jueves, 27 de noviembre de 2014

300 — POR ZACK SNYDER

Afiche foráneo. A vueltas con la gloria.
Filme intenso, épico, que aprovecha al
máximo los recursos computarizados
Si FRANK MILLER se tomó ‘licencias creativas’ para delinear su reconstrucción gráfica del suceso histórico de la Batalla de las Termópilas, Zack Snyder, y guionistas asociados, amplían la brecha con lo dibujado y lo histórico asignando mayor papel protagónico a GORGO (LENA HEADEY), reina y esposa del combativo LEÓNIDAS (GERARD BUTLER), intrincándola en una conspiración que pretendía allanar el camino de JERJES (RODRIGO SANTORO) en su aspiración de conquistar Grecia como previo trámite rumbo al corazón de Europa.

Snyder sirve un plato fuerte de escenas de acción en las que juega con el escorzo y la violencia, dotándola de atributos maravillosos que cautivan la mirada. Hace la violencia agradable. Aceptable recurso, muy válido, para dirimir cuestiones, no consecuencia de una determinada situación que ha degenerado en una efusión de sangre y muerte.

Es evidente que, cuando narras un episodio histórico tan bizarro como el de las Puertas Calientes, en una época donde el esfuerzo muscular empleaba herramientas carniceras para garantizar tanto tu supervivencia como la victoria de tu bando, no puedes andarte con remilgos.

Un joven LEÓNIDAS recordará este episodio de su prueba
de madurez para contener al lobo persa
Antaño, las batallas filmadas (EL LEÓN DE ESPARTA) carecían de esta “garra” de sangre y mutilaciones. Por tanto, quedaban insinceras.

Se apelaba, para justificar esto, a algún código de censura, al que esto podía inspirar a cometer actos violentos, corromper la tierna edad de la inocencia juvenil. Como si el Hombre necesitase pretextos para desatar la ferocidad de su corazón.

Ocurre que, al prohibir, o moderar hipócritamente, la agresividad visual (cine, cómic), la idea que se transmite es que la violencia no tiene efectivas consecuencias traumáticas posteriores. Puedes ir por la vida tranquilo, sabiendo que, llegado el caso, un estallido de violencia permanecería en lo visto en algún telefilme. Tanto la caja tonta encajona nuestra percepción de la realidad.

Adiós. Al estilo espartano. Un fallo histórico: las espartanas
llevaban minifalda. Pero lo que cuenta es la guerra a narrar
La verdad llega entonces, impactando con toda crudeza, sin adornos. Las balas causan considerable estrago; las bombas despedazan el cuerpo de modo jamás visto en la TV; el napalm lleva su Fuego Infernal hasta el mismo tuétano. Generaciones de chavales, convencidos de que un balazo duele lo justo (¿cuánto es eso?), y que un bombazo sólo rasga la ropa, no te desmiembra, veían aterrados qué efecto la guerra real tiene en la carne. Cómo se rompe, sufriendo tremendo trauma y terror. Dolor inimaginable.

En el angosto paso, una defensa así de férrea logra frenar
la feroz acometida de las legiones persas
Snyder ahora va al otro extremo. Convierte lanzazos y amputaciones en algo hermoso. No resultado de la batalla que se desarrolla con las armas de aquella remota época. Actores culturistas casi en cueros corren por el escenario empalando al enemigo, mutilándolo o decapitándolo, rugiendo una risotada salvaje que tiene poco que ver con la liberación de adrenalina debida al estrés de la situación. Es sadismo. La recreación de lo oscuro de cada cual en todo tajo dado.

Y glorificado por el elocuente (y poco lacónico, rasgo característico de la naturaleza espartana) alegato bélico de DILIOS (DAVID WENHAM), que ensalza tantas cualidades del combate como puede. Consecuente discurso, empero, con una Sociedad belicista que entregaba todos sus hijos a una rígida disciplina marcial que devoraba toda otra aspiración, intelectual o moral, creativa, del sujeto.

Fuerzas que no sólo apelan a su empuje muscular para
vencer. Pero los espartanos superan esta dura acometida
Llama sin embargo la atención el contexto histórico que origina la batalla. Sin parar nos dicen que luchan por la libertad, la justicia, la razón. Que Jerjes pretende convertir toda Grecia en vasallos/esclavos suyos. Noble empeño el mostrado por espartanos y arcadios aliados de oponerse a la tiranía y el yugo persas.

Pero ¿no debían, primero, haber liberado a sus propios esclavos? Estaban sacrificando sus vidas por la consolidación de unos ideales muy elevados (quizás los más altos que podamos concebir), mas luego no los imponían en sus polis. ¿No empieza la decencia por uno mismo?

Devuelven la atención de la lluvia de flechas con combates
cuerpo a cuerpo que SNYDER hace hasta elegantes
Veo bastante disonantes las escenas de retaguardia que atañen a Gorgo. En especial, su poco convincente y forzado parlamento en el ágora lacedemonia. (Al parecer, desde BRAVEHEART, debe haber una secuencia similar, de llamamiento patriótico, en toda película de corte “histórico” que se respete.) Adviertes qué pillado por malos pespuntes está todo eso. De escaso contexto. Bulto como la giba del deforme EFIALTES (ANDREW TIERNAN).

Hum... La ambigüedad de esas expresiones... la postura...
Miller entregó el proyecto limpio. Cada página, el pulcro storyboard que Snyder podía seguir fielmente. Pero, quizás por un afán excepcional de espectáculo (está el público tan impregnado de Play Station, tan necesitado del exceso Exceso EXCESO, sin reparar en su ilógica), o de propia notoriedad, que desarrolla secuencias inexistentes en la novela gráfica, bastante al remedo de GLADIATOR y EL SEÑOR DE LOS ANILLOS.

No creo, sin embargo, que esto deba suscitar encendida protesta. ALAN MOORE tiene más sobrados argumentos de indignación tras ver qué masacre sufrió su LIGA DE LOS EXTRAORDINARIOS CABALLEROS, otro documento listo para plasmar tal cual y que se desbordó, poco agradablemente, en pos del espectáculo paralizante.

El rugido postrero del león de Esparta. Otro fallo histórico:
Leónidas ya había caído cuando se produce esta escena.
Pero queda bastante chula la secuencia
En todo caso, Snyder ha cumplido. Está incrustándose, por méritos propios, entre la lista de nuevos realizadores ‘con posibles’ para magnos proyectos. Veremos si termina cumpliendo la predicción.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

jueves, 20 de noviembre de 2014

300 — POR FRANK MILLER

Cubierta de la novela gráfica, edición española, apaisada.
Numerosas veces reeditada. (Me honra confesar que fui de
los que lo compraron recién salida).
Peazo tebeo que los
mamarrachos envidiosos no saben disfrutar
Tomándose ‘licencias creativas’, Frank Miller recrea la intensa y dramática gesta histórica de las Termópilas. Recordemos: un puñado de valientes y decididos griegos, formando una alianza un tanto provisional y casual, contiene a la poderosa fuerza invasora persa. Oleada incesante de guerreros de todas las naciones vasallas persas que, en lo más angosto del camino, estrellaron sus legiones, hasta entonces invictas, contra un parapeto de lanzas y hombres obstinados.

La línea de Miller, poco… “académica”, sin embargo tiene capacidad para cautivar y embrujar. Sabe situar magistralmente el encuadre. Puede mover sus figuras, en persecución del impacto, de forma idéntica al mejor cine de acción. Logra remarcar qué evento narra mediante su dibujo.

Estimo 300 la obra cumbre de FRANK MILLER. Y  lección
de cómo construir una fantástica y perdurable historieta
Aquí, con sesgo de obra personal ampliamente acariciada, proyecto íntimo largo tiempo planificado, y por tanto, recipiente de numerosas querencias, Miller, a quien los tipos fascistoides se le dan de puta madre magistral, se empeña en retratar unos espartanos culturistas/nudistas que, a pecho descubierto, arriesgan la vida ante hordas blindadas que emplean flechas y metal cortante para abatirlos.

Muestra (casi) en cueros a los lacedemonios como sigul de pureza e inocencia, de fe a ideales prístinos muy alejados de la corrupción, moral o material, que adorna al persa, cubierto con ricos ropajes y oropel vario. Al espartano le basta su sencillo taparrabos y capa encarnada. Contiene en sí un temple y ética infatigables. Pequeños pero definidos y valiosos placeres lo colman.

LEÓNIDAS, el maduro rey de Esparta, centraliza la trama.
A modo, Miller logra caracterizar qué ambición dominaba
al monarca; su sed de inmortalidad absoluta
Dibuja a JERJES cuan punk sadomaso reventón en piercings cuya moral y decencia son puro derelicto. Corruptor, ladino, tirano caprichoso, domina a golpe de látigo innumerables naciones que se postran ante su sola sombra ‘divina’. El entorno persa, la corte del ostentoso rey, se presume vertedero de decadencia e impiedad donde todo lo sacro debe degenerarse, repudiando la recta resistencia, y fe, espartana en las leyes draconianas otrora proclamadas por LICURGO.

Lo siguiente es la dura contienda de pocos días, mas decisivos para la Historia. Al menos, la helena. Se ralentizó la riada conquistadora que suponía el avance de Jerjes en las Puertas Calientes lo suficiente como para inyectar en la Hélade un ardiente espíritu de combativa resistencia contra el apabullante agresor.

¡Batalla! La victoria sobre los aparentemente invencibles
persas eleva la moral de los espartanos, hechos para ésto
El holocausto de los espartanos, fuesen libres o esclavos, y sus aliados (también aquí difusamente tratados, cuando soportaron un notable peso del combate) desmoralizó al ejército persa (¡considerable baldón que un puñado de obreros y soldados profesionales contuviese, en precarias condiciones, tan gargantuesca fuerza guerrera!), que encontró una situación de ciudades-estado dispuestas a repetir la inmolación espartana en cada metro de Grecia. Era cosa de amor propio. Prestigio.

Concentra el protagonismo de la historieta LEÓNIDAS, el otro rey de Esparta, hombre ya maduro que contempló esta oportunidad como la trascendental para inmortalizarse. Había un “sentido de Estado” en su heroica decisión de sacrificarse, junto a su guardia de elite, en las Termópilas. Pero lo movía un egoísmo individualista que no repararía en gastos con tal de materializarse.

JERJES. El histórico, desde luego, no tendría, ni en sueños,
este aspecto. Y Leónidas sostendría esta entrevista con
armadura de bronce
Bien habría sacrificado Leónidas toda Lacedemonia con tal de incrustar su nombre, honda e indeleblemente, en la Piedra Roseta de la Historia. Emprendió el camino al balneario sito en tan angosto paso sólo cuando estuvo ampliamente convencido de que su acto kamikaze lo eternizaría. Leónidas tenía un enorme sentido de su importancia, tanto como hombre como monarca.

Y vio en Jerjes oportunidad única de trascender de carne mortal a mito. Seguro que dio efusivas gracias al panteón heleno por tener, en el contexto de su marco histórico, al ambicioso persa dispuesto a engullir Europa como designio personal que lo consagraría en los papiros históricos. Jerjes era su piedra de toque. La comparación.

La erizada defensa de lanzas sería pesadilla para los
interminables ejércitos persas
Mas pienso: la gloria que tanto codiciaba Leónidas, que ha eclipsado a CLEÓMENES, el segundo rey de Esparta, ¿tan importante es? Para un hombre cuya vida transcurría bajo los rigores dictados por Licurgo, el único consuelo a tantas penalidades. Empero, en lo práctico, ¿es útil la gloria?

¿No la supera el legado? ¿Dejar algo que perdure en la posteridad y motive o provoque emulación? ¿Quién es más importante: Leónidas, o SIR ALEXANDER FLEMING? La gloria ganada por los abnegados héroes griegos en esta batalla lo emplean las fuerzas fascistas para estimular a sus tropas a resistir y perecer. Stalingrado se convirtió, para la Propaganda nazi, en las Termópilas rusas.

Al sacrificar la vida, sin embargo ingresaron en el Parnaso
de la gloria inmortal y la leyenda
Esto de los TRESCIENTOS, ¿para qué más ha servido? Inspira a tener coraje para sacrificarnos por un Bien Colectivo que consideremos justo. Mas tu noble inmolación ¿no está también beneficiando a corruptos e inmorales que, astutamente, colocan en la elevada peana de la (improductiva) gloria a los abnegados, para así dejar de incordiar, mientras ellos amasan riquezas durante largas vidas lujosas, aunque anónimas?

Un rey vigila el perímetro
No sé. No sé. Entre morir asaeteado para ser recordado como una borrosa línea en una gastada lápida, y vivir a todo tren, sin preocupaciones, muchos años, prefiero lo segundo. Me inquieta más dejar legado que ganar gloria. ¿Y a vosotros?

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

jueves, 13 de noviembre de 2014

JOHN CARTER DE MARTE — NO ES ÉL

Afiche alegórico. El lastre que carga el
supuesto JOHN CARTER es el que se ha
cargado la franquicia
ANDREW STANTON dirige una amena película de aventuras ocurridas en otro planeta, sembrado de asombrosos y diferentes parroquianos sometidos a sus particulares reglas y leyes, con ciertos sesgos con las nuestras. Pero no una cinta que concuerde, al menos excesivamente, con los relatos de EDGAR RICE BURROUGHS.

Y esa sensación, de forma subconsciente, aun para los no ‘iniciados’ en las fantasías barrocas de Burroughs sobre el decadente Barsoom, al filo del fin que prolongan sin proponérselo, ha sido la que noqueó en taquilla una superinversión basada, esencialmente, en una fastuosa CGI.

Los “entendidos” en Barsoom encontramos, para empezar, deficiente a este John Carter (TAYLOR KITSCH). Stanton ha filmado la vida de un hombre quemado y sin ilusiones que padece un flagelo similar al del JOSIE WALES de EL FUERA DE LA LEY de CLINT EASTWOOD (¿una especie de desacertado guiño?), añagaza sentimentaloide que, en esta costosa producción, se ha mostrado del todo/completamente perniciosa.

John Carter descubre que en las graves planicies marcianas
también hay indios, como los que abatía en los páramos
americanos. Pero altos, verdes y con muy mala uva
John Carter, dixit Burroughs, era un activo aventurero de pasiones volcánicas siempre listo a quemarse la mano movido por un insensato “a ver qué se siente”. El de Stanton va a tumbos. Carece de la energía audaz, temeraria, del Carter/Burroughs. Es timorato.

¡Han adaptado LAS GRAVES PLANICIES pero sin su sentido paródico ni el generoso rol de poderosos héroes pulp (lo que llamo POSTÉPICOS) y el riesgo de innovar! ¡Mola!

Poderosa HI/TECH alienígena que no servía para curar la
galopante desertización de su planeta natal. Incongruente
Es ese dramón, y la falta de talla física notable, como retrata Burroughs a John Carter, lo que desaliña el resultado ofrecido por Stanton. Estoy convencido de que, de no tener un antecedente previo, John Carter de Marte habría sido una singular space-opera/western capaz de concitar interés. Pero tiene raíces, y a todas ha defraudado.

La película entrelaza, un tanto al descuido, las dos primeras narraciones habidas. Aquí, como si de por sí UNA PRINCESA DE MARTE no tuviese tralla bastante, buscan aumentarla con esa enigmática fuerza “regente” de Marte, en la sombra, que por un motivo no bien explicado está agostando Barsoom, para luego expoliar la Tierra.

"Oye", dice XENA, dijo DEJAH THORIS, "¿tú no salías en
HÉRCULES? Te pareces un huevo". Una especie de CONAN
raquítico, más bien, nos han servido en vez de John Carter 
No sé si es una ocurrencia para darle carácter de apoqueclipse al guión y volverlo más trepidante, pretexto para explicar por qué Barsoom muere (lo de una gigantesca ciudad ambulante me parece desatino; y más, en un planeta tan belicosamente habitado), o especie de analogía de la crisis ecológica que esboza nuestro mundo. Con la salvedad de que los magnates que derrochan nuestros recursos son títeres de entes alopécicos extraterrestres que persiguen la entropía cósmica total, no amasar riqueza. ¿Están exculpándolos, o qué?

La cinta está manifiestamente coja. El espectáculo está llevado con temple e instinto, pero sin energía ni emoción. Este John Carter tiene un bajísimo perfil épico. El heroísmo, inherente al icono literario, afán que lo espolea implacable, es una roña que este John Carter elude cuanto puede, víctima de esos miedos dramáticos que abruman su existencia.

Un forastero acabará siendo guía y líder. El rollo mesiánico
una vez más en acción
Tampoco el plantel marciano (exceptuando las criaturas generadas por computadora) motoriza la imaginación. La DEJAH THORIS (LYNN COLLINS) descrita en los textos como una resplandeciente e incomparable belleza por la cual los hombres (rojos) matan y mueren sin vacilar, no luce ese atractivo embrujador. Es suerte de XENA, PRINCESA GUERRERA, con algunos atributos costosos debido a la magnitud de la producción.

Toda ella encarrilada en rieles marca DISNEY que evitan el exceso (en todo sentido) para procurar agradar, sino a todos, sí a los señores de las etiquetas censoras que, adjudicándole una elevada calificación “por edades”, limitasen la audiencia. Mermasen, pues, la recaudación.

El diseño de producción, desde luego, es excelente; quizás
el principal atractivo de lo que prometía ser un electrizante
filme de aventuras interplanetarias
Este John Carter merecía un director más cafre y una productora con ánimo de riesgo. Disney ha laminado todos los elementos eróticos presentes en los libros y que les dan sal, especialmente notorios al pensar cuánto se escribieron y a qué presunto público, en principio, se destinaba.

Ha subvencionado un péplum marciano con trazas steampunk para gratificar la vista confiando así prender el deseo de secuela. El vestuario lo delata. Pero hasta el admirado BEN-HUR de WILLIAM WYLER tiene más energía y carácter que este relato, firmado por Stanton. De nuevo, lo planteo: un regidor distinto, más versado en relatos de “superación y supervivencia”, y una productora sin miedo a la polémica, formando alianza “desesperada” por hacer la película que les inmortalizara, creo que habría dado un resultado más apreciable que éste.

No sólo se adentran en lo más remoto de Barsoom; también
en la más intrincada conspiración para abatir mundos que
se pueda imaginar
Algunos filmes, sin llegar a “dar la talla”, son sin embargo agradable alternativa a una tediosa sobremesa. John Carter de Marte vale para un par de tales ocasiones. Desinteresa el drama de Carter. ¿Qué sucedió? ¿Per se un hombre no puede lanzarse a la Gran Aventura de las Tres Mil Millas (aun marcianas) para ganar un reino y su princesa?

¿Dónde quedó la audacia pionera norteamericana? ¿El héroe debe estar marcado por la desventura mayúscula para poder empezar de nuevo? Tan poco convincente es este John Carter que hasta su “pasión” por Xena, digo, Dejah Thoris, aparece hueca, falsa, insincera. Lástima. Tanto buen material, así derrochado.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

jueves, 6 de noviembre de 2014

EL AJEDREZ VIVIENTE DE MARTE — LAS BARROCAS PASIONES MARCIANAS

Cubierta del texto reseñado. Al
parecer, cutremontaje entre arte
de FRANK FRAZZETTA y
MICHAEL WHELAN
EDGAR RICE BURROUGHS entrega una nueva (y extensa) colección de hazañas ocurridas en las graves y desamparadas planicies de Barsoom, y otra vez enfocadas, cómo no, en JOHN CARTER o su prole. En concreto, esta ronda de audacias puede atribuírsele a su hija, TARA, otro ejemplo de hermosura y gallardía que combina, en su fina entalladura, cualidades de sus sobresalientes progenitores.

Reclamará, sin embargo, la atención del lector (en especial, del “iniciado”) el comienzo del primer capítulo. ¡Ahí hay tomate, quater! El breve diálogo entre Tara y UTHIA, su esclava (!), contiene suficientes “análogos” como para inducir sospecha que entrambas hay más que una… eh, ‘relación profesional’… el (grato) sometimiento de la esclava a su ama, intemperante y caprichosa, cosa que la meterá en líos, y dotada de las consabidas medidas de represión y castigo que el imaginario pornográfico ha perpetuado.

EDGAR RICE BURROUGHS con sonrisa pícara.
Si supiérais qués cosas se me ocurren...
Lo siguiente es el habitual atracón de duelos a espadas emprendidos por el héroe solar de turno y los enfrentamientos con la exótica fauna o flora de Barsoom, reflejo de la Norteamérica “salvaje” del tiempo de Burroughs, y gigantesco remedo de Camelot que el autor fue apilando, novela tras novela, de forma improvisada, azarosa, toda la edificación guardando precario equilibro que aguantaba tanto por la benevolente paciencia y simpatía del lector como por la noción de que estas sagas jamás ostentarían los auríferos laureles de la Alta Literatura, ramplona e insípida pese a su fastuosa cuna.

Puede imputársele a Burroughs una fecunda imaginación que, no obstante, quedaba deslucida por su misma convicción de qué escasa entidad poseía su prosa. Se trataban, sus relatos, de meras vías de escape de su exuberante capacidad para idear fantasías, pero ya está. Algo así como “mi lugar son los arrabales literarios, jefe. No me aturda con las grandes bibliotecas, ¿quiere?”… cuando a ellas podía aspirar dignamente.

Portada de Michael Whelan  para
una reimpresión norteamericana
Sugiere que jamás consideró respetable su trabajo. Sólo desechable. Indicativo es qué improvisado, y a golpe de súbita y brillante ocurrencia, muestran sus novelas, éstas de Barsoom particularmente.

Tomando un conjunto de sucesos de capa y espada, llenó de tenue erotismo y fetish sus páginas, y concibió un fantabuloso mundo, moribundo, detalle que aumentaba su dramatismo poético (y granjearía la querencia del lector por los personajes, situados al límite-límite de la existencia), empotrándole a sus secuelas una vez tras otra los mismos elementos, alterando ligeramente su ubicación en la trama para no hacerlas clónicas.

Podemos contemplar esta inspiradora mas mecánica figuración de los romances de Barsoom como un Meccano donde sus piezas pueden moverse sin esfuerzo, pero dentro de un fijo esqueleto siempre.

Induce tristeza comprobar cómo uno de los pilares de la ciencia ficción era maltratado por su creador. No tenía respeto ni por el género, más antiguo que lo que sus “estudiosos” quieren datarlo (¿no son la ILÍADA o la ODISEA grandes relatos de CF?), ni por su labor. Era modo cómodo de ganar $, en cierta interesante cantidad. Punto.

BORIS VALLEJO incorpora su talento a la mitología de
Barsoom. Por cierto, ¿sabéis cuántas veces escribí
'Marsoon' en vez de Barsoom?
Nuestras creaciones merecen las cuidemos. Principalmente, por qué esfuerzo tuvo “traerlas al mundo”. Es el estigma de la ciencia ficción; desprestigiada y despreciada por el vulgo y la crítica “experta”, sus autores deben andar a la disculpa, al “perdone por existir”, por ocupar mi novela lugar en la estantería, cuando podría exhibir una obra de concepción “más elevada”, algún best seller de fabricación vertiginosa y sintética, ¿eh?

¿Por qué la ciencia ficción debe soportar esta humillación? ¿Por qué sus autores no reclaman la dignidad inherente al esfuerzo que posee su labor? Pretenden que vayamos avergonzados por escribir ciencia ficción, cuando géneros como el terror, el gótico o la novela “histórica” contienen más porquería y truños todavía. Pero son “cacas sagradas” de los tontainas “entendidos”. ¡Aclamadlas!, pues. Lamentable.

Ilustración sobre DEJAH THORIS; no es la
prota de esta novela, pero refleja el sesgo
erótico que desprenden los relatos
Bien, al lío. Siempre ha destacado qué contenido de sensualidad incluyen las sagas de Barsoom. Hoy día no causa escándalo, sólo anécdota. Pero si nos retrotraemos al momento sociohistórico de su redacción, el hecho debe generar nuestro pasmo.

Estas aventuras, de regusto victoriano, parecen asimismo válvula de escape de las represiones sexuales o morales de una Sociedad encorsetada, a caballo entre el atroz pecado del alcoholismo y la iglesia mitinera itinerante “redentora”, adquiriendo notable cantidad de hipocresías en el galope.

¿Cómo los contemporáneos de Burroughs veían estos relatos, las constantes referencias a la desnudez, los utillajes de cuero, las retenciones en mazmorras? ¿El sáfico sadomaso sutil que inaugura este título? No me consta causaran soberana polémica. ¿Hubo?

Una edición, al parecer, más reciente
Tal vez, empiezo ahora a ver, la misma falta de reverencia que Burroughs imprimía a su trabajo lo dotaba de un aura protectora que hacía considerar estas historias absurdas quimeras estrafalarias estilo las mil y una noches. Bajo ese manto, empero, el “peligro” se deslizaba, feliz y tranquilo, por el subconsciente del colectivo.

Astuto Burroughs. Astuto.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

miércoles, 5 de noviembre de 2014

HALLOWEEN 2014 — IMAGEN CONMEMORATIVA

Aunque Samain pasó, no me resisto a difundir la ilustración que, este año, he dibujado para celebrarlo. Creo que es la que más me gusta de las hasta ahora realizadas. Una muestra de la evolución (aparte de la desoxidación que estoy efectuando) de mi trazo, el cual está beneficiándose de la constante labor en la novela gráfica que, en su momento, publicité en ambos blogs.

Espero que quienes gozaran de los encantos de tan particular celebración, importada en su faz más comercial a nuestras costas no hace tanto, la disfrutaran con alegre y pacífica moderación. Se aprecia mejor.

Y de una fiesta pagana, a otra: la del V de Noviembre, cuando GUY FAWKES pretendió volar el Parlamento inglés. No lo olvidemos.

Vuestro Scriptor.