Portada de la edición patria. Tan poca cosa es el prota, en efecto |
KEVIN O´DONNELL, JR., redacta un denso
manuscrito sobre algo que es nuestro día-a-día. Mas, en 1983, parecía una
perspectiva llena de pesimismo de un futuro distante dos siglos.
Ora:Cle, trata, esencialmente, de domótica y
conexiones por internet de un modo que nuestra cotidianeidad ha superado. Pinta
un escenario a un tiempo tan profético como excesivo, truco éste destinado a
mantener hincado el anzuelo de nuestro interés en la novela para proseguir
leyéndola.
Profético pues describe un distópico
siglo XXII (indicio revelador sobre el procenio de fondo) donde el
calentamiento global ha recluido a la Humanidad en megaestructuras de una no nombrada Mega City One. Esto permite que
las calles (debemos suponerlas de vasta anchura) rebosen de purificadora
vegetación.
Describe problemas con el Islam y sus
fieles, equiparando tanto a los fanáticos con los que, ataviados “a la
europea”, fingen cordialidad mientras preparan, con cara bonachona, la puñalada
trapera.
KEVIN O´DONNELL, JR, para su información. Autor |
Destaca cómo el Hombre, aislado en sus
viviendas domóticas, desarrolla una forma de existencia que evoca el de las BÓVEDAS DE ACERO, pero llevándolas al
mínimo-nimio espacio del apartamento de cada ciudadano.
Permanece en ON de la actualidad y la
cobertura de sus necesidades merced al remedo de internet que describe
O´Donnell, Jr. Es un internet muy primitivo, comparada con la actual. Ora:Cle, además, es un primerizo cyberpunk con zapatillas de felpa que,
aun así, obtuvo el Premio MANNESMANN TELLY en 1987. Supongo que la miopía
también afecta a la ciencia ficción, por mucho que, con frecuencia, vista de
CASANDRA y sitúe sus miras en un Mañana-Mañana que podría ser
escalofriantemente acertado.
O´Donnell, Jr. añade a sus cautivos
personajes, por si las complicaciones fuesen pocas, una amenaza de invasión
extraterrestre. ¡Los DACS acechan! Cazan incautos como el protagonista, AEL
ELOCHENTA AEFACHESE ENEFEFSEIS (todo eso), para cobrarse una cabellera humana
de qué presumir.
Otra obra del género, el cyberpunk. Seguro, que más depurada que esta comentada |
Introducir estos Dacs (tratados como
extraños perros semiinteligentes) empieza a verse torpeza desmesurada según
avanza un relato que también desarrolla las intrigas y luchas por el poder por
parte de un comité “de sabios” al que Ael pertenece y que, repelido, descubre que
está involuntariamente implicado en el complot.
Cuando evalúas todo Ora:Cle, comprendes que sobran los Dacs, qué lastre llegan a ser
para la novela. Repasas la situación de calentamiento global, el aislamiento
semiforzoso que padece la Humanidad, el ajetreo internacional salpicado de
terrorismo… y descubres que sólo eso eran elementos para una gran novela. Mas,
además, ¿Dacs?
Incluye un ominoso peligro más: los
hombres salvajes de las calles. Apátridas, exiliados, inadaptados,
delincuentes… moran en las junglas que festonean los cimientos de los megabloques.
Al destacar este dato, y pensar en qué anodina nulidad es Ael, hombre corriente-moliente,
como la mayoría, creí que O´Donnell, Jr. lo forzaría vivir en y ese peligro.
Otro ejemplo de la temática, por el que se considera padre del subgénero. Esto, indicios para saber qué leeríamos de topar con ORA:CLE |
O´Donnell, Jr. lo arrojaba a la calle,
víctima de una nefasta concatenación de hechos, y el pobre experto en Historia
de Asia se haría un RAMBO que, tras esfuerzos, sacrificios y alguna encarnizada
contienda, recibía el bálsamo de volver al hogar computarizado junto a su
esposa.
Y, al contrastar ambos mundos, Ael (los
nombres de los concurrentes son alfanuméricos; ¿quería dificultades, viejo?) advertía
que su compuparaíso habitacional y su jardincito instalado en la balconada era
bastante engañoso.
Descubría un interés malvado en mantener
al personal enchufado a la red, interés cebado con miedos reales pero muy adulterados
por Propaganda gubernamental, persiguiendo la sumisión ciudadana. Atérralos, y
obedecerán. Sin pensar. Una de cada diez cabezas, piensa; las restantes,
embisten. Y, bien rebozado en el paráclito, Ael intentaba denunciarlo.
Cambiarlo. Algo así de trágico.
Nanay. Todo transcurre en el set de su apartamento, el cual visitan
distintas figuras para agilizar la trama. Todo tendente a un bosquejo de
claustrofobia y aislamiento como sigul del inminente futuro que hoy
disfrutamos.
Revista de ciencia ficción donde aparece el autor reseñado |
Así, Ora:Cle
se manifiesta augur; el mundo goza de un milagro comunicacional equívoco que
dudo O´Donnell, Jr. fuese aún capaz de imaginar. En la red, tenemos decenas de
impalpables y distantes “amigos”, pero de quienes sabemos entre poco, o nada.
¿Eso es verdadero contacto humano?
Hemos electrificado las amistades
postales dieciochescas, añadiéndoles una fotografía “del perfil” probablemente
falso. ¿Cuántos varones no cambian su sexo en la red?
Estamos cada vez más aislados, pese a que
un clic nos conecte con los puntos más remotos del globo, y palabreemos con sus
habitantes. Hemos construido una ilimitada uniesfera personal de Mis favoritos, pero al mirar en torno,
descubres qué tamaño físico, real, tiene tu Universo: el de las pulgadas del
monitor de la computadora.
Este escenario describe O´Donnell, Jr., inspirado sin duda en la lectura de cómics de JUDGE DREDD. Todo se relaciona y auto-retro-alimenta |
Y nos gusta. Deseamos eso porque somos
amos de nuestro pequeño mundo virtupersonal. Ahí, mandamos. No nos acogota el
otro, gran y físico, mundo externo. Debemos reconocer a O´Donnell, Jr. calidad
de visionario. ¡Aplauso! En lo demás, me temo que tenía tendencia a meter paja
innecesaria en los párrafos.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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