viernes, 25 de enero de 2019

LA BESTIA ESTELAR — ¿ESTAMOS LISTOS PARA EL ‘PRIMER CONTACTO’?

Portada de lo que empieza a ser la mítica
colección de Martínez Roca. De entrada
parece cosa de dragones y mazmorras...

Inofensiva novela juvenil de ROBERT A. HEINLEIN que, no obstante, aborda la xenofobia, en este caso, interestelar. No dramatiza demasiado en la cuestión, pero queda patente para los lectores avispados. No estamos en “cuando” los movimientos sociales raciales de Norteamérica (creo faltaba una década para lo de ROSA PARKS y MARTIN LUTHER KING), mas Heinlein desarrolla una traslación de estas inquietudes a cómo la Humanidad podría comportarse ante el fenómeno de las relaciones extraterrestres.

Tanto al nivel diplomático como de trato pedestre. El relato empieza contando qué problemas da una peculiar mascota extraterrestre, LUMMOX, a la familia que, desde dos o tres generaciones antes, la cuida, y al entorno donde habita la criatura, de infantil y bien intencionada inteligencia, aunque no por eso menos proclive a causar “accidentes”. Así que las fuerzas “reaccionarias” locales deciden liquidarla. Como sea. Dificultad: es invulnerable Lummox. Empero eso no desalienta a unas autoridades empeñadas, menos con un núcleo táctico, en desembarazarse de la problemática mascota alienígena.

Comienza un exhaustivo trabajo diplomático que es donde Heinlein, bosquejando la trekkie Federación de Planetas, plantea los problemas que podemos tener frente a entes, sin duda inteligentes, aunque de repugnante forma. ¿De veras, tanto que hablamos del Primer Contacto, estamos preparados para él? La fantasía casi siempre presenta a los extraterrestres más/menos antropomorfos porque no encajamos que una manzana de tres metros violácea pueda ser más letal que veinte PREDATORS, o vaya a desvelarnos los enigmas de la Creación empleando algún método maravilloso de comunicación.

El galardonado ROBERT A. HEINLEIN,
autor del texto, hombre cuya imagen se
revaloriza y limpia del baldón que algún
enterado envidioso le lanzó de "facha"
Sin embargo, he ahí la cuestión: los aliens no pueden tener aspecto antropomórfico (la ciencia se empeña en afirmarlo). Obedecerán leyes de la gravedad y la evolución distintas y respirarán gases letales para nosotros, como nuestra atmósfera pueda serlo para ellos. Heinlein está siendo de nuevo visionario, y aunque los aliens que pueblan su fábula (salvo Lummox) son humanides associés, lo que destaca es que, si estos sujetos de otras estrellas se parecen a no sé qué, ¿les trataremos con respetuosa cordialidad?

¿Una visceral repelencia arterial, pese a esfuerzos intelectuales y diplomáticos por tolerarlos, se impondrá y emprenderemos una cruzada suicida, o de veras un poderoso manto de tolerancia suavizará las cosas? Debido a nuestra proclive tendencia a destruir cuanto no se nos parezca, perseguir religiones o ideas políticas (ejemplos dan nazis o comunistas), u otras opiniones de los temas más variados, o baladíes, seguro que entablaremos combate por causas xenófobas envueltas en justificaciones religiosas, éticas, morales, económicas. Los pueblos se ofuscan apenas una de esas razones se esgrimen y vocean (¡Son diferentes! ¡Matadlos!) y es muy tarde para cuando enquiciamos los motivos que forzaron a actuar así: errado, mal. Más ahora, con la desgracia de las redes sociales, donde ninguna fuente se cuestiona, y un pernicioso bulo cobra carta de ¡apabullante verdad!, procediéndose en violenta consecuencia incluso.

Portada foránea. Como sucede en la
más célebre
TROPAS DEL
ESPACIO, es un elemento femenino
el que parte el bacalao intelectual
Imaginémoslo: atacar a una raza de líquenes pensantes sólo porque los vemos inadecuados para Masters del Universo, como siempre nos hemos considerado. Va la xenofobia en nuestra sangre; desde lo cavernario-tribal. El Pleistoceno, si me apuran. Embridarla resulta casi imposible. Un atavismo difícil de depurar. Salta al instante.

A buen puerto sin embargo todo se lleva y la Tierra lanza un suspiro de alivio al no tener que movilizar sus Tropas del Espacio, pues la reflexiva diplomacia logra imponerse. Aun así, desde las páginas de este libro ligero de pequeñas aventuras domésticas el mensaje llega alto-y-claro: vamos a tenerlo difícil con los eventuales vecinos del Cosmos.

Quizás lo mejor, digan lo que digan las bobadas de cooperación interestelar trekkies, es que sigamos como estamos: solos. Bastante daño podemos hacernos unos a otros. ¿Qué no les haríamos a los que, ni por apuesta, se nos parecen…?

viernes, 18 de enero de 2019

ZARDOZ — LA INMORTALIDAD: INCOMPATIBLE CON EL HOMBRE

Parábola quizás de por qué los
dioses necesitan a los ateos e
iconoclastas

Y la divinidad, como muestra esta película de JOHN BOORMAN, que es, pese a su enmarañada, estética, psicodélica y “de arte y ensayo” apariencia, una interesante reflexión religiosa víctima de la New Wave que sacudía los albores de Década 70, remanente de los últimos y convulsos años de Década 60, plagados de profundas transformaciones sociales. Hoy día, sin embargo, la sibarita crítica femirulista la calificaría de ofensiva exaltación de la violencia y el machismo gratuito, nefasto ejemplo para la juventud.

De inefable suelen describir Zardoz. Cierto: cuesta cogerle cariño, y se hace también arduo defenderla ante títulos más convencionales, acaso menos profundos, que pudieran versar sobre lo mismo. En esta historia apoqueclíptica, un exterminador, con algo más de chispa en el cacumen que sus demás compañeros, entra en una zona reservada, hogar de presuntos dioses de un mundo arrasado por la guerra (la termonuclear, posiblemente), y las atroces secuelas que arrastra tal desastre Nivel MAX, y donde los fríos y nublados páramos circundantes los pueblan los exterminadores (la elite elegida por Zardoz) y los brutales, residuo de nuestra Civilización, reducida a la esclavitud, la ignorancia, pobreza, a satisfacer los desvaríos asesinos de los exterminadores.

Zardoz, a través de la intricada tramoya de planos complicados y filosofías ‘sesudas’ que parecen obra de la ingesta de LSD u otra hierba del diablo, es empero parábola sobre Dios y los cultos, la manipulación que del Hombre puede hacerse desde el ‘plano etérico’ de lo “sobrenatural”, y el querer obtener respuestas del Individuo cuando algo que puede macular el dogma empieza a arrojar dudas, preguntas, cuestiones inquietantes.

Parte del Alto Panteón que rige los páramos desangelados
al otro lado de su aura protectora impenetrable. Patanes
suicidas, hastiados de sí mismos y sus semejantes
Los “dioses” (que recuerdan a los de LOS PÓRTICOS DE LA CREACIÓN, ese borrador en Reverso Tenebroso de los ÉTICOS de la saga de EL MUNDO DEL RÍO) son decantados “maravillosos” de la actual ingenética. Casi inmortales, con conocimientos (que no sabiduría) en principio superiores, han descubierto que su extrema longevidad no es un don, sino una irónica maldición que les condena a tener que llenar sus vidas como sea. Tan inmortales son que, cuando uno muere, su backup empieza a gestarse en una sala llena de plásticos casi al momento. Una IA construida en un cristal ayuda a mantener una máscara de orden, regularidad, al esquema, comunicándose a través de los anillos que todos portan.

Con estas pintas se dominan los yermos del futuro, aunque...
Aunque la situación empieza a ser insostenible para cuando el bravío SEAN CONNERY (en otro esfuerzo, pienso, de desmarcarse del atildado sádico espía BOND, JAMES BOND) irrumpe vehemente en ese microcosmos que pretende dominar el macrocosmos. 

Una refinada, virulenta, insidiosa locura, como la devastadora desidia, va apoderándose de los semidioses, de apariencia délfica, fría, estilizada, cruel. El exterminador-Connery fue, poco antes, embromado hasta unas ruinas donde “el paráclito” le reveló la verdad sobre el poderoso Zardoz, mito pétreo volador que surtía de consignas y armas.

...es una moda que hace escuela. La
comparación no admite dudas
Todo se desplomó. Credo. Mito. Fe. Lo incuestionable: se hace cuestionable. La certeza que arroja tener un dios con respuestas a todos los enigmas, se desvanece. Queda en su lugar una ansiedad iconoclasta, ácrata, la curiosidad extrema de saber POR QUÉ te han manipulado así. Dios Padre, ¿talmente obra con nosotros, Sus ofuscadas criaturas? Este planteamiento propone Boorman al espectador, confiando… no sé. ¿Cuestionemos nuestras religiones y sus fundamentos?

Zardoz es un retorcido juego. Un experimento sociológico diseñado por los semidioses para poner fin a su misma existencia. Sabiendo esto, reconsideras esas obras de PHILIP JOSÉ FARMER (donde aparece la simiente de Zardoz, me atrevo a observar), pues los elegidos para asaltar la Torre de las Nieblas son peones, manipulados por un Ético, a su modo, aburrido. Y las criaturas creadas por los SEÑORES se asemejan, mucho también, a los brutales y exterminadores que Zardoz ha puesto “sobre la Tierra”. Así visto, parece cerrarse un curioso círculo similar al URÓBOROS, entre literatura y cine.

domingo, 13 de enero de 2019

SITIO DE CIENCIA FICCIÓN, VIGÉSIMO SEGUNDO ANIVERSARIO


(Psst, Un secreto que comparto: fue la
BENDITA BIANCA BEAUCHAMP la
que me sugirió el tema. No lo digáis a
nadie más)
Como viene correspondiendo, a modo de otra tradición, por estas fechas del estrenado año (2019, en este caso), anuncio mi modesta contribución a una de las webs decanas del género; y “decano” lo escribo con toda propiedad. Verso sobre un espacio que, en este año, celebra su aniversario veintidós. Tal como están las cosas en internet, eso algo maravilloso. Los poderes generales de internet los empaña una importante noción: la inmediatez, junto al aburrimiento y la dejadez. Son muchos los que abren un espacio, en red social o blog, que, al poco, abandonan como ese cachorrito capricho de los niños consentidos o mal criados que luego, al crecer (el animalito), los padres dejan en medio del campo para ser pasto de las ruedas de los coches al sentirse, el animal, doloridamente abandonado. Hay ahí sentimientos en juego que suelen despreciarse. No debería, empero, extrañarnos. ¿No actuamos, parecido, con nuestros humanos semejantes?

Este año el reto obligaba esforzarse. Me explico: Mr. FRANCISCO SÚÑER planteó, a los habituales colaboradores (extensa red, por cierto), un tema específico que obligaba a devanarse los sesos para hallarle el intríngulis. No estamos hablando de asunto baladí. El resto de firmas tiene experiencia considerable, lecturas notables, conocimientos que no deben despreciarse. Hay, por tanto, que estar a la altura y encomendarse después a las Potencias que rigen los destinos literarios para quedar bien entre esta pléyade de autoridades. Sin desentonar. Sin parecer más ignorante de lo que, en realidad, se es.

No es desafío para, supongamos, los que dicen idioteces como que “no participo en concursos porque me imponen el tema y la extensión”. Bah. Mamarrachadas. Pretextos homoX absurdos para disimular la vagancia. Excusas de los que creen que, escribir, es “cuestión de un ratito, como debe ser”. Escribir es cuestión seria que exige tiempo. Decir lo otro, más que cuestión de postura ‘elitista’, es de putos flojos y travestis varios.

A disfrutar, concluyo recomendando, este surtido de interesantes opiniones respecto al tema propuesto esta edición, deseando de paso que durante mucho más tiempo Sitio de Ciencia Ficción siga siendo ese afamado portal donde el género se pasea y exhibe con toda dignidad. Como mínimo-nimio: otras veintidós ediciones.

miércoles, 9 de enero de 2019

LOS PÓRTICOS DE LA CREACIÓN — MANANTIAL DE EL MUNDO DEL RÍO

Portada de lo que, sospecho, en ciertos
círculos, es una edición mítica

Desde 1966, año de publicación, PHILIP JOSÉ FARMER nos remite este libro, donde los elementos de lo que será su opus magna, el interesante y dinámico serial El Mundo del Río, empiezan a perfilarse. Es un Farmer, en mi opinión, maduro en lo literario. Tiene la prosa briosa y “descarada”, recurre a temas “polémicos”, como la sexualidad, el sexo per se, o, en este caso, la antropofagia.

Muestra a un personaje líder decidido que se convertirá en motor de sus parientes, unos humanos semidivinos gracias a viejos procedimientos eugenésicos cuya réplica ya no son, estos “sus” beneficiarios, ser capaces de reproducir. Estos autoproclamados SEÑORES (no sé si en inglés se definen LORES, o MASTERS) se han limitado a explotar los poderosos recursos legados por sus Altos Antepasados (una especie de anti-ÉTICOS del Mundo del Río) para su hedonismo o emplearlos contra de los otros, para conseguir los Cosmos de su propiedad y los mundos que su “talento” ha ideado.

Son casi como los melniboneanos. Reinaron siglos merced al vigor de su ambición y el sadismo inherente a su sangre y raza, mas cuando descubrieron que no había más mundos que conquistar, empezaron a replegarse, a carcomerlos la decadencia. Leemos los últimos días de una Raza con la facultad de crear Universos (de tamaño más bien modesto) y esferas habitadas por personas a las cuales tratan ora con crueldad, ora con indiferencia, casi siempre: con desprecio… como Farmer sugiere Dios nos hace.

PHILIP JOSÉ FARMER dándoselas
de TOLKIEN. (Lo digo por la pipa.
No hay foto de Tolkien sin pipa)
Antaño, el protagonista actuó así. Empero sufrió una cura de humildad (despojado de sus terrenos y poderes, debió vivir como una de “sus” criaturas, con todos sus esfuerzos y limitaciones), y tras recuperar su predio, obtuvo un alma, una noción más profunda del sufrimiento de aquellos a los que gobernaba y había creado. Necesitado, con escrúpulos, no obstante los emplea, aunque bruñendo empatía por ellos, lamentando el dolor de la pérdida de los seres amados, o las duras condiciones, primitivas, de su existencia.

Hastiado de su inmortalidad, ansioso de un juego excitante que le permita vivir con algo de color su longeva existencia, el padre de estos Señores les arranca de sus Cosmos y les prueba mediante una peligrosa contienda en diversos planetas donde los ambientes de vida son tan sorprendentes como su fauna. Ha plagado la competición (recuperar sus Universos) de amenazas mortales. El protagonista, viéndoles sin el soporte de sus poderes quasidivinos, les descubre aún más mezquinos, ruines, inútiles, sanguijuelas, de lo que aparentaban ser.

Dentro de un riesgo extremo, siguen sujetos a sus soberbias y airados narcicismos, el desprecio a sus criaturas. Es este Los pórticos de la creación un documento aventurero entre agnóstico-ateo, que incluye la decadencia, la corrupción personal y las ambiciones desmedidas, cómo quienes con mucho esfuerzo y sacrificio crearon un imperio que sus descendientes, que no lo sienten suyo por no haberlo trabajado, sin embargo no vacilan en dilapidarlo hasta extremos de personal miseria total.

Cubierta foránea de VALLEJO (me
parece) que incluye una información
interesante sobre la obra reseñada
Farmer debe “dar la nota”; por tanto, acude al incesto para hacer más picante la novela. También al canibalismo, como prueba más de hasta dónde podemos caer llegadas ciertas circunstancias. No creo, “conociéndole”, que P.J.F. tuviera la más mínima-nimia intención moralizante, sino que empleó estos recursos para dar corpus colossus a una narración que, empezando peculiar, atrayente, sigue por la confirmación de que estamos ante el borrador de El Mundo del Río, para acabar con un (precipitado) final estilo deux ex machina que enoja un tanto... lo bastante para lamentar que tuviera, el autor, que actuar así para cerrar su novela.

Es ocio, es aventura, es acción, o sea: todo lo que detesta el lector de la ciencia ficción española moderna. Prevenidos quedáis.