viernes, 28 de octubre de 2011

DEATH RACE – EL ROCK DE LA CÁRCEL

Afiche de un filme que no logra superar
a su más económico original
Empiezo a sospechar que PAUL W. S. ANDERSON en realidad pretendía adaptar EL FUGITIVO, de STEPHEN KING, más que realizar el remake de LA CARRERA DE LA MUERTE DEL AÑO 2000, de su tocayo PAUL BARTEL, basada en el cuento de IB MELCHIOR. El conjunto de elementos esgrimidos para que el espectador simpatice con JENSEN AMES (JASON STRATHAN) apoyan esta intuición.
Así, el protagonista, un hierático ‘cachas’ absolutamente refractario, se convierte en un inesperado luchador contra un orden social brutal e injusto que ha laminado la mayoría de los derechos civiles y laborales, sacrificados por mor de una “Pax Corporativa” que ahora gestiona un mundo en bancarrota, económica y moral, víctima de una salvaje crisis como la presente. Jensen pasa de implicarse en algo turbulento o político (sugiere su diálogo con su esposa, SUZY –JANAYA STEPHENS-), pero en la fábrica, cuando llegan los maderos para dar caña, reparte estopa como un CONAN EL SINDICALISTA del mejor pelaje.
No lo olvides, hijo: la pasma es el enemigo, y más cuando
se trata de golpear a trabajadores
El BEN RICHARDS de la novela de King tenía semejante traza hasta que una situación límite lo empuja a otra extrema: apuesta su vida en el perverso espectáculo de El Fugitivo, cuya inhumanidad, como la Death Race, se la bufa a AMNISTÍA INTERNACIONAL. Richards es un ‘antisocial’ que pasa de relacionarse con nadie porque tiene mal carácter y tal. Le resbala la actualidad y la trapacería política; quizás porque su cultura le permite comprender que no puede hacer nada para cambiarlo. Peleará contra un tremebundo monolito inamovible e inconmensurable que se mofará de los golpes de Richards, seguro en su inmutabilidad.
JOAN ALLEN es la alcaidesa de TERMINAL ISLAND,
HENNESSEY, y encuentra una excelente argumento para
convertir a JENSEN (JASON STATHAM) en su nuevo
FRANKENSTEIN, ídolo de masas 'incontables'
Su mundo es un estofado de vapores cancerígenos. El de Jensen empieza a serlo, aunque más nos persuade Anderson, responsable del guión, de que la carcoma es más de índole social (la mutilación de derechos) que respiratoria.
Jensen vive al margen, pero una situación límite lo implica en lo más extremo y ante un violento piélago de dificultades sale victorioso imponiendo su propia vehemencia. Es el hombre tranquilo fastidiado en exceso. Y ahora lo van a pagar.
¡Empieza el espectáculo! Fría satisfacción de Hennessey y
ULRICH (JASON CLARKE). Esa máscara... ¿representa al
ídolo que se supone es Frankenstein?
Death Race no es mala película… ignorando su antecesora. Filmada con brío y sentido del espectáculo, se resiente en algunos aspectos, pero ¿qué obra humana es perfecta? Anderson sabe situar la cámara allá donde mejor rendimiento brinda; se aprovecha de ciertos golpes de efecto (como las cascadas de cartuchos quemados, cosa digna del THE MATRIX de los HERMANOS WACHOWSKI) y tiene instinto para la épica. Sus personajes, empero, son planos, con un fondo mínimo-nimio, lo justo de afectuosos para no provocar rechazo al espectador.
TYRESE GIBSON es MACHINE GUN JOE; en teoría, con
la filosofía de Sólo puede quedar uno. Aquí, echándole
huevos a Ulrich
Más que personajes, Anderson parece trabajar con estereotipos: HENNESEY (JOAN ALLEN) y su mano derecha, ULRICH (JASON CLARKE), son malos-sádicos porque toca; no es su auténtica naturaleza. Vienen a ser el DONALD SUTHERLAND de ENCERRADO (la de SYLVESTER STALLONE) de este drama carcelario sui géneris que es Death Race.
TERMINAL ISLAD, sede/prisión de la carrera, es un vertedero; todo lo peor, lo más despiadado y tatuado del mundo, vive tras sus rejas. También estos reclusos reciben un tratamiento que podría definirse “de tebeo”. Tienen un metraje determinado y en función a estereotipos que hacen girar las ruedas de sus bólidos blindados y la bobina de la película en la cabina de proyección.
Y, para hacernos bonita la competición, introducen
elemento femenino curvilíneo: NATALIE MARTINEZ,
como CASE, copiloto de Frankenstein
Cuando comparamos original con remake, Death Race empieza a flojear. Se comenta que el filme está ‘contaminado’ por la “mano” de TOM CRUISE (el Papa dianético); es un extremo que no he podido verificar, pero de ser cierto, bien que ha mutilado el espíritu de la obra. Tanto que, en un mundo mucho más liberal que el de Bartel, donde ciertas cosas pueden decirse con mayor rotundidad y libertad, Anderson enmudece la producción. Hasta la hace sexista.
En la original, había dos corredoras y tres pilotos (NERO, EL HÉROE, se fue a hacer puñetas enseguida; ergo dejó la carrera en manos “paritarias”). En Death Race, aun sin desnudarse como en la original, las copilotos son mera mercancía de exhibición, contoneo rap de caderas, como la copiloto de este “remozado” FRANKENSTEIN (sin leyenda, sin aureola) demuestra (NATALIE MARTÍNEZ como CASE).
Trepidantes secuencias de acción rebosa este filme, eso no
se le puede negar. Acaso su cénit se encuentren en la
desesperada necesidad de sobrevivir al camión-fortaleza
Bartel no tenía dinero para tantas violencias como Anderson, pero las suplió con argumento, discurso, iconos con carisma, apasionados. Anderson difiere el protagonismo de los actores a las máquinas. Concretamente, a los potentes tiroteos que fecundan la cinta. ¿Ejemplo? El camión-fortaleza que Hennessey saca en el segundo día de la competición.
Este recurso atenta contra el mismo sentido de la carrera: se trata de ver matarse a un puñado de psicópatas al volante de armerías rodantes porque eso inflama las meninges de las conexiones de internet que enriquecen al negocio, ¿no? En cambio, en pocos momentos, el camión-fortaleza se apiola al grueso de participantes. ¡Hala! ¡Me cargado el negocio! ¿Qué dirán ahora mis jefes? A Hennessey y su cara de estreñida le da igual. No le importa matar a su “gallina de los huevos de oro”: Frankenstein, el inmortal, el que anima el espectáculo. ¿Cómo piensa energizarlo después, si Frankenstein es su piedra angular?
Cuarteto de triunfadores donde resalta IAN MCSHANE
como COACH, recluso y jefe de mecánicos, confidente de
Frankenstein, sea el que sea quien lleve la máscara
En la original, la rivalidad Frankenstein (DAVID CARRADINE)/MACHINE GUN JOE VITERBO (Stallone) era cosa aun tangible. En Death Race, este Machine Gun (TYRESE GIBSON) expresa un deseo de triunfo insincero, sin garra. Tengo que ganar porque lo dice el guión, tío. No quiero vencer porque algo me quema las tripas. Stallone estaba enfermo de envidia y celos. Este Machine Gun está. Sólo está.
A destacar la interpretación de IAN MCSHANE como COACH, el recluso veterano que logra tener suficiente respeto conseguido como para que nadie quiera matarlo. Su sabiduría lo hace el único humano de la cinta, porque Statham parece de teflón. Sólo casi a la mitad de la película recuerda que tiene una hija y, a modo, le preocupa. Entre tanto, fue un estoico mohai al que los carceleros propinan una paliza de bienvenida.
Las máquinas son más importantes aún que los personajes
en esta película, como se ve en esta imagen promocional
La cortedad de Death Race se mide tanto en el escenario donde transcurre como en la carencia de impacto en la población. Mencionan millones de conexiones vía internet, pero en las calles, y al contrario de El Fugitivo o la otra Carrera de la Muerte, nadie habla de esta carcelaria competición, enésimo refrito del Coliseo romano.
Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta:

martes, 25 de octubre de 2011

EL CORREDOR – LA INSIDIA MATÓ AL CAMPEÓN

El cuento reseñado se incluye en este
libro; más aún: da motivo de portada
Entre tanta producción literaria, entre tantos cuentos (y de las Grandes Firmas, que se han permitido establecer cánones), algo contiene este relato de IB MELCHIOR para atrapar el interés de ROGER CORMAN y desarrollarlo en LA CARRERA DE LA MUERTE DEL AÑO 2000. Algunos geniecillos husmearon oro en sus párrafos y trataron de extraerlo, cosa finalmente conseguida, en efecto.
Melchior escribió sobre el que la gente quiere ver sangre para divertirse. Por otra parte, una vez comparamos película y remake, descubrimos la onda de mediocridad que va envolviéndonos. La temática se revisa una y mil veces, las asperezas, limadas, el carácter del protagonista, se edulcora hasta causar no empalago: diabetes. Mientras se alaban producciones por su crudeza al reflejar cierto (y real) mundo contemporáneo, en otras la diligente mano de lo políticamente correcto retoca trama y fotogramas logrando un sinsabor que impone ley.
Este señor mayor es IB MELCHIOR, el
autor, además de...
Motivaciones íntimas (la codicia, la ira, el sexo, la gloria, el territorio) desaparecen, o se matizan, para convertir al héroe en una figura buena, blanca, maleable según la circunstancia; sólo un aterrador peligro de muerte que afecte a su familia lo hace salir a derrotar al Mal. O se le conmueve la fibra más íntima para abandonar su semblanza humana y transformarse en ese líder azul, del que carecen los nativos, o que, a modo, fue mesiánicamente anunciado. Que motu proprio el héroe decida proceder y esto no obedezca más que a su “placer personal” está perdiéndose.
El cuento de Melchior (un par de páginas más le hubieran venido bien, creo, para detallar cómo ese mundo adoptó la carrera de la muerte, sobre todo) trata de esto, la entidad/identidad del héroe y los extremos a la que la apatía, lo habitual, el afán de espectáculo, manipulan a la Sociedad para pedir más, Más, MÁS, y sangriento cada vez. El relato también vincula, o establece simbiosis, entre la imagen del héroe y lo que la Sociedad entiende qué es un campeón.
...escribir el guión de esta película de arañas-murciélagos
y personas estreñidas...
Asumiendo un postulado del héroe como un ente cargado de virtudes y una brillante sonrisa de mil dólares, un pelín enigmático y de orígenes desconocidos, el corredor del cuento, WILLIE, es su reverso, aunque tenga, de entrada, la espléndida estampa de un LANCELOT redivivo. (Aunque hay que recordar que Lancelot está más cerca del antihéroe que del paladín puro-a-ultranza. Traicionó a ARTURO.)
Willie es el decantado de una Sociedad perpetuamente hambrienta de accidentes brutales con secuela sangrienta, donde la velocidad importa, pero más que provoque atropellos mortales a mansalva. Cuando se alude al esparcimiento de la Sociedad, se evoca siempre Roma y los gladiadores. Se establece un marco moral de referencia: Somos mejores que esos italianos antiguos. En todo. Y nuestro ocio ha evolucionado hasta el pacifismo más respetuoso con la ecología imaginable. Una mierda.
...esta otra que parece un anticipo
de la nefasta plaga de los zombis,
en COLORSCOPE, que da más mieo

Los deportes sangrientos continúan con nosotros. Llámese lidia, boxeo, pelea de perros o gallos. Ha de haber sangre. Hasta en el fútbol encontramos fanáticos así, y no casos aislados, precisamente. (Aunque muchos prefieren matar a morir por el equipo.)
Y el problema no reside en la Sociedad, sino en el individuo. Dentro de sí pulsa un resorte que obliga a actuar con vileza. Si no logra ver sangre, inventa un espectáculo de corraleras que concita la mórbida atención del público. Reúne lo más extravagante, estrafalario, estrambótico, y lo planta en pantalla, donde muestran descarnadas las vísceras auténticas del mundo. EINSTEIN, NEWTON, MIGUEL ÁNGEL, FLEMING, todo esos altruistas que han aportado grandeza a la Humanidad, son episódicos. Y ni ellos mismos estaban libres de la impureza.
De existir ese siempre supuesto senado galáctico que nos juzga y decide si incluirnos o no entre sus áureos salones, deben mirar con gran atención esos programas de cotilleos notando que en ellos reluce nuestra alma, para preguntarse luego qué mutación produjo nuestros grandes logros.
...y, junto a IRVIN WINKELL, coautor de
PERDIDOS EN EL ESPACIO (serie TV),
aunque por sus caras parecen de todo
menos perdidos, y en el espacio
Esa es la médula del cuento, reproducida en la película. Introdujeron matraca satírica y política pero para darle metraje. Delinearon a los corredores como iconos a un paso del arquetipo (léase: FRANKENSTEIN) como válvula de escape de una Sociedad en la que plantarse ante el morro cuajado de afilados colmillos de un coche era un elevado acto de amor. El espectáculo debe ser así, muy sangriento, siempre, como sea.
Y Willie aspira a máximo ídolo. Pueblan su currículum hitos impresionantes. La carrera le define humana y socialmente. Su identidad reposa en cada curva y recta. A trescientos por hora por la THRUWAY vibra su alma. Pero no tanto como cuando embiste con los pitones de su coche, EL TORO, a un peatón. Ver sangre en el parabrisas exacerba su éxtasis.
Afiche de una película de culto: LA
CARRERA DE LA MUERTE DEL
AÑO 2000, directamente inspirada en
este cuento. Esta es la buena
Su copiloto, HANK, también encuentra su identidad en la carrera y dentro de El Toro. Ambos, fuera del coche, no son nada. Peatones. Borrosos conjuntos anónimos de rasgos. En cierto momento, es más corredor que Willie, porque el campeón padece jaquecas que son la manifestación de sus remordimientos, el precio oneroso por ser un (asesino) icono de veneración.
Y cuando atropella al hijo de MURIEL y ésta lo tilda de verdugo (al mejor modo de los ANTICARRERISTAS, ofendidos por la patente inhumanidad de la competición), Willie acaba desplomándose. Pero sigue porque la carrera, el prestigio, el dinero del premio (el motor de Hank), tiran fuerte de él, dividido entre la horrorizada comprensión de la auténtica dimensión de sus actos y su naturaleza como corredor, que quiere vencer como sea.
Es irónico que sea la misma carrera la que termina con Willie. La competición impone normas. Y dominan a Hank cuando Willie se niega a atropellar a unos escolares de recreo. Son valiosos puntos y récord económico, fuente de prestigio, y Hank la ansía. Willie no puede ser tan monstruo. No ya, abrumado por el constante recuerdo de Muriel, acusándolo de verdugo, no de corredor.
Cartel del desaprovechado remake
En el forcejeo por apartar/cometer los atropellos, sucede el violento accidente que aniquila a Hank y destruye para siempre a Willie, que queda bajo la triunfal sombra de Muriel, como trasunto de la del cuervo del poema de POE, anulado como corredor, ergo, como sujeto de su sociedad, transformado en peatón.
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta:

domingo, 23 de octubre de 2011

EL DIBUJANTE CORDOBÉS MOI GALARDONADO EN CHINA

El imponente cartel del premio mencionado en esta
entrada, procedente del Lejano Oriente
Me alegra, una vez más, hacerme eco, en este modesto blog, del triunfo de uno de los componentes de KILLER TOONS; nuevamente, el trabajo de MOI ha sido reconocido y premiado, y, como se puede leer en la nota de prensa remitida por los Killers, ¡en China! ¡Internacionalidad a tope! Se ve que los enigmáticos descendientes de las dinastías MING y otras porcelanas no tienen problemas para entender nuestro acento ni consideran cierto que estemos acodados en las barras de los bares a todas horas, al contrario de los racistas catalanes.

Refiere la nota de prensa:

Saludos, me complace comunicarles que MOI, uno de los dibujantes de la revista cordobesa KILLER TOONS, ha sido premiado con uno de los "Honorary Prizes" o premios de honor en la "Second Master Cup International Biennal of China", uno de los certámenes de humor gráfico más importantes a nivel internacional que se celebra estos días en Pekín. Con los trabajos premiados se está celebrando una exposición en la Galeria Ziteng de la capital china. La organización de la Bienal Mundial de Ilustración convocó el concurso con dos temáticas, una libre y otra con chistes relacionados con el Arca de Noé, categoría esta ultima en la que MOI ha sido premiado. La Bienal editará un lujoso catálogo con los trabajos seleccionados.

La ilustración premiada; su ironía lo merece
MOI es un artista especializado en el género del cómic, el humor gráfico y la caricatura. Aparte de sus trabajos para KILLER TOONS ha publicado en míticas cabeceras como Totem el Cómix o El Batracio Amarillo. Ha recibido varios premios a lo largo de su trayectoria en certámenes como los premios nacionales "Lorenzo Goñi" o "JB Joven y Brillante"con jurados ilustres en los que figuraban nombres del nivel de Mingote, Perich, Martín Morales o Luis Alberto de Cuenca. El año pasado recibió el primer premio del concurso internacional de humor gráfico de Lleida cuyo premio entregaron destacadas autoridades catalanas. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas, entre las últimas a destacar la de la revista KILLER TOONS en La Carbonería de Sevilla y la exposición Cartonaale 2011 en la ciudad belga de Lebbeke.

Pues, nada, amigos, a seguir cosechando triunfos, dentro y fuera de las fronteras.

Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta:

viernes, 21 de octubre de 2011

THOR – ESPECTÁCULO A MEDIO GAS

Afiche; podemos quejarnos mucho,
pero THOR le da mil vueltas a
GREEN LANTERN
No tengo ninguna fe en guionistas como MARK VERHEIDEN, WARREN ELLIS o J.M. STRACZINSKY: de los dos últimos podemos esperar algún bombazo. Pero no sería más que un fogonazo sin esperanza de continuidad o progreso. Tampoco aguardo grandes épicas de ALAN MOORE o FRANK MILLER. Algo le ha pasado a la historieta que ha castrado las sagas gloriosas.
Straczinsky es autor de un guión, escrito, con la suya, a cinco manos y donde creo haber detectado que el fallo de esta potente producción de PARAMOUNT reposa tanto en él como en la ampulosa, solemne, suntuosa, coral-isabelina, dirección de KENNETH BRANAGH. ANTHONY HOPKINS, como ODÍN, es la carne de cómo el “escólico de SHAKESPEARE” ha planteado la película: como una gran ópera, sí, pero a base de ‘wagnerianismo’ de hamburguesería, lenta-lenta para no agotar al inefable PADRE DE TODOS, que no es plan.
ANTHONY HOPKINS como ODÍN, muermo divino.
No pudimos librarnos de la parida del "sueño de
Odín". En fin
¿Por qué creo que la culpa es de Straczinsky, en primer lugar? Su nombre destaca en un grupo de escritores que, en un momento dado, lo más que saben es tabular de puta madre y delimitar los márgenes. Desarrollaron la semilla plantada por Straczinsky y luego la retorcieron, podaron y malearon hasta que encajase en: el ego de Branagh; el ego de Paramount. Son expertos en eso, no en crear épicas.
Y Straczinsky procede (entiendo) de una generación de autores con psicodramas a mogollón y pajas mentales surtidas que un séquito mundial aplaude aunque no entiendan una papa de lo leído y, francamente, ¡vaya tostón de tebeo me han vendido! Pero es de Straczinsky, tío, ¡Straczinsky! ¡Aclamad al escritor! Prohibido protestar.
"Aquél que arranque el martillo de
la piedra..." CHRIS HEMSWORTH
es un convincente Thor
Thor (CHRIS HEMSWORTH), aparte de mito nórdico y propietario del día jueves, tormentas incluidas, es una serie a la que STAN LEE intentó sacarle unas perras. La ocasión lo permitía y no hay gestión más inútil que la no hecha. Lee entendía la Industria del tebeo. Al público. Sus personajes son violentos hombres de la frontera que se enfrentaban, en plan OK Corral, a energúmenos idénticos. Y el lenguaje que ambos entendían era el de la paliza mala y de verdad.
Stan Lee, ROY THOMAS, LEN WEIN, eran currantes que ganaban un salario más o menos modesto. En veinte páginas de guión clavaban ilusión, maravilla, fantasía y una tunda. Los PETER DAVID, Straczinsky, Ellis, BENDIS, tienen el tarro amueblado con complejos de WOODY ALLEN y los liberan en las viñetas de las colecciones que tocan. Los héroes, tipos de acción con un infalible código sobre lo que es o no bueno, desfilan por sus guiones a la espera de la consulta con FRASIER. Algún amago de pelea, un engañoso enfrentamiento, un “ya te pillaré”. Pero son más las neuras, problemas y pamplinas que venden como una insólita profundización de la vida de STEVE ROGERS que otra cosa. ¿Lo necesitamos? No. Pero ¡es lo que nos han impuesto!
CLARK GREGG como el AGENTE COULSON de SHIELD ,
la cara oscura de una organización paramilitar
Y eso le pasa a Thor: una puesta en escena brutal, un ASGARD impregnado de portento a lo BUCKMINSTER FULLER, un paralizante conjunto de FX que no rinden cuando deben: la pelea Thor-EL DESTRUCTOR. Toda la miga del filme se enfocaba en ese choque. Lo intuyes, porque la lucha contra LOKI (TOM HIDDELSTON) carece de sustancia. Ningún enfrentamiento suyo lo ha tenido. Loki, como aquí, interpone un enemigo que aplaste a Thor por él. Ladino, astuto, traicionero, alejado del peligro, aunque, como en la ficción el Bien siempre prevalece, el castigo termina atrapándolo. Todo esto nos permite asegurar que Thor es pura apariencia, sin médula.
Las mierdas de lo "políticamente correcto" engendran
errores como éste: ¡un HEIMDALL negro (IDRIS ELBA)!
Rebosa millones que sirven sólo para que mantenga el tipo. No aburre, pero tampoco exalta. (Los IRON MAN, por ejemplo, tienen “algo” que no posee Thor. Siguen siendo las mejores adaptaciones, hasta ahora.) Es impresionante, asienta las bases para la cinta de LOS VENGADORES, nutre de fantasía corazones in albis de la larga trayectoria del As asgardiano. Aunque, de conocerla, descubrirían cuán pobre, argumentalmente, es Thor.
NATALIE PORTMAN “actualiza” a JANE FOSTER; de cándida enfermera enamorada del tullido DONALD BLAKE, alter ego de Thor, un pastel tipo SOAP STORY que Stan Lee horneaba en las ‘primitivas’ colecciones para darles “tensión emotiva” a los personajes (hoy son las “paranoias Straczinsky”), se convierte en audaz científica que rastrea misteriosas energías en Nuevo Méjico (por donde Roswell, ¿no?). Aquellos áridos pagos permiten a Branagh transformar Thor en un drama agrícola, alejándole de los cañones de acero y cristal de Nueva York, escenario usual de Thor. Desterrado y sin poderes, intenta sobrevivir entre los mortales donde, sin saberlo, adquirirá todo cuanto le hará digno poseedor del martillo MJOLNIR (pronunciado de un modo u otro según la secuencia).
NATALIE PORTMAN es JANE FOSTER; destapado
el pastel, se descubre novia del Dios del Trueno

Este remozado, a feminista moderna, independiente, activa, implicada (como si antaño no hubieran existido ni BOUDICA ni AGUSTINA DE ARAGÓN) es tanto un cliché que exige el “nuevo cine” gobernado por la parida de la paridad como un cebo emotivo para que Thor se abrume a las astilladas lindes del BIFROST (eso de un negro -IDRIS ELBA- haciendo de HEIMDALL no tiene perdón de Dios) y se nos haga humano. Fíjate: los dioses también lloran. Pobrecito.
EL DESTRUCTOR (ese grandote) ante Thor: mítica de
western en este fotograma. Se esperaba un titánico
enfrentamiento, como siempre lo fueron en los
tebeos, pero...
La motivación que esgrime Loki es aberrante, absurda. Insulta la inteligencia. Se recrea, en la rivalidad Thor-Loki, la de CAÍN y ABEL, RÓMULO y REMO, PROMETEO y EPIMETEO. Straczinsky quizás lo vio una paranoia interesante/justificadora; lo que sea por negar que haya gente mala por ADN chungo.
Y la guinda: los TRES GUERREROS, HOGUN (TABADOU ASANO), FANDRAL (JOSH DALLAS) y VOLSTAGG (RAY STEVENSON). Para lo que hacen en Nuevo Méjico, ¡haberse quedado en Asgard viéndolo por TV! (Por cierto, ¿y BALDER EL BRAVO? Ese siempre anda dando por culo en los tebeos.) Son bultos que tratan de adornarse con SIF (JAIMIE ALEXANDER) que, en el fondo, no es sino otra marimacho de las que andamos surtidos últimamente. ¿No hace Jane Foster su  papel de aguerrida?
LOKI (TOM HIDDELSTON) ha reemplazado a Odín en el
poder; desde el fastuoso trono trama insidias que implican
a los TRES GUERREROS y a SIF. Parcos en heroismos,
en esta película, todo ellos, por cierto
El filme reproduce cuantioso material “clásico” que, en gran medida, procede de la época en que WALTER SIMONSON llevaba la serie adelante; la refrescó y dimensionó, y lo hizo bien, no como este Thor ampliamente desaprovechado. La grandilocuencia de cartón piedra de un frío entretenimiento, a momentos tan abúlico como la parsimoniosa voz de Hopkins relatando su triunfo sobre los SKRULLS, digo, LOS GIGANTES DE HIELO, promete, pero no convence. Quizás porque Branagh creía estar con Shakespeare, una vez más, y no en el siglo de los TERMINATOR y los MAD MAX.
Vuestro Scriptor.

martes, 18 de octubre de 2011

LA BALADA DE BILL RAYO BETA – THOR AMERICANO DE REPUESTO

Cubierta labor de WALT SIMONSON. En
realidad, la Balada agrupa una serie de
números de la colección regular; aquí,
por mor de la santificación de la "novela
gráfica", se vendió así 
Los confines del Universo gestan una catástrofe de tal magnitud que sus consecuencias implicarán al minusválido DON BLAKE, el médico cojo, alter ego del tonante Thor. El siniestro fascista NICK FURIA, so pretexto de la “seguridad nacional”, envía al DIOS DEL TRUENO a interceptar un destructor estelar en ruta de colisión con nuestro asediado planeta. A bordo, Thor lucha con su muy poderoso guardián, Bill Rayo Beta, cyborg alienígena superviviente de un costoso sacrificio, y quien en la refriega consigue apoderarse de MJOLNIR, el martillo mágico matagigantes.

ODÍN, que ese día miraba los Nueve Mundos con el ojo vaciado, convoca a B.R.B., ungido con los poderes de Thor, a ASGARD, tomándole por el buscabroncas de su hijo (¡vaya dios omnisciente!). Resuelta la confusión y recuperado del ostracismo biológico que supone ser Don Blake a tiempo completo, Odín dispone que sólo uno puede portar Mjolnir, imponiendo singular duelo a ambos candidatos.

Plancha a todo color en que THOR
acomete con su habitual bravura el
asunto; nótese lo dinámico del trazo
Al quedar en tablas, Odín regala a B.R.B. otro mazo matagigantes (evidenciando así su extensa ‘sabiduría’ y cómo esta solución lo hubiera simplificado todo; pero parece que el PADRE DE TODOS quería ver dos machotes machucándose) y les encomienda, como portadores del rayo, machacar a los feroces seres surgidos del profundo espacio, causa del éxodo de la raza criogenizada de B.R.B. (y tema recurrente de la serie de Thor: el mundo ido a hacer puñetas y su población errando por las estrellas) y alimento de tales criaturas. Esto desencadenará una orgía de palizas y sacrificios en que LADY SIF, la del ceño avinagrado, tomará parte muy activa, hallando el amor donde menos lo esperaba.
           
La Balada de Billy Rayo Beta procede de una época en que aun Thor corría también peligro de sucumbir, como otras colecciones, y se le encargó a WALT SIMONSON, viejo conocido del personaje, que, al menos, le diese un final honorable. A cambio, recibió un cheque creativo en blanco.

LOKI trajinando maldades; Simonson
le hizo más atemperado y siniestro
Tras un prolongado hito, el Dios del Trueno y su vasta cohorte languidecían hasta el extremo donde lo rescata Simonson, el dibujante con firma de dinosaurio. Éste, en vez de apuntillarle, le insufló nueva vida, vigor, poder y dimensión, escogiendo lo más granado de la mitología nórdica cuidadosamente y mezclándolo con sus paranoias favoritas. Su estilo, aprecian, posee más deficiencias que virtudes (tal vez), pero se ajusta magníficamente a la épica que tenía in mente, pues su grandilocuencia, efectos gráficos y cinéticos dinamizan en mucho sus figuras.

Hay que señalar que esta Balada constituye el prólogo a la gran saga de SURTUR, que hubiera de remontar la serie e hiciera de Thor la colección motor de MARVEL; la desbandada a DC COMICS de la plantilla de genios había empezado, y se maduraba la génesis de DARK HORSE o IMAGE.

A resaltar de estas páginas que el enfrentamiento por el derecho al Mjolnir se desarrolla en un mundo similar (si no calcado) al que OBI WAN KENOBI y ANAKIN SKYWALKER ‘solventan’ sus diferencias, dando origen a DARTH VADER. Parece  como si GEORGE LUCAS hubiera atemperado algunas secuencias del duelo a sus necesidades narrativas, que lustró con la iconografía de STAR WARS.

Leña por un tubo; esto no es un
muermo, sino un tebeo de ¡acción!
Y, siendo producto Marvel, el drama, el pesimismo, la angustia existencial que ROMEO resume clamando: “¿Acaso soy un juguete del destino?”, queda troquelado tanto en la conducta como las palabras del singular héroe, ser deforme cuyo aspecto no invalida la nobleza de su corazón. Este es un recurso habitual de la literatura: el héroe/monstruo que resulta más digno que aquél ajustado a la apolínea belleza de eugenesia nazi que, se supone, debe tener todo héroe.

Destacaremos la discreción como los secundarios desfilan por esta historia. Sif hace una aparición forzada (posiblemente por eso tenga esa cara de cabreo, no por parecerse a SIGURNEY WEAVER hastiada de aliens). VOLSTAGG va de alivio cómico (lo suyo) y el canoso BALDER EL BRAVO ejerce de fastidioso HAMLET. El Odín de Simonson sí parece auténticamente poderoso y seguro de sí y su autoridad. El funesto pillo, LOKI, apunta otras maneras y peligrosa madurez, lejos de su histérico histrionismo habitual.

Y, ¿por qué no? Un momento para la
ternura, Surge el amor entre SIF
y Bill Rayo Beta
Presentada como novela gráfica, esta Balada cuenta con atractivos y alicientes cuya viñeta final frustra. Iniciada con un gran bang, en su decurso la historia, pura y sincera evasión, aumenta, mas al terminar el tomo descubrimos cuán en ayunas acaban de dejarnos. Toda la obra conspira alertándonos de un Continuará, que la Balada es una gloriosa introducción a una saga fecunda en hechos de armas que, por fortuna, llegamos a leer. Pero, ¿y si no hubiera sido así? Estaríamos ante otra obra que se sabe existe pero alcanza grado de mitología en ciertos foros, nebulosa leyenda urbana hasta que la venia de un Editor visionario decidiera publicarla, sacándonos quizás del error de su ‘grandeza’. (Hubo un tiempo en que el tebeo en España funcionaba así.)

Simonson usa la Balada para contar, bárbaramente, una historia sin pretensiones argumentales de estilismos depurados fatuos, vengándose de todas las bobadas que otros fueron enquistando en la serie. Fue implacable borrándolas, empezando con eliminar lo del alter ego minusválido. Debió decirse: ¿Para qué recurrir a tonterías externas y caprichosas difíciles de argumentar por otros guionistas cuando la misma mitología proporciona aventuras mil? Con él, Sif recupera el barroco atuendo que le ideó JACK KIRBY, despojándola de esa ajustada cosa plateada, que parecía más colmar un fetiche erótico que otra cosa.

Ilustración publicitaria, imagino; ahí pone
"Simonson", pero esto parece un KEVIN O´NEILL

Y del prólogo/epílogo de PÉREZ NAVARRO rescato esta observación: “…pero que últimamente los nuevos apóstoles del comic-book suelen obviar cuando se habla de superhéroes, con la excusa de que estos personajes sólo buscan “divertir y entretener”: la ideología”. Por sus palabras, deduzco que veía en la Balada un peligroso alegato de afiliación fascista, cuando sólo hay tíos zurrándose la badana. ¿Por qué complicamos las cosas con estas veleidades? ¿Qué se gana? Al parecer, no es tebeo si éste no contiene las telegráficas paranoias argumentales actuales, con cierto sesgo ideológico afecto al voto del crítico, y en que una supina “profundidad argumental” suplanta las viejas estructuras de maravilla, evasión y acción que tan magníficos resultados ha dado.

Vuestro Scriptor.

viernes, 14 de octubre de 2011

2024, HOLOCAUSTO NUCLEAR – UN CHICO Y SU PERRO

Afiche foráneo lleno de colorines y
donde no entiendes nada de lo que ves
La adaptación del cuento de HARLAN ELLISON del mismo título (aunque aquí estrenaron la película como 2024, Holocausto nuclear) por parte de L.Q. JONES profundiza más en el mundo subterráneo de Topeka de lo que el relato hace. El personaje de QUILLA JUNE HOLMES (SUSANNE BENTON) adquiere una dimensión más amplia y sofisticada, así como gana también un poco más de angulosidad la caterva de carcas que gobernaban la Subtrópolis.
Asimismo Topeka aparece como un entorno sellado sin simulacro de cielo, que lo tenía en el cuento, y los ciudadanos están controlados por normas que invaden la totalidad de las esferas públicas e íntimas. En el cuento se sugiere que abrazaron una época que juzgaron la más idónea de la Historia (por su grado de “decencia” o “pureza” moral, más que científica) para perpetuarla y evitar cometer el error (nuclear) que les forzó a vivir bajo tierra, a gran profundidad, lejos de los estragos de la Tercera Guerra. En la cinta se obliga a todo el mundo a vivir así, pensar así, actuar así, bajo una constante admonición de recetas de comida transmitidas por megafonía, que intercala mensajes destinados a MICHAEL (HAL BAYLOR) para que arregle esto o aquello, o le parta el cuello a algún disidente (ejecución solapada bajo el eufemismo “se fue a la granja”).
Los protas: VIC (DON JOHNSON) y BLOOD (voz de
TIM MCINTIRE), al acecho en los páramos que les ha
tocado vivir a base de sarcasmo y socarronería
Pero 2024, Holocausto nuclear reproduce con bastante fidelidad el cuento de Ellison. Todos estos cambios, la Topeka totalitaria que obedeciera a algún impulso de la época (1974), ayudan a engrosar un texto que era magro por su naturaleza. L.Q. Jones juzgó que nadie pagaría un par de pavos por ver a DON JOHNSON (aún cercano a su época del porno, pero lejos de MIAMI VICE) ladrándole obscenidades malhumoradas a un perro de mirada triste en medio de un secarral perdido de la mano de Dios.
¡En el cine, bien cómodos! En ningún momento, el filme
aclara por qué Blood es telépata, ni se hace referencia al
mundo que lo permitió, al avance científico que supone
Así que… (supongo pensó)… son los 70, estamos comprometidos con algo que suena fuerte y revolucionario, e incorporarlo a la trama es un argumento tan bueno como cualquier otro para rellenar metraje. Además, apelando a la lucha de un joven tarugo por la supervivencia en un oscuro y oscurantista entorno que disimula una dictadura con recetas de tartas de manzana y desfiles de bandas de música de pueblo, muchacho que es desconsideradamente explotado tanto por Quilla June (más por ella) como por el consejo tribal comandado por JASON ROBARDS, seguro que el giro del protagonista comprometiéndose con la lucha por la libertad y tal le hace tilín a la crítica y nos vapulea poco. Demostramos estar en sintonía con la modernidad, ajá, sí. De momento, id llenando la sala del cine que debo recuperar la inversión efectuada.
QUILLA JUNE HOLMES (SUSANNE BENTON) logra
embrujar de esta manera al siempre 'dipuesto para la
acción' de Vic (convindente Don Johnson, por cierto)
Y un derroche económico, por cierto. Suerte que los extensos páramos estaban ya puestos, y los andrajos que engalanaron a los personajes de la película debieron salir baratos. Para continuar en una línea de austeridad presupuestaria (¡algo que vamos a conocer bien pronto!), L.Q. Jones ni siquiera encargó la construcción de algunas maquetas que simularan una ciudad derruida y achicharrada, como describe Ellison en el relato, sino que sugiere que todo está enterrado bajo el manto polvoriento del yermo.
HAL BAYLOR como MICHAEL, el robot multiusos; la
"cara amable" de un sistema de gobierno despótico
Así provecha para mostrar una rapiña de las que nutren a VIC y a BLOOD (el perro) en estos desolados andurriales, presentando a un grupo de los que tanto temía llegar a pertenecer el Vic del cuento, cavando como locos extrayendo alimento enlatado. El grupo parece una extraña comparsa de bufones medievales jugando a algo más que a desesperados supervivientes de un mundo barrenado por la IV Guerra Mundial, que duró cinco días, y lograron vaciar todos los silos de armas nucleares.
El resto del metraje desarrolla el constante tira-y-afloja entre las personalidades del perro y el muchacho. Blood (voz de TIM MCINTIRE) se muestra cauteloso y paciente. Instintivo. Vic, impulsivo e insensato, queriéndolo todo para ya; y aun así, le parece muy tarde.
Atentos a la expresión de Vic; con estas pintas pensaba
conquistar el futuro. Le repateaban el hígado, claro
Acaso por estar UN MUCHACHO Y SU PERRO narrado en primera persona, y Vic racionaliza sus actos al lector, su conducta pasa contemplada como la de un bárbaro al que un perro enseñó un puñado de rudimentos culturales. Pero el filme le muestra como un violador que todavía se ofende con la víctima por oponer resistencia, como si Vic estuviera haciéndole un favor, no una desgracia. Aún puede alegar que es hijo de su época, y que quizás no es tan malo como los que merodean a Quilla Jone en la ruina donde entablan el combate que deja herido a Blood. Pero no debemos hacernos ilusiones con respecto a Vic.
JASON ROBARDS (derecha) como LOU CRADDOCK, el
mandamás de Topeka, auxiliado por el DR, MOORE
(ALVYN MOORE) y MEZ SMITH (HELENE WINSTON)
Durante las relaciones que mantienen tras el tiroteo (que Vic gana simulando ser un aterrador mutado, un SCREEMER, que brilla verde en la oscuridad, espantando a la banda que les quería violados y muertos, amén), Quilla June se lo camela y lo transforma en un egoísta absolutamente dependiente de su embrujo, tanto que abandona sin reparo moral alguno a Blood en el exterior pese a su estado, ignorando el vínculo de amistad que les une.
A modo de castigo poético por esta traición, cae en la trampa urdida por los de Topeka; el consejo carca que quiere “sangre nueva” para fecundar a treinta y cinco jóvenes, y la que Quilla June planeó, empleando a Vic, un salvaje manipulable con sexo, para dar un golpe de estado que la entronizara.
Quilla June irreconocible de blanco; ante el altar
del enlace que justifica las "relaciones" con Vic; está
a un paso de iniciar su propia "revolución"

Esta es otra diferencia con el relato, pues Quilla June se presenta como el cebo sexual que refleja la película, pero luego queda reducida a cándida enamorada del silvestre superviviente. No desarrolla esta ambición revolucionaria que exige sangre para ungir sus cambios. Lo más que obtiene es que Vic se cargue al robot Michael multiusos, y terminar engullida por Blood cuando logran escapar de Topeka, regresando arriba.
Es este cínico reverso de la conducta heroica (rescato a la joven en peligro sólo para que alimente a mi mascota) el que da atractivo a un relato al que, en su adaptación al cine, despojaron de toda referencia a lo homoX tan presente empero en el cuento. Podemos iniciar revoluciones sanguinarias, pero el héroe no acabar tan mal sus días de acción, es la consigna. Y L.Q. Jones, por supuesto, la respetó.
Al final, las cosas se resuelven como debieran. El vínculo
entre estos dos tiene algo que supera las veleidosas y
gratas promesas de Quilla June
Vuestro Scriptor.
De otros supervivientes: