sábado, 10 de enero de 2015

«JE SUIS…»

Sí, por supuesto. MANUEL BARRERO y otros de
"los suyos" de
TEBEOSFERA defendiendo como
fieras la "libertad de expresión". Cuando yo la
empleé, inmediatamente la censuraron
…hipócrita, en varios casos que he leído. Al amparo de los recientes y luctuosos sucesos de París, la comunidad de autores e interesados, en calidad de pálidas rémoras, se ha rasgado las vestiduras en solidaridad con las víctimas del atentado. Oportunista arribismo, en algunos casos.

En juego, dicen, la libertad de expresión. Valioso derecho conquistado con gran esfuerzo y costoso sacrificio que, sin embargo, tiene doble filo. ¿Dónde empieza y dónde termina? Estudié que este derecho se instauró para denunciar los atropellos de una autoridad despótica y que esta verdad no fuese sofocada ni a palos ni yendo a prisión.

Era un instrumento de crítica de una intolerable situación. De inmediato, sin embargo, puede resbalar al insulto bajo forma de escarnio. Cuando la libertad de expresión se emplea para vilipendiar, ¿es libertad de expresión, o delito?

RAFAEL IGLESIAS contra la Semana Santa.
Él puede criticar al catolicismo con estas
imágenes, y los católicos no le disparan.
Cuando le pides que haga, por mor de la
más elemental equidad, lo mismo con
MAHOMA, contesta...
Usarla así, ¿no ensucia su “sagrada” esencia?

El caso que nos ocupa, se trata de un grupo de irreverentes iconoclastas que estimaban que todo podía ser parodiado. Se defendían en un punto cargado de razón: Si no podemos criticarles por esto, ¿qué será lo siguiente que nos prohíban, si todo les parece mal? Se veían constreñidos al plano más elemental posible de creación.

Estamos tratando con una peligrosa chusma de majaderos para quienes todo es puro insulto. En su arrogancia, no obstante, se permiten denostar e imponerse a los demás. Si quieres que te respeten, empieza dando ejemplo. Pero como son fanáticos en plena Cruzada, se estiman por encima de todo. Superiores. Y un buen segmento de la Izquierda aún les ríe la gracia.

Pero el eje de mi digresión quiero centrarlo en mi experiencia respecto a la libertad de expresión. En la hipocresía que en mi piel he vivido. Obviamente, me interesa gozar de una amplia libertad de creación. En mí estará luego el límite. Eso pienso que debiera primar: la autocontención del autor.

...esto. Una barahúnda de palabras para ocultar un
comprensible miedo a las represalias islámicas. No, Rafa.
Así no se sirve a la Justicia. O todos moros, o todos
cristianos. Crítica a la carta, no vale
Veréis: durante siete años colaboré activamente en TEBEOSFERA con abundantes artículos. Vuestro Scriptor apechugó con encargos que los nuevos socios, ¡aclamados! por los gerifaltes de esta iniciativa, no realizaron. Mi demanda es: ¿dónde estaban entonces, para ayudar a levantar Tebeosfera, como hice yo?

De copas, supongo. A ellos los ¡aclaman!, y a mí, me maltratan. Guay.

En algunos artículos, al parecer, vertí comentarios “conservadores” que estos responsables inmediatamente tacharon de fascistas, colgándome esa etiqueta a renglón seguido. Sin tránsito. De modo automático. Y se aplicó la censura.

Esta inefable obra fue el pretexto que
Manuel Barrero empleó para echarme de
Tebeosfera. La crítica que realicé de una
labor deficiente atentaba sus aspiraciones
editoriales en
DOLMEN.  Entonces, ni
libertad de expresión ni puñetas hubo
¡Ajá, sí! ¡CENSURA! Ellos, que tanto alardean de cruzados de la libertad de expresión universal, ¡tijereteando y podando párrafos, mutándolos para que fuesen gratos a su paladar! En obsequio a la verdad, la justicia y el modo progre de vida.

Estas opiniones, que sencillamente eran de su desagrado, ¿no entraban empero dentro del ámbito de la libertad de expresión? Descubrí que ‘libertad de expresión’, para Tebeosfera, el PODEMOS del cómic, era lo que ellos dictasen. El resto: escoria fascista.

Qué compromiso con la libertad, la libertad de expresión y el respeto a la opinión ajena.

Inesperadamente, me expulsaron de Tebeosfera. ¿Causa? Mi feroz fascismo rampante que “atentaba con desprestigiar un medio de Izquierdas de divulgación del tebeo” (!). Bueno, ellos, al echarme, ¿no practicaron ese sectarismo del que me acusaban?

Porque, en el fondo, lo que prima es la falaz noción de que el tebeo, el Arte en suma, es patrimonio exclusivo de la Izquierda, y sólo ellos tienen derecho a usarlo. Los demás deben excluirse. Negárselo. Pueden contaminarlo.

De nuevo, Rafael Iglesias. ¿Provocación o
libertad de expresión? (Rafa, si crees que
el barbas este va a salvar el mundo, las
llevas claras, viejo)
Mi siguiente “colisión” con otro pretendido paladín de la libertad de expresión es con RAFAEL IGLESIAS. Martillo de fariseos, según se define. Rafa es un brillante y extraordinario comunicador trabado en una fiera cruzada contra la Iglesia, ante todo.

No me importa. Pero sí que lo justo, sea justo. Y, Rafa, si arreas a las sotanas denunciando un oscurantismo clerical represivo radical, etc., toca darles a los de las chilabas, por lo mismo. ¡Mira hasta dónde son capaces de llegar! Y así se lo he comunicado. O todos moros, o todos cristianos. Así me han educado. Su alegato contra mi parecer es lamentable. Impropio de alguien de su inteligencia.

No sé si oculta fariseísmo, miedo, o fanatismo irracional. De nuevo la Izquierda omnisciente pregonando el derecho a la libertad de expresión cósmico, pero prohibiéndolo a quienes no estén teñidos de rojo. Así no se construye, como siempre andan predicando, una Sociedad justa y decente de ningún modo.

Una grave tebeosferada. Negarse a
publicitar una obra impregnada de
personajes de cómic
Los demás tienen defectos. Ellos, por la puridad que aporta la Izquierda, no.

Empleo mi derecho a usar la libertad de expresión, resalto, para redactar este artículo. Y aunque mis conclusiones sean cítricas para muchos, deben respetarse. Es momento de comprobar la fuerza de su convicción democrática, de su tolerancia y respeto por la opinión ajena discrepante.

Veamos cuántos fascistas con camisa de tolerantes demócratas me retiran el saludo…

Vuestro Scriptor.

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