viernes, 10 de junio de 2022

HARRY EL SUCIO — CON ESTE AJETREO NO SÉ SI HE DISPARADO…

 

Afiche. Título auspicioso para su
protagonista, que cimenta su
carrera e inicia una leyenda
del cine y la metodología de
tratar ciertas delincuencias

ANDY ROBINSON, el insidioso SCORPIO, recibió amenazas por su actuación del psicópata sin entrañas que sabía aprovechar los intersticios de la Ley para salir impune. Cierta suerte le acompañaba. Lo importante está en ese “recibir amenazas”. ¿Tan jodido está el personal que es incapaz de discernir entre lo que es una interpretación actoral, más/menos conseguida, de la persona que la realiza?

Además, la crítica (francesa, comentan), se puso exquisita bombardeando el aparente aparato fascista que desplegaba la cinta. ¿Dónde se ha visto que un policía se erija juez y verdugo despachando a los criminales a su antojo? Todos los comentarios sospecho irían por ese camino. Tenemos un elaborado sistema de derechos y libertades concebidos para evitar excesos de las fuerzas del orden, en efecto. Porque malnacidos hay por doquier y muchos llevan placa, aprovechándose de ese estatus para hacer la gran puñeta. Los políticos son peores aún, no obstante. Empero, las voces airadas en su contra son mínimas-nimias. (Dependiendo encima del color político del político, lo cual al crimen añadimos el cinismo hipócrita.)

Sin embargo, esas normas establecidas para nuestra defensa se revuelven de golpe en nuestra contra beneficiando a sabandijas como Scorpio, que acaban libres para dar otro golpe espectacular, marcado por una crueldad tal que sacie un hambre narcisista. Va a quedar impune. Pues… ¡al ataque! El expeditivo inspector Harry CALLAHAM está hasta la coronilla de ver cómo esos tiparracos culebrean por el Sistema. Sin duda, este Scorpio es el peor. Se acabó tener contemplaciones. Al menos, con este tío.

Además, se pone de moda el revólver del .44
Magnum como icono del devastador poder de
cualquier bala
 

Porque tras atraparle en el estadio, esperando rescatar a la chica que Scorpio ha raptado (matándola en algún momento), lo sueltan para… secuestrar el autobús lleno de escolares y largarse en un avión. Seguro que, a futuro, dejando un reguero de niños asesinados tras de sí. Por cualquier pretexto. Acaso una mala mirada. Su violencia en el autobús, golpeando a los aterrorizados niños para que canten, ya previene de sus intenciones.

Mas la Sociedad lo acepta. Mil muertos antes que vulnerar un elevado principio en propia defensa. Amén de consagrar a CLINT EASTWOOD, llega Harry el Sucio a nuestras mitologías en un momento de profundas transformaciones sociales que acabarán acuñando lo que hoy definimos progresía. Los progres, aparte sus intereses particulares, vigilan, por otro prurito narcisista, que los desfavorecidos sean favorecidos, y la policía no se exceda en su labor. Lo malo (para ellos) del “ejemplo Scorpio” es que no es un vagabundo apaleado o algo así por capricho o brutalidad gratuita. Es un astuto malvado que retuerce los sucesos para quedar como demente y eludir la sentencia. Los progres no ven esa letal impostura, sino que Callahan ha emprendido una solitaria cruzada vindicativa por salirle de los perendengues putear a este sujeto concreto.

Sucede que a esa progresía nunca les pasa las atrocidades que al resto de mortales. En esa categoría entra el fiscal que abronca a Callahan por su actuación. Se pertrecha en que “lo quiere también fuera de las calles” y que “nosotros nos ocuparemos”… pero no dice cómo, ni cuándo. Todo queda en una cómoda nebulosa donde las responsabilidades no afectan a nadie. Nadie debe tomar decisiones comprometidas. Es algo dejado al azar.

Un despreciable y artero asesino que sabe cómo
manipular las leyes y los medios para salirse
siempre con la suya. Hijo de la
Era de Acuario,
olvidó que cavernícolas como HARRY
CALLAHAN aún existían para darle su bien
merecido castigo... y a la Zoociedad que cría
sujetos de esta laya

Designar al villano como Scorpio se debe a la actividad del ASESINO DEL ZODÍACO, que perpetró asesinatos por entonces en San Francisco. Harry el Sucio se entiende así como un (necesario) esfuerzo catártico para una Sociedad atemorizada y que quería una respuesta al problema (cuanto más rápida, contundente/radical, MEJOR), que tanto trastornaba rituales y seguridad, colectiva e individual. Les mostraba débiles. Víctimas. Harry el Sucio también abre el debate de seguridad-libertades. ¿Cuántas sacrificaríamos para tener seguridad? Como siempre, el dilema se resuelve de este modo: el que encara la solución, como JUDGE DREDD, es un individuo responsable e íntegro que sabe cuándo advertir o cuánto ejecutar. Lo malo es que ese paradigma, no cunde…