martes, 7 de enero de 2014

LA LARGA MARCHA — NECESITAMOS VER MISERIA

Cubierta de GEEST/HOVERSTAD.
No se ajusta al contenido del relato
STEPHEN KING (¡aclamad al escritor!), bajo alias de RICHARD BACHMAN, ofrece con esta novela otra incursión en la ciencia ficción. En mi humilde opinión, es la obra de King que más horror pueda inducir.

Generalmente, el paisano de Maine, catalogado como ‘Maestro del Terror’ (porque los ambientes misteriosos y pútridos se le dan de puta madre magistral —y qué vamos a hacerle; cada cual es bueno en algo—), se aferra a iconos del género para desplegar su talento: la maldición, la venganza de ultratumba, el nósfero, el licantro, o se pone más exótico y cuenta sobre engendros estelares, “herederos” de LOVECRAFT, capaces de generar un intenso, aunque íntimo, terror que fulmina, de formas creativas, a sus víctimas, entregados a este infierno así lo gusten o no.

King es grande también en el profundo psicoanálisis del personaje; hasta un secundario intrascendental tiene un tic que revela facetas de su alma capaces de perpetuarse en nuestro recuerdo literario. King ha observado al mundo durante su largo periplo vital y laboral. Como coleccionista de insectos, ha ido catalogando cantidad de sujetos que con el alfiler de su prosa ensartó en el fieltro del papel que recoge sus párrafos.

El autor ¡Aclamad a STEPHEN KING,
en su transición de licantro!
Si escribiese otro tipo de literatura (algo derrotista y social, alguna milonga ‘intelectual’ que excita a un pequeño —pero muy influyente— lobby de lectores), sería una figura ¡aclamada! hasta el empalago. Todas las excelsas academias literarias mundiales le tendrían un sitial de honor preparado.

Pero escribe terror, el otro hermano pobretón de la ciencia ficción. El estigma es tan profundo que King jamás podrá superarlo. El desprecio elitista se cebará en él in saecula saeculorum.

Las elites no se percatan (pues desprecian bucear en sus letras) que King atiende todos los segmentos sociales que tanto TANTO encomian en escritores quizás menos capacitados, pero queridos por estos “entendidos”. King desbroza las complejidades de su Sociedad merced al retrato de individuos que muestran cantidad de facetas grises. No suele recrearse en la figura, monolítica, del psicópata de largo cuchillo que destroza víctimas porque sí.

Portada foránea mucho más descriptiva
de la historia relatada
Algo inició la cadena de acontecimientos, y bajo su disección entendemos qué. Cómo aún puede evitarse otro fallo. Creo que King detesta esa imagen, plana, del Terror, que el cine ha prodigado con conocidos ejemplos. Lo del cine es la exhumación de vísceras con abundante hemorragia, centelleo de acero desde la oscuridad, compitiendo con la mirada de chispeante locura de EL JOKER del psicópata. La casquería: como todo fin.

King sirve el banquete, ajá, sí, pero antes, o durante, cuenta qué provocó que el carnicero eligiera esta demente actividad. No busca tu piedad. Sólo relata que nada es tan arbitrario como el cine muestra.

Debe ser evidente, de La Larga Marcha (la jubilación de todo Juez de Mega City One que se precie), dos cosas: que a King le dio por los concursos extremos (léase: EL FUGITIVO) y que el norteamericano tiene hambre de dictadura, para combatirla, vencerla y demostrar la potencia de sus libertades. Es como un ritual de madurez que consideran deben pasar todavía.

Otra incursión de King en la ciencia
ficción con amarga proyección social. Y
víctima de una pésima adaptación al cine
En El Fugitivo, el dictator tiene triple faz: Corporaciones-Gobierno-TV, y cuenta con el respaldo de la población, arracimada en bloques miserables, y del todo/completamente adicta a una salvaje dieta de concursos con muertes y mutilaciones. El espectro de esas libertades que dicen fue marco para cartas magnas como la de nuestro país es un relente incapaz de inducir recuerdo.

En La Larga Marcha, el juego es una competición, muy poco espectacular y brillante, comparada con El Fugitivo, donde cien jóvenes caminan Caminan CAMINAN hasta que sólo quede uno para recibir el Premio; al parecer, algo bestial en lo económico y los privilegios sociales. No hay descanso. Nada de paradas para reponer fuerzas. Anda, o revienta, la única consigna del torneo. La gente lo sigue con pasión desde sus televisores, u orillan la carretera para vitorear a la extenuada tropa que, en cualquier momento, es sacudida por el estampido de un rifle que elimina a un concursante que se paró, cayó agotado, o no camina a la velocidad mínima establecida. Todo, para mayor gloria del gobierno del autócrata EL COMANDANTE.

¡Qué mogollón de libros! Con tantos variados y abigarrados
colores, parece un espléndido árbol de Navidad
RAY GARRATY se une a la enferma competición siguiendo una nebulosa de razones que ni él mismo logra precisar. Garraty no es el único que anda igual de perdido sobre el motivo específico de elección de este suicidio. Impera el prestigio social. Oh, lo hay. Un competidor es ¡aclamado! por su pueblo como un héroe. Entrega su vida por el fin social aberrante de proporcionar una ración de miseria que concluye con su ejecución.

King, en algún momento, debió examinar el espectro de la programación de concursos, y exageró la premisa introduciéndole la fécula de su talento como escritor.

Pero si visionamos nuestra programación actual, advertiremos que los espacios de más share son los que cuentan crímenes, cuanto más cruentos, ¡mejor! Todo, con el aderezo de una sórdida historieta “social” que muestra una miseria mayor que la nuestra.

King no suele tener suerte al ser adaptado
al cine. Y siempre me he preguntado, por
el contenido de esta novela: ¿
IT es el ET
de Stephen K... su reverso tenebroso?
¿Ves? ¡Ese lo pasa peor, ¡y me pone!! En vez de valorar qué elementos han conducido a la tragedia, e impedir que se reproduzcan, se orean, elevándolos al altar catódico, persiguiendo un paroxismo inexplicable, y se busca otra monstruosidad que supere la noticiada. Imagino que nuestra Sociedad, tan culta, ecológica, macrobiótica y comprometida (con ¿qué?) extasiaría a DE SADE. ¡Lo conseguimos! Desde las más altas cumbres caímos a los más infectos abismos.

¿Por qué estimo La Larga Marcha la más lograda novela de terror de King? Imagínate rodeado de gente que va a morir en cualquier momento, dentro de una calamidad que tiene la facultad de forjar un fuerte anillo de camaradería, instigado a caminar sin tregua por una carretera desnuda de protección al clima, hundiéndote más en las depresiones de tus pensamientos, el repaso de tu vida, contrastada con la experiencias oídas al resto de concursantes, tu agotamiento, que acentúa la impresión de estupidez al participar en un concurso asesino. Todo porque El Comandante, y sus Escuadrones, afirman que la Larga Marcha otorga un abstracto prestigio social ¿espartano?

Durante lo más profundo de la noche, solo, acuciado por todo esto, empujado a andar, oyendo el disparo que ejecuta a tu último y mejor amigo en este mundo…

Vuestro Scriptor.