domingo, 25 de enero de 2015

ORA:CLE — BÓVEDAS DE SILICIO

Portada de la edición patria. Tan poca
cosa es el prota, en efecto
KEVIN O´DONNELL, JR., redacta un denso manuscrito sobre algo que es nuestro día-a-día. Mas, en 1983, parecía una perspectiva llena de pesimismo de un futuro distante dos siglos.

Ora:Cle, trata, esencialmente, de domótica y conexiones por internet de un modo que nuestra cotidianeidad ha superado. Pinta un escenario a un tiempo tan profético como excesivo, truco éste destinado a mantener hincado el anzuelo de nuestro interés en la novela para proseguir leyéndola.

Profético pues describe un distópico siglo XXII (indicio revelador sobre el procenio de fondo) donde el calentamiento global ha recluido a la Humanidad en megaestructuras de una  no nombrada Mega City One. Esto permite que las calles (debemos suponerlas de vasta anchura) rebosen de purificadora vegetación.

Describe problemas con el Islam y sus fieles, equiparando tanto a los fanáticos con los que, ataviados “a la europea”, fingen cordialidad mientras preparan, con cara bonachona, la puñalada trapera.

KEVIN O´DONNELL, JR, para su
información. Autor
Destaca cómo el Hombre, aislado en sus viviendas domóticas, desarrolla una forma de existencia que evoca el de las BÓVEDAS DE ACERO, pero llevándolas al mínimo-nimio espacio del apartamento de cada ciudadano.

Permanece en ON de la actualidad y la cobertura de sus necesidades merced al remedo de internet que describe O´Donnell, Jr. Es un internet muy primitivo, comparada con la actual. Ora:Cle, además, es un primerizo cyberpunk con zapatillas de felpa que, aun así, obtuvo el Premio MANNESMANN TELLY en 1987. Supongo que la miopía también afecta a la ciencia ficción, por mucho que, con frecuencia, vista de CASANDRA y sitúe sus miras en un Mañana-Mañana que podría ser escalofriantemente acertado.

O´Donnell, Jr. añade a sus cautivos personajes, por si las complicaciones fuesen pocas, una amenaza de invasión extraterrestre. ¡Los DACS acechan! Cazan incautos como el protagonista, AEL ELOCHENTA AEFACHESE ENEFEFSEIS (todo eso), para cobrarse una cabellera humana de qué presumir.

Otra obra del género, el cyberpunk.
Seguro, que más depurada que esta
comentada
Introducir estos Dacs (tratados como extraños perros semiinteligentes) empieza a verse torpeza desmesurada según avanza un relato que también desarrolla las intrigas y luchas por el poder por parte de un comité “de sabios” al que Ael pertenece y que, repelido, descubre que está involuntariamente implicado en el complot.

Cuando evalúas todo Ora:Cle, comprendes que sobran los Dacs, qué lastre llegan a ser para la novela. Repasas la situación de calentamiento global, el aislamiento semiforzoso que padece la Humanidad, el ajetreo internacional salpicado de terrorismo… y descubres que sólo eso eran elementos para una gran novela. Mas, además, ¿Dacs?

Incluye un ominoso peligro más: los hombres salvajes de las calles. Apátridas, exiliados, inadaptados, delincuentes… moran en las junglas que festonean los cimientos de los megabloques. Al destacar este dato, y pensar en qué anodina nulidad es Ael, hombre corriente-moliente, como la mayoría, creí que O´Donnell, Jr. lo forzaría vivir en y ese peligro.

Otro ejemplo de la temática, por el que
se considera padre del subgénero. Esto,
indicios para saber qué leeríamos de
topar con
ORA:CLE
O´Donnell, Jr. lo arrojaba a la calle, víctima de una nefasta concatenación de hechos, y el pobre experto en Historia de Asia se haría un RAMBO que, tras esfuerzos, sacrificios y alguna encarnizada contienda, recibía el bálsamo de volver al hogar computarizado junto a su esposa.

Y, al contrastar ambos mundos, Ael (los nombres de los concurrentes son alfanuméricos; ¿quería dificultades, viejo?) advertía que su compuparaíso habitacional y su jardincito instalado en la balconada era bastante engañoso.

Descubría un interés malvado en mantener al personal enchufado a la red, interés cebado con miedos reales pero muy adulterados por Propaganda gubernamental, persiguiendo la sumisión ciudadana. Atérralos, y obedecerán. Sin pensar. Una de cada diez cabezas, piensa; las restantes, embisten. Y, bien rebozado en el paráclito, Ael intentaba denunciarlo. Cambiarlo. Algo así de trágico.

Nanay. Todo transcurre en el set de su apartamento, el cual visitan distintas figuras para agilizar la trama. Todo tendente a un bosquejo de claustrofobia y aislamiento como sigul del inminente futuro que hoy disfrutamos.

Revista de ciencia ficción donde aparece
el autor reseñado
Así, Ora:Cle se manifiesta augur; el mundo goza de un milagro comunicacional equívoco que dudo O´Donnell, Jr. fuese aún capaz de imaginar. En la red, tenemos decenas de impalpables y distantes “amigos”, pero de quienes sabemos entre poco, o nada. ¿Eso es verdadero contacto humano?

Hemos electrificado las amistades postales dieciochescas, añadiéndoles una fotografía “del perfil” probablemente falso. ¿Cuántos varones no cambian su sexo en la red?

Estamos cada vez más aislados, pese a que un clic nos conecte con los puntos más remotos del globo, y palabreemos con sus habitantes. Hemos construido una ilimitada uniesfera personal de Mis favoritos, pero al mirar en torno, descubres qué tamaño físico, real, tiene tu Universo: el de las pulgadas del monitor de la computadora.

Este escenario describe O´Donnell, Jr., inspirado sin duda
en la lectura de cómics de
JUDGE DREDD. Todo se relaciona
y auto-retro-alimenta
Y nos gusta. Deseamos eso porque somos amos de nuestro pequeño mundo virtupersonal. Ahí, mandamos. No nos acogota el otro, gran y físico, mundo externo. Debemos reconocer a O´Donnell, Jr. calidad de visionario. ¡Aplauso! En lo demás, me temo que tenía tendencia a meter paja innecesaria en los párrafos.

Vuestro Scriptor.

Adjunto: