viernes, 26 de abril de 2024

EL DIABLO EN EL CINE — CONTUBERNIO BIEN AVENIDO

 

Un poco de humor, que aún así
refleja la trascendencia del
filme "que parodian"

El parásito real corteja, cuida y mima a los Grandes Poderes que mueven el mundo. Por tanto, el cine no podía despreciar una inagotable fuente de tramas como es el Diablo (bajo cualquiera de sus alias), encontrando después la forma de conjurar las críticas que recibiera de encumbrar a un personaje maldito capaz de influir de forma negativa en público “vulnerable”. Hacen una película “de santos”, y lo compensan.

A voleo, veamos algunos (y afamados) ejemplos de esta “maléfica” asociación:

EL EXORCISTA sugiere ser el más popular. Lo curioso de este filme es que se basa en un caso real en Nueva York de 1947. Imagino que WILLIAM PETER BLATTY alteró los hechos por no reabrir heridas (eso que los pedantes actuales llaman “retraumatizar”)… y evitar pagar derechos de algún tipo. Lo cierto es que la cinta hasta propició varios suicidios. De pronto, espectadores más/menos susceptibles descubrieron su indefensión contra un invasor sobrenatural. Bueno, según la liturgia, matándote te condenas al Infierno. Es desasosegante metraje radica su fuerza en ese elemento suicida: no puedes impedir la invasión infernal salvo intervención católica. (Por cierto es así. Los exorcismos de otras religiones carecen de la eficacia del católico.)

EL CORAZÓN DE ÁNGEL apunto a continuación. Vi en días sucesivos esta película de ALAN PARKER y El exorcista. Me impactó más la imaginería visual por la cual discurre MICKEY ROURKE, que tiene tanto de BLADE RUNNER, según se busca a sí mismo víctima de una retorcida tortura del Diablo al que debe abonar su alma. Refresca el mito de FAUSTO encarnado por un desaseado private detective que peca como nadie de arrogante, pues pensó que burlaría al Diablo gracias a sus elevadas dotes de nigromante (no se arranca de las profundidades infernales al Diablo fácilmente) eludiendo tributarle. De eso, nada. Más sabe el Diablo por viejo…

Tenebrosa y retorcida, como
debe ser toda estrategia del
DIABLO cuando decide 
perderte y para siempre

LA SEMILLA DEL DIABLO toca un tema recurrente (y no sé cuánto de absurdo): si Dios tuvo un Hijo, JESÚS, no puede ser menos LUCIFER. No sé si por la misma jactancia que le arrojó de los Cielos… o porque sus acólitos quieren verle pater. (Véase también LITTLE NICKY.) Suena a ansia hasta pueril por llevar la siniestra a la Iglesia y al Pancreator. Retorcimiento del mito de Fausto, aunque esta vez el que pacta entrega a su esposa para que la impregnen con el Hijo del Diablo. No sé si Dios consentiría que una inocente sufriera ese proceso. O quizás sí, por lo leído. Así luego daría tal épico escarmiento a los audaces que lo lamentarían eternamente. Como las previas, es la atmósfera lo que prende de esta cinta. Qué duda implantan.

LA PROFECÍA se sugiere como secuela, i desarrollo, del BEBÉ DE ROSEMARY. Encaloman de tapadillo al Hijo del Diablo a un diplomático maduro que ve cómo perecen (otra constante: la muerte por etapas de los participantes en las películas, en la ficción o la realidad) sucesivos testigos o personas “en el secreto”, o que pueden impedir la criatura se encarne en el Destructor de Mundos que augura el Apocalipsis. De vuelta al suspense, al misterio, la duda, la atmósfera.

No tendrá la repercusión de las
citadas en el artículo. Ya le cuesta
hasta ser cinta de acción que tontea
con el fantástico incluso...

EL FIN DE LOS DÍAS rompe el esquema. El forzudo contra El Enemigo Eterno. Una revisión actual me muestra que es un argumento fallido, porque las películas citadas se respaldaban en la atmósfera, la superstición, la religión, el “y si…”. De hecho, El fin de los días no creo supere el paso del tiempo como las precedentes hacen, porque es una cinta de acción que podría encuadrarse como una andanza de CONAN EL BÁRBARO: un guerrero más/menos avezado se enfrenta a un ente sobrenatural al que consigue vencer. No hay terror o angustia, indefensión al estilo de El exorcista o El corazón de Ángel.

Con mayores o menores recursos, el cine ha cuidado del Diablo tan bien como le ha sido posible. Puede mostrarle derrotado, pero es el Diablo quien ríe el último, porque ¿no ha dejado una inquietante estampa desasosegante de sí en el espectador?

viernes, 19 de abril de 2024

LOS PACTOS DIABÓLICOS — PARANOIAS SACERDOTALES Y OTRAS SUPERSTICIONES

 

Uno más de los libros qie la
extinta editorial dedicó a la
controvertida ciencia oculta;
como materia de charla, vale;
como los OVNIS, que no
existen, digan lo que digan

Pese a su… carácter instructivo, este libro de FÉLIX LLAUGE tiene un molesto elemento; poco, empero produce esa mínima-nimia incomodidad. A saber: el Diablo existe (bajo el nombre que quiera darle el populux: SATANÁS, BELCEBÚ, LUCIFER, MEFISTÓFELES, ASMODEO…). Y existe porque lo digo yo. No porque te ofrezca ejemplos que lo afirman, documentación invulnerable (bueno, veremos) y que se remite a remotos tiempos bíblicos. Sino porque lo afirmo.

No: déjame a mí decidirlo, ¿quieres?

Porque después pone ejemplos que sin empacho asegura que algunas posesiones citadas se deben a que la sesera del/la referido/a estaba averiada/contaminada de las numerosas supersticiones medievales contemporáneas, traspasadas a eras posteriores, hasta más/menos la Ilustración, que sin sofocarlo logró acotar todo eso. La radiante lámpara de la cultura y la ciencia jamás podrá despejar las tinieblas más recónditas del vulgo.

Mas relata acontecimientos que insertan duda, siendo honestos. No creyente, como el Sr. Llauge pretende; su creyente es de los de municionarse de crucifijos, escapularios, agua bendita, hostias consagradas y misa diaria, balas de plata y estacas, junto al restante aparato de persignaciones por hora y santos en urnas. Beatos que piensan que Satanás y sus pequeños cortesanos rondan por ahí alertas, ansiando tu ánima, golosina apetitosa.

El autor, FELIX LLAUGE, en su estudio; parece
entendido en esta materia, que no fue un mercenario
que por encargo escribió esto, pasando a otra materia

Pornografiarse impulsa al Diablo a meter la ganzúa en tu espíritu y edificar un cómodo chalecito en él. Hasta que MAX VON SIDOW pueda expulsarlo exorcizándote. Es como esa subtrama de EL NOMBRE DE LA ROSA: si ríes, dejas de temer durante un momento a Dios y ¡Satanás ocupa! (Porque esa es otra; a Dios no se le ama o le estás agradecido, como se supone inspira la prédica de JESUCRISTO. Debes ser una abyecta cobaya servil acojonada a todo instante de Él). Debes estar siempre vigilante, rezando, exhortando…

Bien: si repele al Diablo la clara adhesión a Dios… ¿cómo hubo tantos casos de monjas y sacerdotes posesos? ¡Parecían estar deseándolo! (Cosas de la represión sexual aneja al hábito, queda claro.) Y es interesante ese detalle histórico de que el satanismo se empleó como catarsis política contra la opresión feudal y un clero vendido al amo feudal.

EL DIABLO y sus obras dan, desde
siempre, enjundiosa materia para
la ficción. Esta es de la "más nueva"
y que recomiendo vivamente

Aporta un dato que puede considerarse escalofriante, y es que es Dios quien autoriza al Diablo (o subordinado a mano) a posesionarse de un ser humano. Puede trastear con su físico lo que quiera, mas no puede tocar el alma del infectado. Y ¿por qué Dios haría algo tan aterrador y espeluznante? Pues para darnos una lección: la de Su Omnipotencia.

Hace y deshace a su gusto, sin repugnarle acudir al Mal para poner en juego sus poderes. Luego, para probar nuestra fe en Su Omnipotencia. Si tienes mucha, y sigues creyendo pese al tormento, o fracasas a la primera aflicción. Mal creyente si fallas. Tercera: para mantener al rebaño acojonado a Su Voluntad. Vaya con Dios Padre Pancreator.

Llauge ilustra sobre el ritual de los pactos diabólicos, literatura enjundiosa, extensa en el tiempo, y que tiene al DR. FAUSTO de mejor paradigma, quien acabó en el Infierno, no salvado por MARGARITA. Su bibliografía consultada asegura que los más astutos nigromantes pueden incluso anular el contrato. Engañar al Diablo. Sorprendente, en entes sobrenaturales que retienen su gran poder angelical y que conocen el pasado y el futuro además. ¿No husmean que el tal mago encontrará la formulación especial que le exima de cumplir el acuerdo en no sé qué viejo grimorio? Además, el ritual para invocar desde los Profundos Infiernos a uno de esos entes requiere de tales inusuales útiles y precios que usted no puede hacerlo en casa, pese a los que tontean con estas cosas creen.

Otro remarcable ejemplo. En serio:
sólo los católicos comprendemos el
Infierno como ninguna otra religión
o secta. Pueden intentarlo, llegar al
noventa por ciento, empero no al
top cien. Al fin y al cabo... ¿no está
el Infierno lleno de papas y obispos?

El autor se contradice en su “fe diabólica” cuando acentúa que la Iglesia Cristiana aplicó tormento a los que designó posesos, brujos o hechiceras basándose en un catecismo lleno de supersticiones acendradas en el acervo popular. Y más: cuando algo no encajaba con “la tradición” ¡inventaban la explicación! Los hábitos de los inquisidores y sus familiares vestían a un buen puñado de canallas sádicos que obtuvieron cuanta carnaza quisieron torturando semejantes so beato pretexto de salvar sus almas. Es un plato fuerte del libro: cómo la Iglesia, para justificar su existencia, inventó, o retorció infame, lejanas leyendas urbanas para destrozar seres humanos, arrebatándoles sus posesiones de paso.

Alarmó al autor que el satanismo estuviera en auge en 1975, fecha de aparición del libro. Para afirmar a continuación que quienes practicaban esos peligrosos ritos paganos apóstatas lo hacían por afán sexual pervertido, o ser moda. Me sorprendió omitiera a GILLES DE RAIS y el caso real que refleja la novela, y película, de EL EXORCISTA.

Como apunte personal, diré que no entiendo a los satanistas. Si existe el Diablo junto a su parafernalia, y el Infierno con toda su carga de tormento es la última estación, ¿qué piensan ganar? No parece vayan a conseguir trato de favor. En ese caso, ¿no interesa seguir del lado de Dios? Pudiera todavía haber Paraíso. ¿A qué jugársela, pues?

viernes, 12 de abril de 2024

LOCK, STOCK AND TWO SMOKING BARREL — UNA FÁBULA DEL ARRABAL

 

Afiche. Violencia, bajos fondos y
criminales de la Inglaterra cuya
altanería no duda en criminalizar
al resto del ancho mundo. Vaya pintas

El atractivo estreno cinematográfico de GUY RITCHIE (quien tanto TANTO la cagó con ese aborto sobre el REY ARTURO) se descubre fuertemente influenciado por la obra del antaño ídolo, hoy caído/perseguido, QUENTIN TARANTINO. Un lenguaje soez/cuartelero, un pulso visual frenético, montaje endiablado de viñetas, despiadados arrabales poblados por arrabaleros de apariencia un tanto de opereta que empero son sujetos reales.

La atenta observación del filme revela que toda la inicial atomización de sujetos (todos unos “prendas” en mayor/menor medida; ninguno heroico, algunos apenas antiheroicos; el resto empedernidos malvados aterradores, que la pátina de comedia que circula como un espectro burlón por toda la cinta apenas suaviza su brutalidad) que componen el elenco, y de cuales puedes perderles aprisa la pista a alguno, van no obstante confluyendo hacia un irresistible centro de gravedad permanente: el lucrativo botín en libras y drogas que deben suponer la salvación del cuarteto de tirados que encabezan el filme.

Uno donde el ahora ¡aclamado! JASON STATHAM hace la solvente interpretación de un buscavidas capaz de cometer algún delito (no radical; no sangriento… en principio), acompañado del también contumaz VINNIE JONES, el peculiar recaudador del hampón dueño del sex-shop, el auténtico malo de la cinta, sicario que constituye uno de los tipos claves de la producción.

Todo empieza con el afán de lucrarse rápido de
este cuarteto. Claro que el mafiosillo contra el
que "disputan" juega sucio y los pone en un 
tremendo brete

Resalta en Ritchie (quien se apayasó de lo lindo al liarse con MADONNA, y que parece desde entonces va en declive, pese a su SHERLOCK HOLMES) el nítido aire rompedor, desenfadado, tarantiniano, de construir una fábula de los suburbios con un sesgo a lo PULP FICTION centrado en la concatenación de varios elementos que acaba explicando secuencias después. No sigue entera la estela de la oscarizada cinta citada (una cosa es inspirarse, lanzándote luego a abrir tus propias sendas; otra, copiar por la cara), mas deja suficientes trazas evidentes como para con honestidad admitir que, sí, ajá, en algunas cosas se anotó efectistas secuencias.

Desarrolla asimismo el montaje, el golpe de imagen que obtiene parando el metraje, buscando sugerentes ángulos, resultones primeros planos. Aun algo a lo SAM RAIMI. El cine de Ritchie (o los regidores citados) rompe con los algo acartonados académicos esquemas como se entiende el cine “tradicional”. Cierto: otros cineastas (PECKINPAH) han logrado imprimir su huella característica en los fotogramas que han filmado. Ora un efecto, ora un encuadre, ora la forma de entender el mundo que ruedan a través de sus personajes o paisajes… Pero en Ritchie (como en Raimi) el impulso de hacerlo visual, de marcar así su impronta, es obsesivo, casi tan fuerte o más, que la misma historia a relatar.

Y, esperando salir del apuro, creen que la solución
es darle un palo a esos cultivadores de droga

Sugiere que ha construido una leyenda (criminal) que justifique el: Fíjate, compa, cómo paro aquí la imagen; mira qué primer plano; ¿has visto qué montaje, qué velocidad, qué contraste? Es un cine hypervisual, como una comprensión “superior” de que el auténtico gancho que atrae al público es una imagen que recordará siempre, más importante que construir un elegante diálogo o la composición escénica cuya erudita herencia pueda inducir repelencia por un refinado culteranismo excesivo. Esto es un cuadro para listos, no para el común de los mortales, y quieren hacernos sentir tontos rodando esta cosa de esta estilizada manera.

Llama también la atención de esta cinta el ambiente deprimido por donde circulan los concurrentes. Acostumbrados a nuestros barrios bajos o calles donde un enfoscado en ciertas casas se agradecería, cuando nos hablan de urbes extranjeras, Londres, Nueva York, París… el ensalmo de que es “el extranjero” (mejor) y hacen las cosas más de puta madre magistral, como muestran sus series o películas, incita a creer que somos unos pueblerinos purriosos tercermundistas. Una ojeada a esas calles filmadas demuestra sin embargo que están peor que nosotros, pese a su “magnificencia internacional”. Fatua opulencia. Con gente aún más canalla pululando por sus vías.

VINNIE JONES se revela como una figura con pinta
de duro criminal que prometía fotogramas gloriosos.
Es la época en la que VIN DIESEL despunta a su vez

viernes, 5 de abril de 2024

LA MÁSCARA NEGRA — RAFFLES, 2

 

Sobre este libro se realiza la
reseña, novela que contiene textos
de interés para todo bujarrón
poetastro gótico que, con ardor
sobrevenido, desde la más densa
ignorancia, se aupó por esnobismo
al "fenómeno SHERLOCK"

Habría de salirle un primer ‘competidor’ a SHERLOCK HOLMES y dentro de su misma casa; E. W. HORNUNG, cuñado de SIR ARTHUR CONAN DOYLE, construye en la estela del detective de Baker Street a su rival intelectual, que roba con elegancia y procura vivir como un distinguido bon vivant, secundado asimismo por un secuaz que, si bien el DR. WATSON era un hombre torpe aunque voluntarioso, BUNNY ni llega a tanto. No sé, dada la tirria que Conan Doyle le tenía a Holmes, si espoleó a su pariente político de algún modo para crear una iconoclasta parodia de sus personajes estrella, protagonistas de las páginas de este recopilatorio.

Hornung también acabó repudiando a ARTHUR J. RAFFLES, modelo en que MAURICE LEBLANC se soportaría para crea a ARSÈNE LUPIN, y le buscó una rápida salida del escenario, como Conan Doyle intentó librarse de Holmes en EL PROBLEMA FINAL. Y aunque Holmes reapareció debido a enormes presiones, Raffles sigue durmiendo el sueño de los justos, pese al esfuerzo de PHILIP JOSÉ FARMER por devolvérnoslo en un divertido cuento donde sugiere que Raffles es primo de Holmes, no como aquí leemos, que resulta serlo de Bunny.

Prefiero la versión Farmer pues establece una conexión sanguínea que da, en una misma generación, al reverso y al lado luminoso de una misma actividad: Raffles, el impecable ladrón de la alta sociedad británica, que se da la gran vida auxiliado por su compinche Bunny, literato aficionado que termina siéndolo profesional; Holmes, el justiciero empeñado en encerrarlo si se tercia, seguido por Watson dispuesto a dejar fiel registro de la hazaña como digno notario. LeBlanc cruzó los caminos de Lupin y SHOLMES (su Sherlock) en alguna ocasión. En este tomo, que recoge las aventuras finales de Raffles, eso no sucede; no sé si en el primer libro llega a ocurrir, aunque fuese de refilón.

El padre de la criatura y pariente político de
SIR ARTHOR CONAN DOYLE: el señor
E.W, HORNUNG, quien como su "pariente"
se acabó hartando de su concepción. Y, eso,
que RAFFLES (más que BUNNY( tiene su
aquél...


Venden los cuentos secuenciados de Raffles (una de esas lecturas obligadas de todo poetastro gótico moñas que se precia de estar “en esta pomada”, evidenciando empero su total ignorancia al respecto) como sátira de las conductas postvictorianas de una Sociedad donde H. G. WELLS anunciaba al ancho mundo transformaciones sociales de gran calado a través de metáforas como EL ALIMENTO DE LOS DIOSES. Una clasista Sociedad acartonada, donde el patriotismo desaforado estalla de golpe (la Guerra Boer) arrastrando a los campos de batalla incluso a los tan desafectados a tramas políticas como Raffles o Bunny, quien penó en cárcel algunos delitos.

La verdad es que no he visto esa sátira social descarnada que el prologuista promete. Hay someros apuntes que sólo hablan con sutil aunque inocua ironía de deprimidas zonas londinenses y adonde Raffles, tan acostumbrado a la buena vida en residencias de postín, debe refugiarse porque su rostro es demasiado conocido por Scotland Yard, desenmascarada su actividad delictiva. Y en prisión le reservan suite por largo tiempo.

El origen de todo; el avatar
algún día lo pondrá en mis
manos... espero pronto

Así que vivaquea en la miseria bajo supuesta identidad (de irascible viejo hipocondríaco que lo amaña para tener de nuevo cerca a su leal aunque obtuso Bunny) tramando atracos que dejaron de ser fructuosos durante los dieciocho meses que anduvo por el Continente. El robo de joyas ha perdido crematístico interés. Los peristas dan dos perras por gemas por las que antes conseguían cientos de libras. Esto no es vida, Bunny. Y, encima, me veo recluido a esta interpretación del hipocondríaco vigilado por un médico poco competente aunque susceptible a los sobornos que le hago, tramando algunos golpes cuyo resultado es poco alentador.

Interesa poseer este libro por la gran curiosidad que supone, sobre todo, al aficionado de Holmes. Le encuentro le falta cierto mordiente, un mayor cinismo, más cítrico humor, para llegar a ser la excelente pieza de colección publicitada. Aun así, y dentro del ámbito literario inglés, Raffles tendrá su digna “continuación” años después en el peculiar aventurero CAMISA NEGRA, que tanto comparte con el distinguido jugador de criquet.