Equívoca portada: no sabemos si BLADE mata nósferos o zombis. Bueno, tanto da, al parecer |
A resaltar virtudes, las focalizaré en el
apartado gráfico, obra de BART SEARS, que intenta atrapar nuestra atención
sobre un producto con todas las trazas de haber sido horneado
aprisa-y-corriendo para aprovechar/explotar el tirón del primer Blade en fotogramas, producción de
carácter modesto que dio empero inmensa sorpresa.
Mas este Pecados del padre va muy corto en cuanto al argumento, mínimo-nimio;
aun tiene aspectos que lo hacen absurdo, amenazando con deslucir incluso a este
“cameo” negro de VAN HELSING, quien manifiesta reforma nada desdeñable. No es
aquél oscuro secundario setentero que transitaba calles londinenses donde la
niebla tapaba algo más que mugre procedente de las chimeneas victorianas, todo
bajo el prisma norteamericano de entender otras naciones y al modo Marvel.
El “nuevo” Blade, con el hierático semblante
de WESLEY SNIPES, es hombre cargado con una tremenda responsabilidad y la
maldición que infesta su torrente sanguíneo. Lo ha marcado, comprometiendo los
pensamientos, costumbres y actos de esta suerte de vengador que hiende las
nuevas nieblas de polución de las grandes ciudades (estadounidenses) cazando
entes ávidos de sangre al amparo de un palio protector de siervos que facilitan
su tarea alimenticia o la gestión de sus provechosos negocios.
Página que muestra un grosero error que impregna este tebeo. Por algunos. las décadas no pasan. Tampoco en su vestuario, o hábitos |
El “viejo” Blade se enfrentaba con
DRÁCULA (una versión más bien icónica —pero no en sentido positivo— que
reflejaba los rasgos de elegancia histriónica de VINCENT PRICE) y cuantos
secuaces a mano tuviese, necesarios para mantener al personaje en imprenta y
quioscos. La calidad de su trama… era cosa relativa. Éramos lectores más
ingenuos; podían colarnos ciertas bobadas. Siempre no fuesen muy grandes, esto
es.
Tara que perpetúa este Pecados del padre. MARK ADREYKO, guionista,
precisamente no se luce con cuanto ha pergeñado para “nuestro deleite”. Presenta
un nuevo episodio, precuela de la película además, de lo que parece la eterna
cruzada de Blade contra los chupasangres estilosos que cobran víctimas en las
discos de diseño. Pero Andreyko lo aborda con ‘extraordinaria originalidad’,
remontando los acontecimientos a cuando ELIOT NESS, ahí nada. Bueno, en
principio, ¿por qué no? Tratamos con una mortífera leyenda urbana medieval. Lo
chungo viene cuando descubres que aquellos viejos gansters de la Prohibición…
¡mantienen su indumentaria y vehículos aún flamantes!
Blade siempre cautivo con las mismas intenciones de sus captores |
Ni por un segundo se han enterado de cuántas
décadas han pasado desde el momento en que el JOHN FORSON de turno les
convirtió en enemigos del Sol y habitantes de la noche perpetua. Visten, se
comportan, conducen esos Ford T de “su juventud”. ¡Incongruente! Sólo la hija
del Mafioso Prime y fautor de
mordiscos contaminantes, CORDELIA, lamia con grandes secretos, ha ido remozando
vestuario. Va de moderna, desafiante y excitante en las prietas curvas, acechando
a Blade para obtener de él esa suerte de inmunidad que les permitiría andar por
la calle a pleno high noon.
Lo valioso del conjunto, sin embargo,
aparte del trazo de Sears, se centra en que el mito del nósfero busca
revitalizarse. Abandona las decadentes criptas góticas y los oscuros parajes
para moverse a ritmo hip-hop o se
desliza, con caros trajes de corte italiano, como una tremenda ironía, por las
salas de juntas de las Corporaciones chupasangres. Es virus con un poder remarcable:
la renovación, la adaptación.
Dinámica contraportada que merecía ser portada |
Sin embargo, ¡alarde de novedad!, Andreyko ancla
a “sus” nósferos al cumpleaños de AL CAPONE. He aquí una preocupante limitación
creadora y de la que Marvel hace gala.
Entiende de un modo demasiado sui generis
la realidad, encasillando de forma implacable países y figuras, a los que
condena a la inmovilidad perpetua.
Destroza así parte del encomiable
esfuerzo por renovar un mito medieval explotado también en viñetas. Creo
conviene criticar esta penosa lacra creativa.