lunes, 20 de julio de 2015

STAR WARS – EPISODES I-II-III — EN SU DEFENSA

Ni idea de qué iba a generar el estreno
de esta película hace tiempo, en un cine
lejano, muy lejano...
El inminente estreno de una nueva trilogía comandada briosamente por J.J. ABRAMS (es él, ¿no? Fijaos qué interés he prestado al asunto), en sustitución del creador GEORGE LUCAS (probablemente una de las figuras más breadas de la Historia cinematográfica), calienta al freakeísmo, que anda creando películas paralelas en sus cerebros (mejores a la por proyectar; así, luego, vienen las decepciones) merced a las “excelencias” servidas en teasers y fotogramas sobre lo que presume ser espectáculo lindante con lo inmarcesible.

Va arrollar con cuanto Lucas realizó en los nuevos Episodios y que ha encontrado rechazo casi generalizado, no me lo explico. Pues pienso que lo que Abrams y equipo planean hacer semeja parto de los montes. Muchos lo están ¡aclamando!, apelando al remozado de STAR TREK (competente, cuidado), pero en realidad, ¿admiran su talento o porque ¡ensalzarlo! forma parte de la inquina universal contra Lucas?

¿Qué esperabais de Lucas? No lo entiendo. Star Wars funciona espectacularmente bien sobre otras sagas similares pues satisface las emociones más básicas del individuo. Emplea recursos que nos han conmovido desde siempre: el Mito Artúrico rejuvenecido con bushido y viaje de las tres mil millas (o años luz, en su caso) procedente del pulp que alimentó las matinés a las que era este hombre aficionado en su juventud.

Concedido: tampoco trago a Jar-Jar Binks
Apostó por lo convencional convencido de que podía funcionar (no lo creía él mismo; sin embargo, resultó así ser) porque plasmaba la historia de toda la vida de Dios: el rescate de la princesa, el ominoso malvado, el nuevo clima de elaboradas máquinas superiores enfrentadas a la brujería nefaria, el honor, el duelo, el pícaro de corazón de oro… Star Trek, la inevitable muestra de comparación, es una fantasía militarista de oficiales rebeldes al ordenancista Mando, pero como tiene sesgo de sci-fi hard, cae en gracia de elitistas sectores que la apoyan sin mesura. Aplastando durante el proceso.

SAN ISAAC ASIMOV, recuerdo haberle leído, criticó la secuencia de la taberna de Tatooine, por su mezcla de parroquianos aliens, que podían habitar en atmósferas y gravedades distintas a la del escenario. Era: ilógico. Im-posible.

Sin embargo, Star Trek III recrea una secuencia similar y, ahí, ¡todos los jodidos enmascarados de otro planeta encajaban a wevo! ¡Mola, macho! Sexy. ¡Lame mis botas! Lo censurable en Star Wars se convierte en óptimo en Star Trek. ¿Y eso? (Por estos detalles, los trekkies se hacen estomagantes.)

El espectáculo aquí servido: soberbio. Y más
elaborada la trama de lo que se piensan
Considero injustísimo qué fuerte flagelo se ha infligido a Lucas por la nueva Trilogía. La abrasión es despiadada, en serio. PALPATINE llegó a Emperador de algún modo. Lucas, no han querido apreciárselo, ha debido contar una historia ingrata de movimientos traicioneros y sinuosos, efectuados por sujetos de moral nula que pervierten cuanto creen los demás, en pos de un fin. Su poder omnímodo.

Asimismo, Lucas estaba transfiriendo reflejo de la actualidad de su nación. GEORGE BUSH, JR., y los lobbys que sostenían su gobierno (y, sin duda, el presente), apelaron al miedo fruto del 11-S 2001 para crear una atmósfera que justificaba excesos militares, policiales, o intervenciones mundiales tanto en nombre de la Seguridad Nacional como argüían que, así, cortaban de raíz la amenaza, evitando que golpease sus playas.

Palpatine gesta un estado de opinión galáctico similar y, a base de prebendas, sobornos y tejemanejes, obtiene apoyos que ayudan a convencer al populux que la única opción es la guerra, el control militar y policial de la vasta Galaxia. So pretexto de prevenir el Mal, vigila cuan GRAN HERMANO no sólo a la oposición, sino al resto del Cosmos.

Los Episodios II y III son muy oscuros. Aún maduros. Y por eso, pese a la fantabulosa pirotecnia de la ILM, los barrocos escenarios extraterrestres, etc., han caído mal. Se les masacra a gusto sólo porque nos recuerdan nuestro día-a-día. Se alejan del concepto simple-y-bonito del Bien-contra-el-Mal emprendido por el paladín en justa defensa del débil contra el aplastante aparato gubernamental controlado por el oscuro brujo.

Y aún más sombría en esta secuela,
mucho más espectacular todavía
Lo tópico es la receta del éxito de Star Wars. Curiosamente, cuando la ha vuelto a aplicar en la nueva Trilogía, se ha tachado de “puerilidad”. A ver, espectadores: ¿qué esperabais de esos Episodios? En serio: ¿qué? Para mí, son óptimos. Vibrantes, incluso.

Ahora están reponiendo las pelis clásicas de Star Trek; aparte de que son presuntuosos relatos de la Liga del Pomposo Geriátrico Estelar, aburren. Carecen del estímulo fantástico y juvenil de Star Wars. Las interpretaciones pegan bocados. Mientras que Star Wars desprende sensación de Gran Cine, esos filmes sueltan tufo a ser telefilmes con pretensiones.

Debemos agradecer exista la Doble Santa Trilogía. De ella ha emanado un fluente caudal de recursos de ocio que, desde luego, en su puñetera vida Star Trek podría proporcionar. Tomaos cinco minutos y meditadlo. Igual, tengo hasta razón.

Respeto, pues, por la Saga. Por su creador. Ha hecho soñar: como pocos.

miércoles, 15 de julio de 2015

CHRISTOPHER LEE — FALLECIÓ

Qué lejos estaría de imaginar cuando le
tomaron esta foto qué notoriedad alcanzaría
Sucedió hace días, no es que me haya enterado hoy. No obstante, su deceso me arranca esta sencilla reflexión. Sir Christopher Lee (sin entrar en detallada biografía; tampoco creo que deba apilar una más a las numerosas que hayan podido escribirse en el ínterin), el DRÁCULA de la productora británica HAMMER, encarnó durante su dilatada carrera actoral numerosos papeles, con mayor o menor acierto, o recuerdo.

Seguiría recordándosele por el del chupasangres avecindado en un ruinoso castillo en alguna parte de la remota Rumanía, con la capa de forro rojo, el ademán cautivador y la sensación de decadente nobleza dispuesta a cometer todo tipo de depravaciones porque eso le pone y desafía todo convencionalismo, divino o humano. Es su marca de fábrica, como las drogas y el sexo el sigul de los rockanrroleros.

Y continuaría ahí, encasquillado en un rol del que no le sacó ser el hombre de la pistola de oro (¡qué segunda intencionalidad —sexual— tiene eso!), al parecer in saecula saeculorum, si no fuese porque su carrera experimentó un “brutal” relanzamiento gracias a papeles ofrecidos por TIM BURTON, GEORGE LUCAS y PETER JACKSON.

Para muchos, sin duda el papel que lo ha inmortalizado
definitivamente, ¡pese a su extensa carrera actoral!
Fans de lo icónico. Freakies de la serie B. Guardianes de las matinés.

Su rostro enjuto, las maneras de aristócrata vil, el enfoque poderoso del modo nuevo, espectacular, de hacer cine para atrapar a millones y Millones Y MILLONES de espectadores, la calidad (más o menos deplorable) de los guiones que interpretaba… cautivaron a muchos que ignoraban existiera, y como estamos en lo que estamos últimamente, se lanzaron a fagocitar todo dato sobre él y ¡aclamar! al caro ídolo como al hallazgo del siglo.

Cuando otros muchos, veteranos, mayores, más callados, le conocíamos… de viejo. Qué risa producen esos esperpentos arribistas, veleidosos de la momentánea novedad. ¡A buenas horas, mangas verdes! Vengo, cuando tú vas.

¡Ahí, un buen rif de guitarra, maestro!
Todo esto me lleva a ponderar: Lee ha triunfado como nunca en la senectud. Se ha inmortalizado, como no podría hacerlo como Drácula, como CONDE DOOKU, porque, no lo neguemos: quien aparece en la Doble Santa Trilogía, es inmortal ya.

La edad, en esta era de internet, es un valor que desprecian. Posee sin embargo cualidades importantes: la experiencia, la paciencia, el conocimiento. Un enfoque que difícilmente muchos jóvenes atolondrados y que creen que la juventud lo es todo, y desapareces tras los cuarenta, poseen. En este caso, ya veis, insisto: Lee se ha ganado incontables fans y prestigio que no tenía cuando era Drácula siendo ya anciano. Da que pensar, ¿eh?

Gracias por las horas de esparcimiento servidas, Mr. Lee.

domingo, 5 de julio de 2015

TED — ¡QUE MADURES!

Afiche de una singular comedia fantástica 
Todas las carcajadas que presuntamente el pretencioso bodrio de KICK-os-follen-espectadores-porque-somos-los-más-chulos, ¡y lo demostramos!-ASS, debería haberme arrancado (tanto prometía el prospecto que recomendaba el bastardo engendro), lo hizo esta cinta de SETH MCFARLANE. Aguda e irreverente, apoyada en un suculento y denso légamo de CultuPop que desnuda nuestra (decadente) cultura actual, la Sociedad de masas en la que nos movemos, o fuerzan a mover, contiene una sucesión de gags y apreciaciones que ya quisiera el mojón de Kick-Ass ofrecer.

Lo del pajillero adolescente con verde traje de buceo que busca le endiñen porque es masoca reprimido pero logra que la crítica desborde de entusiasmo ante el absurdo que supone que un joven poco afinado mueva a las (aborregadas) multitudes merced a Youtube, ¡rompe la pana! Cuatro apreciaciones, encima robadas a películas o cómics de mayor calidad, lo hace un suculento plato para un ensordecido fandom. Y ¡ay de ti! (versaría HOMERO) de llevarle la contraria a la irritada jauría.

Empieza el día como acabó el previo. Un interesante canto
a la lealtad y la amistad protagonizan estos dos elementos
Para empezar: es un tío vistiendo un estrambótico traje. Un mundo serio no lo tomaría en serio. Sería el cachondeo de Youtube. No su héroe. Y luego, el ATS que le atendió cuando le dieron la primera tunda, ¿no iba a recordar ese traje chorra? Al carajo su identidad secreta. No hay que montar la parafernalia final (tomada de LOS ELEGIDOS) para descubrirle. Se chiva el tío por una pasta, y sanseacabó.

Ted, el andante-parlante oso de peluche vivo gracias a un milagro navideño, detalle que la encaja en el fantástico, que procura incorporar a sus rutinas todos nuestros defectos (más que logros), es un despliegue de divertidas observaciones que realza la interpretación del nuncanada que encarna MARK WAHLBERG. Lo de su “fijación” con la nefasta cinta de FLASH GORDON y la “querencia” por un envejecido SAM JONES (que se parte la caja en la recreación del asalto a la fortaleza de MING con la moto espacial, llevando a su fan de “paquete”) es de lo más gracioso, e incisivo por lo satírico, que he visto últimamente.

Vaya novia comprensiva. Pese al riesgo que tiene Ted, lo
deja estar en la cama con su ligue. Tampoco pretende ser
un obstáculo en una amistad tan duradera
Ted incide en las filias que desarrollamos en torno a la presente Cultura de Masas que parece ir reemplazando los viejos cánones culturales basados en la música clásica o las novelas de los tiempos primordiales de LOVECRAFT como cimiento indispensable para la educación del individuo.

O una minoría, ciertamente, que sabe apreciar sus enormes valores educativos o morales, al menos. McFarlane también satiriza la “cultura de la droga”, el colócate, tío, no pasa ná…, salvo perder montones de neuronas indispensables, pronto, para tener en ON el sistema locomotriz, y te embrutecen y, fíjate, amigo-dueño de Ted: llevas años en un empleo propio de adolescente ambicioso que ve esto del alquiler de coches algo más digno que ser dependiente de hamburguesería, cuando puedes aspirar a más.

Pero ciertas vicisitudes hasta enquician a Ted... ¡y lo
obligan a buscar curro!
Creo importante destacar este detalle. Luchan por legalizar ciertas drogas. Como si el alcohol no bastara, ¡ahora vamos a tener, además, adictos al cannabis atropellando gente!, porque algún “erudito” dijo que no pasa ná, tío, mola que destruya el cerebro con mayor agresividad que la priva. Ese detalle jamás lo dicen. Se aferran a dudosas “virtudes terapéuticas” poco sustanciadas.

El amigo-amo de Ted (el propio juguete se lo recrimina) está pillado en una onda de mediocridad que acentúa la ingesta de drogas. ¡Está por perder el amor de su vida porque estar de flipes con Ted viendo Flash Gordon por enésima vez vale un Potosí! Ha fabricado un improductivo drogaverso placentero en el cual se hunde cada vez más. Es la crítica contra quienes sostienen que el consumo de drogas ayuda, no mata.

¡Así se lo monta, el peluche!
Es este aspecto, crítico y adulto, el que McFarlane va entreverando con los chistes (la reacción de Wahlberg, de infantilismo extremo, en la escena del excremento en el salón, ¡cojonuda!) en esta fresca cinta lo que la ha hecho merecedora de excelentes críticas y una secuela. Ya veremos si está al nivel de la predecesora.

Recomiendo Ted. Sólo con un arma en la sien sugeriría Kick-Basura-Ass.