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Portada número 2. Dark Horse busco pegar fuerte al final de la Década 80 con títulos tan icónicos como éste. No obstante... |
El guión de JOHN ARCUDI es tan mediocre
como insustanciales son sus diálogos. Hay no obstante algunos aciertos significativos
en esta miniserie de 1990 (concebida como prólogo o soporte promocional a TERMINATOR
2, EL JUICIO FINAL) que deben destacarse. Arcudi parece no vio bien el
primer Terminator; sugiere oyó graznidos por alguna parte, vio a lo
lejos destellos que inspiraron “su imaginación” y los editores de la naciente Dark
Horse dieron el V.B. al texto pensando arrancaban una lucrativa licencia a
una Major (Marvel, DC). Algo como: Johnny, dale caña, ¡no
importa el disparate! Empero publiquemos algo YA, que sabes lo voraces que son los
de STAN LEE. Alegarán nuestra incapacidad para sacar esto adelante y nos
arrebatarán la licencia.
Arcudi lealmente cumple el despropósito. El
lápiz de CHRIS WARNER, comparable al de JOHN BUSCEMA en su cénit, remarca esta
saga: acaso es su único atractivo para tenerla. Le pongo el reparo de que sus
musculosas figuras frisan lo irreal, hasta en un tebeo de estas
características. Se ve el hombre le pasa lo que a SIMON BISLEY: tú dame un
guión cañero donde pueda demostrar mi habilidad dibujando la anatomía
sobreexpuesta a las pesas. ¡Verás qué pasada! Dibuja pues hypervitaminados
Terminators. Reclamo que debió atrapar el interés de indecisos chavales de entonces.
Para mí, era la curiosidad por ver qué derroteros podía tomar en las viñetas la
idea de JAMES CAMERON. A qué insospechados pagos podía llevarnos.
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Esplendor muscular y bombshells para atrapar el interés del lector por esta colección. Nunca hemos visto cómo recubren de carne a un TERMINATOR. Empero algo me dice que no es así |
Si todo se redujese a lo gráfico, Tempest
habría cumplido admirable sus objetivos y esta reseña estaría casi finita,
¡ensalzado! el trabajo de Warner. Mas una historieta es mucho más que buenos
trazos; éstos deben soportar/ilustrar un argumento. Ideas que resaltar,
desarrollar. Porque el tiempo que vas a emplear a estos desatinos puede
invertirse en cosas mucho más prácticas.
(Sobre la edición de Norma Editorial
señalo que la minúscula letruja de los textos es de crimen. Sobraba espacio aún
en los bocadillos para hacer mayores las letras, señores.)
Irrita la vulgaridad del tratamiento de
Arcudi del fenómeno Terminator. Sospecho que podía consultar con Cameron
aspectos que le generasen dudas, aunque se ve fue tan de sobrado que pensó se
bastaba solo; cuanto consignase en su saga haría canon. Su ambición quedó
bastante frustrada, sin embargo. Repasemos los hechos:
Muestran en Terminator cuánto cuesta
destruir a una de esas cosas (SARAH CONNOR dixit). Aguantó bastante
castigo, se burló de las ametralladoras, lo atropelló un dieciocho ruedas que
consiguió estropearle una rodilla tras arrastrarlo cantidad de metros por el
abrasivo asfalto. Le metieron un explosivo entre las costillas, ¡y siguió
guerreando!
En Tempest, ¡Arcudi envía a través
del Tiempo (esa extraña sustancia compleja, como se esforzó KYLE REESE en hacer
comprender a los escépticos policías) a TRES Terminators, así como a un nutrido
comando de soldados de JOHN Connor, que se apoderaron de una Máquina del Tiempo,
decididos a matar al DR. HOLLISTER, quien según Arcudi configuró a SKYNET, no
el MILES DYSON de Terminator 2! Parece que la garantía para atravesar el
Tiempo es hacerlo despelotado. Mientras sea así, el número de viajeros es
intrascendente.
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¡Hasta en Rusia conocen a Terminator! ¿Cómo una nación sometida por el yugo comunista tantas décadas contempla estos mitos gráficos: con pasmo, envidia o un sutil desprecio de partido? |
Arcudi acumula triviales diálogos insustanciales para alargar una trama que debiera ser trepidante página tras página por sus elementos constitutivos. Sabida la resistencia de un Terminator, ¡ver que una ambulancia atropella a uno partiéndolo por la mitad aviva la pregunta: ¿Arcudi vio la cinta del 84?! ¡Sólo la prensa hidráulica detuvo al T-800!
Positivo detalle que Arcudi hace es que para Skynet es más vital garantizar su desarrollo que matar a John Connor como sea (aun aniquilando a Sarah). En esencia, eso es todo Terminator. Y Skynet lo logra. Propicia su nacimiento. Hollister se encarga de hacerlo.