Afiche. De terror apabullante a objeto de coleccionista y hasta sátira. Derribado por el simple desgaste de su ineficacia |
Conspicuo detalle de esta agridulce comedia
europea es el de que la Coca-Cola fue
un invento soviético robado por los imperialistas norteamericanos para darse mayor
importancia ante el resto del ancho mundo. Y la señora postrada en la cama: lo acepta.
El filme, para criticar al comunismo, pero
más, al fanático sistema de Propaganda que anulaba el juicio crítico de sus
ciudadanos y en qué condiciones de carestía universal vivía la República
Democrática Alemana, aprovecha para hacerlo el desplome del Muro de Berlín, el
primer esfuerzo de reunificación germana, mostrando cómo las estructuras de
poder comunistas se cimentaban en dos pilares impresionantes… pero poco firmes,
pese a todo: la calculada Propaganda y la Intimidación. Ésta última instaba al
ciudadano a creer sin dudas lo que predicasen por absurdo que fuese. El
ejemplo: la Coca-Cola.
Una familia normal, regentada empero por
una madre fanática comunista (no sé si porque no conoció otra cosa, quiso
conocerlo, la adoctrinaron hasta negarse toda capacidad de querer comparar), despierta
un día viviendo el desplome del Coloso Rojo, quedando expuestos al barbarismo
del rock and roll, los Mc´Donnals del agresor imperialista
yanqui, la libertad de elección y los lujos (y también miserias, no seamos hipócritas)
del sistema democrático Occidental.
Principales protagonistas del filme. Encomiable el que este hijo proporcione esa última felicidad a su madre. Aunque debió dársela de un modo mucho más amable |
Los jóvenes de la familia, o bien más
críticos, o con visión mejor de que el paraíso de los trabajadores no era tan
magnífico como Propaganda ordenaba creer, aceptan la novedad entre interés, cierta
frustración y resignación. Pero la madre, padeciendo grave dolencia cardíaca,
no podría soportar el que un ideario que fracasó (pese a su eficacia sobre el
papel) desaparezca, siendo absorbida su patria por la repudiada
Federal/democrática (de verdad), importando novedades degradadas por los Poderes
Públicos por viciosas, pornográficas, drogadictas. ¡Imposible!
Así que, siendo cosa terminal, y procurando
alargar con felicidad los días que la restan, el primogénito y sus amigos
montan una continuidad propia del INGSOC falseando las noticias mediante
ingeniosos telediarios. ¿Cómo explican la caída del Muro? (Pienso ahora:
¿debieron? No tenían por qué. La madre podría ignorarlo perfectamente. Jamás la
interesó saber la verdad.) La democracia Occidental ha fallado, todos corren al
paraíso comunista, claudica EE.UU. La Coca-Cola
regresa al hogar.
Una persona con un sentido crítico mediano
podría apreciar las mentiras enseguida. El ancho mundo comunista distaba muchísimo
de ser la perfección que afirmaba ser. Es Occidente manifiestamente mejorable;
pero sigue siendo mejor que todo eso. Y ahí está la señora, muestra de una
Sociedad adicta a programas ineficientes de progreso, cuyas taras las
disimulaban cargando contra la pornografía de Occidente y el que su gente fuese
a las urnas a elegir al corrupto de su preferencia para gobernarles.
Ellos sobrevivirían gracias a la Disciplina y Sacrificio
impuesta por el Partido. Historias sobre represión y gulags (que no es un plato húngaro): las desoían. Elegían no
creerlas. Estaba mandado. Las difundían Enemigos del Partido… pese a denunciar en
qué fracaso residían. Violaciones de derechos humanos fundamentales.
Los estandartes del "progreso" desaparecen barridos por los eslóganes del corruptor Occidente |
Good
bye Lenin ataca al comunismo
que se vendía (sigue haciéndolo) como un Igualador, eso de la moderna “democracia
participativa”, donde quien disentía, desaparecía, pese a afirmarse que aceptaba
críticas. E, insisto, contra todo fanatismo que manipula la información como se
le antoja. Conviene tener presente eso, el poder de la Propaganda: qué mensaje lanza,
a qué aspira, quién la maneja, con qué fin, apreciando cómo anula la voluntad
del sujeto prometiendo una “mejoría” que sólo gozarán unos pocos. Algo de
sentido ácrata contra nuestros líderes, electos o elegibles, puede ser hasta
saludable.
…y dicho todo esto, ¡me tomo vacaciones!