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Cuando ROBERT GRAVES, educado en la Leyenda Negra, refiere la gesta, con sus luces y sombras, debe entenderse, en el fondo, como un admirativo reconocimiento. Hacerlo en esta España Progresista actual, de parte de autores "patrios", es impensable |
España no se rompe… ¡porque ya está rota! Queda
su atomización, eso sí. Por mor de su vírica supervivencia, el comunismo
gobernante configura nuestra nación como un gulag de ciudadanos de primera (nazionalistas
xenófobos) y purriosos de segunda: llamados españoles. Y, a éstos, les parece BIEN.
La insidia comunista, bajo un falso eslógan
de “progresismo”, o “mejora de nuestras condiciones”, socava con barrena
implacable las estructuras de la nación, donde sólo los más vehementes, terroristas
e inmorales sacarán provecho. El resto, víctimas de “la centralidad” (propulsada
por esta asquerosa e inane Derecha autocomplaciente, beata, meapilas —valga la
redundancia—, acomplejada con sus mismos principios ideológicos, inoperante e
incapaz por completo de defender al país y su unidad), se enzarzará en la disputa
no ya de limosnas, sino de migajas que arrojen los criminales nazionalismos excluyentes
y racistas para divertirse con el cainita espectáculo.
Como atribuyen a JOHN LOCKE: Peor que un
mal gobernante, es el pueblo que le tolera… o le escoge en plebiscito, añado
yo. Al español le duele demasiado adoptar una postura moral y ética, no sea le llamen
facha. Vale, nadie pide levantar barricadas y todo eso; sólo que comprendas que
el dinero que necesitarán tus hospitales, tus carreteras, tus
servicios sociales en general, lo regalan a terroristas y xenófobos nazionalistas.
Naturalmente, tú, ciudadano-planta, que sientes pero no reaccionas, tú,
ciudadano-pez, de memoria de tres segundos, ante la escalada de kanalladas, preferirás
culpar al que menos culpa tiene de un problema TUYO. La típica actitud del
matón escolar.
No toca este Día de la Hispanidad celebrar
las grandes gestas posteriores a la arribada de CRISTÓBAL COLÓN a las Américas
(porque es de fascistas). De que si cruzamos la tenebrosa Mar Océana en todos
los puntos del compás y acabamos descubriendo Australia (sí, Australia estaba
allí, como Perú, mas para lo que era la limitada noción global que tenían en
Europa, este descubrimiento ampliaba aún más Más MÁS los mapas, llenos de
inmensas lagunas en bianco) y plantamos gallardos nuestra bandera en lo
que hoy día es Seattle, y si me apuran, Vancouver, Canadá.
Toca hablar de LO MÁS URGENTE: la salud
moral de nuestra nación, unidad histórica y lingüística. Parlotean en el
Parlamento, donde debiéramos todos entendernos a fin de conseguir conceso que mejore
nuestras vidas, cavernarias jergas inhumanas para entorpecer aún más, con la
INCOMPRENSIÓN, la resolución de los problemas. ¿No PERSIGUEN en su cuna una lengua
hablada en todo el orbe por más de quinientos millones de personas? Supone agresión
segura hablar español (eso que esnobs cursis llaman “castellano”) en ciertas
partes de España. Y se acepta. Con naturalidad.
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La metáfora que llega del pasado; hay gente así de visionaria. El del suelo, España y sus habitantes; el tanque: EL GOBIERNO ACTUAL. Una amenaza REAL en ciernes |
Estos días consolidan una opresiva
dictadura de izquierdas totalitaria que implantará pronto sus inevitables derivadas:
la persecución, el encarcelamiento, la ejecución, del crítico o disidente.
Estos tiranos, embaucadores “progresistas”, emplean corrosivos medios hostiles
(redes sociales, sicarios parlamentarios, Tribunal Constitucional —!—) para garantizar
su victoria, facilitada por la feble Derecha, más empeñada en que les vean en
misa y buscando “la centralidad” que en combatir con firmeza esta amenaza.
¡Triste balance para una jornada que ha
arrojado al populux, más escandalizado con el "sexismo" de las cajas de juguetes que con la merma de sus derechos, con a un puente donde prefiere ignorar que sus derechos están
siendo masacrados… en nombre del “progreso”! Tarde llegará el inútil lamento.
Los comunistas gobernantes nos están acostumbrando a la pobreza para, cuando
llegue la miseria que les caracteriza, nos parezca idílica la pobreza.
¡Y a esto lo llaman democracia!