sábado, 18 de febrero de 2017

EL NOMBRE DE LA ROSA — AGRACIADA ‘VÍCTIMA’ DEL PARÁSITO REAL

Tanto por el enigmático título, como la
imagen tenebrosa del afiche, muchos
se sentirían prendidos a conocer el
contenido de la propuesta
Prestigioso long-seller, por encima de su impresionante calidad literaria y la barroca trama que aúna lo histórico con el suspense de una investigación holmesiana (como delata el nombre del agudo franciscano protagonista que desvela el origen de los asesinatos), hay que reconocer que, de no ser por su adaptación al cine, esta obra de UMBERTO ECO constituiría otro grueso volumen olvidado en las estanterías, ignorado por la mayoría, salvo una deleitada minoría que disfrutara de su contenido.

En fotogramas fue cuando alcanzó mayor popularidad, introduciéndose en el doble, o triple de hogares, que hubiera conseguido sólo con una tanda de reseñas literarias elogiosas. El efecto de simbiosis entre ambas artes ha sido beneficioso para las dos vertientes creativas, en este caso vemos. Lo importante es que el cine, el parásito real, admita que dependa del resto de Artes para subsistir, no se envanezca creyéndose superior al resto, como no es. Sólo narcisistas arrogantes que disimulan su ignorancia con una soberbia superior al común de los mortales podrían negar esta evidencia, echando por tanto porquería sobre el Séptimo Arte, al que consideramos un ingrato zángano debido a esas lerdas opiniones altaneras pero miopes.

También, al hilo de la cuestión literaria, hay que admitir que, por desgracia, nuestro país es de leer poco. Al libro, la lectura en general, se lo considera un mal, un enemigo. El lector: un loco. Poca pedagogía se hace para cambiar este "modelo". Menos inversión para adaptar a la infancia/juventud al sano hábito de la lectura/ querencia por el libro. Se insiste mucho en la formación física, pero apenas en la cultural. Así, padecemos la fatal fuga de cerebros tan denunciada, cuan pose estética de moda, pero no paliada. Por ningún Gobierno, no importa su adscripción política. Todo se queda en evanescentes intenciones insinceras.

Parecieran seguir ese ejemplo nazi de conseguir una juventud aria atlética pero descerebrada, alimentada con Propagada y Dogmas Adoctrinadores que no deben cuestionarse, sino obedecerse, sin sombra de juicio crítico, para conseguir una masa adulta domesticada en la ciega adoración al líder o sus seguidores, incuestionables.

Como en otras felices ocasiones: la alianza libro/cine fue afortunada, repito. Gran novela. Estupenda película.