Pues tendrá que ser esta portada a falta de la original de GIL COHEN. ¡MACK BOLAN mete mano en lasa fétidas entrañas de la política nacional! |
Tras tontear durante algunos ejemplares con la idea, DON PENDLETON al fin integra a su desesperado desertor de la guerra de Vietnam en las estructuras secretas de represión del crimen del Gobierno de los Estados Unidos de las Américas, apadrinado por HAROLD BROGNOLA, que llevaba esos números mercándose el apoyo del expeditivo vengador para la causa de mantener Norteamérica limpia de elementos perniciosos para el desarrollo de sus asuntos.
Esto conduce a ciertos inquietantes callejones.
El problema de actuar así, es cuándo empiezas a decidir que el que cruza en
rojo la calle merece sanción más allá de la
(Cúpula del Trueno)
multa, o el apercibimiento o amonestación,
para dispararle en la cabeza. La idea puede tener un
principio aun salubre, porque sus promotores (imaginémoslo) son legales;
conocen perfectamente los límites existentes entre el reproche y el crimen de
Estado.
Porque, en algún momento, la pureza de la
idea acabará pudriéndose. Sucederá algo, un crimen en particular cruel o
violento, un relevo de los mandos, que empezarán a empujar en una dogmática (o
personal) dirección indeseable al departamento del que ahora forma parte Bolan,
pese a su tenaz previa renuencia a integrarse en esas estructuras.
La oferta es tentadora, y acaso considere inevitable
terminar aceptándola. Ya no es un tirador solitario, enloquecido por el dolor,
e imbuido del convencimiento moral de que debe hacerse ALGO más allá de
(Orión)
Propaganda sobre los 50 años de existencia del pulp. La verdad es que parece un montaje sobre HITLER, no un elogio sobre DON PENDLETON |
los inoperantes tribunales. Sublimado por Dios, Le ha conferido poder total sobre la vida y la muerte de quienes infrinjan las leyes de Bolan, exculpándole por tanto de las consecuencias a posteriori. Ahora es parte del siniestro engranaje de la CIA, digamos, contando sin embargo con su cobertura, medios, inteligencia, intendencia. Puede coger un avión en tal aeródromo secreto, aterrizar, eliminar a los mafiosos escogidos, para luego regresar de igual extranjis.
El Departamento de Estado se ocupará de
tejer una coartada a Bolan y sofocar, como suelan proceder, toda protesta que
eleve el Gobierno extranjero que considere que la radical acción supuso un
flagrante atropello de su soberanía.
Bolan ya es uno de los nuestros. Vende su alma. Su cruzada. Gana en recursos.
Empero ¿qué sucederá cuando no convenza el objetivo elegido a El Verdugo? ¿Acatará,
se rebelará, volverá a la clandestinidad, teniendo ahora al Estado como enemigo
auxiliar…?
Su lucha
solitaria (no es tan solitaria; Brognola suele echarle un cable) le lleva hasta Washington, donde el implacable vigilante deshace un
entramado de corrupción política que situaría a un cultivado Capo de la Mafia
en la Presidencia, nada menos, con cierto tiempo. Inadmisible. Embiste con todo
su arsenal, señalando a los mafiosos a las fuerzas del orden, rompiendo su
máscara de respetabilidad, añagaza más destinada a consolidar su Plan Maestro Presidencial, ofreciendo a
los selectos miembros de la Alta Sociedad “cosas” con las que luego podrían
chantajearles.
La cosa es que pringue la Cosa Nostra. No parecen existir más mafias en el mundo. EL VERDUGO es un pulp que publica numerosos títulos anuales, escritos por otros autores, esto es |
La Mafia tenía a su refinado candidato
listo para cautivar triunfando en las urnas. Gozaba de los medios para encumbrar,
o destruir, mediante sexo (hay una dosis de erotismo muy soft en estos libros —para eso es pulp—) u otras gabelas, a la oposición. Bolan desnuda toda esa
porquería que invade Washington, viendo hasta dónde la pudrición llega, cómo lo
amenaza todo. Ofende su sentido de la integridad, la honestidad, valores caros para el norteamericano…,
negándose sin embargo a ver que sus compatriotas apenas ofrecen resistencia al
embrujo de los italianos de la Mafia, con lo cual las acciones de Bolan ahora
plantean un dilema: vale que disparaba a los malos; tenía pruebas de su
culpabilidad.
Mas ¿cuánto de racista es la cruzada de El Verdugo, que siempre se muestra tan remiso a aplicar sus armas contra sus compatriotas… aun los más criminales…?