viernes, 30 de diciembre de 2011

...Y, EN NOCHEVIEJA, ¡HIPERESPACIO!

Con esta ilustración os deseo una feliz entrada de año, ¡y prudencia al
conducir por el Cosmos!

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡PRÓSPERAS FIESTAS Y ALEGRE 2012!

Un año más me complace desearos, tanto a los seguidores habituales, como
a los recientes, Felices Pascuas y un saludable año 2012, que nos lo han
pintado tremendo pero, a ver si con un poco de suerte, no lo es tanto.
Otra cosa: cuando llegue regalar por Reyes Magos, recordad que los
animales no son juguetes. Ellos retribuirán por cien nuestro cariño.
Las graves planicies y Recalibrados son buenas ideas, por cierto, para
regalar.
PD.: ¡hasta 2012!

viernes, 23 de diciembre de 2011

PESADILLA ANTES DE NAVIDAD - ¡MACABRAS PASCUAS!

Barroca cartelera del filme; el prota
sobre un predio de calabazas luminosas
Sobre todo el potente aparato visual que TIM BURTON diseñó para esta ‘escalofriante’ fábula en la que también lo perverso se cansa de serlo y quiere ascender a luminosas esferas seráficas (por poner), con catastróficas consecuencias, destaca la extraordinaria partitura de DANNY ELFMAN, melodías pegadizas y centelleantes que constituyen el sólido espinazo de esta producción en stop-motion (lo es, ¿no?).
Lo demás, por rico o singular que pueda ser, o parecer, supone un vistazo al alambicado mundo interior de Burton, poblado de retorcidas catedrales y edificios inclinados cuya silueta se recorta en el cielo plomizo de algún otoñal paisaje que quedara grabado indeleblemente en su memoria infantil. Ese gusto por las concepciones deformadas le permite desmitificar al héroe y mostrarnos que el villano, o en este caso, el antihéroe, JACK SKELLINGTON, no es tan acérrimo en sus planteamientos y/o posturas como suelen presentarlo. No es del todo insana esta iconoclastia de Burton, aunque se queda a un paso de caer en los excesos y ciertas truculencias gratuitas.
El ALCALDE de Halloweentown
hace referencia al mito de JANO,
también vinculado con estas
fiestas
Retrospectivamente, notamos que el auge del excéntrico británico coincide con el de otras firmas inglesas en el cómic, casos de ALAN MOORE y PAT MILLS, otros rompeídolos y cuestionadogmas reconocidos. Del primero se hace inexcusable citar WATCHMEN (obra que, por otra parte, es la única que le conoce esa legión sobrevenida de ‘lectores de novela gráfica’ que hace poco descubrieron —y merced a algún inspirado articulista de semanal progre, o conservador, que vertió loas y otros ditirambos sobre estas viñetas— que el tebeo ¡EXISTE! y no es lo “de niños” que creían se trataba), donde el mainstream se ‘descalificaba’. Tras la ordalía de represión del crimen, venía la introspección del héroe. Y algunas de sus íntimas facetas no distaban tanto del desequilibrado enmascarado que había tundido poco antes.
Mills es más escurridizo para el colectivo citado. Mentar a SLÁINE es andanada de cierto valor, como recordar que fue cocreador de JUDGE DREDD. Pero Mills, al final de Década 80 y comienzo de Década 90, impactó con MARSHAL LAW, donde la idea de Watchmen se llevaba un paso más allá, fracturando aun los ‘tópicos’ acuñados por Alan Moore (incidentalmente, compañero de Mills en 2000AD). Mills está más cerca del “Burtonniverso” que Moore. En ambos reside un gusto por lo macabro y desviado que, en el caso de Mills, KEVIN O´NEILL trasladó al papel.
LOCK, SHOCK y BARREL, desquiciados secuaces de
MR. OOGIE BOOGIE. Sólo temen a JACK SKELLINGTON
Pero lo más singular de Pesadilla antes de Navidad (que, si no estoy mal informado, satiriza el título del cuento LA NOCHE ANTES DE NAVIDAD) es que este filme no es de Tim Burton. De acuerdo que figuró historia y personajes, y la produjo, pero la cinta, el guión, ¡lo firman otras personas! (HENRY SELICK, director, y CAROLINE THOMPSON y MICHAEL MCDOWELL el guión), fagocitadas empero por el marchamo Tim Burton, aureola que hace ver que en él reposa toda la maquinaria que conocemos, cuando en cierto momento su actividad pudo lindar entre lo nulo y lo accidental.
SALLY, la muñeca de trapo, enamorada de Jack, y su creador,
el PROFESOR FINKELSTEIN, enamorado de sí mismo
Pesadilla antes de Navidad tiene fuerza y atractivo irresistible para los adolescentes, aquellos que empiezan a cuestionar los límites del dogma en el que han crecido. Toman esta cinta como la imagen de su Navidad, a contracorriente y contestataria, sin apreciar que el máximo anhelo de Skellington es lo opuesto; ama la Navidad tal como (comercialmente) la conocemos: las luces de brillantes resplandores, guirnaldas y muérdago, el abeto coronado por la fulgurante estrella, todo eso, ¡el papel de colores que envuelve los regalos! ¡OH, SÍ!
Este es nuestro Jack, empeñado en reducir el Adviento a
una fórmula matemática que le ilumine el futuro
Cuando el mismo Jack franquea los lindes de su reino y termina en el claro donde cada árbol posee la puerta de una festividad específica (Navidad, Halloween —las Navidades progre-laicas—, Acción de Gracias…), lo hace impulsado por un intenso afán de querer disfrutar otra cosa. Jack se siente preso en un engranaje cuyas evoluciones percibe y detesta la perpetuación del ciclo. Por una vez, como toda criatura sensible y sentiente, desea experimentar cambios en la interminable rutina. Paladear otro mundo.
Jack asume el papel de SANTA CLAVOS y ¡le revienta el
corazón de gozo ante el bien que cree estar prodigando!
Pero nadie más comparte su anhelo. Los paisanos de Halloweentown aman su trabajo. Viven para el ciclópeo momento del susto, las calabazas iluminadas desde dentro y la confección de criaturas en sucios y destartalados laboratorios, como el del PROFESOR FINKELSTEIN, cuya más exitosa creación, SALLY, está colada por el esbeltísimo caballero de la triste figura, Jack Skellington, Rey de las Calabazas.
Ella comprende, con indolora resignación, pues conforma su naturaleza, que viven en un circuito establecido por alguna buena razón. En la aspiración de Jack ve un desafío pernicioso que atenta un designio divino inescrutable. Nos hicieron así y debemos conformarnos. A Halloween, oscuro momento de sobresaltos, le sigue la candidez rutilante de la Navidad, festejo de la nueva vida,  como si Dios (pongamos) ofreciese al mundo distintos matices de Su Creación. Permite elección. Contrapesa una cosa con otra. Jack, no jeringues el chisme tratando de cambiar las cosas, ser lo que no eres.
MR. OOGIE BOOGIE, 'juerguista' ludópata, haciéndoselas
pasar canutas al pobre SANTA CLAUS, víctima de Lock,
Shock y Barrel, secuestradores 'infantiles'
Por eso Sally recibe el augurio de que el proyecto navideño de Jack fracasará estrepitosamente, pero Skellington está demasiado obcecado como para querer aceptar su consejo, y Sally, por otra parte, es tan poca cosa, se ve tan diminuta y cegada por el HELIOS que para ella es Jack, que…
Pese a la perversidad que encierran los regalos que Jack ofrenda al mundo, sustituyendo a SANTA CLAVOS en la señalada noche, no hay mala intención en su fabricación. Sencillamente, el deforme y melancólico pueblo de Halloweentown no concibe el mundo de otro modo. Fueron concebidos así y bajo tal prisma todo lo ven. Ni siquiera es obstinación o ceguera, sino simple avatar.
Final feliz (¡claro que sí!) que nos muestra el lado más
conmovedor de las criaturas hijas de la pesadilla,
humanizándolas
El problema reside en que su “bienintencionado” ‘espíritu navideño’ rechina (¡y cómo!) comparado con el del resto del mundo, acostumbrado al respiro soft del Adviento, y es despedido del cielo a cañonazos (la caída del trineo de Jack, que guía su perro fantasma ZERO, con bombilla nasal roja incorporada, tiene semejanza con la leyenda mitológica de FAETÓN, siendo PAPÁ NOEL trasunto de Helios —Sol Invictus—; la arrogancia es castigada). Pero el primer alarde iracundo de Jack se transforma en aceptación y comprensión de que su sino está irreversiblemente establecido.
Por suerte, aún queda tiempo para salvar a Santa Clavos de MR. OOGIE BOOGIE (el tenebroso HOMBRE DEL SACO relleno de alimañas) y enfrentar el futuro en compañía de la cándida Sally, mostrándole que hasta los reyes de las calabazas tienen corazón.
Vuestro Scriptor.

martes, 20 de diciembre de 2011

CUENTO DE NAVIDAD – CARIDAD SOBRENATURAL

Portada de un recopilatorio. CHARLES
DICKENS se tomó como obligación
'premiar' a sus lectores con un relato
basado en las Navidades
Con un poco de suerte podré comentar algo novedoso (difícil lo veo) sobre esta inmortal contribución de CHARLES DICKENS a la literatura. Como pocas obras antes, quizás después, esta parábola del Adviento ha influido en la CultuPop mostrándose bajo distintos pelajes. Impostó el estereotipo del tacaño, EBENEZER SCROOGE, y parece inevitable que, aproximándose estas fechas, se desempolve algún metraje oportuno que recuerde al espectador la singular odisea del rácano londinense asaeteado por los fantasmas. No tanto por predicar con su ejemplo como por completar la parrilla.
He advertido, de su lectura, que Dickens no suministró de ‘discurso interno’ a Scrooge. Nos impidió internarnos en su cráneo (por ende, en ninguno de los participantes en este villancico de ultratumba) y comprobar la calidad de sus pensamientos, de sus sensaciones, qué barrena efectuaba las vivencias que le surtían los Espíritus, la íntima desconfianza hacia ellos. No hay un solo “pensó”, una reflexión introspectiva. Dickens lo difiere todo a ciertas frases y párrafos donde la emoción imprime huella en Scrooge.
Dickens, de afilada pluma, dispuesto a criticar
las malversaciones morales de su época
De este modo, impidiéndonos profundizar a través del discurso particular, Scrooge, BOB CRATCHIT (cliché del conformista), el sobrino del avaro, etc., no son más que marionetas que danzan la tonada orquestada por Dickens, moviéndose por los vaporosos escenarios cargados de ácidos reproches que afligen al rácano. Una vez acabó su participación, y al amor de esta reflexión, estos personajes acaban arrumbados en un rincón cogiendo polvo. No se les concede la oportunidad de tener una vida (incógnita) más allá del relato.
Quedan, quizás, inmóviles en el teatro como robots sin energía, aguardando una recarga para vivir una existencia limitada dentro del fabuloso Universo de la Literatura. No se nos provoca activamente a imaginar un Cuento de Navidad II; con vago espasmo, y según los últimos párrafos que cierran el relato, teorizamos cómo evolucionó todo. Qué prosperidad fecundó Scrooge; qué fue de los Cratchit más allá de la no-muerte del pequeño TIM. ¿Scrooge abandonó el tenebroso mausoleo donde vivía, principal tablado de sus “devaneos” sobrenaturales? ¿Se mudó a un lugar más decente? ¿Qué?
Ilustración de alguna edición de época:
en el escenario EBENEZER SCROOGE y
el DIFUNTO MARLEY
Todos esos personajes (y no es una particularidad de Dickens; así escribían entonces) tuvieron una función ‘vital’ concreta y luego los devoró la oquedad de su interior. Como las sombras a las que los distintos Espíritus aluden, permanecen anclados en nuestro recuerdo brillando un instante cuando algo nos los refresca. ¿Antaño los personajes no sentían, per se, no experimentaban, no podían acumular una identidad distinta a la que el autor les brindaba? Porque Dickens, más que de sujetos, escribe sobre estereotipos: el avaro, el conformista, el buenista…
Todo eso lo suple el autor, empero, con el coloquialismo (Dios nos lo conserve muchos años) más afable que supo encontrar. Hijo de una época implacable con los menos afortunados [y ésta, ¿no lo es?] volcó la amargura que lo carcomía, ora de su propia experiencia, ora de su entorno, en Cuento de Navidad y luego apeló al coloquialismo (entiendo) como fórmula para acolchar el golpe. La Sociedad a la que destinaba la parábola podía mostrarse muy pía y devota y tal, caritativa como el que más según la conveniencia (hoy día lo llaman “galas benéficas”; aparezco, luzco palmito, me ven en la pomada por-la-causa —que vende, vende, dándome prestigio personal—) y me olvido), pero ya está. Que no venga ahora Dickens jodiéndonos la Pascua con acusaciones en prosa sobre la miseria a la que contribuimos merced a una rígida segregación de clases.
Más de época: la robusta concurrencia lo
pasa bomba. Mientras, alguien se congela
en los arrabales
Por eso, para colar el mensaje, Dickens afea la conducta de sus opulentos compatriotas empleando ese sutil coloquialismo afectuoso, que posee no obstante capacidad para recordar el que una falta de caridad en un momento dado puede suponer un muerto por congelación esa Nochebuena.
Es un modo elegante de clamar contra la dureza de corazón y, al mismo tiempo, criticar una forma de ‘vida’ social que aún retenía privilegios feudales, donde la masa ingente de pobres y asalariados miraba a la rancia aristocracia, donde la burguesía se hacía pujante, esperando que estas señaladas fechas ablandaran un poco (apenas mínima-nimiamente) los prejuicios de los poderosos sobre tantos infortunados. Era el momento que Dickens halló mejor para dilatar la grieta y exclamar: Mientras aquí escanciáis ponche, en cualquier portal alguien muere de frío y hambre. ¿Por qué pasa eso? ¿Cuál es el motivo? ¿Cómo, hermanos, lo remediamos?
LOS FANTASMAS ATACAN AL JEFE,
o BILL MURRAY haciendo de Scrooge
Porque apelar al discurso socialista del equitativo reparto de la miseria entre todos los oprimidos tampoco es una solución dado como el invento comunista acabó: con mayor ruina. Estamos atrapados, sin solución parece, entre el capitalismo que quiere trascender a neofeudalismo (sí, ajá) y las mentiras sanguinarias de los desharrapados de izquierda, que so pretexto de luchar por la equidad y la dignidad general, buscan tan sólo destronar al ahora gobernante para ponerse ellos a mandar. El cambio no supondrá mejora ninguna.
Tampoco debemos ser rigurosos con Scrooge. Era, en el fondo, tanto “hombre de su tiempo” como víctima de unas circunstancias personales adversas. Los destellos de luz, calor y amor no fueron tantos ni tan duraderos como para inclinarle a la bondad. Hizo de la avaricia el arma con la que agrede al mundo que, en señaladas Pascuas de su infancia, lo abandonó en una institución docente de apariencia rígida y lejos de un padre que se nos insinúa le detestaba. Los buenos le fallaron entonces y ahora él se lo hará pagar.
Los TELEÑECOS refrescan el texto.
A destacar MICHAEL CAINE, que
desde luego no puede presumir de
interpretación, por infantil que
sea la cinta

En amasar dinero había algo. No cariño, pero sí certeza. Era como Scrooge trincaba al mundo por los huevos. El ejemplo está en cuando el FANTASMA DE LAS NAVIDADES FUTURAS le muestra al matrimonio que habla que, ahora muerto el tirano, esa noche al menos podrán dormir en paz. Scrooge no era más que un avinagrado hombrecillo mustio por su vileza (inyectada en la infancia por el abandono) que, como el MORIARTI descrito por SHERLOCK HOLMES, permanecía agazapado en las entrañas de su oficina pero controlando un vasto dominio con el poder de estrangular a sus víctimas exigiendo el pago del préstamo. ¡Qué gran imperio le proporcionaba el dinero! ¿Acaso no hace grande, ejemplar, dignifica? El resto, ¡ah, bah, Felices Fiestas y pavo relleno, son ¡paparruchas!!
Por si acaso, no tentemos la fortuna. Honremos la Navidad ahora que nos la quieren prohibir. Evitémonos visitas espectrales en tan entrañable noche. Tampoco cuesta tanto, considero…
Vuestro Scriptor.


Y en el otro extremo, este exceso que,
sui  géneris, reproduce la trama de
Dickens. Hicieron una mierda atómica
de ésto en plan secuela años después

viernes, 16 de diciembre de 2011

NUEVA YORK, 2012 – LOS ÚLTIMOS HOMBRES ÍNTEGROS

Afiche foráneo. En un plano personal,
en su momento, inesperada sorpresa
Durante Década 70 se rodaron varias películas sobre el Fin del Mundo que poseen un ‘paladar’ característico que no ha vuelto a repetirse. Contiene algo su atmósfera, su fotografía, que cautiva, preserva, permite perdonar muchos de sus defectos. Incluso LA FUGA DE LOGAN se beneficia de este “aire” al que aludo.
De cuantas he tenido ocasión de ver de esa época, THE ULTIMATE WARRIOR, de ROBERT CLOUSE (ajá, sí, el director de OPERACIÓN DRAGÓN) es la titánica. La más conseguida. Pudieran superarla, o están en plano de igualdad, LA CARRERA DE LA MUERTE DEL AÑO 2000, CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE y, por supuesto, ROLLERBALL. Me afirmaron que EL PLANETA DE LOS BUITRES era mejor. Qué va.
The ultimate warrior se presume cinta en la que WARNER BROS. invirtió una modesta cantidad de dinero. Financió “a la baja” un proyecto catastrofista que tira mucho de decorados de estudio, apañándosela el director de fotografía para aumentar su desasosegante atmósfera con una bien elegida sucesión de fotogramas que muestran una Nueva York despoblada y ruinosa, invadida por el fleo y el silencio.
El tétrico escenario; al fondo, un anacronismo (las
WORLD TRADE CENTER)
La BSO de GIL MELLÉ también ayuda a potenciar tanto la sensación de vacío como de claustrofobia que envuelven a los personajes. Ésta quizás sea la clave en que la película debe entenderse: el encierro, plasmado en niveles tanto físicos como emocionales. Contiene escenas de espacios abiertos, desde luego, y los protagonistas no nos agobian con un constante/desmoralizante discurso de voz en OFF; lo reflejan sus actuaciones. Pero se palpa la sensación de derrota y desesperanza, de reclusión sin solución, que el BARÓN (MAX VON SIDOW) ejemplifica cuando abandona la azotea/huerto.
CARSON (YUL BRYNNER) acaba de recibir una oferta
irresistible para él. He aquí el mejor guerrero del futuro
La conversación con el hortelano, CAL (RICHARD KELTON), no fue tan bien como querría y al Barón lo ataca la desesperación según desciende la escalera, estragando y destrozando su permanente máscara de confianza y serenidad, de “sé bien qué hacer ahora”. Como nadie (pues el Barón procede de una época mejor, de abundancia que se avinagró paulatinamente y, de súbito, desapareció), se percata del aterrador atolladero en que se hallan. A su alrededor, todos son jóvenes (o lo bastante) como para dudar de la exactitud de sus recuerdos respecto a tal pasado. No comprenden bien la magnitud de la pérdida.
El BARÓN (MAX VON SIDOW) atiende a su 'empleado'
en el santuario de su despacho; la nostalgia les rodea
Lo angustia el futuro que “lega” a su hija, MELINDA (JOANNA MILES), y a su nieto, aún nonato, y lo humilla no poder brindarles un futuro decente; sobre todo, porque las circunstancias lo impiden. Y se ahoga en la claustrofobia fruto de este conocimiento, junto al espacio físico donde se instaló, con otros sobrevivientes, que descargaron en él el liderazgo: unas pocas calles de la gigantesca urbe despoblada, a excepción de otras comunas como la suya y los asesinos de las calles, quizás caníbales.
CARROT, alias WILLIAM SMITH, el malo. Pervesa
suerte de ROBIN HOOD con matices de cobardía

Enfrente prácticamente tienen la comuna dominada por CARROT (WILLIAM SMITH, el FALCONETTI de HOMBRE RICO, HOMBRE POBRE —serie que a los más jóvenes nada dice—), un fornido criminal que codicia los cultivos de la comuna del Barón. Tanto Carrot como su tropa son auténticos predadores, que viven en la fuerza y la violencia destruyendo, incapaces, al contrario de la gente de Barón, de construir nada. Es sintomático que su base sea una cárcel (quizás comisaría); aunque edificio recio, también sugiere que de allí ‘surgió’ esta raza; el fruto de los otrora allá confinados es Carrot y su hueste.
La fortaleza de Carrot y su gente, una prisión. Contrasta
con las calles más saneadas de la comuna del Barón
La figura del protagonista, CARSON (YUL BRYNNER), es digna de estudio. Habituados a un cine de esteroides a mogollón y bíceps como zepelines, admirar a este hombre fibroso y ágil, aunque de apariencia madura, rompe esquemas; el primero, ese de que hay que ser un titán de las mancuernas para sobrevivir en mundos como el reflejado en esta cinta. Pero luego razonas que, más que fuerza, se requiere maña, destreza. Carson es al que necesitas en una pelea. Sabe dónde pegar. Economiza sus recursos. Explota sabiamente las debilidades del contrincante. Tampoco es un asesino. Usa una navaja cuyo mango es más largo que la hoja; esto atestigua su intención de defenderse, más que de intimidar. Tal como la emplea, no necesita más.
Cuando finalmente la situación en la comuna del Barón se
hace insostenible, le pide a Carson que conduzca a
MELINDA (JOANNA MILES) a un sitio seguro por los
túneles del metro. El estrago de las plagas llegó aquí también
Carson es un luchador cerebral, atemperado, que combate moviéndose como si danzara (aunque eso lo creo cosa de cómo caminaba Brynner, la verdad), y que, como el Barón, destila recuerdos del ayer esplendoroso con contenido dolor. Carson es un mercenario que ha vagabundeado por esos mundos de Dios (para pasmo del Barón, consciente del aterrador páramo circundante), mas también es víctima del estrago de la claustrofobia: su familia vive en una isla de Carolina del Norte cuyos habitantes ya practican el canibalismo. Teme por ellos. De inmediato le participa al Barón su intención de seguir viaje. Esto, parar en su comuna, es para reponer fuerzas, no un trabajo a jornada plena.
Carson es un extraordinario luchador. Pero, por su aspecto,
y juzgado por 'cánones' actuales, no lo parece, ¿verdad?
Otra peculiaridad de Carson es que se trata de un hombre honorable rodeado por una jauría de lobos. Quizás esto ‘sincroniza’ la afinidad entre el Barón y él, porque son dinos engolfados en cierta nostalgia. Carson y el Barón ‘hablan’ un olvidado idioma, y les es grato volverlo a oír.
El Barón confía a Carson su más valiosa posesión (Melinda; su nieto) y las semillas que Cal hibridó, resistentes a las plagas del ayer, cuyo azote contribuyó al actual estado del mundo. Sin dudar le encomienda que sacrifique a Melinda antes que a las semillas, pues constituyen la esperanza de regeneración de la Humanidad; la apartará del injurioso abismo de la antropofagia.
La victoria y la libertad tienen un considerable precio. Al
menos, Carson libra al mundo de Carrot
Pero Carson, en el intenso y medido duelo final en los andenes del metro (vía de escape, esperaba el Barón, tanto de la rapacidad de Carrot como de la gente de la comuna que el Barón lideraba), donde Carrot se ve por fin obligado a pelear (hasta entonces, y hábilmente, interpuso esbirros entre él y la navaja de Carson), ante la tesitura de abandonar a Melinda y salvar las semillas, se juega el tipo por ella. Es una cuestión de integridad. Lo otro resentiría su conciencia. Obtiene la victoria, aunque a oneroso precio. También en este descorazonador futuro, los malos pagan sus culpas.
Final feliz; el nacimiento del hijo de Melinda sugiere una
esperanza de futuro para la Humanidad
Otro detalle de The ultimate warrior está en su violencia, seca, expeditiva. Clouse no se anda con tonterías en ciertos momentos, y sorprende pues tal crudeza no era tan habitual en producciones de esta época.
Anímate. Visiónala. Dale una oportunidad. Igual te gusta.

martes, 13 de diciembre de 2011

STAR-LORD – FAETÓN ‘DESENCADENADO’

Colorista portada que, desde luego,
permite confirmar que STAR-LORD es
un héroe solar
Star-Lord es un personaje prometedor que aspiraba a mucho más de lo que, finalmente, una confusa hueste de escritores (y lo que les soplaran los dibujantes) legó a la posteridad, obra un tanto disparatada sin clara función, ni en su Universo teórico ni en el nuestro práctico. Star-Lord ‘sale’ de esa “renovación de plantilla” que los teóricos sitúan encabezada por ROY THOMAS, que “tiró” de fans y fanzineros para escribir las colecciones potentes, una vez que STAN EL HOMBRE LEE adquirió otra dimensión editorial, y de resultado tan irregular, pues algunas de estas nuevas concepciones sólo pretendían halagarse a sí mismas, despreciando todo método, objetivo o aun instinto de conservación (ventas).
Star-Lord es otra “marvelización” (el punto fuerte de Thomas, que jamás creó nada que no sacara previamente de una novela, teleserie o filme) del mito de FAETÓN y HELIOS, sin el trágico desenlace del primero. O quizás sí: también Star-Lord se despeñó desde lo alto, pero en vez del alto cielo oreado por todos los vientos, lo hizo de los pobres resultados editoriales que le han impedido renacer, acaso, en alguna “novela gráfica”. RAFAEL MARÍN y CARLOS PACHECO hicieron un guiño al personaje en la miniserie de LOS INHUMANOS, tirito del .22 que los de LA CASA DE LAS IDEAS ni siquiera notaron… que sepamos.
El suceso que marcará de por vida
a PETER JASON QUILL arde en
la primera viñeta
Star-Lord va de que PETER JASON QUILL (nombre repetido por los autores hasta el hartazgo), un chavalín huraño trágicamente marcado por el asesinato de su madre a manos de unos escamosos del espacio (así, ¿quién no?), se convierte en un feroz astronauta que trasciende “la carne” (y sus tentaciones) para, escogido por el SEÑOR DEL SOL (¡nada menos!), convertirse en un arquetipo: Star-Lord, aparente paladín de la justicia universal y que dedica todo su tiempo, energía, talento y recursos en ser un azotacalles cósmico, emporcándose en algunas aventurillas ocasionales, para justificar su status de héroe, pero con calma, que podría sudar y manchar el uniforme.
STEVE ENGLEHART, pancreator, impregnó de misticismo y astrología la biografía de Quill/Star-Lord, personaje que CHRIS CLAREMONT convierte en un wandering star enharinado en los flujos conspiratorios de un imperio galáctico que hizo cuanto pudo por ignorar la existencia de la Tierra, no conquistarla, que van de eso, y pese a que su emperador conoce nuestro paradero. Claremont redecora todo el pasado de Peter Quill (el niño con manoseado ascendente mesiánico, BUDA estelar en ciernes, el ESTELA PLATEADA de los 70, como NOVA) y lo encumbra a heredero de un trono galáctico que desdeña, porque, entiende este guionista, los héroes auténticos son republicanos. Para colmo, los esperpentos de su huera prosa pirotécnica inundan las páginas.
Peter, ya mayorcito, descubre el
objetivo de su existencia, merced al
SEÑOR DEL SOL, ese vejete
Luego, el solvente DOUG MOENCH hereda el desfigurado invento, pero prosiguiendo la estela, errática y confusa, de Claremont, para hallar, en la historia final de este tomo, la buena senda, pero ya es tarde para poder reflotar Star-Lord (que debía estar en ventas malherido). Lo pretende ‘rediseñando’ la biografía de Quill, despojando del halo sobrenatural/bondadoso al Señor del Sol, mostrándolo de la raza que asesinó a la madre del futuro Star-Lord, una “ironía” destinada a dar un giro inesperado, de folletín, que lanzase la saga a las alturas, pero fracasó.
Tantos y profundos removimientos obviamente minaron la serie, más que su espaciada aparición, capaz de “enfriar” el entusiasmo por el personaje. Los autores, sin intención de mercantil continuidad, experimentaron, se desahogaron con Star-Lord. Léase: las transiciones ideológicas de la década afectaban a MARVEL y sus personajes: los patriotas que armaban al ejército USA en Vietnam se transforman en pacifistas-ecologistas (IRON MAN) y los héroes ya no estaban tanto por la Amenaza Roja como por los KREE o los SKRULLS (que podrían, no obstante, ser trasuntos del comunismo).  Star-Lord aparece como un santurrón estelar, un lama ligado a la metafibra de una Consciencia Cósmica, o algo así, que le daba presunta superioridad moral, diferenciándose de los primeros superhéroes Marvel, defensores de la bandera, la patria, Dios y las pinturas de NORMAN ROCKWELL.
Como Star-Lord, no permitirá que
ningún escamoso cósmico escape
a su justicia
Star-Lord es sad copy de FLASH GORDON y JOHN CARTER. Elementos de ambos salpican sus viñetas. El diseño de su uniforme delata el del deportista ario que, con denuedo, se enfrentaba al tirano de Mongo. Pero, al contrario del novio eterno de DALE ARDEN, que jamás temió ajustarle las cuentas al villano de turno, Quill/Star-Lord duda, tiembla, teme. Proclama: NO MATARÉ (a veces, expresado sin más, siendo todo su parlamento), pero más que como una firme declaración moral de intenciones, por ende editorialmente impuesta, lo hace como una plasmación de incapacidad para asumir graves responsabilidades. Su carácter, salvaje y despótico al principio, se va edulcorando, anulándole para las grandes gestas que se esperan de él, trocándose un paladín del talante y el diálogo.
¿Qué es un Star-Lord? Por los dones que esgrime a punta de pistola, parece una entidad justiciera marcada, caso de Quill, por un singular y trágico sino. Y combatirá el Mal doquiera éste aparezca, actuando expeditivamente según lo manden las circunstancias. Pero no es así. A este Star-Lord, y al contrario de lo usual en estos personajes, actuar asistido por la razón de que “soy el bueno y poseo criterio infalible”, le asusta; duda al emplear la fuerza y la violencia.
Otro estelar momento de arrebato
vindicativo
Otro índice de sus nulas aspiraciones está en el pobre-retro/tópico aparato de ciencia ficción que le adorna. Nunca hubo intención de imaginar algo fuera de órbita, sino que ciñeron cánones desgastados por el uso pero que, quizás esperaban, fueran ‘familiares’ a lectores que crecieron con las aparatosas máquinas extraterrestres de PLANETA PROHIBIDO y decidieran comprar por eso la saga. Si tocaba innovar (para eso se suponía cobraban), pasaron.
Su relación con una nave que es la consciencia de una estrella (!) posee algo de incestuoso, porque NAVE, la leal compañera y paño de lágrimas de Star-Lord, profesa anómalas conductas maternales. Parlotea incansable y huecamente, incluso cuando la acosan fieros cazas armados con núcleos, haciendo absurdas e irreales tales peligrosas situaciones.
Grandes ejércitos y poderosas naves,
un eterno clásico que STAR WARS
regeneraría en esta época
Marín, en los textos que contienen el recopilatorio, alude a JUDGE DREDD: este Star-Lord ‘recuerda’ LA BÚSQUEDA DEL JUEZ NIÑO, donde sus autores parecen guiñar irónicamente y a propósito de Star-Lord al lector. Sin embargo, la comparación balda a Star-Lord: Dredd es íntegro, sólido; sabe adónde va, de dónde viene, no como Quill/Star-Lord, que perdió aun sus raíces por mor del ‘experimentar’ de los guionistas, aturdido híbrido que incluso trató de beneficiarse de STAR WARS confiando seguir así alive and kicking cuando el infértil recurso de nacer de una manera y otras de otro, se demostró inútil.
Vuestro Scriptor.

viernes, 9 de diciembre de 2011

ATLANTIS, EL IMPERIO PERDIDO – MILO THATCH EN BUSCA DEL MUNDO PERDIDO

El afiche sigue la construcción
piramidal espectacular de FRANK
FRAZETTA

Una apuesta arriesgada de DISNEY que se saldó con fracaso. Amparándose en los diseños de MIKE HELLBOY MIGNOLA, sospechamos un intento de atrapar, con esta cinta, a quienes solemos ser críticos con la CASA DE LAS IDEAS de MICKEY MOUSE, para demostrarnos que, cuando quieren, pueden ser duros y maduros. Aun así, Atlantis es un híbrido incómodo poblado de momentos, pero la larga sombra de la reputación de la productora eclipsa, y bastante, otros muchos, prometedores.
Atlantis es entretenida (a Dios gracias, ¡no es un musical! Eso sería el maldito remate) y se libra, en gran medida, del animalito/mascota/secundario/coñazo que suelen deslucir este tipo de producciones. (Creo que ni a los niños a quienes se destinan tales personajes les agradan.) Pero aparecen secundarios internacionales y multiétnicos (por mor de complacer a lo políticamente correcto, que desprecia la Historia tal como fue incluso) que aspiran a ser estrafalarios alivios cómicos con toda su alma.
Este fotograma muestra a MILO THATCH y su afán por
demostrar la verosimilitud de sus teorías 'fantásticas'
Atlantis respira un sano aire steampunk que, no obstante, en alguna parte decidieron trasladar a 1914 (¡error!); contemplado el relato desde 1868, o por ahí, éste entroncaría a la maravilla con esa imagen que se tiene de VEINTE MIL LENGUAS DE VIAJE SUBMARINO, decorando el relato de grata solera. Por alguna razón, las historias que versan sobre el hallazgo, o la búsqueda, de la mítica ATLÁNTIDA, quedan estupendamente en un contexto decimonónico.
El mecenas WITHMORE presenta a Milo al comandante
ROURKE; su jovialidad resultará de lo más engañosa
Percibimos el esfuerzo de ceñirlo a ese marco en toda máquina que aparece: el fantástico submarino (digno NAUTILUS), la perforadora a vapor, el dirigible, los aeroplanos catapultados con vapor, incluso los sugerentes navíos aéreos atlantes, pese a su recreación de vida marina, pretenden ser de acero, ¡MÁS ACERO!, remachado por doquier. Pero, en medio del sueño, te recuerdan que es 1914.
El poderoso submarino que nos permite sospechar la
influencia steampunk que envuelve este filme
También Atlantis confirma que el Bien y los Mansos heredarán la Tierra, amén, venciendo con su pureza a todo malvado. El protagonista, MILO THATCH, un joven apasionado y cuatroojos (los guionistas -TAB MURPHY, KIRK WISE, GARY TROUSDALE, JOSS WHEDON, BRYCE ZABEL, JACKIE ZABEL y DAVID REYNOLDS [y luego dicen de LA BIBLIA]-, tratan de reivindicar con él la siempre tiroteada imagen del escuálido empollón, víctima del musculoso abusón analfabeto que, por desgracia, compone el sólido pilar de la Sociedad), que desesperadamente intenta convencer a un caricaturesco y anquilosado cuerpo docente de que conoce el paradero de la Atlántida (haciendo así un guiño a VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA), esperando que apoyen su expedición allí en vano, halla repentina financiación en PRESTON B. WHITMORE, viejo amigo de su abuelo, TADEUS, que le surte de equipo y competentes profesionales (THE MOLE, VINNY, AUDREY, PACKARD, HARCOURT y COOKIE FARNSWORTH) para que confirme la veracidad de su teoría.
Milo traba contacto con los pintorescos (y alivio cómico)
mercenarios que le ayudarán a descubrir la ATLÁNTIDA
Atlantis tampoco anda lejos de INDIANA JONES Y LA ÚLTIMA CRUZADA, porque el objeto que en este filme simboliza al GRIAL es una fuente, potente e inagotable, de energía que otrora sumergiera, por su empleo erróneo y desmedido, el continente en el océano. El comandante ROURKE y HELGA SINCLAIR, su rubia platino-mano derecha, codician tal poder para venderlo al mejor postor. Milo, como buen científico idealista, ya se siente recompensado con lo que va encontrando del fabuloso reino, y lo ofende la intención de la pareja.
Al fondo y la derecha de esta fosa abisal está la Atlántida;
¡pero al loro con su (mecanizado) CANCERBERO!
La Atlántida, con cierto parecido con las culturas polinesias, está preservada en un capullo de roca gigantesco, tanto que da apariencia de espacio abierto incluso, pero su civilización decae milenio a milenio. La longevidad de los atlantes abre un pavoroso abismo entre ellos y nuestras breves existencias (quizás, pese a todo, una bendición, porque los exquisitos atlantes, especie de esas razas a lo MICHAEL MOORCOCK, languidecen presenciando los últimos días de su edén sin poder impedirlo, tormento extraño que supone tal quasiinmortalidad), algo que aprecia Milo cuando la princesa KIDAGAKASH le confirma que tiene ochenta y seis mil años de edad. (Escalofriante dato que, empero, apenas le afecta.)
El premio a sobrevivir a tantos peligros es esa panorámica
de un antaño glorioso contienete, hoy fastuosas ruinas
Los atlantes, dentro de su reino sitiado por un incesante río de magma candente, apenas logran recordar el esplendor que antaño gozaron. Han olvidado prácticamente su lengua escrita que, dispersa por distintos murales, relata lo ocurrido, qué liquidó su añejo esplendor, lo cual constituye, de paso, una hábil estratagema para impedir la pregunta de por qué gente tan avanzada persiste en su exilio y, luego, no imperaban en la antigua Tierra, erigiéndose faraones o césares.
Nace el amor entre Milo y la princesa KIDA a la luz del
fabuloso cristal y las aguas que reservan el enigma de la
devastación de la Atlántida
Aunque se nos venden como una raza pacífica, melancólica porque todo se consume sin remedio, no obstante el rey KASHEKIM NEDAK le comenta a Kida que “un milenio antes habrías exterminado a los intrusos”. Para dinamizar la trama, hacen colisionar dos corrientes de pensamiento opuestamente generacionales: Kida ve en la llegada de Milo, armado con el diario que fuera compilando su abuelo (otra referencia a La Última Cruzada), un estímulo vital, frescor intelectual, regeneración. Pero su augusto padre, ciego como una traslación de algún personaje griego, especie de EDIPO, o víctima de un castigo por el cataclismo que su soberbia del ayer provocara, teme a Milo por lo mismo.
De esta reunión, donde destacan el descamisado Rourke
(¿cameo de DOC SAVAGE?) y HELGA SINCLAIR,
procederán distintas calamidades
A todo intruso, en verdad. El nuevo viene aportando ideas, preguntas, incómodos planteamientos que, pronto o tarde, desembocarán en renovada debacle. Él ya tuvo la suya; está pagándolo caro. No quiere que su hija sufra similar destino.
La codicia se impone (al fin y al cabo, estamos en esto por la pasta) y Kida, capturada por Rourke y Helga, imbuida de la inmensa fuerza que nutre sus milagrosos cristales curativos y fuente de potencia motriz de sus máquinas (aquí, “cameo” de LA AMENAZA FANTASMA, la FUERZA y los MIDICLORIANOS), es empaquetada entre acero para su viaje a la superficie.
Entre ellas, la muerte del rey KASHEKIM NEDAK
Pero Milo, con su bienaventurada ingenuidad, consigue despertar los remordimientos de los mercenarios y los embute en la gran batalla por la libertad y la dignidad que es destino final de los héroes de su pelaje. Para ser un producto Disney, se atisban zarpazos de violencia y crueldad (pero, ¡qué digo! Ellos mataron al padre de BAMBI. ¡Saben del tema!) que no parecen habituales de la firma, pero logran edulcorarla hasta hacerla “todos los públicos”, y evitar algún reproche que mermara la recaudación.
Milo lidera el glorioso rescate de la transfigurada Kida
 a lomos de la fantástica aviación atlante
Atlantis está bien. Pero, quizás en una productora menos ‘escrupulosa’, hubiera destacado inmensamente. En todo caso, los fans de Mignola podemos disfrutar del festín de diseños que ha esparcido por la cinta con sumo deleite.

Vuestro Scriptor.

 
Los colosos mecánicos que blindan Atlántida con un aura
de energía es una referencia a LOS CELESTIALES, acaso
homenaje de MIGNOLA a JACK KIRBY y LOS ETERNOS


martes, 6 de diciembre de 2011

EL AMULETO DEL DIOS LOCO – EL BASTÓN RÚNICO # 2

Impresionante cubierta extranjera
sobre EL AMULETO DEL DIOS LOCO
En conjunto, muy poco hay que (o se puede) resaltar de una historia que evidencia su aspecto de continuación dentro de un serial. A destacar la introducción de HUILLAM D´AVERC, el refinado noble galo pasado al IMPERIO OSCURO de GRANBRETAN y cuya lealtad a éste tampoco es excesiva.
D´Averc representa acaso al superviviente oportunista que sufre una sacudida de moralidad y termina decantado al lado correcto de la balanza. No faltarán ocasiones en el futuro en que lamente este ataque de conciencia, pero lo otro, regresar a la senda que abandonó porque en el fondo le era ofensiva, conlleva una doble condenación que en absoluto piensa padecer.
Acaso sea mejor desaparecer en un holocausto flamígero y hendido por mil espadas pero conservando ese grano de respeto a malvivir en un reino sádico y que no garantice tampoco su existencia. Las condiciones de importancia y mérito en Granbretan oscilan con caprichosa rapidez, y los gloriosos nombres asociados a los importantes señores de la guerra que ensancharon las fronteras del tenebroso imperio a base de expolios y genocidios, invitados al salón del trono del Emperador HUÓN, mañana podrían ser los de vituperados reos cargados de cadenas y suciedad, a cuya miseria física sumen la degradación moral, vidas respetadas sólo para ser víctimas de selectas perversiones.
Se hace comentario de la novela
contenida en el recopilatorio de
MARTÍNEZ ROCA. Ilustración de
BARCLAY SHAW/THOMAS SCHLÜCK
Sobre el papel, ese alarde de integridad siempre queda estupendamente y moraliza; es como un espejo que nos reta a comportarnos ante la adversidad así. Mas cuando asoman las herramientas del martirio por el inmediato horizonte futuro, la carne, débil, vende la entereza del alma esperando así ahorrarse cualquier instante de sufrimiento. Todos cuantos os digan lo de “mejor morir de pie a vivir de rodillas” predican desde púlpitos donde jamás tendrán que hacer frente a tamaña elección; y, llegado el caso, lamerán muchas botas para evitar disfrutar del privilegio de ‘morir de pie’.
El DUQUE DE COLONIA DORIAN HANKMOON, protagonista de esta saga de MICHAEL MOORCOCK, enésima encarnación del CAMPEÓN ETERNO, morirá antes que plegarse, y con abundantes hechos de armas lo demuestra. Aunque en primera instancia aceptó la peligrosa JOYA NEGRA incrustada en su frente, plantada por los siniestros científicos de Grabrentan al servicio del vengativo BARÓN MELIADUS, pues constituía la posibilidad de vivir antes de morir con honor. Y más una oportunidad que comportaba sacrificar al CONDE BRASS y toda CAMARGA, el único foco de “libertad” (¿puede haberla, tal como la entendemos, en un futuro feudal?) que parecía quedar en la Europa Occidental tras el MILENIO TRÁGICO.
DORIAN HANKMOON en plan
barbárico; hasta aquí llegan los
malos; ni un palmo más, promete
Aunque es una apreciación que he entresacado y desarrollado, Moorcock en absoluto la delinea en El amuleto del dios Loco; estampó en papel una vistosa secuela (algo menos vigorosa que LA JOYA EN LA FRENTE) que trata del Bien contra el Mal en un pintoresco escenario. D´Averc resulta sugerente porque aporta color, matiz, a un casi monocromático Hankmoon, más cliché que personaje.
Moorcock lo adorna de las virtudes y apariencia del caro caballero listo a desfacer entuertos doquiera éstos aparezcan, ajá, sí, ¡BIEN!, pero luego tiene muy poco discurso interno. Es un poderoso juguete atrapado en los engranajes del misterioso Bastón Rúnico (suerte de Dios, de enigmática omnipotencia) y pasa por los campos enmarcado por los dones del heroísmo más puro y abnegado, frito por algunas cuitas internas que intentan mostrarlo como algo más que una gloriosa armadura con arrebatos coléricos.
Tras abandonar la ciudad de HAMADÁN, donde fue librado de la amenaza que constituía la Joya Negra de su frente, Hankmoon y OLADAHN, aparente COMPAÑERO del Campeón Eterno, reciben noticia de que han sucedido multitud de desafortunados sucesos, temiéndose la extinción de la Camarga. En SORYANDUM, antigua y fastuosa ciudad ruinosa, donde D´Averc se da a conocer tratando de capturarles, topan con un pueblo fantasma que está constituido por esas razas tan sapientísimas que lo han sacrificado todo (en el caso de la gente de RINAL, hasta la carne, depósito de pecado y distracción) para acceder a un plano superior de ética y moralidad, que luego resulta tan amargo como poco útil. (Esto es recurrente en la ciencia ficción: las sabias culturas macrobióticas que perdieron todo gusto e interés por las cosas, consolados empero en elaborar abrumadoras abstracciones estériles.)
El aclamado autor, MICHAEL MOORCOCK, en apariencia
rodeado de la familia y otros pelotas; los pasa con un
trago de vino
Ligados a las piedras de Soryandum, esta especie fantasmal teme que las obras que proyecta hacer allí el Imperio Oscuro los extermine. Por tanto, convencen a Hankmoon (a quien no le queda otra) para que les recupere un aparato que trasladará Soryandum a otro plano. Distante de la ciudad, con ellos confinados a sus lindes, sólo alguien con cuerpo y pasión, léase Hankmoon, puede brindarles socorro.
En recompensa, Rinal entrega un duplicado de esta máquina al Duque, alarmado por las aterradoras nuevas de que el vigoroso Conde Brass ha muerto, Camarga es historia y su gran amor, la casta YISSELDA, fue secuestrada, terminando el Bastón Rúnico sabrá dónde, y cómo.
Pues resulta que esta novela de
BARRINGTON J. BAYLEY y esta
saga están emparentadas. Suceden
ambas tras el MILENIO TRÁGICO
Con las entrañas ácidas por estos males y angustias varias, Hankmoon emprende raudo regreso a Camarga, pero el GUERRERO DE NEGRO Y ORO (arcángel del Bastón Rúnico) le obliga a apoderarse del amuleto del dios Loco, cosa que hará tras vivir un torrente de aventuras en parajes exóticos, cuyos habitantes están aterrados con la avasalladora inminencia del Imperio Oscuro.
Esa gema enloquece a quien no sea designado su dueño (y el Bastón Rúnico le eligió a él –no podía ser menos; no habría novela- esta vez), pero proporciona extraordinario vigor a su propietario (infunde a Hankmoon una suerte de ESPASMO DE FURIA que inclina a su favor la suerte de la batalla), amén de otro dones.
Yisselda, demente esclava del dios Loco (decadente, sucio, desequilibrado, dueño de un siniestro palacio, caudillo de un ejército de enloquecidas féminas que, merced a su belleza, hundían sus espadas en el obnubilado enemigo) queda sana merced al poder del amor de Hankmoon y, todos juntos, con D`Averc (siempre sospechoso de ser traidor) incorporado al grupo, tratan de salvar Camarga del último y titánico asedio que lidera Meliadus.
SLÁINE, por PAT MILLS y SIMON BISLEY.
En EL AMULETO DEL DIOS LOCO hay
cosas que nutren esta saga en concreto
Brass y Meliadus obtienen una victoria pírrica, pues si bien el Barón no logra conquistar la capital, el Conde se ve obligado a desplazarla a otro plano. Y sobre tan incómoda tregua pesa la amenaza de que la ciencia de Grabretan acabe localizándolos. Pero eso será en otra novela.
Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta: