lunes, 21 de julio de 2014

SOBRE UN PÁLIDO CABALLO — INTENTO DE CONCILIARNOS CON LA MUERTE

La edición de la tristemente extinta ACERVO.
Con este relato, ¿su autor intentaba hacernos
más dulce el fatal desenlace de nuestras
existencias, amigarnos con la PARCA?
A priori, la premisa que anima la trama de la novela es de lo más original que podamos señalar. De acuerdo, existe una única historia: el viaje, que no forzosamente indica trayecto físico. Suele referirse al ‘aprendizaje’ que el protagonista, o concurrentes al relato, realizan, las experiencias que les hacen crecer o destruyen, provisto por sucesivos capítulos de fases, o personajes secundarios.

También esta novela de PIERS ANTHONY describe el viaje que ZANE, su protagonista, efectúa. Pero, repito, el pretexto que origina el periplo es lo que hace destacable al relato, su argumento.

Zane es otro nuncanada. Carga una onerosa aflicción personal. Un daño, vergüenza, remordimientos lacerantes, que giran sus pies al Callejón de los Suicidios. Anthony nos sugiere que el baldón que abruma a Zane y reseca sus esperanzas es de envergadura atroz. Pero es un problema familiar que, aun teniendo carga kármica negativa, tampoco es la monstruosidad que el autor pretende creamos.

Feliz jpg del autor, PIERS ANTHONY, de
al parecer considerable éxito y popularidad
en la lengua anglosajona
Zane vive en una pararrealidad, ucónica hasta no sé qué punto (para definir Sobre un pálido caballo abiertamente una ucronía con ramalazos distópicos), donde hechicería y ciencia conviven en aceptable armonía. Inicia su drama al buscar, en un emporio de joyas mágicas, la gema que lo exonere de su enorme carga emocional y haga enderezar sus pasos para eludir el próximo desastre.

Al estar gravemente señalado por la fatalidad, el otrora niño bien/rico fracasa en esto, y opta por suicidarse.

También esto lo marra (no es una comedia, pese a que la trama tiene potencial para serlo) y mata a la Muerte cuando ésta comparece para llevarse su alma pecadora tras el disparo fatal.

La administración del Cosmos está montada de modo que el matador de la Muerte debe cubrir la vacante, y así Zane se transforma en la igualadora Parca. Obtiene un empleo, aunque uno jamás imaginado, ni querido. Cosecha almas y las tasa, antes de expedirlas al Cielo o el Infierno.

Cubierta foránea que desarrolla algunos
elementos claves del relato
Todo hasta aquí, fantástico. Original A TOPE. Ya, no obstante, los lastres que arrastra la novela han ido minando su efectividad, pero absorbe sobremanera el planteamiento audaz, y se prosigue.

Zane traba contacto con el Mal, Satán, retrato del yuppie que tanto se criticará durante Década 80, y que vende el Infierno como una atractiva Disneylandia de la condenación eterna, y con el amor, LUNA, joven de la que Zane se enamora, y por la cual luchará para salvarla de su aciago destino postmortem.

Así, Anthony relata una nueva y reversa versión del tema de FAUSTO, otra vuelta de tuerca, incluso, del mito de ORFEO Y EURÍDICE. Quizás su única intención al escribir esta novela; esto pasa. ¿No lo dije ya? Sólo hay un argumento. Lo demás, son versiones más o menos brillantes.

Lo malo de esto es emperrarse en creer que se puede hacer algo genuino. ¡No lo hay! Sólo un tramo del relato puede serlo. El resto son soportes inevitables para conseguir llegar hasta la palabra FIN.

El soberano lastre que carga la novela es el estilo como Anthony la ha escrito. Anticuado, ramplón, sin riesgo, conforme vamos avanzando se hace tedioso, MÁS TEDIOSO, denso sin necesidad, poblado de altanerías góticas que estorban, ralentizan, vuelven pastosa la lectura. Anthony empezó rompiendo moldes (¡bien por él!), cruzando fronteras, con su propuesta impregnada de originalidad. Termina aburriéndote gracias a su “docto” lenguaje escrito.

Ilustración del prestigioso MICHAEL
WHELAN para la novela. Cuando la
vi la primera vez, pensé que era una
historia de humor, parodia. Mucho
estaba equivocándome
Su convencionalidad narrativa (quizás atractiva, y obligatoria, para cierto delta de lectores) fue algo que Anthony debió soltar para atreverse a escribir de modo más osado, suelto, situándose al nivel del gallardo argumento. Todo es plúmbea solemnidad, ampulosa y excedente; hunde estos capítulos.

El estilo empieza a serme cada vez más importante como lector que busca, en la novela, solaz, santuario contra el día-a-día. Admiro más a los autores con la audacia de contar de modo más fresco, creativo. Y cada vez detesto más los textos como este, su formado narrativo. Atienden los vicios de un público sin paladar, temeroso de “lo montaraz”, lo valiente, el impacto con cada palabra, o término, sobre el lector.

Hay que reclamar respeto, o espacio, para esos estilos “alternativos” que persiguen, más que pergeñar aberraciones estilísticas borrosas que sacian el ego del autor, y nada más, impresionar al lector con la construcción de la frase. El género negro es más bizarro en ese sentido (ejemplos surten RICHARD STARK o JAMES ELLROY), y no entiendo por qué motivo no puede extenderse a otros géneros.

Ejemplo de una novela con
estilo arriesgado, audaz,
cosa que demandaba la de
Anthony
Tal vez en la novela “histórica” el estilo de Anthony sea óptimo. Pero, en este relato, le ha hecho una faena, sofocando (y negando otras opciones, como la parodia, o la comedia, que podía desarrollar) las enormes posibilidades de un gran argumento, desaprovechado por mor de perpetuar un conservador modo de narrar.

Tengamos el coraje, como autores, de hacer/contar algo tan “nuevo” como sea posible. Otras formas de arte se atreven, y suelen ganar.

Vuestro Scriptor.

Adjunto:

Y de una novela aburrida por un exceso de “alta literatura”: