndole de la locura de su petición. Y su
espalda, ANGIE DICKINSON (como CHRIS) apoya en
todo al líder hampon
El Mal Reese de Vernon no encaja con el MAL RESNICK descrito en el libro, al menos, en lo físico, pero aún así está mucho más cerca del que aparece en PAYBACK. La figura de Reese contrasta con la de Walker como ejemplo del soberbio que quiere dinero para darse la gran vida y protagonismo ante sus subordinados, al contrario del Resnick de The hunter, donde era un obseso del poder y el control a través de la violencia y que secundariamente persigue relacionarse con pavas de quinientos pavos la noche. Un ejemplo de esa compulsiva notoriedad maniática está en que ‘permite’ que CHRIS (ANGIE DICKINSON, hermana de Lynne, la traidora esposa de Walker, que se suicida con una sobredosis de barbitúricos) llegue a su ático y copulan teniendo a los ‘torpedos’ a pocos metros de distancia, en la terraza. Poca discreción ofrecían las cortinas echadas.
Pero, él, nada. A lo suyo: el .357 por delante
Así lanzaba el mensaje: Soy el macho alfa y me trajino a tías buenas como ésta. Al finalizar, sólo le faltaba aporrearse el pecho como un gorila.
Otro síntoma de que América funciona por impulsos externos está en que mientras en The hunter Parker llega hasta la cumbre siguiendo una línea de investigación, un “ente” ajeno, YOST (KEENAN WYNN), ofrece ayuda a Walker. Agiliza los trámites. Le surte de nombres y direcciones, impide a un personaje de los bajos fondos moverse por ellos, le informa de qué elementos respaldan al vanidoso Reese.
El final, otra escenita de paranoias asociadas. Pero casa
con una declaración que DON WESTLAKE hizo sobre
el carácter de PARKER, de "esperar en las sombras"
En la organización ha estallado una lucha por el poder y las bases pretenden remover de su poltrona al jefe, quien reacciona “apadrinando” a Walker. La imagen afable de Yost, amenazado por sus subordinados, a quienes siega merced a Walker, se transforma al final en una máscara de embustera hipocresía que oculta a un asesino dispuesto a acabar también con su instrumento.
MEL GIBSON tratando de ajustarse el
pellejo de PARKER. No. No le iba bien.
Loable intento, pero... no. Ni aún
poniendo esa cara tan convincente de
malo
Point blank es una sucesión de traiciones con muertes al final de cada etapa. Por la presión de Walker, ejecutan a STEGMAN (MICHAEL STRONG), que traicionó a Reese. Lynne muere por vender a Walker. Los subordinados de Yost mueren por traicionarle, pues codician su puesto. Yost piensa traicionar a Walker y tiene un francotirador listo para darle matarile. En la novela, todo sigue una cadena de consecuencias lógicas. En el filme, todo es una escalada con viajes de ida y vuelta a San Francisco-Alcatraz-Los Ángeles. (Rodar en California sería más barato que en el Nueva York de la novela.)
The hunter es un relato misógino. Parker reprime sus instintos naturales carnales porque está trabajando. Esto también le parece innatural a América e introduce a la Dickinson para tenerle caliente la cama, demostrando que Walker es machote de buena ley. Chris debió desparecer después de morir Reese, pero ahí sigue, dando algunas buenas respuestas dignas del mejor noir.
La novela de The hunter merece un director pragmático para alcanzar su auténtica dimensión, un SAM PECKPINPAH o un QUENTIN TARANTINO, alguien en esa línea, que, al contrario de Boorman (o BRIAN HELGELAND), se abstenga de hacer experimentos con un personaje al que no le van. Adulteran un gran elemento apreciable por eso mismo: su enorme y simple pureza, la garra con la que Parker prende al lector.
Vuestro Scriptor.

El vestido este a rayas es como un sigul de la
situación en que Chris se encuentra,  presa en
los intereses de unos despiadados hampones
y el ansia de revancha de Walker

martes, 16 de agosto de 2011

THE HUNTER – A QUEMARROPA

Cubierta donde PARKER ajusta cuentas con
RESNICK. Con THE HUNTER, se iniciaba
prometedora saga
Como el MARTIN FALLON de RÉQUIEM POR LOS QUE VAN A MORIR, de JACK HIGGINS, el protagonista de esta potente novela de RICHARD STARK (alias literario de DONALD WESTLAKE), el ladrón profesional PARKER acaba convirtiéndose en un oscuro ídolo de admiración. Acopia “virtudes” para hacerlo. Cuenta con una determinación e implacable carácter que hace que deseemos su triunfo. ¡Ánimo, Parker! Tú, puedes. Ellos son los malos. Tú, estás justificado.
Escrita con firme, escueto e incisivo estilo, El cazador (su título original, aunque más se la conoce por los que ha recibido desde el cine) es tanto digna obra de la editorial para la que Westlake la concibió (GOLD MEDAL, volcada a la literatura popular) como del género del que tomó recursos narrativos para destacarla: el PULP.
RICHARD STARK (alias de DON WESTLAKE) con
aparente dolor de muelas de trajinar 'golpes' para Parker
Westlake supo qué sacar de ahí, qué funcionaba, cómo orientarla para que el efecto en el lector fuese masivo. Hace de El cazador una de las mejores novelas del género negro. Su sólido protagonista se mueve por la jungla de los bajos fondos en pos de su presa, que cometió el error de jugársela, y cuanto se interpone entre Parker y MAL RESNICK acaba mal. Parker no baladronea. Aporta pruebas de su fiera determinación.
Hay libros, ya esto es una apreciación personal, que ayudan a avanzar y mejorar en tu intención literaria. (Para los lectores que gocen con la lectura per se, esta observación es accesoria; atañe a quienes traten de iniciarse en esta tortuosa profesión.) Otros son anclas que, si no te hunden, constituyen un lastre nocivo para tu progreso. Si hubiera leído El cazador con catorce años, en vez de perder el tiempo con el conocimiento-y-emulación de los clásicos (lo que te aconsejan), con bastante antelación habría tenido mi estilo definido y dispuesto para los intentos de conquista editoriales.
Una portada foránea de
un clásico del noir

Dejemos esto claro: leer los clásicos es fundamental. Proporcionan un valioso fondo cultural. Pero su aparatosa farfolla estilística, la profusa descripción de elementos que se apañan con una somera descripción, obstaculizan al novel. Además, “el mundo se ha movido”, y el lector actual prefiere un mejor estudio íntimo del personal del relato que un minucioso (pero inútil) catálogo de frufrús y los miriñaques de la señorita Elizabeth Wright, o algo así, que no aclaran nada sobre su psicología o intenciones.
Pero vivimos bajo el estigma de los clásicos, vadeando sargazos artísticos que demoran alcanzar antes la costa. Opino que quien desee escribir debería primero leerse un clásico y, a continuación, El cazador. Y contrastar los estilos, percatarse de cómo se construyen situaciones y personajes, el ambiente. Aprehendido todo eso, ya puede seguir adquiriendo cultura clásica. Ahora toca hacerse con un buen y rico vocabulario. Porque, a veces, hay goce en la barroca descripción de las sombras que dibuja la hiedra en el muro de Kensington Lodge. En algún momento será útil recordar el relato profuso del verdín acumulado en las gárgolas de Tudor Manor. (Al tedioso de J.R.R. TOLKIEN le hubiera venido muy bien leerse El cazador, por cierto.)
Adaptación al cómic de esta novela por
DARWYN COOKE. Cuando pueda, le
echo un vistazo y ya os cuento
Digresiones aparte, El cazador relata una venganza con retribución entre gente de la Mafia y los bajos fondos. Parker, un ladrón profesional que desarrolló un sistema “de trabajo” que le permitía existencia de bon vivant, acepta, al ver mermadas sus reservas económicas, un “golpe” que le propuso Mal Resnick. Éste, bribón de poca monta, debía al hampa cierta cantidad de dinero, perdida por un asunto que les marró.
Resnick siempre había querido ser un mafioso (según se entendían en 1962, año de la cocción de la novela), tener ese estilo de vida. Mandar matar a eventuales obstáculos y poderse pavonear del suceso. Perseguía, más que estatus, que sobre todo le temieran.
Westlake describe a un sujeto mezquino y traicionero, que se autoengaña pensando que lo que más desea es riqueza, Cadillacs y Playmates. Pero Resnick quiere, con avidez, poder sentirte integrado en una estructura poderosa que le respalde en casos de apuro. Deja esto claro en su despótica actuación ante STEGMAN, al que apabulla/impresiona con su bizarra descripción de cómo piensa/puede aniquilar a Parker, al que creyó dejar muerto en San Francisco.
Una potentísima novela de JAMES
ELLROY. Por su estilo, la considero
fuertemente vinculada con The hunter
Mas Resnick se comporta servilmente ante sus superiores en “la organización”, tanto que FREDERICK CARTER, su inmediato “jefe”, le “castiga” obligándole a enfrentarse a Parker con sus únicos recursos. Acaso no le ayuda porque ante sus mandos, Resnick no demuestra el respeto debido, sino una servil envidia irritante. Desdeñan sus bravuconadas. Que mate a Parker sería un gran aval de su valía.
Pero Parker, de “intachable” conducta criminal (todos sus golpes son limpios y eficaces. En dieciocho años jamás lo pillaron. Y fue por la traición de su coaccionada esposa, LYNN, que adquiere antecedentes por vagancia), no es presa fácil ni se deja manejar así como así. Dicta sus reglas y obliga a que se acaten merced a su arrollador carácter.
Atravesó los Estados Unidos como un mendigo (él, acostumbrado a los buenos hoteles) buscando en Nueva York a Resnick. Ya en la Gran Manzana, sin demora presiona a conocidos y contactos para cazarle. Tras matar a Resnick, exige a la Mafia el dinero que éste le robó para reingresar en la Familia. De forma violenta, tortuosa, logra cobrarles.
...igual que los pulps sobre THE
EXECUTIONER, de  PENDLETON
Parker es un personaje bien construido, sin complicaciones innecesarias. Hace lo que debe sintiéndose libre de escrúpulos y remordimientos. No es un asesino, pero mata sin miramientos. Recuerda al MR. WHITE de RESERVOIR DOGS que interpretara HARVEY KEITEL. Acaba cayéndote bien Parker acaso por la honestidad de su carácter. No te busco las cosquillas, pero tú olvídame.
Aunque Westlake subraya qué terrible peligro es. Por la causa que fuera (el autor alude a la OFICINA HAYS), Parker embiste únicamente al hampa, pese a trazarle una semblanza de nóminas y bancos robados. Ir contra la Mafia quizás permitía a la novela eludir el filo de la tijera censora. Pero durante la caza, Parker mata a una esteticista. Cierto que fue accidental. Mas es la muerte de un inocente que, lo más, le irrita pues era innecesaria. No siente más. Ninguna agonía retuerce su ánimo.
HARVEY KEITEL como MR. WHITE.
Su "filosofía" es tope concordante con
la de Parker
Esa muerte es el contrapunto al opaco heroísmo que va adquiriendo Parker. Y hay más: tampoco duda en golpear a las mujeres. No por maldad o instinto perverso, sino porque se interponen con su objetivo. Esclavo del pensamiento literal, la esteticista bloqueaba su paso. Ergo: muere.
Con este ejemplo Westlake nos recuerda que Parker es uno de los malos. Así que procura no olvidarlo, pese al aprecio que le cobres al expeditivo ladrón. Así podrías evitarte una desagradable sorpresa si cometieras el error de obstruir su camino.
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: