Sí, por supuesto. MANUEL BARRERO y otros de "los suyos" de TEBEOSFERA defendiendo como fieras la "libertad de expresión". Cuando yo la empleé, inmediatamente la censuraron |
…hipócrita, en varios casos que he leído.
Al amparo de los recientes y luctuosos sucesos de París, la comunidad de
autores e interesados, en calidad de pálidas rémoras, se ha rasgado las
vestiduras en solidaridad con las víctimas del atentado. Oportunista arribismo,
en algunos casos.
En juego, dicen, la libertad de expresión.
Valioso derecho conquistado con gran esfuerzo y costoso sacrificio que, sin
embargo, tiene doble filo. ¿Dónde empieza y dónde termina? Estudié que este
derecho se instauró para denunciar los atropellos de una autoridad despótica y
que esta verdad no fuese sofocada ni a palos ni yendo a prisión.
Era un instrumento de crítica de
una intolerable situación. De inmediato, sin embargo, puede resbalar al insulto
bajo forma de escarnio. Cuando la libertad de expresión se emplea para
vilipendiar, ¿es libertad de expresión, o delito?
Usarla así, ¿no ensucia su “sagrada”
esencia?
El caso que nos ocupa, se trata de un
grupo de irreverentes iconoclastas que estimaban que todo podía ser parodiado.
Se defendían en un punto cargado de razón: Si no podemos criticarles por esto,
¿qué será lo siguiente que nos prohíban, si todo les parece mal? Se veían
constreñidos al plano más elemental posible de creación.
Estamos tratando con una peligrosa chusma
de majaderos para quienes todo es puro insulto. En su arrogancia, no obstante,
se permiten denostar e imponerse a los demás. Si quieres que te respeten,
empieza dando ejemplo. Pero como son fanáticos en plena Cruzada, se estiman por
encima de todo. Superiores. Y un buen segmento de la Izquierda aún les ríe la
gracia.
Pero el eje de mi digresión quiero
centrarlo en mi experiencia respecto a la libertad de expresión. En la
hipocresía que en mi piel he vivido. Obviamente, me interesa gozar de una
amplia libertad de creación. En mí estará luego el límite. Eso pienso que
debiera primar: la autocontención del autor.
...esto. Una barahúnda de palabras para ocultar un comprensible miedo a las represalias islámicas. No, Rafa. Así no se sirve a la Justicia. O todos moros, o todos cristianos. Crítica a la carta, no vale |
Veréis: durante siete años colaboré
activamente en TEBEOSFERA con
abundantes artículos. Vuestro Scriptor
apechugó con encargos que los nuevos socios, ¡aclamados! por los gerifaltes de
esta iniciativa, no realizaron. Mi demanda es: ¿dónde estaban entonces, para
ayudar a levantar Tebeosfera, como
hice yo?
De copas, supongo. A ellos los ¡aclaman!,
y a mí, me maltratan. Guay.
En algunos artículos, al parecer, vertí
comentarios “conservadores” que estos responsables inmediatamente tacharon de fascistas,
colgándome esa etiqueta a renglón seguido. Sin tránsito. De modo automático. Y
se aplicó la censura.
¡Ajá, sí! ¡CENSURA! Ellos, que tanto
alardean de cruzados de la libertad de expresión universal, ¡tijereteando y
podando párrafos, mutándolos para que fuesen gratos a su paladar! En obsequio a
la verdad, la justicia y el modo progre de vida.
Estas opiniones, que sencillamente eran
de su desagrado, ¿no entraban empero dentro del ámbito de la libertad de
expresión? Descubrí que ‘libertad de expresión’, para Tebeosfera, el PODEMOS
del cómic, era lo que ellos dictasen. El resto: escoria fascista.
Qué compromiso con la libertad, la
libertad de expresión y el respeto a la opinión ajena.
Inesperadamente, me expulsaron de Tebeosfera. ¿Causa? Mi feroz fascismo
rampante que “atentaba con desprestigiar
un medio de Izquierdas de divulgación del tebeo” (!). Bueno, ellos, al
echarme, ¿no practicaron ese sectarismo del que me acusaban?
Porque, en el fondo, lo que prima es la
falaz noción de que el tebeo, el Arte en suma, es patrimonio exclusivo de la
Izquierda, y sólo ellos tienen derecho a usarlo. Los demás deben excluirse.
Negárselo. Pueden contaminarlo.
De nuevo, Rafael Iglesias. ¿Provocación o libertad de expresión? (Rafa, si crees que el barbas este va a salvar el mundo, las llevas claras, viejo) |
Mi siguiente “colisión” con otro pretendido
paladín de la libertad de expresión es con RAFAEL IGLESIAS. Martillo de fariseos, según se define. Rafa
es un brillante y extraordinario comunicador trabado en una fiera cruzada
contra la Iglesia, ante todo.
No me importa. Pero sí que lo justo, sea
justo. Y, Rafa, si arreas a las sotanas denunciando un oscurantismo clerical
represivo radical, etc., toca darles a los de las chilabas, por lo mismo. ¡Mira
hasta dónde son capaces de llegar! Y así se lo he comunicado. O todos moros, o
todos cristianos. Así me han educado. Su alegato contra mi parecer es
lamentable. Impropio de alguien de su inteligencia.
No sé si oculta fariseísmo, miedo, o
fanatismo irracional. De nuevo la Izquierda omnisciente pregonando el derecho a
la libertad de expresión cósmico, pero prohibiéndolo a quienes no estén teñidos
de rojo. Así no se construye, como siempre andan predicando, una Sociedad justa
y decente de ningún modo.
Una grave tebeosferada. Negarse a publicitar una obra impregnada de personajes de cómic |
Los demás tienen defectos. Ellos, por la
puridad que aporta la Izquierda, no.
Empleo mi derecho a usar la libertad de
expresión, resalto, para redactar este artículo. Y aunque mis conclusiones sean
cítricas para muchos, deben respetarse. Es momento de comprobar la fuerza de su
convicción democrática, de su tolerancia y respeto por la opinión ajena
discrepante.
Veamos cuántos fascistas con camisa de
tolerantes demócratas me retiran el saludo…
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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