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Afiche foráneo. Planetas, hiperespacio y coloridos escenarios a lá francesa |
Nunca he comprendido bien qué papel juega
GARY OLDMAN en esta historia filmada por el galo LUC BESSON. (Y, menos aún,
LUKE PERRY.) Ya, ya, Oldman es ZORG, el malo (su rostro, pues el auténtico Mal
carece de cara, y el espectador debe relacionarlo con alguien, o no lo temería,
al tratarse de un ente abstracto, amorfo), el que, por encomienda del SR.
SOMBRA, debe localizar las fabulosas piedras capaces de neutralizar la total devastación
prometida.
Zorg se jacta de ser un astuto (y
despiadado) mercader. Husmea las pérdidas a años luz. El negocio con el Sr.
Sombra las rezuma por todos lados, y Zorg debe saberlo. Bien pudo la arrogancia
anublar su juicio, en efecto, pero conocemos casos de sujetos como el tal Zorg y
sabemos que no participan existiendo peligro de fracaso. Es puro instinto.
Deformación profesional. Y tal hábito, arraigado y dominante en Zorg, le haría
dudar de los réditos que, en teoría, le proporcionarían este acuerdo.
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Inevitable referencia a BLADE RUNNER, como el oficio de KORBEN DALLAS (BRUCE WILLIS) homenajea el filme de animación HEAVY METAL |
Esto no importa a Besson, empeñado en filmar
un tebeo estilo Metal Hurlant con la
iconografía de ciencia ficción (francesa) más potente que pudo encontrar.
Pergeñó en torno una historia pasable cuajada de llamativos elementos fantásticos
y la arrojó a la pantalla de plata y nuestro deleite guerrero confiando
consolidarse en el cine. Ganar puntos y, merced a ellos, embarcarse en nuevas
aventuras, más ambiciosas, mejor financiadas, hollywoodenses.
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ZORG (GARY OLDMAN); el malo. Es el futuro de los viajes supraluz, y no le arreglan la pata chula ni el coco de plástico |
El cine de Besson adolece de una
llamativa ausencia de lógica que, no obstante, parece característica de la
producción francesa. Ellos son muy suyos (lo dice todo quisque) y hacen las
cosas a su manera, como cantó FRANK SINATRA, o no las hacen.
A Besson, en particular, lo apremia el poner
en escena toneladas de acción. Tuerce los ramales de su trama propiciando
buenas trallas de violencia, capaces de rivalizar tanto con el cine de Hong
Kong como el norteamericano, metrajes especializados en repartir hostias y
masacrar extras.
Aunque en la producción estadounidense
abundan filmes inefables/infectos de tiros, los buenos tienen esa factura que
los ha inmortalizado y sirven de guía. Besson tararea esa tonada, pero no
entiende su letra, el que algo debe justificar el tiroteo; el shootdown no es la meta, sino la
consecuencia.
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La modelo MILLA JOVOVICH es LEELOO (una alien), y la fuerza indispensable para salvar nuestro atacado planeta. IAN HOLM (VITO CORNELIUS) pensando ideas impuras |
El
quinto elemento es aceptable
logro de la ciencia ficción, en concreto europea, beneficiada de inversión
americana. (Hay que venderla por doquier.) BRUCE WILLIS lo testifica con su actuación
del ex-comando todo-poderoso KORBEN DALLAS, última e irónica esperanza del
mundo ante el Mal que, a hipersupravelocidad, pretende chocar contra nuestro
planeta.
Conviene destacar de El quinto elemento su deseo de romper una presunta opinión sobre el
cine europeo; que, en el apartado del género fantástico, está dispuesto a
competir con la producción norteamericana. Es un ejemplo que debería cundir, no
ser rara avis ocasional; predica que
también podemos hacerlo, y con calidad. No siempre concentramos nuestros
esfuerzos en lo dramático, o un tipo de comedia tan genuina del país donde se
rueda que sólo sus paisanos ríen los chistes. Ofrecemos diversidad.
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Invencible Korben Dallas bien amenazado por las armas de sicarios-secundarios de chiste. Bien hacen al encañonarle, pues Korben deja en pañales a RAMBO |
En España no tenemos Besson. (Sí hay,
pero les impiden filmar.) Esto ganan los franceses, que sí lo poseen. Es un
tipo con un carácter especial de iniciativa y ambición. Como muchos
realizadores norteamericanos, Besson no renegará de una ‘escuela’ basada en el
tebeo. Aquí, destacar que tal director además cuenta con esas referencias, le basta
para el automático estigma, anatema y excomunión a perpetuidad.
Jamás (o mucho deben cambiar los
criterios) rodaremos aquí un El quinto
elemento. La ponzoña revanchista política está tan arraigada, y la miopía cinematográfica
clasista es tan profunda, que no pueden ni imaginar que otro tipo de cine es
posible. Lo chabacano y misérrimo, el “discurso social”, nos ha carcomido hasta
el tuétano.
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El espacio vuelve a llamarte, Ian Holm... |
Eso no es lo más trágico, sino que existan
generaciones de Luc Besson patrios que, para siempre, sufrirán ostracismo por
culpa del atavismo arriba citado.
Por su sentido de riesgo e innovación, El quinto elemento debe arrancarnos aprobadora
ovación. Mas la película, en sí, es otro cantar.
Besson filma una space-comedia que no tiene totalmente compensados ni equilibrados
sus elementos. No logra decantarse en uno u otro sentido en el momento
apropiado. Ante la duda, Besson tira por el camino que conduce al tiroteo, pues
en el restallo de los calibres encuentra su ambiente.
Y descubres, escrutando atentamente qué
abismo nos muestra, que es Zorg quien todo lo desorganiza. Se supone es agente
de un orden nuevo y fatal en el que Zorg se encumbrará como importante cacique.
Pero no hay una fuerza de leales que le siga. No es sacerdote de un culto, o
general de un ejército, decidido a pudrir y sembrar el caos e imponer su
gobierno. La meta única de este Mal, como anuncia el reverendo VITO CORNELIUS
(IAN HOLM) es la total y radical extinción. La misma forma meteórica que asume
el Mal lo atestigua: un bimbazo, y todos a hacer puñetas cósmicas.
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A Leeloo no la arredran tíos con caretas de goma cuyas orejas se agitan alocadamente. Les propina la paliza de sus vidas |
¿El vanidoso/codicioso Zorg cooperaría en
algo cuya máxima consecuencia es morir? ¿En serio? Todas sus maniobras
persiguen el fin pecuniario, o el poder. No lo garantiza este trato. Y, por su
mismo personalidad, no lo veo pilotando una secta kamikaze, o de suicidas milenaristas. Se quiere demasiado para
tanto.
Korben es el héroe al uso; lo
suficientemente cínico como para convencer al público desencantado/receloso con
el ídolo impoluto de níveo sombrero e infalibles revólveres, pasado de moda. Le
adjuntaron a la bella de este reino, LEELOO (MILLA JOVOVICH) esta vez, para dar
tributo heteroX a la historia, siempre sencilla y siempre eficaz, de los buenos
derrotando al Mal, que, al menos, en la ficción paga sus culpas, porque lo que
es en el día-a-día, ¡ni de chiripa!
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Milagro en ON. Cuidado con el traicionero menda a tus espaldas, Bruce; su sable láser se ha colado de rondón en el plató, y vete a saber qué estragos causa en el elenco |
Leeloo tiene momentos poco afortunados
también. Semeja una TARZÁN del Cosmos a remolque del socarrado Korben. Otras,
es pieza fundamental para triunfar. Sin tránsito, encastrada en esa falta de
coherencia del
(cine francés)
cine de Besson, que, otra vez, busca el
tiroteo (filmado con ritmo y buen planteamiento) para saberse ubicar en el
plató y dar de sí lo mejor.
En cuanto a CHRIS ROCK… odioso ODIOSO.
¿Querías una guinda para denostar el filme? Hela aquí.
Vuestro Scriptor.