viernes, 21 de abril de 2023

MODESTY BLAISE — LA PALAS ATENEA CRIMINAL DEL ESPIONAJE

 

Valga esta portada para ya
promocionar la reseña. Las
de la edición española estaban
fatal tratadas

A priori, es más una curiosidad curiosa que sugerente obra literaria; uno de esos caprichos de coleccionista que hacen destacar en el mundo freakie. Empero sospecho que no tanto como otras obras, raras por haber sido traducidas/censuradas de aquella manera (ésta escapa a esas desgracias), que despierten el apetito del coleccionista ávido al uso. En resumen: moderemos la posible deificación de Modesty Blaise.

PETER MCDONNELL, más correcto que impactante, quedando con frecuencia incluso al borde de la indiferencia, o el tedio, desoye el canon LESTER DENT sobre cómo desarrollar una narración; sugiere seguirlo por reflejo atávico, no por “escuela”; por ese impulso, sabe que a un personaje hay que plantearle X problemas para probar su valía o, de lo contrario, Modesty B sería literatura gótica, donde ya vale con sacar a un memo amanerado alfeñique y trasladarlo como títere por el ruinoso escenario mugriento-telarañoso. Conviene poner corazón, sentimiento, autonomía, a los participantes, o todo queda en un hueco trampantojo con algunos decorados molones salpicando la narración al azar.

Comparan su tebeístico Modesty B con BOND, JAMES BOND. Comparten un espacio similar: los Sesenta del Telón de Acero, los FLINT, AGENTE SECRETO, y anejos, que explotaron la estela del personaje de SIR IAN FLEMING. Se hace inevitable el contraste, o la comparación, por ODIOSA que sea. Lo primero que el lector avezado descubrirá es que Fleming es más brioso; está vivo 007, a diferencia de esta madame del crimen, a la cual McDonnell prodiga descripciones con lujo de detalles (de viñeta) en cuanto a calzado o vestuario, apariencia general. 

PETER MCDONNEL al pie del cañón, esto es,
la máquina de escribir; como WALTER
GIBSON combinaba la redacción de novelas
con la de guiones para historietas

Mas Modesty B flota por la narración como sobre una nube, envuelta en gasas que la alejan de la Humanidad, por muy en contacto que finja estar con ella, no obstante. Fleming le da a Bond, James Bond, discurso interno. Espera humanizarlo, demostrar que, aunque va por lo común de sobrado, y si hay que tronchar a alguien, lo mata, pese a dolerle, sangra como nosotros. Modesty B es casi arquetípica, sobrenatural. Quiere parezca humana; mas la deja en ese limbo: indeterminada.

McDonnell no la dona pensamientos, íntimas cavilaciones: las simula; las imposta para procurar aproximárnosla. La completan su habilidad pugilística, su tortuosa biografía de refugiada, cuyas vicisitudes debieran haberla arrancado más de medio corazón, llevándose el resto su actividad delictiva, haciéndola implacable, sacrificio necesario para sobrevivir a maniqueos supervillanos como este tal GABRIEL de ojos desvaídos. Tipos crueles que no vacilan en rajarte la gorja o husmean cualquier debilidad para explotarla a fondo. Modesty B tiene varias. Sólo la mano de su creador permite supere las mortales acechanzas que la asaltan. Por sí misma… hum…

Recuerda incluso un poco a PATRICIA SAVAGE, prima de DOC SAVAGE; provista de cacharros ocultos en postizos adheridos a la piel de la espalda, o huecos en la ropa, encara el apoqueclíptico final según mandan discurra estas historias. Su soberbia puntería y sangre fría la hacen triunfar. Pero, repito, por imposición McDonnell…

Puede ser teoría peregrina, empero
me malicio que MODESTY BLAISE
fue el borrador de la también tebeística
VIUDA NEGRA

Y surge el problema con WILLIE GARVIN, esa peculiar relación masoquista de alta intensidad y bajo resultado. O… ¿es acaso la aceptación, por parte de Garvin, de que, como dijera DIRTY HARRY, los hombres deben conocer sus limitaciones, y las asume? Garvin, el Q de Modesty B, inventa trastos, ungüentos y tal. Mas me sugiere que no avanza no tanto por creerse que “soy inferior a”, o “menos disciplinado que”, sino porque le holga la “superioridad” de Modesty B; es perezoso, aunque sobre el terreno demuestre capacidad. Lucha. Entrega. Puede liderar. Tiene redaños. No quiere explotarlos. Punto.

De opereta son, para ir acabando, SIR TARRANT y FRASER, el M y la MONEYPENNY de Modesty B. Estorban, más que ayudan, obteniendo protagonismo excesivo.