Este señor con pinta de distraído es BUCKMINSTER FULLER. Iba a inventarnos un futuro, pero lo olvidó |
Una posible explicación del auge de la fantasía (léase: venta de libros) puede estar en un factor psicológico subconsciente. Vivimos el futuro. Las más habitual premisa de la ciencia ficción es que el futuro será esplendoroso, un paraíso material. ¿Quién recuerda ESPACIO 1999? La idea que trasladaba era que, hacia 2020, se podía veranear en la ESTACIÓN LUNAR ALFA, e ir y venir a nuestro satélite era como visitar a los parientes del pueblo. Cotidiano. Fácil. No existirían ni la miseria ni el dolor; todo sería Utopía Manifiesta. En la fecha que estamos, “del futuro”, un negro abismo de incertidumbre económica nos acecha, la enfermedad sigue sana y bien, gracias, aun resucitando algunos males medievales, la guerra inunda los telediarios, amén de otras desgracias que, en teoría, la “tecnología del futuro” tendrían controladas o eliminadas. ¿Dónde están las urbes de BUCKMINSTER FULLER y los paseos lunares? Lo más novedoso que gozamos son las continuas actualizaciones de los móviles y las veloces megas de internet. En Medicina aseguran apuntarse tantos, pero cáncer no cae.
No importa: SAN ISAAC ASIMOV ya estaba allí para concebirlo: escribo, ergo haces lo que te mando |
La ciencia ficción era el Heraldo del Progreso y la Promesa de un Mundo Mejor, que contaba con el respaldo de algunos avances tecnológicos, pero hemos descubierto que nos ha estafado; es filfa. Así que, aterrorizados con las sombrías predicciones de un futuro aún más oscuro, la mente se ha “contraído” buscando tiempos ‘más sencillos’, donde la magia, como un concepto implacable, un Deux ex machina contra el que no queda sino la resignación, suple a la electricidad y nuestro cínico individualismo moderno lo anula el azar caprichoso de una deidad traviesa o la benevolencia de algún dios superior. Los reyes y príncipes gobernaban aconsejados por los sabios-magos y el mundo discurría entre apacibles ciclos de cosechas y matanzas de cerdos por San Martín. Las noticias que llegaban de lejos-lejos podían ser alarmantes, pero al venir del confín del mundo, ¿el mal del que hablaban no tardaría tanto en llegar hasta nosotros que se gastaría por el camino? Podríamos quedar aún a salvo.
Y necesitamos tanto un héroe, una leyenda que indique el camino de la rectitud y sea el paladín que se enfrente al dragón, una entidad carnal a la que poder asestar puñaladas, no algo nebuloso como el Mercado de Valores. ¿En qué cueva reside; dónde viven los brokers y ejecutivos que merman nuestra calidad de vida? Acuchillar a uno no conjura LA AMENAZA. Matando al dragón, pues sí: muerto el perro, terminó la sarna.
Afiche promocional de ROMA: sangre, corrupción y sexo; un castañazo en los morros para la novela "histórica" |
¿Pudiera ser por esto que la fantasía (la de espada y brujería) está en auge?
Luego tenemos un problema con la temática de la fantasía: su inmadurez. Casi toda parece orientada a jovencitos de entre doce-quince años. Las editoriales se han abocado a palear carbón alentando tramas juveniles para satisfacer las demandas de ese delta de lectores. Pero ese público, crecerá. Bajo esta férula, ¿qué van a leer cuando tengan veintidós años y descubran que las adoradas páginas de sus mundos mágicos rondan la idiocia? Oh, siempre reeditarán a los clásicos, por supuesto. Junto con la fantasía, son valores seguros de ventas. Pero especulemos con que se llega a una saturación tal que se paraliza la venta. ¿Entrará en barrena el sector editorial entero?
Y no estoy parándome a considerar que no tenemos géneros, sino modas.
FRANK THRING de PONCIO PILATO, en BEN-HUR (la buena, la de WM. WYLER). Fantasiosa evocación de una Roma idílica |
Esta teoría sirve también para explicar la fortaleza de la “novela histórica”. El acogotado lector, zarandeado por la violencia de un “futuro” implacable, busca en los siglos pasados el reposo que no obtiene merced a los telediarios. Vive de la trampa de creer que aquellos tiempos, “más sencillos”, eran mejores, cuando unas nociones de Historia General nos muestran que, pese a las terribles contingencias de hoy día, ÉSTE es el mejor siglo de TODA la Historia Humana. Por fin comprende los problemas y posee la energía y recursos para resolverlos, pero prefiere no hacerlo por mor de intereses mezquinos. Amasar cincuenta millones ahora le parece más importante a un magnate que perder trescientos dentro de diez años a causa de una desforestación salvaje o la falta de adecuada inversión en I+D. No existe mañana; sólo el AHORA.
Cartel de 2001, UNA ODISEA ESPACIAL; claro, el futuro prometido permitía estas pasadas. Normal que, viviéndolo ya, se anhelen novelas de caballerías... |
¿Quién no conoce al que siempre dice “Yo viviría en Roma”, pensando en la Roma de mármol del BEN-HUR de WILLIAM WYLER u otro peplum? Es una aspiración necia fruto del desconocimiento como se vivía en la Roma real. Por lo común, quien se domiciliaría en la Suburra de CAYO JULIO cree que lo va a hacer principescamente, no será ni esclavo ni trabajador. Y que, togado de patricio, escapará a las letales conjuras de TIBERIO, SEJANO o CALÍGULA. El lector de novela histórica, aunque se lo escriban, rara vez repara en esto. Él ya se ve transportado a CAMELOT, donde pajes sin rostro le surten al punto de todo cuanto necesita y galantemente podrá cortejar a “las bellas de este reino”. Nunca piensa en la suciedad de la época, su retrógrado concepto del mundo o la medicina, la imponencia de una Iglesia-Estado tiránica, una monarquía que alentaba la ignorancia y la clasificación de estratos sociales inmovilistas. Cuanto ve es que “el mundo era más sencillo”, cuando jamás lo ha sido. La sordidez que hoy día podamos computar es una actualización de la que medrara en la corte del rey JUAN SIN TIERRA. Entonces, recibía otro nombre, no el que tiene hoy.
Pues la fantasía a la que se refería la conferencia no era ésta, sino una más ácida. Pero esa también caerá, ya veréis... |
Éste es el espinazo del auge de la fantasía: la creencia de que ese mundo “era más sencillo”. La ciencia ficción, merced a sus distintas facetas, ha desenmascarado al futuro mostrándolo como un lugar donde el esfuerzo y la lucha persistirán a través de las eras. Las Utopías son fiascos y la verdadera utopía reside en construirla. Nos dará a elegir entre materialismo y espiritualidad. Como esclavos de la comodidad electrónica, nos decantaremos por la primera opción.
Según parece, sí, éste es tu reinado. Pero, recuerda, Fantasía: Memento Mori.
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: