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Portada de la primera entrega. Obra mía |
Ha sido, debo admitir, complicado
encontrar un título para esta epopeya spaguetti-sorcery
con elementos steam-punk (para tratar
de barrer el mayor delta posible de lectores). El título es fundamental. Ayuda
a eternizar un relato. Ha sido, siempre, el talón de AQUILES de esta saga.
Algún título debía tener, para significarse del resto. Pero ninguno previo
encajaba con la perfección del actual.
Esto debo agradecerlo a mi consejera, que
se fijó en el tema y dónde todo se originaba y realizó esta valiosa sugerencia:
Llámalo La Roca Tarpeya. Fue una de
esas revelaciones que te atraviesan y galvanizan al instante. ¡Ante mí, y no lo
veía!
[Mi
consejera jugó con la ventaja de conocer mi afición por LA TORRE OSCURA de STEPHEN KING (¡aclamad al autor!), y el
prurito que le queda, a todo autor que la lee, de idear trama que focalice el
esfuerzo del elenco protagonista en el viaje (el viaje: importante) y conquista de un hito tan conspicuo como
cargado de hechicería.]
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Y la acción sucederá aquí. Un día, nuestra Tierra entera se vio reemplazada por esta nueva configuración continental. (Aparecen los hitos principales de este primer ciclo) |
No quiero decir, con esto, que me haya
embarcado en la ampulosa emulación de la notable serie de King. Sólo que una
suerte de Torre Oscura domina la vida de los integrantes de la narración, y
que, para eludir un oscuro designio (he aquí, otra vez, la influencia de
FARMER), deben confrontarse a su dueño.
Como ocurriera con LAS GRAVES PLANICIES, planteé primero este relato como una sátira.
El lector irá descubriendo cuántas (sangrantes) mordacidades espolvorean los párrafos,
encajados en mi estilo montaraz (¡en algo debo significarme del resto, para
dejar mi impronta!), que confío sea del agrado de todos.
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Influencias muy positivas fecundan la trama; las de MICHAEL MOORCOCK, por ejemplo |
Y la historia me ganó. No merecía ser una
sarta de bufonadas, más o menos divertidas, a costa de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, KULL
EL CONQUISTADOR o cualquier otro relato parecido, ampliamente popular. El
rol de participantes (repleto de ‘caras conocidas’ para mis lectores —¿para qué
idear nuevos nombres para sujetos que harían lo mismo?—, como FORSON) tomó
pronto su destino y creció. Se independizó. Llevó la trama por senderos y
derroteros en absoluto previstos de antemano.
Sus propias naturalezas aportaban nuevos
detalles que los hacían más profundos al planteamiento original. Y esto
enriquecía también la historia.
La
Roca Tarpeya ‘ha
visitado’ numerosas editoriales durante el tiempo transcurrido desde su
escritura al presente. Conocido los educados rechazos de esas firmas. Poco de
extrañar, pues en la actual coyuntura, aun autores más reputados están teniendo
grandes dificultades para publicar también.
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O la de STEPHEN KING y su larga narración del PISTOLERO que a la TORRE OSCURA iba... |
Así que, teniendo un pequeño
(modestísimo) sello editorial, MARSOON
BOOKS, y una cuenta en AMAZON,
¿por qué no destinar la obra ahí? ¡Es, pese a todo, un portal de difusión,
escaparate donde exponer tu talento! Por supuesto, tengo ante mí el obstáculo
de que mucho amateur con ínfulas
literarias ya obstruye el paso, agotando la paciencia del posible comprador,
que decida no arriesgarse, breado por las nulidades, a adquirir, pese a su
módico precio, el relato.
Es el peligro de Amazon: la saturación indiscriminada. No existe un filtro, justo e
imparcial, que acote el acceso a sus recursos a todos los negados e inútiles
que abultan, amontonan, estorban, entorpecen. Conforme que tienen derecho a
germinar todas las semillas. ¡Pero no restando oportunidades al prójimo!
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Y, tocando tangencial el género "barbárico",
mucho más he preferido instruirme con el
SLÁINE de PAT MILLS que el siempre baqueteado CONAN de R.E. HOWARD |
Los lectores avezados que se zambullan en
esta historia, y sus secuelas, van a descubrir, además de nombres familiares de
mi Universo de ficción, mis “fijaciones” por mis autores favoritos, en la forma
de pequeños homenajes, tributos agradecidos, que hago en pago a su contribución
a mi madurez como escritor.
ROBERT E. HOWARD no ha aportado nada a La Roca Tarpeya, pero PAT MILLS y la
riqueza cultural de su SLÁINE, sí.
Bastante. Como siempre, y para disgusto de lectores editoriales anquilosados,
he concebido otra narración dinámica y “visual”, sobre todo.
Sospecho que mi actividad como
ilustrador, los años de RARA AVIS y
su matraca en plan WARHAMMER son
responsables de eso. No puedo desligarlo de mi prosa. Esos elementos “gráficos”
deben estar presentes, pues me permiten verlo todo diáfanamente, ayudándome a
centrarme, situarme.
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Ya quedamos que los malos iban con corazas de esta guisa. ¡Quién iba a decirme que tres años de dibujos parecidos iban a generar esta obra! |
Mis disculpas, pues, para quien estime
esto un exceso redundante. No intenté ser reiterativo, sino abundar en el
detalle para entregar al lector relato fiel del momento.
Pero también he dejado bastantes lugares
esbozados para que su imaginación complete, o sugiera, el resto, llevándole a
lugares ni imaginados por mí.
De nuevo, el estudio psicológico de los
personajes ha ocupado un lugar importante en el relato. No hay matanzas
gratuitas a mansalva por-que-sí. Tienden, u obedecen, a un fin. Y surge de lo
retorcido, o enconado, de sus almas.
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Empleando estandartes como éstos |
Y para quienes gocen con esas creaciones
quiméricas, consigno un amplio detalle del fantástico PRISMA UNIVERSO (mi
MULTIVERSO —pero tengo el amor propio de darle otro nombre—), más
específicamente esbozado que en Las
graves planicies.
Con su publicación, comienza el más
importante veredicto conjunto: el de la crítica y las ventas. Pienso haber
concebido, cuando menos, un relato ameno y trepidante, con suficiente contenido
como para satisfacer a los lectores acostumbrados a narraciones menos
ajetreadas. Confío salir bien librado de la opinión generada con este relato.
Vuestro Scriptor.