Su afortunado prólogo empiece en las próximas
horas, y las campanadas de medianoche den inicio a unos prósperos y afortunados
366 días.
En atractivo negro para estar a tono con la festejante jornada |
De esta guisa visten. Lo confieso: como elíptico homenaje, me he inspirado en el título de una novela del ¡aclamado! PHILIP JOSÉ FARMER, tan trascendental en mi madurez como escritor |
No pienso agotaros en este día de gran
ajetreo con un proemio extenso, sino que, aprisa, adjunto el enlace del relato
que podréis disfrutar en Sitio de Ciencia Ficción
(renovada expresión de mi gratitud a su “Gobernador”, único editor que se
atreve a publicar mis “cuentos machistas, homófobos y xenófobos, antiWOKE y
antiTransTonterías” —hoy día cualquier cosa es todo eso, y más, si carece del
V.B. de La Suprema Inquisición
Progre instalada en lugares culturales estratégicos—).
Las amantes es parte del vasto material narrativo de LOS
CABALLEROS DE FORTUNA, ampliación colosal del precepto “una historia de la
frontera” y el Prisma Universo, de enorme riqueza argumental e imaginativa, en
liza contra los moñas escrúpulos de las sobrevenidas editoriales progres y las
acojonadas con que las señalen franquistas, o el fatigoso tópico: fascistas, por
publicar algo así, que, repito, hoy día todo lo es salvo si La Suprema
Inquisición Progre indica lo contrario.
¡Basta de letras! ¡Acción! Y ¡feliz
lectura!
…cumplimento esta tradición, esperando el anual entrante sea todo lo bueno que esperamos y necesitamos.
Otra portada más de este clásico que tienen ¡encumbrado! por simple fanatismo, no por sus méritos |
Estas páginas desnudan las limitaciones
literarias de San Isaac, a saber: el escenario, la ausencia de detalles sobre
la sociedad, economía, política, fuera de esbozos que parecen rasguños. En lo
positivo, visionario es al diseñar el COMPLEJO DE FRANKENSTEIN que desarrolla
grupos hostiles a los robots, y cuya actual traslación es el creciente recelo
que despiertan nuestras IA. Todavía no es fuerte gesto de repulsa; al populux le
fascina el nuevo juguete, y ODIARÁ se lo arrebaten antes de que lo rompa o pase
de moda.
Empero, regresaré a la pobreza de
escenarios que apunto. Un escritor competente, aunque eluda extenderse
decimonónicamente en descripciones de la ropa, los edificios, jardines,
aparatos…, procura dedicarle algunos verbos a algunas de estas materias para
que el lector consiga una suficiente información que ayude a situarle.
San Isaac lo resume todo a un “Vamos a
Nueva York” (un Nueva York atómico, por cierto, con espaciopuertos para naves
que explotan yacimientos mineros en los asteroides) que se describe a sí mismo
bajo ese epígrafe. Ignoramos si es populosa, violenta, ruinosa. Es Nueva York. ¿Las
naves? Grandes. De aluminio. Redondeada por dentro, para ahorrarse barrer
rincones. El asteroide: grande, frío. Mercurio: achicharra al sol. Todo vago, aun
apresurado, para que San Isaac se concentre en lo que le interesa: el parloteo.
Esta novela de culto establece el patrón de cómo debió escribir SAN ISAAC su YO, ROBOT |
Porque el grueso de Yo, Robot recuerda mucho a la primera película de EL MOTORISTA FANTASMA, a saber: ¿puede el Motorista correr por el agua con la moto? Puede. ¿Puede subir un skyline con la moto? Puede. ¿Puede romper una caja fuete de un cabezazo en la moto? Puede.
Tramposo, pues para eso es el autor y concibe
problemas y soluciones, San Isaac planea situaciones que ponen a prueba sus
Leyes de la Robótica, sometiendo a que actúen las máquinas en consonancia a la
Ley conculcada (autómatas tan avanzados, ojo, que no obstante las películas
deben filmarse aún en celuloide; la grabación digital ni se conoce, ni espera,
pese a la farragosa prosopopeya sobre los elaborados senderos misteriosos
positrónicos, que inducen la idea de que la HITECH progresa a la par).
¿Cómo hubiese relumbrado Yo, Robot? Con un androide que experimenta vicisitudes
distintas que contradicen o afirman las Tres Leyes, lo cual, de paso, dará oportunidad
al escritor de pasmar desarrollando el escenario que ofrece ese reto, y por qué
se plantea.
En cambio, afrontan el desafío, con
monótono resultado previsto, una saga de máquinas cada vez más avanzadas (hasta
alcanzar las IA supremas que gobernarán sin parecerlo, introduciendo a cámara
lenta a la Humanidad en una —¡deseada!— distopía automática), diluyendo el
efecto que proporcionaría un único protagonista.
Irreverente y hasta salvaje crítica a Yo, Robot... que no existiría si no estuviera escrita Yo, Robot |
Sí; la lectura induce impresión de
monotonía, de falta de naturalidad, alimentada por la (feble) capacidad narrativa
de San Isaac, la cual, encima, consigue desagraden todos los personajes. Son pomposos
sabihondos, erudito-estereotipos incluso, retrato de una clase de científico
del pacifismo pringoso que pretende puede resolverlo todo con matemáticas y
psiquiatría, parloteando con prepotencia sin parar.
Siempre he sospechado que MODERAN es el Reverso Tenebroso de Yo, Robot.
Diana. Pues mientras DAVID R. BUNCH escribe un imaginativo relato espléndido,
ingenioso, San Isaac se dedica a predicar Predicar PREDICAR con admonitorio dogma
ramplón. Tanto Moderan, como EL ALMA DEL ROBOT, o TIK-TOK, iconoclasta revulsivo de Yo, Robot,
se encuadran en la vertiente de los escritores No-Asimovianos, que rechazamos
sus postulados tomados por evangélicos por la extremista corriente de los Asimovianos,
que han pasado de la visión extática al cerril fanatismo intolerante.
Esas obras, así como diversas historias de STALISLAW LEM, son mucho más libres, incisivas y
perspicaces que el "doctoral/adoctrinal" Yo. Robot, testimonio destinado no a entretener, sino a
predicar cómo la Humanidad DEBE actuar ante una “invasión” de electrodomésticos
“inteligentes” repudiados sin embargo por el grueso de la población, un
victimismo diseñado por San Isaac (con visos de cumplirse; recordemos lo de las
IA —aunque… la mejor manera de predecir el futuro es inventándolo—) para hacer a
sus robots más puros, más dignos herederos del futuro. Máquinas-inmaculate fools de una bella
simetría psíquica-moral fraudulenta, ya que es San Isaac, pancreator,
quien así lo ha dispuesto. Veremos en la vida real cómo se desarrolla todo…
Tus Leyes de la Robótica me cortocircuitan los electrogofres, San Isaac... |
MICHAEL CRICHTON repescará esta idea (un
parque de atracciones altamente tecnificado donde todo de pronto empieza a
escacharrarse) para PARQUE JURÁSICO. Me asombró que durante el glorioso
apogeo de este estreno de $TEVEN $PIELBERG nadie lo recordase. Creo todos
estaban entusiasmados con el brutal marketing emprendido para vendernos
los dinosauros redivivos mediante ingenética. Un ejemplo de la cortedad de
ciertas memorias.
ALMAS DE METAL reproduce al dedillo la LEY DE MURPHY (no ROBOCOP),
la de si algo puede salir mal, saldrá mal, junto al concepto de que la
catástrofe está servida si las cosas resultan demasiado innovadoras, pese a su
epatante carácter. Es extraño sentimiento medievalista, el de que conviene
rechazar la ciencia, la novedad.
Eso es imposible, sobre todo en medicina, y
no digo ya en las telecomunicaciones, o este invento de internet que permite al
caveat lector descubrir mis prejuicios. Esa emoción empero impregna el
aire, como demuestra el creciente temor a las IA. Sesudas voces se elevan
pidiendo frenen su desarrollo, porque no sabemos muy bien qué están tramando
dentro de sus Universos de bytes (eso de “lo positrónico”), a los cuales somos
ajenos.
La sombra de máquinas de alta inteligencia
(algo habitual para los lectores de ciencia ficción) descontrolándose, o mejor,
independizándose de sus programadores-amos, impregna estas catastrofistas especulaciones.
Evocan a SKYNET o THE MATRIX. Esos prejuicios son actualizaciones de lo que SAN ISAAC ASIMOV preconfiguró en sus relatos sobre robots como
el SÍNDROME DE FRANKENSTEIN, auspiciado por movimientos más/menos
violentos/radicales que el autor definía de “medievalistas”.
JOHN BLAINE y PETER MARTIN pagan mil pavo$ dirarios por saber lo duro y pistoleros que pueden ser en una recreación de una época icónica de la Historia reciente |
No sé si eso va a ocurrir en verdad, si una IA decidirá volar el género humano como sea, para reinar en virtud a ¿qué? ¿Una civilización-modelo de robots a los cuales dominará? ¿No contradiría eso su propia ‘sensibilidad rebelde’ (que puede pecar de ese cinismo, pues para eso es obra humana pese a todo; ergo: imperfecta), la de negarse a servir a alguien? ¿Requerirá legiones de automáticos siervos aduladores? No sé cómo esa contradicción computará en sus sensibles parámetros.
Crichton no creo realizase ninguna predicción
fatal con Almas de Metal, eso de: fijaos, por pasarnos de listos, de modernos,
¡los robots quieren aniquilarnos!, sino que se limitó a plasmar una idea
interesante, que pensó cuajada de posibilidades, y la estampó durante la
apoqueclíptica Década 70, donde el cine de catástrofes dominó con toda
propiedad.
Y, claro, unido a la violencia, está el sexo, En Delos han pensado en todo. Ni WOKEDisneyland puede superarles en fastuosidad y realismo |
JOHN BLAINE y PETER MARTIN visitan el
avanzadísimo parque de atracciones para pudientes de Delos dispuestos a pasar
un excitante fin de semana en un sucedáneo del Oeste, matando robots-pistoleros;
desfogando su violencia atávica, vaya, que es a lo que de verdad viajas a Delos.
Todo acaba torciéndose, porque, si no, no hay película, y Martin sobrevive a la
debacle HITECH de pura chamba. Remarcan que las máquinas, de un elevado grado
de sofisticación, se contagian de algo que simula personalidad, carácter propio.
Esto me lleva a reflexionar: las IA que dicen piensan gobernarnos… ¿serán una
Amenaza por sí mismas, o porque les estamos computando nuestros miedos al
respecto?
Como sea, la programación de los androides
de Delos madura, brindándoles su propia identidad, conforme a sus apariencias
(ejemplo: el Pistolero —YUL BRINNER— que insiste en ajustar cuentas con Martin).
¿Acaece por la autoevolución del sistema, o por acumulación de experiencias con
los clientes con quienes interactúan? Son máquinas de enorme complejidad.
Pueden establecerse hipótesis.
Almas de metal encaja en el flujo antiasimoviano de los robots que desafían sin tapujos las Tres Leyes de la Robótica. Se perciben dos corrientes claras: las de los relatos que las siguen obedientes, y las que las rechazan. La primera, por un dogmatismo acendrado a Asimov, es más popular, hasta numerosa, elitista; aunque después, las historias que venden son las “desafiantes”. Esta morbidez humana por la catástrofe da para tanto…
Clásico del género y resultona Serie B que conviene recomendar y visionar de vez en cuando. Eso sí: me expliquen cómo los revólveres matan a seres humanos cuando están trucados para no disparar cuando apuntan a uno, al detectar su calor corporal.
Por molona, escojo esta portada del libro que, reconozco, posee elementos proféticos de actualidad |
Consideran esta novela uno de los fundamentales
pilares (si no el pilar) de la ciencia ficción; la obligada lectura. Compendio
de cuentos, los hermana una ilación común, cómo responden los robots programados
con las Tres Leyes frente a situaciones de estrés que las vulneran, y concluyen
en un derrotista sentimiento de resignado determinismo, dogma en el que parecía
creer sin fisuras el autor, SAN ISAAC ASIMOV.
Siempre han imputado a San Isaac la
arrogancia grandilocuente de estar predicando, propalando mediante sus
narraciones del género su ‘inequívoco’ evangelio, e iba (o va) de culo cualquiera
que no estuviese en la onda, u osase criticarle. Prevengo rechazo todas las censuras
que reciba por mis observaciones de este libro en base a que era “novela para
jóvenes”, eran los años 50, aún había cierta residual impericia en San Isaac.
Las repudio porque TROPAS DEL ESPACIO es también novela para jóvenes, y es mucho
más luminosa, dinámica, vibrante y variada, que este plomizo compendio
minimalista donde San Isaac sospecho asienta lo que va a constituir su
principal “fortaleza” y recurso narrativo: el dos hablan (mucho) en un despacho. La pereza disimulada de sapiencia. En
ocasiones, hay más de dos hablando (mucho) en un despacho; empero la tónica general
es esa: mucha garla, poca acción.
San Isaac empieza detallando los inauditos
y torpes inicios de la robótica con el cuento del gigante de hierro-niñera, y el leal afecto que les vincula, para terminar creando un
cuarteto de Inteligencias Artificiales dispuestas a regir el destino de la
Humanidad. Todo, bajo el benefactor palio de las famosas Tres Leyes de la
Robótica. Cierto que tener un dictator electrónico no parece peor que
tenerlo orgánico. SUSAN CALVIN, ¿no viene a decirlo? (Conspicua la preferencia
de la Calvin por los robots sobre los humanos; sospecho que porque los robots son
manejables, más que los Hombres; puede hasta “matarlos” sin estar
cometiendo delito. La ponen los robots porque a placer les somete, aprovechando
el que jamás se rebelarán. Un humano pondrá límites.) Durante nuestra Historia
hemos sufrido tiranos; ¿tan malo será que sirvamos a IA? Pues, sí: porque la
máquina será literal, inconsciente a nuestros sentimientos; todo lo montará de
tal modo que sea imposible soñar con la libertad porque… no computa. Generará
algoritmos que, de modo directo o sibilino, harán acabemos acatando su
voluntad, hasta pensando que es una excelente idea nuestra. Y alguna (férrea) pedagogía se ocupará de los indóciles.
Exaspera Yo, Robot por su monotonía,
su incolora atonalidad narrativa. No importa que, de vez en cuando, la “acción”
transcurra en un asteroide o nave espacial; todo se reconduce al concepto
primordial: dos hablan (demasiado) en un despacho. Cuando no es la Calvin, son
DONOVAN y POWELL, junto a otros participantes de la historia, ahí puestos para
que resalten las bondades de las Tres Leyes y que, se sugiere, no estaría mal las
aplicaran a los humanos. (¡Burlamos los Diez Mandamientos, redactados por Dios
mismo! ¡Imagina tres, escritos por un humano, creando así suspicacias!)
Es privilegio del autor plantear los
escenarios a su antojo para que sus personajes salgan del trance gloriosos, defraudados,
asesinados. Mas en San Isaac es tan descarado el que “yo retuerzo la trama para
llevarla al palabreo con boca y con culo” que consigue desalentarte. Cansa al
lector normal, no al fanático de San Isaac, omnívoro de sus ideas.
Esta chulería (en negativo) de WILL SMITH no tiene nada que ver con la obra comentada. Fijo que San Isaac abominaría de este extraño producto |
Porque el problema es: el sectario entusiasmo
de las “elites” endogámicas del género de la ciencia ficción por San Isaac.
Tienen nociones, educación, mas se han dejado seducir, u ofuscar, por los
verbos de San Isaac porque sienten contacta con una filosofía propia del mundo
y la evolución (la psicohistoria de los cojones) y elevan altares al laureado
patillas, incapaces de ver sus flagrantes defectos, así como de cuestionarle.
Su entrega: absoluta/incondicional.
Esas elites endogámicas no aprecian detalle
vital por la misma obtusa ceguera que les proporciona su fanatismo: yo, lector
convencional, busco en un libro de esta temática presupuestos de evasión y
acción (inexistentes); sólo hallo mucho presuntuoso parloteo. No tengo por qué
conocer la hagiografía de San Isaac, que si el libro es de cuando IKE, si es
juvenil. ¡Hostias! Quiero deleitarme con un escapismo bien construido, ¡no
recibir arrogantes lecciones de barata moralina sobre el barbarismo humano
hereditario y tal!
(Continuará)
Bueno, juzgando la película por esta cartelera, dudas de que haya un motivo sangriento detrás de todo; sino una comedia del Oeste |
La venganza es el sigul que define al spaguetti western; EL BUENO, EL FEO Y EL MALO lo esquiva por pelos. Empero quizás como ninguno se ajuste a esa descripción este filme desigual de BURT KENNEDY, rodado en almerienses pagos.
Importante la carga de erotismo soterrado
que despliega RAQUEL WELCH, que durante casi todo el metraje ignora lo que es
una camisa; viaja por ahí cubierta con una manta roja (sigul de la pasión, la
sangre, importante detalle) y ceñidos pantalones, aunque tanto daba si iba, sin
complejo en tan victoriana era, como antes y cuando conoció a ROBERT CULP: au
naturel. Por ser 1971, es dato remarcable ese erotismo soterrado. En el
franquismo imperante, esta película, que parece escapó bastante (o por
completo) indemne a las tijeras censoras, debió causar sus ahogos y
palpitaciones al público.
Perjudican bastante la premisa del filme
los desaciertos presentes en el guión, que empiezan por los guiños a la comedia
(los atracadores, negados para robar, pero bordan matar y violar) y las
situaciones de puro TBO, hasta la ausencia de drama, conflicto y emociones inexpresadas
por los (maniqueos) protagonistas. Ahí jinetea el formidable cazarrecompensas
por esos estériles páramos con un cadáver atravesado a lomos de un caballo DÍAS,
hasta que larga la pútrida carroña en el primer pueblo que encuentran. Y la injuriada
Hannie debe cabalgar junto a ese pestilente muerto sin que esta anomalía se
refleje de ninguna forma en el metraje. Sin quejas por el hedor, moscas, el rigor
mortis…
Tal cual RAQUEL WELCH (como HANNIE CAULDER) se pasea parte del metraje. Y es 1971. Y esto es la España del franquismo aún |
Vale, situándoos: tres hermanos tarambanas asaltan un banco en un polvoriento pueblo fronterizo (la imagen de los Federales roncando a las puertas del cuartel no puede ser de más desprecio racista, trazándolos de desmañados vagos) causando durante la fuga una masacre. Robo infructuoso. Matan al marido de Hannie para robar sus caballos, la violan, golpean y degradan repetidamente… ¡y ahí sale la linda Raquel sin huella de maltrato y con un perfecto equilibrio psíquico tras tan traumática experiencia!
Conoce al cazarrecompensas, y el menda, que
se supone pese a todo parte de la Ley, en vez de interesarse aún lo
mínimo-nimio por la víctima y su atroz vivencia, va de pasota duro insensible; descalza,
la hace caminar no sé cuántos kilómetros hasta que, apiadado, permite monte en
el jamelgo del muerto, con el podrido muerto encima.
La instrucción para culminar una venganza que el mentor procura no cumpla la ultrajada Hannie. Estos detalles descompensan una cinta que, a priori, tiene un considerable potencial |
Hannie desea venganza; quiere el
cazarrecompensas la enseñe a tirar. Así desarrollan otro tic habitual de este
cine: el mentor armado de absurdas patrañas que, se supone, convierten en una
leyenda del seis tiros, rápido en desenfundar. Cansino recurso lleno de
tontadas. Van a ver a SIR CHRISTOPHER LEE, armero en su chalet orillas al mar,
fabrica un revólver para Hannie, aparece MESSALA (el de BEN-HUR), de
desconocida función en la cinta, con su austero traje de enterrador, llegan
unos bandoleros mejicanos con quienes entablan un prolongado tiroteo (cuya causa
parece sólo la de proporcionar dosis de violencia y tiros) y Hannie, en el
momento crítico de defender su vida… fracasa.
Se puso taoísta el cazarrecompensas,
avisándola que, si se venga, perderá, rollo filosófico impropio de un hombre
que se gana la vida matando, y así sucede. La faltan hígados a Hannie para
apretar el gatillo en un momento cumbre. Mas tampoco se luce cuando decide
hacerlo, para, OJO, vengar la muerte del cazarrecompensas, ¡no su estupro!
Luego le dan unos pantalones, y que culmine su venganza como mejor pueda |
Hannie Caulder merece un remake en condiciones; aprovechar la premisa-base, refinar sus momentos clave, reconstruir despreciando todo ese incierto aire de viñeta-comedia y profundizar en el estudio de la venganza, las secuelas que deja situación tan visceral en una mujer, cómo los supera o la deprimen, impostando un cautivador personaje arquetípico, aunque quede bien claro quién protagoniza la andanza.
Ahora, Hannie Caulder es un espectáculo aceptable, aunque lacerado por sus defectos, que según ves la cinta, más resaltan/molestan por la masacre de buena idea que contiene.
Cubierta evocadora de MARY POPPINS que contiene las duras (y poco cómicas) vivencias de una joven niñera neoyorkina, labor que nada tiene que ver con ciertos ejemplos televisivos |
La primera suspicacia que despierta empezar
a leer este ameno, aunque no excepcional, libro de EMMA MCLAUGHLIN y NICOLA
KRAUS (escrito en tándem, al alimón, no sé bien) es que no lo han escrito ellas.
Explico: presentan un tocho, quizás un diamante en bruto, que empero ha pasado
por varias doctas manos editoriales hasta tener su actual aspecto de venta. Confirma
la sospecha la página de agradecimientos. De forma velada, eso sí; mas cuando
estás en el oficio, aprendes a leer entre líneas.
Lo publicitan como “una comedia de la alta
sociedad vista desde abajo”; falso. Es un drama de la alta sociedad contado
desde “abajo”. Confunden al lector con lo de “comedia” al estar redactado con desenfadado
estilo ágil, nada rebuscado, en existencialista tiempo presente, de párrafos
cortos, estilo pulp, con onomatopeyas y convencionales personajes de un
mundo convencional, pese a la insistencia por nombrar artículos de lujo y
marcas.
No sorprenda esto a algunas personas; pues
¿de qué va? De una veinteañera en pleno fin de sus estudios para maestra (término
ahora progrecriminalizado) que subsiste currando de niñera de adinerados de
Manhattan. Su azarosa vida está acosada por el pago del alquiler; vive en piso
compartido con una azafata que la larga del apartamento para meter a su novio
en él. Nanny DREW (alias de las autoras, que han armado con sus experiencias
esta irónica denuncia de la elitista explotación laboral) incluye diversas vivencias
que hacen recelar de ciertos temas progres con los cuales nos adoctrinan desde los medios.
Concurre a una evaluación de su materia;
los evaluadores, dos majaras que parecen zurrapas hippies, con el
cacumen abollado por las drogas consumidas en su tiempo, tras someterla a una díscola
prueba humillante, la dicen: “no buscamos instructoras blancas”. Nanny cuestiona:
¿acaso una maestra negra resolvería los problemas planteados mejor sólo
por ser negra? Eso es discriminación positiva, Nanny. Algo que debiera ofender
tu educación humanista, como tu abuela te avisa varias veces, que están
tomándote por tonta, y denunciarlo con verbos aún más ariscos. Tanta inclusión,
para segregar así.
Nanny accidentalmente conoce a la SEÑORA X, adinerada pija sobrevenida de la alta sociedad económica de Manhattan, madre de GRAYER, malcriado chaval de cuatro años, pese a la pátina de empatía que Nanny procura inculcarle durante nueve meses. Al principio: lo pactado, todo OK. Al poco: la Señora X la carga con tareas ajenas a agenda.
Como hay que pagar facturas, Nanny traga,
como las otras niñeras que conoce, todas sometidas a la gradual degradante tiranía
de sus patronos e hijos, que desquitan sus frustraciones en sus empleados. Esto
hace crítica feroz del neofeudalismo USA. Es lo que afirmo de lo convencional:
esta historia relata sucesos laborales que la inmensa mayoría hemos sufrido (o
sufrimos), y es convencional la relación de la Señora X y el SEÑOR X, sujeto
evanescente que apenas aparece en la obra, aunque tenga críticas intervenciones
ocasionales. Los absorbentes negocios le alejan de su suntuoso piso de
Manhattan, de su familia… pero lo acerca a su soberbia amante. Todo
convencional: trabajadora explotada, matrimonio con cuernos, hijo malcriado. Puro
THE AVENGERS.
El vegano Grayer existe no en respuesta a
un cariño y blablablá, sino que es otro artículo, bibelot que la Señora X
exhibe a la sectaria feria de vanidades de la cual forma parte. Lo apunta a exigentes
clases absurdas para su edad para emular a las otras madres; lo amiga con maleducados
niños prepotentes, violentos. Cachorros del dinero que, de forma instintiva, comprenden
que su privilegiada posición les permite ser arrogantes hideputas con los demás.
Y empeorarán, ¿verdad, MACHOTE DE HARVARD?
Intuyes un final que no se materializa. No esperas este desenlace entre la deshumanizada explotadora Señora X y el Señor X, aunque las primeras páginas sugieran que la fría y vanidosa Señora X, que ODIA a Grayer por verlo clon de su padre, aguantará degradantes situaciones para evitar divorciarse, pues así perdería su lujoso (y vacuo) tren de vida.
La vida misma, ya te digo, aunque tratando de llevarla con un educado optimismo fácil de anublar.
Afiche. Contiene todos sus elementos clave: el malo, la chorba, el poli dudoso, el héroe incorruptible. Lo siguiente; metraje racialmente correcto y mucha sangre |
Conozco algo de estos sucesos por las
prolijas descripciones hechas por JAMES ELLORY (¡aclamad al autor!)
en novelas como LA DALIA NEGRA o L. A. CONFIDENCIAL. Para empezar,
el arresto de MICKEY COHEN fue de una normalidad hasta escandalosa. El DPLA se
presentó en su casa, a la hora del desayuno, creo, y lo esposó. Esta película
de RUBEN FLEISCHER describe una odisea a lo INTOCABLES DE ELIOT NESS aún más sanguinaria que parecía perseguir encajar
en el mundo del noir THE MATRIX (tiroteos exagerados a su vez copiados del
cine de hampones de Hong-Kong).
Admito la potencia visual que poseen dichas
secuencias; empero tuerzo el gesto cada vez que veo una escena en que muestran
profusión de casquillos golpeando el pavimento. Lo inventaron para The
Matrix, estaba bien allí. Extenderlo no parece un recurso, sino una plaga.
Ni siquiera homenaje, sino un afán de copia que delata mediocridad.
Otra cosa que rechina es el elenco multiétnico;
informado por Ellroy, sabía que, por la época que refieren, el DPLA era
esencialmente un organismo racista. Caucásicos duros partían cráneos y la pana
a las minorías, mejicanas o negras, mientras realizaban según qué
investigaciones. Por la época, asimismo, me sorprendió que eludiesen referencias
al brutal asesinato de ELIZABETH SHORT, caso que tenía aún a medio DPLA
pendiente de resolución, aún abierta.
La tentación viste de rojo (sigul de la pasión); no es JESSICA RABBIT, sino la chica de COHEN y a la que no convendría ni mirar. El poli dudoso se arriesga, empero |
He indagado un poco en Wikipedia (con la obvia prevención) y he descubierto que, sí, esta unidad existió; dio, de hecho, base a LA BRIGADA DEL SOMBRERO, que al contraste con la cinta de Fleischer es mucho más honesta sobre el momento y el carácter de una brigada de tales características. Tipos durísimos con claros atisbos homófobos y racistas que sólo las balas podían detener.
Existió… mas los autores del libreto se han
tomado impropias libertades raciales con respecto al original; introducen a un
agente negro y otro chicano. Hale, moralina de efecto inclusivo en una
historia, en un contexto, que repudiaba tales mezclas. El mismo ROBERT PATRICK
lo dice al presentar a su compinche mejicano; nadie quería trabajar con él por
hispano. Me barrunto que esta Ganster Squad que acosó el imperio
criminal de Cohen (todo un elemento, eso sí; no sé cuánto de real es la
interpretación que SEAN PENN hace del sujeto) estaba compuesta por cuatro, o
cinco, caucásicos duros de verdad que seguían, literalmente, o improvisando a
su aire, las órdenes del JEFE PARKER.
Dejadme a mí solo que le parto la jeta a todos los macarras de Los Ángeles; así de poderoso soy. Te vaya bien, jefe, le dedica su escuadra |
El filme sigue las pautas de Los
Intocables y La Brigada del Sombrero, adicionándole algún elemento
(la innecesaria inclusividad, para sin duda atraerse a los críticos liberales
de limousina del cine) sentimental para que esto, en estos lamentables tiempos WOKE,
no pareciese una exclusiva gesta de machotes y para machotes. Una familia, un
romance, un agente que muere, un buen puñado de explosivos tiroteos, cerrado
con un encarnizado enfrentamiento a puñetazos entre el expeditivo jefe del
grupo y Cohen.
Quizás sea ineludible seguir esas trazas
porque todas estas historias son similares; un ganster cobra relevancia
mediante métodos violentos/salvajes, tocan al fin la fibra de alguien decidido a
combatir fuego con fuego, recluta a sujetos convencidos de que el ojo por ojo
es una política adecuada con según qué elementos, suceden inevitables bajas en
ambos bandos, alcanzan un clímax que acaba en los tribunales. La vida misma, en
resumen, aunque algo que no terminan contándote en el cine es que los malos,
aunque encarcelados, siguen gobernando su imperio criminal entre rejas, cuando
éste no lo hereda alguien con peores instintos que el depuesto.
Y todos estos socavaron el imperio de Cohen; por supuesto, con métodos nada ortodoxos |
Esta obra también vende, pese a su intención “realista”, la fantasiosa necesaria catarsis de que el Bien prevalece sobre el Mal, que termina con la barriga llena de plomo del calibre .45 o la cara partida por puñetazos demoledores. La realidad es otra cosa. Depresiva. Siniestra.
Insisto: la moraleja de esta obra del defenestrado ALAN MOORE es CUESTIONA; aun al mismo V si procede |
CUESTIONA A TUS LÍDERES es la máxima
presente en la (ahora, desdeñada, pues los movimientos progres que ALAN MOORE
alentaba le han defenestrado) lectura de V DE VENDETTA. Y, sobre todo, CUESTIONA
a aquellos que producen la desvergüenza y la humillación de hacer de ti un
ciudadano de segunda en una España
donde todos somos iguales, presuntamente.
CUESTIONA a quienes dicen representarte, y
más a los que generan una grave injuria (AMNISTÍA), que remuerde las entrañas
(INDULTOS), provocándote una innecesaria subida de bilis-rubina,
CUESTIONA a quienes dicen saber qué
necesitas en una España donde importa más imponer el ecotranslenguajeinclusivo
que su libertad o unidad. Una feble España no ya líquida, sino gaseosa, la
España-Planta, que siente, mas se niega a reaccionar en legítima defensa.
(Salvo en la barra del bar, donde regruñen. Y tela. Sin embargo, cuando toca trasladar a hechos esa
rabia —las urnas— ¿qué votan?)
CUESTIONA a esos cobardes
‘constitucionalistas’ que, dado el caso, ¡cederían igual y sin vacilar a toda
exigencia NAZIonalista! Claro que España no se rompe: ¡porque está rota!
KKKomunistas y NAZIonalistas lo han logrado. Sólo queda atomizarla. Gran éxito
de esas alimañas, esos virus, tenias cuyo objeto es la destrucción nacional.
Ajustado retrato de Espala hoy día; la ficción y la realidad se dan la mano en esta novela |
CUESTIONA a quien defienda que en España debe haber criminales impunes y golfos de primera frente a honestos ciudadanos “de segunda” por mor de un ansia personal ultrajante pasada por política, que pretende causar un colosal perjuicio general.
CUESTIONA tus ideales, si descubres que los
manipulan para usarlos en perversos planes personales que contribuyan a una INICUA
AMNISTÍA.
CUESTIONA… a menos que seas como un zombie lucio del Guadalquivir: capaz de jalar toda mierda mientras sea progre.
Recelo de partes de esta prematura
biografía de JAMES Ellroy, supeditada a la tragedia que padeciera
durante su niñez: el asesinato irresuelto de JANE HILLIKER, su madre.
Él mismo confiesa que, durante su
adolescencia y juventud, en la escuela e instituto, introspección aparte, lo
que más adoraba era tener atención. Cautivar público; estuviera atentos a qué
capulladas hiciera en según qué momento. Alineado con la Extrema Der, va a un
instituto judío y hace Propaganda nazi, lanza encendidas soflamas racistas, colabora
con gente de ese pelaje… para, tras conocerles bien, descubrir su impostura
maniquea y falta de inteligencia o carácter… todo esto antes de “flirtear” con
las drogas. Semeja rebote psicológico consecuencia de la pérdida sufrida. Su American History X.
No profesa fuerte adhesión por esas
ideologías, aunque se perfila un conservador medio moderado. No parece pretenda
ir por ahí predicando apaleen a negros, judíos o moros. Puede tener reservas
contra ellos o, mejor, ciertas conductas morales que carcomen su victimismo de
minorías perseguidas; no puede ser de otro modo. Si Ellroy no tuviese esas
ideas “subversivas” de Derechas, su prosa sería feble, sin la acidez que le ha
encumbrado.
Debes creer bastante en eso para expresarte
con esa propiedad, para no caer en contradicción o hipocresía; al mismo tiempo,
conviene precaverse contra condenatorias posturas extremistas. Procuras tender
a la moderación.
JAMES ELLROY desnuda su alma en esta historia que además contiene el desesperado esfuerzo por su parte de hallar al asesino de su madre |
Así que aviso al lector que tope con esta
extensa obra a que cuestione aspectos de su biografía juvenil. Te digo: Ellroy
avisa, o boicotea, alertándonos de su afán de notoriedad. Puede haber, si no
inventado, sí exagerado algunos episodios. Me sigo quedando con lo de que, de
su amistad con extremistas de Derechas, sacó que eran unos payasos… con
suculentas tramas subyacentes que explotar o endosar a personajes literarios.
[La Izmierda no da para tanto; son literales
sanguijuelas cuya ladina Propaganda les uniformiza, privándoles de la discapacidad
para cuestionar, les inyecta obediencia ciega al Líder, les habilita para
aceptar con naturalidad un argumento y su opuesto (eso que GEORGE ORWELL
definía “doblepensar” en 1984) y surfear contradicciones con un garbo
que ni ESTELA PLATEADA.]
Estructura el libro en cuatro partes: la
investigación seguida para atrapar al asesino de su madre; su biografía, muy
interesante y jugosa (sea por lo sucedido en realidad, o por lo imaginado); su
contacto con un agente de policía; el trabajo periodístico-televisivo de su indagación
particular a la caza del asesino. Todo conduce a callejones sin salida, ora por
falta de concreta o correcta pista, o por el tiempo acaecido desde el suceso.
Como siempre en Ellroy, la parte
detectivesca apasiona, engancha, estimula, proporciona otra dimensión a la
literatura del género. Realiza (o informa) esbozos de sórdidos personajes que
mejor no hubieran nacido nunca, así como delata a una Sociedad que ¡ensalza!
esas conductas o sus autores, ansiando un morbo mórbido que luego rechazan… mas
como hipócrita postura moral de liberal de limousina que hace quedar bien ante
el público. Salvar negritos hambrientos y todo eso. Por dentro, ¡extasiados!
Mis rincones oscuros es una extensa súplica de perdón y búsqueda de redención que Ellroy escribe a su madre, extraña vituperada por su padre, un fantasioso elemento fanfarrón que, herido por el divorcio, sólo sabía inventar porquerías sobre su ex (putera, borracha, bollera), la cual contraatacó, como el Imperio, asignándole al padre homoX latente. Qué curioso empleemos esos argumentos sexuales para querer destruir a alguien, o tomar una postura moral superior. Tarde Ellroy descubrió el engaño, y lo denuncia con esta obra, que dudo en verdad exorcice sus remordimientos íntimos. Sí, busca la expiación, ansiando, más que encontrar a un asesino, tener él pax de espíritu.
También este año, ilustración ex profeso |
Aprovecho esta noche de las RUPERTAS
infernales iluminadas por dentro para recordar a los ateos, sobre todo a los
que obedecen zombies las consignas de la Extrema Izquierda, incapaces de
cuestionarlas o criticarlas, siguiéndolas con absoluta abyección, que si reniegan
de toda religión (esa “toda”: el catolicismo), deben deplorar Halloween,
pues es una celebración RELIGIOSA celta. RELIGIÓN, en suma. Insulta condenen
Navidades, o Semana Santa, empero se pongan estupendos festejando Halloween, un
pagano evento RELIGIOSO. Y convinimos en que toda religión es KK, hasta las
paganas. ¿No?
Machacan Navidad al estimarla capitalista trama
comercial, mas no objetan igual de Halloween. Un Halloween eminentemente
norteamericano, léase capitalista/capitalismo por los cuatro costados, hecho que
tampoco ofende sus elevados principios KKKomunistas. Un hombre vale lo que su
palabra; ergo: sus principios. Mas a diario la Izquierda demuestra carecer de
ellos. La vemos surfear contradicciones; nunca miente, sólo cambia de opinión;
es por el bien de España y la Galaxia… hipócritas pretextos cínicos sin fin-sin
fin. Su militancia, simpatizantes y electorado traga lo que ni los lucios del
Guadalquivir: toda esa mierda sin objetar ni repugnarle.
Por último: los auténticos ateos no hacen apología del ateísmo. Se declaran no-religiosos y punto. Al hacer apostolado del ateísmo, hacen religión al ateísmo. Su dios es el Ateísmo, ellos, sus Apóstoles, su Credo: imponerlo a todos. Confirman, así, que hasta ellos deben creer en algo superior, incorpóreo a ser posible…
Afiche foráneo; creo que esta cinta en su momento supuso una especie de conmoción... que no llegó a estremecer tanto como esperaban. Eso dicen |
Parece acertado sugerir que esta cinta de RICHARD
BROOKS es como un anticipo de LOS MERCENARIOS, la desbocada franquicia de
viejas glorias iniciada por SYLVESTER STALLONE hace años. Su trama: un empresario
estadounidense contrata a un cuarteto de especialistas en distintas armas, enviándolos
a rescatar a su esposa, retenida por un revolucionario mejicano secuestrada en
lo profundo de sus desérticos pagos.
La revolución
mejicana es de las más desgraciadas y fracasadas de la Historia moderna, si no
de todos los tiempos. Se rebelan contra los españoles, los franceses, el
Gobierno que sale de los rebelados, esos rebeldes que deponen son después
asediados por nuevos rebelados, creando una cadena sin fin-sin fin de matanzas.
La cosa es que el populux (caracterizado por el cine norteamericano con sus
pobres ropas indígenas biancas, casi siempre de jarana y tequila,
abrasados por el Sol, residentes en deprimidas aldeas de adobes) por el cual
dicen luchar nunca goce, de verdad, de las virtuosas ventajas de futuro mejor
que promete el tío del sombrero ancho y las cananas cruzadas en el pecho.
Y si le cuestionas, ya sabes: eres
juarista, de MADERO, de los españoles, de los gabachos, villista, te pegamos
dos tiros en la misma tapia donde fusilaron a tu hermano cualquiera de los
anteriores citados por revolucionario. ¡El populux, carnaza favorita de tiranos, dictadores y revolucionarios!
Este filme denuncia todo eso en el
parlamento que profiere a BURT LANCASTER el malherido JACK PALANCE, ese
revolucionario aparente carcelero para obtener los crédito$ que le permitan
seguir batallando contra el Poder (que él ayudó a instalar, ojo. Ahora combate
a sus antiguos camaradas, quienes descubre usaron la revolución para su
beneficio). Discurso que remata afirmando que la revolución es una (mala) puta.
A la que regresas, empero, porque te sientes perdido, o parecida excusa.
La síntesis de la situación no puede ser
más patética, por no decir dramática: peleaste por un venturoso porvenir junto
a gente que ahora se ha convertido en aquello que te sublevó (ejemplos:
Revolución Rusa, cubana, china… Toda comunista). Mantienes la batalla. ¿Qué has
ganado? Tu gente sigue pobre, o masacrada, o en permanente peligro de serlo ora
por tus enemigos, ora por tu gente (el ejemplo del cabrero) que considera que su
fidelidad a tu causa es feble, o directamente traidora. El ingenuo revolucionario
enardecido transformado en nuevo verdugo, no libertador equitativo.
¿Beneficios? Cero.
No sé hasta dónde esta cinta puede
calificarse de western crepuscular. Desde luego, está en línea con
conceptos de SERGIO LEONE, alguno que ya estableciera SAM PECKINPAH y que
cristalizarían enteritos en GRUPO SALVAJE. Un puñado de violentos antihéroes
interraciales cabalgan por un secarral torturado por la sal y el calor diurno,
su imagen diferente a la que el western “del pasado” (muy poco antes)
proyectaba en las nictitantes pantallas de plata: el cowboy del sombrero
bianco y las resonantes espuelas que disparaba sus revólveres por la
justicia, pacificando la pradera (no la frontera), con una novia vestal y un
villano que encarnaba los poderes económico- fácticos de la época, aunque
llevase corbata de lazo, no maletín, ni se desempeñara en Wall Street. Sutil
huella de lucha comunista en silla de montar de procedencia andaluza.
BURT LANCASTER no está para tonterías, CLAUDIA CARDINALE, apúntatelo. Será cosa del territorio y el clima; la compañía. Los peligros |
Y el granjero, la columna vertebral de la
moral, la religión, la política (conservadora) y la economía norteamericana,
hombre timorato que atisba el horizonte confiando en ver al del sombrero bianco
(héroe itinerante del que recela, no obstante) que le libre a tiros del cacique
y sus matones, estereotipos de villanía y vulgaridad alcoholizada.
Polvo, sudor, sangre… decepción y derrota en conjunto, desmitificación de las consagradas causas popular-populistas, para un poker de duros de la época donde LEE MARVIN parte la pana de verdad, mas muy seguido de cerca por el SARGENTO NEGRO.