Afiche. DREW STRUZAN pone su talento al servicio de una obra que puede entenderse revisión de LA BELLA Y LA BESTIA para niños (sin moñas Disney) |
Antes de ver el afiche (en su estreno), no
conocía a DAVID BOWIE. Empero su imagen me quedó grabada (luego empezó a serme
familiar al escucharle en las radiofórmulas) y cuando leí ELRIC DE MELNIBONÉ el rostro que di al Emperador Hechicero Albino
fue el de Bowie. Resulta que no soy el único que consideraba a Bowie apropiado trasunto
de Elric. De haberse culminado algún proyecto fílmico (raro no lo hayan
emprendido ya, considerando que EL SEÑOR
DE LOS ANILLOS se estimaba infilmable), teníamos ya al protagonista. El
resto, parafraseando al mafioso JERRY LEWIS, sería rodar y rodar.
LABYRINTH
debe considerarse recreación
tanto de La bella y la Bestia como de EL MAGO DE OZ;
pretende aparentar ser menos oscura que ambas merced al rollo de las marionetas
y restantes Teleñecos que acompañan a
la joven JENNIFER CONNELLY en su trayecto por el tortuoso reino artero de
JARETH (Bowie), pero no obstante no consigue del todo/completamente este
objetivo. SARAH (la Connelly) transita, como la infante DOROTHY, senda
empedrada de tenebrosos recovecos y personajes cáusticos, traicioneros, o
letales, que pondrán gran empeño en impedir culmine su gesta.
De nuevo nos sumergen en el único argumento
de la Literatura: el viaje. Este, como todos, empieza siendo geográfico avance
físico, para írsele añadiendo elementos emocionales que comprenden la madurez
del individuo sometido a la imrama.
Sarah, al comienzo egoísta y rebelde, reflejo de una inconformista quinceañera
(y más de los ochenta, espoleada por la impresión de independencia descarada
que vendía el marketing de MADONNA
—más que otras divas contemporáneas—, e impregnaba la MTV), empieza a madurar mediante distintos sacrificios. Adquiere noción
de las responsabilidades, así como de los objetos/objetivos trascendentales de
la vida.
La joven SARAH habrá de vérselas, en un dédalo enrevesado, con toda suerte de enigmáticos sujetos que, a su vez, parecen dignos de la ALICIA que fue al PAÍS DE LAS MARAVILLAS |
Corona la cumbre de uno de esos
conocimientos cuando, en su habitación (o la recreación), empieza la marioneta estilo
DIÓGENES de gomaespuma a apilarla sobre los hombros bibelots y chorradas. Este
mensaje es algo budista, el del que el materialismo ata, lastrando nuestro
avance espiritual. Pero, ¡amigo!, cuánto cuesta no ser materialista, sobre todo
cuando nos provee de satisfacciones que, qué quieres te diga, lo intangible, lo
espiritual, ni alcanza a proporcionar.
Dudo que ese mensaje llegara a calar en el espectador infantil, o juvenil, hasta el adulto. Nuestra Zoociedad se basa en el apilamiento de objetos (excluyamos los necesarios, como ropa o vivienda, pequeños lujos para compensarnos por la lucha con el mundo de cada día) que deben destacarnos sobre el resto. Ejemplo podría estar en la moda juvenil de comprarse atavíos de marca.
Un fornido/cornudo pariente de CHEWBACCA consigue aparecer en el metraje |
[Qué curioso que, antes de la pandemia, veíamos a los mismos modelos que
ahora nos dicen vistamos con harapos de tercera mano que, si no estrenabas unos
Levis ultramolones, eras un mierda
que ni merecías de tus amigos despectivos escupitajos. Éstos, ahora, fanatizados
al adoctrinamiento del reciclado, te escupirían por aparecer con esos vaqueros
de trinca. ¡Así van manipulándonos!]
O el moñas subnormal cornudo que compra
libros de tapa dura, además edición de lujo para poetastros travestis, cuando
el mismo volumen, en edición bolsillo-tapa blanda, cuenta lo mismo que el
libraco mileurista. ¿Qué has pagado? Un cartón. El concepto, la idea, la trama,
la médula de la historia, permanece intacta, es idéntica en formato cartón, o
el asequible. Hacer eso es de carajote. Compensará alguna impotencia sexual
aguda.
¡No te embruje JARETH de Melniboné, Sarah! Prestancia, desde luego, DAVID BOWIE dio al personaje; un sutil diablo/dandy que podría dar mucho en una historia adulta sobre este tema |
Dentro del Laberinto es un entretenimiento con clase que ha conseguido ubicarse entre los hitos del cine. No entre los mayúsculos, mas al aparecer en ese momento especial, Década 80, cuando tantas imaginativas cosas se volvieron audaces y rompedoras, se ha ganado su lugar al sol por propio derecho, como podría ser WILLOW asimismo otro paradigma.