lunes, 6 de diciembre de 2010

MEDUSAS Y BALLENAS – LA SIRENA AUTODESTRUCTIVA

Portada de la obra realizada por CRISTINA
VELA. Otra audaz publicación de
VIAJE A BIZANCIO EDICIONES
Tuve la suerte de conocer a la autora, CRISTINA VELA, viéndola dibujar durante la firma de ejemplares de esta novela gráfica, momentos que aproveché para plantear las oportunas preguntas que me permitieron conocer el engranaje interno que giraba dentro de las entrañas de su obra para tratar de reflejarlo con exactitud en esta breve reseña. Por lo general, te ves obligado a especular con lo que ocultan la sucesión de viñetas a examinar (cruzando los dedos para acertar y no apuntar una majadería de inmenso calado), o a valorar las palabras escogidas en cualquier entrevista que puede tener el sesgo de lo parcial, lo mal traducido, o una inexactitud que te critican a ti, no al que redactó el comentario que acompaña a tu trabajo. Supe lo que necesitaba, pero el tiempo me ha mostrado que, a veces, pese al control al que sometas tu trabajo, siempre posee perfiles evasivos que proceden de regiones sombrías del subconsciente, ese sitio tan socorrido, y que burlan nuestra severa atención.
Cavernosa página y tenor del contenido
de la novela gráfica. Tiene un vago sesgo
a ¿GUSTAVO DORÉ?
Primero: por su aspecto atento y gentil, no crees que Cristina Vela pueda tener en su consciente o el sótano de éste algunas de las imágenes que tan detalladas y tristes remarca el azul general (de boli Bic de punta fina) de sus viñetas y páginas cargadas de poesía, símbolos, sensibilidad y emotividad. Segundo: para ser una “literatura (gráfica) prospectiva”, de la que no cumplo como lector, me ha impresionado. Tachado con displicencia despectiva de “crítico de género” (que me incapacita, por ejemplo, para “comisariar” exposiciones), por supuesto sería insensible a la belleza y la conmovedora trama que avanza con sinuosa cadencia náutica hasta un inesperado fin. No había sangre. Ni harapos de carne colgando de las alambradas. Ni consignas wagnerianas proferidas por héroes a punto de cometer el máximo sacrificio. El estampido de las pistolas no me guía por el laberinto conciso de las mínimas emociones de los tiradores hasta el The End. Por ese mecánico razonamiento, no podía terminar la historia (cuyo fin no reventaré para mantener el interés, el suspense, animar a la adquisición de este conseguido tomo) y quedarme con esta desazón y las resonancias que me han producido el relato.
Y, en oposición, esta plancha mucho más
"luminosa"
Medusas y Ballenas cuenta la historia, en primera persona, de una sirena de tierra firme que, como la del cuento, paga un alto precio por poder vivir en un mundo que no es el suyo. Puede parecérselo, pero es una mentira a la que se aferra para justificar su decisión que, sin que lleguemosa apreciarlo como lectores, provoca ese inesperado desenlace. Cristina Vela inserta, en sus viñetas de azul tristeza, pequeñas observaciones poéticas que tienen cierto eco con las “greguerías de ultratumba” que JAMES O´BARR consignó en THE CROW. Hum… En cierto aspecto, ambas obras son hermanas. En la historia de ERIC (DRAVEN, según la película de ALEX PROYAS) restallaban las armas; en esta novela gráfica, chasquean las almas al partirse, prólogo a los huesos del cuerpo.
Cautivados por el dibujo, seguimos los pasos de una chica, en apenas exteriormente significativa del resto del mundo, desde su infancia traumatizada por una considerable pérdida y la comprensión de cómo la traición, la mentira y los convencionalismos nos estructuran de forma continuada, hasta su edad adulta, donde reafirma su propia vida e identidad, así como su independencia ante los estereotipos sociales. En este proceso, inicia también los pasos de su buscada autodestrucción, mostrándonos una persona que no piensa dejarse encasillar de ninguna forma, una decisión que quizás sea la que provoca los matices escabrosos de su conducta.
Imagen promocional de la historia y su élfica
protagonista. ¿A que se parece a LIV TYLER?
Apreciando el detalle como la autora se esfuerza en presentar suave y tranquila, serena y segura, a esta chica, no deja de ser un giro inesperado su modus vivendi. Es un trabajo detallista pero lánguido (una virtud, en este caso) de los ciertos motores que impulsan algunas parafilias (retratadas con elegancia, pura sicalipsis) que guarda una muchacha cuya apariencia no permite suponer ese “lado oscuro” ni que, todavía, lo disfrute de una forma elíptica. Aunque ¿lo goza… o es la forma como se autocastiga por las sombras que arrojan a su alma los días críticos de su infancia? ¿De ese modo busca la redención? ¿El autoperdón?
Quizás debido al ángulo de mi frente, que reduce el cubicaje de mi cerebro (tara que me descalifica para ser presentado a editores u otros autores), éste me impide detallar varias simbologías que la obra presenta, siendo incapaz de derramar su significado en estas líneas. Sé que la aparición de medusas flotando en las viñetas es algo importante y distinto a lo que a mí me sugieren, que estamos paseando, junto con esa chica, por fondos oceánicos donde nuestro hormigón y acero sustituyen las masas de corales y los espléndidos y ondulantes bosques de algas. Los gatitos (símbolo de vida en mi pobre y convencional obra) cadavéricos que aparecen en las viñetas me desconcertaban. Aún no logro darles explicación ni contexto. Esas mascotas me recordaban a las que PATRICK MCDONNELL dibujaba en su entrañable serie, MUTTS, por otra parte.
"Tántrico" diseño de Cristina Vela, una SHIVA inofensiva
Interrogada por este juntaletras, averigüé que la influencia gráfica de Cristina procede de MILO MANARA (vale, otro que no es santo de mi devoción). Su línea es en verdad europea y desde luego poquísimo su trabajo (sino nada) tiene que envidiarle al de su autor-referente. Ciertamente, esta joven autora, al haber crecido en un ambiente menos férreo del control de la información general, tiene ante sí un considerable campo de experimentación e historias a las que aplicar su talento, no tan limitadas como las que pudiera tener yo en su momento, y opino que está a un paso del panteón de lo gráfico, residencia en la que espero verla pronto ingresar.
La portada extendida, reflejando los elementos del título
Quisiera seguir abundando sobre el contenido de una obra de amplios espacios abiertos que parecen relacionarse con los extensos mares y los profundos océanos que sugieren sus planchas, referirme a esas respetables mansiones donde se agazapan, qué contradicción, vehementes leviatanes que, imagino (de vuelta a mi escasa capacidad craneana), son las ballenas a las que aduce el título del relato, grandes masas de pecado y vileza que se ocultan tras intachables reputaciones. Pero eso sería arrancarle el alma a la historia, y ya se lo hicieron a la protagonista. No quiero perpetrar ese crimen.
Ensilla los caballos, JOHN. Todo esto es muy
profundo para nosotros...
Quedé sorprendido con una página, de las finales, dividida en cuatro viñetas, donde una inconmensurable desesperación se reflejaba en los ojos de esta sirena de tierra. Era como si hubiese visto esos abismos insondables, preñados de terrores "arquetípicos", de los relatos de LOVECRAFT, o algo peor: una simple, cotidiana y reveladora verdad que modifica, para siempre, la vida.

Sobre todo, destaco el detalle de su dibujo: aprecié la línea clara como Cristina Vela cercaba sus “horrores gráficos”, que no tienen una apariencia deforme, de histriónica verborrea y ademanes desquiciados y feroces, muy distinta a los monstruos que aúllan mientras despiden espumarajos y maldiciones, tal como cierta literatura o cinematografía nos tiene acostumbrados a ver o leer.

Todo llega, en esta obra, con suave e inexorable lentitud, igual que un apacible pero constante oleaje.
Vuestro Scriptor.
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