viernes, 29 de julio de 2022

GOLDFINGER — MEGALÓMANO MIDAS

 

Valga esta portada para señalar
una novela donde BOND, JAMES
BOND no sufre las palizas de
DR. NO. Es más pausada, casi
de suspense... y
gourmets

«Bond llegó a la conclusión de que Tilly Masterton era una de esas chicas con las hormonas mezcladas. Conocía bien el tipo y pensaba que ellas y sus contrapartidas masculinas eran una consecuencia directa de haber concedido el voto a las mujeres y de la “igualdad de sexos”. Como resultado de cincuenta años de emancipación, las cualidades femeninas estaban agonizando o eran transferidas a los varones. Había invertidos de ambos sexos por todas partes, todavía no homosexuales del todo, pero confusos, sin saber qué eran. El resultado: una multitud de infelices inadaptados sexuales, estériles y llenos de frustraciones, con mujeres que querían dominar y hombres que sólo buscaban niñeras

La siguiente a DR. NO es obra plagada de veladas alusiones sexuales, algunas sadomaso, donde empero su autor, IAN FLEMING, analiza en detalle al protagonista, BOND, JAMES BOND, destacando su repelencia por asesinar. Padece un depresivo estado de hastío e indefinición. Lo de “por la Reina y la Patria” es pretexto que pierde cohesiva coherencia. Empieza desalentado en un aeropuerto reflexionando sobre la muerte de un sicario mejicano, agresión que le perturba como nunca, al parecer. Se entrega al bourbon. Encadena un par antes de que le complique la vida un ricachón norteamericano relativamente trivial para el relato que sirve sólo para conectarle con el villano de la historia: el tramposo AURIC Goldfinger.

Goldfinger es agente de SMERSH; lleva años traficando con oro de una manera u otra con pasmoso éxito. Un error en apariencia insignificante pone a 007 sin embargo tras su pista. Bond desvela una tremenda maquinaria maquiavélica genocida en movimiento de la cual formará parte, a su pesar, y que debe impedir detone como sea. Apurado se ve, mas Fors Fortuna le auxilia pudiendo frustrar el plan, de dimensiones tales que sólo el loco más genial, o el planificador más concienzudo imaginable, podía emprenderlo.

IAN FLEMING, conocedor en
profundidad de los procelosos
ambientes que describe en estas
novelas, desarrolladas en plena
Guerra Fría, un episodio
histórico al que nos han devuelto.
Llamativo de esta novela es el
detalle que Fleming pone en la
descripción de vestuario, perfumes
y accesorios, o comidas

Pese a ciertos antecedentes, la bomba atómica, anoto, dio al mundo del espectáculo en general un nuevo tipo de peligro: el supervillano megalómano (cuyo borrador ¿fuese HITLER?), así como que el pobre mundo podía enfrentarse, o sucumbir, a devastadoras conjuras globales inéditas. Fue fecundo légamo para historias como esta, y la coherencia de sus protagonistas.

Por el cine (ahí primero conoces a Bond) sabemos que Goldfinger pretendía saquear Fort Knox, cosa que, en LA JUNGLA 3, desdeña la disciplinada banda de terroristas de la República “Democrática” Alemana para expoliar la Reserva Federal neoyorkina. Grosso modo, esa cinta de JOHN MCCLEANE comparte enlaces con esta novela de Bond: el oro, el elaborado plan maestro, los bien entrenados sicarios… hasta un hombre que debe, en sus horas más bajas, meterse a superhéroe, con o sin resaca, para salvar el día.

Aunque cambian las referencias de “machismo tóxico” (la moderna zarandaja ministerial que aturde a borreguitos peleles o eunucos, acojonados no obstante con la idea de ser lapidados por criticar tan pavorosos absurdos) que Fleming vuelca en la obra, por las tensas relaciones raciales entre McCleane y ZEUS CARVER. Visto así, intuyes esta fue otra astuta maniobra de Hollywood para ahorrarse pagar derechos …

Amén del cuidado y ameno estilo literario de Fleming, estos han sido los puntos fuertes que he destacado de la historia, una que hoy enseguida condenarían “los pelelenucos” por la “barbárica” exposición “tóxica” que hace Bond de las relaciones entre hombres y mujeres y su estatus en dicha relación. Bond quiere mandar; pero le estimula el reto de imponerse a una mujer fuerte, decidida, emancipada (TILLY MASTERTON, PUSSY GALORE, la bollera a la que convierte al heteroX —¡qué tío más grande!—), como una autorreválida de su propia capacidad para “estar por encima”.

Afiche. Bien pronto tuvo su filme
esta novela. A destacar la pose de
SEAN CONNERY, que derrocha
prepotente confianza y seguridad

Rechazo que el párrafo del comienzo pueda considerarse homófobo (hoy todo lo es, por cierto). Es una irónica concreción de un “estilo de vida” que hoy día sirven en la TV como deplorable espectáculo de gañanes travestis, gente cuya autoestima debe ser abisal, para tener que destacarse, sentirse realizados, apelando a tal argucia. Los tiempos mutan de manera tan alarmantemente enfermiza que la escueta y clara exposición de un hecho (la indefinición de inclinaciones, el “yo quiero ser”, que suena más a presión de grupo que a legítimo impulso íntimo) como efectúa Fleming en ese párrafo, merece el escarnio y ostracismo, jaleado por una panda de maulas mandrias-vividores apalancados-subvencionados, futuros “justos que pagan por pecadores” (¡qué poca vergüenza institucional!), que, agarrados como garrapatas al mantra social de la “indefinición”, está viviendo del cuento a todo AVE extremeño.

Sí; Goldfinger puede incluirse en el Índice Inquisitorial Pudresista de Publicaciones Tóxicas, y no tardaremos mucho en ver salvajes aquelarres de ODIO en los cuales arde Ian Flemig mientras aplaude una acojonada Zoociedad bienpensante…

viernes, 22 de julio de 2022

LOST IN SPACE — ¡PELIGRO, FAMILIA ROBINSON, PELIGRO!

 

Afiche. Filme sin complicaciones.
Te pones un traje de astronauta que
parece uniforme de LOS 4
FANTÁSTICOS y ¡a brujulear
por esos espacios perdidos de la
mano de Dios!


Traslado a la pantalla de plata del sesentero clásico de TV que contaba las penurias en el espacio exterior (donde nadie puede oír tus gritos) de una audaz familia de científicos, los Robinson (obviaré lo de que se inspira en un clásico literario por ahora, ¿vale?), y un piloto presuntuoso destinado a su protección. Les acompañaba, para su flagelo, el retorcido DR. SMITH, dispuesto a aumentar las trabas. Como si las mismas miserias estelares no fuesen fuente de preocupaciones suficientes ya. Ah, y el entrañable ROBOT, que acuñó lo de “Peligro, WILL Robinson, peligro”, uniendo la frase a las tantas que forman el argot del cine, como la de Volveré, siguiendo con Sólo vine por la gasolina, el Yo soy tu padre, o Vivo o muerto, tú vendrás conmigo. Por citar algunos ejemplos.

Esta adaptación de finales del pasado milenio destaca porque es bianca por doquier. Cuanto escabroso que pudiéramos esperarle (detalles a lo PITCH BLACK, más/menos contemporánea) a una cinta que tiene que mostrar una tónica de aspereza por mor de los tiempos (amariconados últimamente), se suaviza para conseguir un amable producto familiar que, por poco, supera lo deleznable no obstante. Por otra parte, sus SFX son tan baratos que podríamos clasificarlos de la stop-motion de las computadoras.

Hecho este resumen, casi he terminado la reseña. Es con toda evidente fuerza película de familia en pos de las familias hartas de los habituales conceptos de WOKEDisney, dueña de la franquicia total/de calidad de las producciones destinadas a todos los públicos. Un elenco relativamente económico y eficiente relata una historia con un fuerte matiz ecologista, que no sé si tenía la saga original televisiva.

Un frío ligoteo espacial, apenas aún no hemos
despegado. No habrá nada alarmante en este
romance. Todo es muy suave y estandarizado

Los recursos terranos están casi agotados; las tecnologías de reciclado llegaron tarde para poder sustentar a la población. ¿Solución? Reiniciar la vida en un remoto planeta al cual los Robinson piensan llegar tras larga travesía, acondicionando aquello para preparar la llegada de colonos. La pregunta siguiente es si para esta vez no esquilmar ese mundo, pensando aprendieron la lección de éste, o lanzarse al consumo desmedido al comprender que sólo deben invadir otra esfera cuando todo esté empezando a dar sigul de agotamiento. ¿Qué será, pues, de nuestra pobre/sufrida Tierra, en ese plan? ¿Olvido, o nostálgico cariño?

Es de lo más llamativo en esta cinta: el mensaje ecologista. Otro esfuerzo por concienciar al espectador de que vivimos en un equilibrio precario en este mundo y que no lo estamos tratando como es debido. (Aunque el planeta se venga: llámense terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, tsunamis.)

WILL ROBINSON y ROBOT. Pese a que los
críos suelen ser estomagantes en las películas,
este chaval te cae hasta muy bien

Siendo sin embargo propuesta de corte aventurero, no un urdido documental sobre los bosques en llamas o los Pirineos de basuras, debe tener su cuota de acción, resuelta de competente modo aunque no excitante. Un puñado de feos alienígenas raedores y todo el jaleo de unas paradojas espaciotemporales (que resuelven a profunda herida familiar) procuran brindarnos la animación que promete la entrada que estabas pagando.

Otro punto fuerte es la relación que sostienen JOHN y Will. El chaval, desmesurado prodigio, se siente ninguneado por su padre, siempre inmerso en los Profundos Proyectos Universales (como el de la hyperpuerta), e incapaz de proporcionar a su hijo menor un segundo adicional de cariño o atención. Es observación sobre cómo funciona el absorbente mundo científico. Imbuidos en sus planes de largo alcance, en horizontes muy Muy MUY lejanos, descuidan el resto, las relaciones sociales, que enojosas pudieran parecerles. Siendo cinta familiar, logran entrambos la (científica) reconciliación.

Momento Kodak. La familia unida vence todo
problema que surja. Por alienígena que sea

Concluyendo: PERDIDOS EN EL ESPACIO puede salvarte la velada, caso de no haber nada más adrenalítico en pantalla. Honesta en cuanto a su oferta, exigirle más no es ni prudente ni oportuno. Forzar esta maquinaria sería romperla. Innecesario esfuerzo.

viernes, 15 de julio de 2022

LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA — EXACERBADO COLONIALISMO

 

Portada. La novela refleja todos
los (ignorantes) supuestos sobre
nuestro espacio y sus planetas de
la época. Al contrario de JULES
VERNE, H. G. WELLS sí deja
dos aventureros en tierra selenita

Nuestra actualidad (marea confusa, cada día más procelosa, donde los principios cambian a velocidad peligrosa, adoptándose otros cuyo fondo es deleznable, forjados por insensatas e irracionales corrientes de pensamiento y/o políticas —inescrupulosa caza del voto—, hasta por modas urdidas en las redes sociales) tienen la nefasta costumbre ignorante de juzgar el pasado con conceptos actuales, eludiendo admitir que, en su momento, hubo personas que deplorasen, a su modo de pensarlo y expresarlo, estas “aberraciones” que tanto escandalizan a estos estúpidos “exquisitos” actuales.

H.G. WELLS fue uno. Aborda la cuestión (de nuevo) del Colonialismo Británico (¿o Brutánico?) en esta parábola donde también señala el oportunismo capitalista, cuando se desborda para convertirse en una avariciosa fiebre que viola todo principio, ético o moral. Todos queremos ser ricos, desde luego. Facilita las cosas un wevo. No pienso ser hipócrita negándolo. Quiero ser rico. Lo máximo posible. Mas no voy por el ancho mundo criticando a las Castas para luego comportarme como ellas. El cómo obtener el dinero (con una connotación delictiva) es lo que después despertaría mi conciencia.

El narrador de esta novela, BEDFORD, es un pancista hombre de negocios arruinado por mor de su mala suerte, o falta de instinto comercial. Desde esta premisa, Wells analiza el ansia de capital del Hombre. Comprende (él, como nadie) que la necesidad puede estimular hábitos de ambición que recalarían en lo delictivo como fruto de las carencias. Bedford está en ese extremo: vive de fiado, escapa de acreedores, piensa que un libreto que escribe solucionará sus problemas económicos.

Un relativamente maduro H. G.
Wells en pose de interesante
intelectual ponderativo

Empero cuando conoce al singular y extravagante CAVOR, forjador de una aleación que anula la gravedad y puede hacer el trabajo más liviano, al instante Bedford ve millones de libras en sus manos gracias al invento. Wells ahora critica la falta de razonamiento práctico del científico. El erudito, inmerso en su irreal nebulosa teórica, descubre algo, le halaga obtener el reconocimiento de sus pares, inscribir su nombre en la Historia, y a otra cosa. Los hombres prosaicos (Bedford), llenos de ambición, sin embargo ven riqueza$ ilimitada$ en las invenciones y derivados.

Wells exige a los científicos sean más terrígenos y menos espirituales, porque, en malas manos, sus progresos pueden convertirse en aterradoras armas de exterminio.

El cómico tono inicial que imprime al relato va opacándose según acumula los capítulos, transformándose en una dramática saga sobre cómo dos irresponsables ingleses, los que harían que las costumbres del mundo fueran británicas, se planten en la Luna (Bedford, pensando en sus increíbles riquezas inagotables; Cavor, para comprobar la eficacia de la cavorita antigratitoria) prácticamente en bata y zapatillas. Con un puñado de provisiones, en plan excursión, ¡aterrizan en el satélite, listos a gobernarlo si hiciese falta!

Pues, miren ustesdes, hay filme
sobre el libro. A saber qué
tropelías han cometido al adaptarlo

Wells cuestiona, no tanto al imperialismo, como la idiosincrasia inglesa. En LA GUERRA DE LOS MUNDOS dedica abundantes líneas a vituperar esa impresión de superioridad y seguridad de sus contemporáneos respecto a las demás razas (humanas o alienígenas) con las que comparten planeta, o Sistema Solar. Sin la menor preparación, ¡a imponerse van Bedford y Cavor a los selenitas! Mas no por ser Hijos de Dios, Elegidos para gobernar la Creación. Sino: por ser anglosajones. Superiores. El mismo hecho de plantarnos aquí, nos hace dueños de todo. ¿Qué otra nación puede tener súbditos de tal temple? Ninguna. Por tanto: interesa rendirse a estos insectoides-colmena (por su descripción, previo aviso sobre las duras clasificaciones comunistas de estratos sociales y laborales), entregarnos sus minas y yacimientos, que a cambio les civilizaremos a lo victoriano.

Los primeros hombres en la Luna acaba trágicamente. Semeja parábola-recreación de la Sublevación India de los Cipayos, pues los selenitas terminan entendiendo qué peligro puede representar Cavor, negándose por tanto a correrlo…

viernes, 8 de julio de 2022

SIN PISTAS — DELICIOSA E INGENIOSA COMEDIA ICONOCLASTA

 

El afiche ya nos previene del
clima general imperante en
esta magnífica película

Entre otras obras, tuve muy presente esta agradable película para escribir LAS GRAVES PLANICIES. Desarrolla, sino nuevo, ingenioso enfoque sobre la figura de SHERLOCK HOLMES y su privilegiado biógrafo, el DR. JOHN WATSON, donde los roles (el sagaz y deductivo y el torpe y poco avisado) se invierten, resultando Watson el agudo detective de la pareja, mientras Holmes es un mediocre actor contratado, REGINALD KINKAID, dechado de defectos distante de la imagen de grandiosidad, moral y pulcritud que la manipulación del relato original de SIR ARTHUR CONAN DOYLE ha sufrido. Holmes era excéntrico (cosas del genio), mas no un alcoholizado golfo mujeriego voyeur.

Vale: era cocainómano. Y misógino. Aunque eso ya está explicado; resumámoslo, sin embargo: si debiera compartir su tiempo analítico con los más terrígenos intereses de una esposa, ¿qué iba a deducir este hombre? Esa explicación era mucho más elegante que admitir que era uranita. (Baldón que le han tirado encima injustificadamente; imagino para hacerle interesante a un colectivo que, con excepciones, apenas si siente relativo interés por el inmortal inquilino del 221B de Baker Street.)

SHERLOCK HOLMES y el DR. WATSON ceban
la curiosidad periodística que les alaba a la misma
puerta de Baker Street. Mas ¡si supieran la verdad!

Llamativa de esta cinta es su fotografía; sugiere su producción acaeció a finales de Década 70 (donde era más habitual ese aire de nostálgica antigüedad aureolada de un sutil matiz ¿plateado?, ¿difuminado?), aunque es de 1988. Logra hacerla… intemporal.

En esta agradable parodia el personaje de MICHAEL CAINE proporciona unas buenas risas. Pese a su decidido afán iconoclasta (criticando las tonterías que le han impuesto los distintos autores que han trabajado con el icónico detective, hasta transformarlo en una envarada silueta que fuma en pipa y lleva de continuo gorra de cazador), éste es de una educada suavidad que demuestra la inteligencia del relato. El ¿y si Watson fuese la mente inteligente apantallada por una presencia majestuosa, pero de sesera vacía? Pues esto se infiere pasa en ciertos momentos: la elección de Kinkaid para encarnar a Sherlock Holmes, siempre una figura de ficción, conviene por su presencia, por encima de lo que Watson afirme de sus intereses en ingresar en la sociedad médica conservadora.

Vale sin embargo que la estampa sólida de Michael Caine difiere de la descrita por Conan Doyle: un hombre delgado como un estoque de apariencia inquieta. Caine, fornido, es además reposado, salvo cuando husmea whisky. Muestra entonces notable celeridad.

El ladino PROFESOR MORIARTY no tiene,
empero, dudas de quién es la amenaza para
sus planes criminales

No puede explayarse uno en una obra sobre Sherlock Holmes sin incluir a dos de sus elementos más célebres: el inspector LESTRADE (aunque en los cuentos se nombren a otros detectives) y, por supuesto, al PROFESOR MORIARTY (PAUL FREEMAN).

Moriarty que dista, no obstante, de ser el NAPOLEÓN DEL CRIMEN de El problema final, similar a un moderno supervillano, instalado en una guarida confortable de ubicación indeterminada, y desde donde controla todas las vibraciones de los hilos de su desmesurada telaraña de crímenes. Este Moriarty es más modesto; un puñado de malcarados le asisten en un complot para inundar el Imperio Británico de billetes falsos. No sé si esta “ausencia de ambición” es deliberada para desplegar más los recursos iconoclastas del filme, o en realidad Moriarty (considerando es personaje ficticio) no era en absoluto una amenaza mundial. Un peligro, sin duda. Mas ¿desmesurado?

Mientras Holmes se refresca el gaznate con un
espirituoso, o dos, Watson, bien asistido, va
desenredando la madeja criminal de Moriarty

Siendo comedia, acaso correspondería implicarle en un colosal plan maquiavélico con castillos y países amenazados, exótico-exagerado, que de modo heroico Watson y Holmes terminan desmantelando. No obstante, y atención sin duda al presupuesto, esta intriga y Moriarty “de saldo” ajustan bien con el resultado final que se obtuvo y estrenó.

En la barahúnda de desmesuradas cintas catastrofistas y las “gaylíticamente correctas” de la cartelera actual, repasar esta entrañable comedia aligera el espíritu. Aunque… a ver cuánto tardan en tildarla de homófoba por la inofensiva guasa presente a costa del travesti.

viernes, 1 de julio de 2022

LOS MISTERIOS DE SI-FAN — LA COMEDIA DEL TAIMADO CHINO CONTRA EL IMPERIALISMO BRITÁNICO

 

Portada del recopìlatorio que
contiene este relato. Un libro
sólido, cuidado, precioso. Ya
quisiera yo ver a
DOC SAVAGE
impreso en España con este
formarto

Quizás la idea perdure, permitiendo afirmar, con jocosa rotundidad, que SAX ROMMER es un pésimo escritor. Así me describieron al autor del siniestro DOCTOR FU-MANCHÚ, un semidespectivo resumen proferido por un “enterado” que, por supuesto, nada había leído de estas sagas. Regurgitaba, como un gramófono-loro, algo leído por ahí.

[¡Cuántas tonterías escuché mediante este procedimiento, que luego los años, y mis lecturas, han ido refutando, invalidando, ridiculizando! Mala cosa que un listo vaya dándoselas de entendido.]

Wiki ha ido disminuyendo el poder de estos individuos; las redes sociales contactan (esto es aspecto positivo suyo) a aficionados con más/menos cultura sobre según qué temas, e ilustran, completan o derriban mitos y tonterías. Empero para entender la fuerza del prólogo, debemos retroceder a final de Década 80, donde toda esta información, extraña, dispersa, era complicada de contrastar.

Empezar a leer Los misterios de Si-Fan sin embargo dan la razón al entendido. La forma estrambótica como Rommer lanza al DR. PETRIE a la palestra, con un grito que luego resulta ser reclamo a alguien que llama a la puerta, pero parece que el tío intenta precisar la naturaleza de un agresor… siguiendo después con sucesivos superlativos enigmas que resuelven entre intensos signos de exclamación, pues, en efecto: confirma que Rommer, como el burro de la fábula, había escrito un párrafo, y sonó una nota. ¡Ya era escritor!

SAX ROMMER (un alias), con
un vago parecido al difunto
SIR CHRISTOPHER LEE, ¿eh?
Dilapidó la fortuna que estos
libros le granjearon

Mas según avanzas la lectura (que además incita abandonarla por libro más profesional, y eso que Rommer demuestra estilo, tablas, vocabulario, buenas analogías), descubres que todo ese desmedido afán de singularizar al Peligro Amarillo contra la Civilización Occidental (británica, esto es) con tamañas altisonancias, cuanto oculta es una COMEDIA. ¡Fu-Manchú es una farsa, con pretensiones de seriedad, y que todos esos vigorosos excesos que Rommer subraya en diversos capítulos (arrojados a su vez de modo alocado al conjunto del relato, dando sensación de dislocación), esperan burlarse de los héroes que habrían de suceder a los de capa y espada!

Rommer se fogueó escribiendo vodeviles, así que, por mucho esfuerzo que pusiera, en aquellos duros años de la Gran Guerra, por referir una historia seria basada en una presunta conjura que delatara las sádicas conjuras sibilinas, tortuosas, de China para someter la acomodada/decadente Civilización Occidental, el instinto del chistoso acabó por imponerse en unos párrafos que, oigan, tuvieron notable éxito.

De ser el manta como sus detractores le describen (que despreciaron qué humorístico es este… Manchuverso), Sax Rommer sería ahora un nombre olvidable entre otros tantos de un determinado colectivo artístico de paupérrima fortuna.

La evidencia que remacha mi teoría del sainete lo encarna Petrie, el sidekick rehén. Siempre presa de celadas, desmayado, drogado, amenazado. Lo secuestran para que saque una bala del cerebro de Fu-Manchú, extorsionándolo con matar a su novia egipcia (virtuoso dechado de virtudes, que sólo profiere una línea en toda la novela, pues su candor siempre la sumerge en el más prudente silencio monjil), y tras la operación, reteniendo Fu-Manchú a la joven cautiva… ¡Petrie se va al Quinto Pino de aventuras con NAYLAN SMITH, en vez de intentar su rescate! Ni una sola expresión (sincera) de ODIO, ansiedad, miedo, por el destino que pueda sufrir su prometida. Vaya novio.

Cubierta de época donde se habla
de Peligro Amarillo (ahora, de
actualidad) como una amenaza
considerable para Occidente

Y Naylan Smith… ¡qué personaje! Un huracán; entra-sale-le agreden-desmonta de pura chamba las maquinaciones de Fu-Manchú. La visceral sensación que desprende es de teatral vacuidad. Un sabihondo hueco puesto ahí, en el momento crítico, para triunfar. Naylan Smith aparenta mofa del gallardo caballero a lo SIR WALTER SCOTT; además, nada de su conducta, distante, maniquea, promueve simpatía por él, no como sucede con DOC SAVAGE o LA SOMBRA. Es un grandilocuente espantapájaros pero sólo porque Petrie, scriptor, lo elogia sin cesar. Por sí, de poco vale el espectral Naylan Smith.

Ah, y el “racista” Imperialismo Colonial británico, representado como vestal de dignidad en peligro debido a los indecentes manoseos del artero chino y sus secuaces, con el pabellón de rictus erectus. Ríanse ustedes de las acusaciones a SIR ARTHUR CONAN DOYLE de imperialista. ¡Rommer podría darle lecciones con honda!