miércoles, 20 de abril de 2011

EL REINO DE LOS CIELOS – CRUZADA SIN FIN

Afiche foráneo de una cinta que se
puede comparar con BRAVEHEART

Tangencialmente, esta película de RIDLEY SCOTT también puede considerarse una SPACE-OPERA (en justicia, tantas otras similares) porque ¿qué argumento desarrolla? Un provinciano, BALIAN (interpretado por el élfico pero inexpresivo aprendiz de bucanero ORLANDO BLOOM), arrancado de una Europa oscura y sometida a un clero a un paso del paganismo celta, herrero pero hijo bastardo de GODOFREDO (un cínico LIAM NEESON necesitado empero de la luz de Dios para apreciar que su vida no fue sólo un desperdicio de sexo y violencia), aparece en escenarios llenos de resplandor y energía, de matices muy distintos a los de su terruño, y que se prolongan a la multitud de personalidades que va conociendo conforme alcanza su meta gloriosa accidental.
Empero éstas apenas tienen influencia en su carácter, que se trazó una meta inflexible, reforzada por ciertos dogmas que le legó su padre junto con la baronía, y blindan su personalidad. Quizás no lograra riquezas o feudos (se lleva, eso sí, a la bella de esas tierras), pero obtuvo una tranquilidad de espíritu en verdad envidiable.
Padre e hijo, BALIAN (ORLANDO BLOOM) y GODOFREDO
(LIAM NESSON), necesitado de cierta clase de perdón
No entraré a valorar si los sucesos filmados poseen o no rigor histórico, si de verdad sucedieron, y todo eso. Voy a quedarme un poco con la especulación que sugieren sus fotogramas e interpretaciones y una puesta en escena espectacular que redunda en su calidad. No hay que dudar que el filme tiene brío y enfoques sugerentes, aunque el rol de personajes se incline hacia los estereotipos y el acartonamiento. Muestra a las religiones como meros instrumentos al servicio de la codicia humana, pantalla perfecta para perpetrar crímenes a ambos lados del credo.
Fotograma de inquietante parecido con pagos de 
TATOOINE; es sólo Balian en la tierra de JESÚS
Scott (merced a lo auspiciado por el guionista WILLIAM MONAHAN) traza una fábula en la que presenta al Islam de SALADINO (GHASSAN MASSOUD) como una religión conciliadora, respetuosa con otras fes, y al cristianismo como una fuerza obtusa y rampante que se cree amparada por designios de Dios convenientemente deformados por un clero más preparado para disfrutar los placeres terrenales que los celestiales. Saladino, sutil sin embargo, sugiere que, para él, el Islam es su excusa para hacer imperio. Oh, sí, en público ora cinco veces cara a la Meca. Pero entiende su fe como un pegamento muy útil para unificar gente (y fanáticos) y lanzarlos al combate. En ese sentido, los rudos caballeros cristianos son más honestos: estamos aquí por el vil metal, cosa que repugnó a un defraudado idealista, TIBERIAS (JEREMY IRONS). Llevamos la cruz porque el guión lo impone. Eso de creer en ella… Es harina de otro costal.
Un hombre muy frustrado sentado en un patio del Alcázar
de Sevilla: TIBERIAS, alias JEREMY IRONS
Es también El reino de los cielos una parábola sobre los idealismos frustrados por el simple desgaste con la vida. BALDUINO (el enmascarado EDWARD NORTON –¿se necesitaba ese actor para un papel donde no muestra el rostro?-) es acaso el máximo utópico de la película, porque quería conseguir el respeto mutuo de religiones que, en el fondo, comparten demasiados atributos como para ser antagónicas (son monoteístas y del mismo Dios; quizás los ‘secundarios’ y sus posiciones en el escenario varían), y podrían citarse en un mismo enclave: Jerusalén, el lugar del que dimanara la bondad y la paz que enriqueciera el espíritu humano, pero por el contrario se transforma en una pesadilla por su valor estratégico…, desde un punto de vista religioso.
EDWARD NORTON como el DR. DOOM, digo, el rey de
Jerusalén BALDUINO, el idealista por excelencia
Contemplada la película como una space-opera, el personaje de Balian es bastante interesante. Por lo común, el protagonista de esas andanzas acaba siendo fagocitado por la cultura donde aparece y adopta sus modas, leyes y conductas hasta transformarlo en un nativo de singular génesis. JOHN CARTER es quizás el ejemplo más palmario. ESAÚ CAIRN… bueno, a su manera, lo imita. (Por no hablar de TARL CABOT, ¿eh?)
Pero Balian, no. Procedente de una serie de normas y un oscuro mundo, permite que las caricias del nuevo entorno lo agasajen y le muestren su esplendor. Aprecia lo bueno que puedan tener, pero en absoluto inclina su alma a la transformación que sufren los ejemplos citados. Comulga con la idea de Balduino y se aferra al juramento de caballero que le recita Godofredo. SYBILLA (EVA GREEN), que pudiera ser el catalizador hacia la “mutación” de Balian, no influye en él apenas. Es más: finalmente Balian la convierte a ella a su concepto del mundo, que tiene visos de ser una íntima fe.
EVA GREEN como SYBILLA, hermana del rey. Arrogante,
su precipitado juicio propiciará el desastre. Exótico
y elegante rostro de una tentación que resistirá Balian
Rara vez encontramos en la literatura mencionada tal ejemplo de integridad. Es una forma de mostrarse fuerte, leal, ante la tentación, una garantía de que su carácter proporcionará, llegado el caso, la confianza necesaria. Estos personajes acaban siendo indigestos para muchos lectores porque su rigidez tiene algo de exigente; nos reprochan el que nos sea más fácil/mejor decir “sí” cuando por cobardía toca decir “no”. Nos hacen sentir extrañas rameras del amor propio, profanado.
Y en esta posición no debemos ver algún supuesto espectro colonialista o supremacista o algo parecido. Balian no impone a nadie nada, tampoco predica queriendo reunir una banda de leales con los cuales evangelizar con su culto. Es un hombre recto y honesto que se empeña en vivir conforme a lo que él cree que es justo y los hechos terminan por darle la razón.
SALADINO no tolera tonterías y moviliza numerosas
tropas que transforman Jerusalén en una marmita terrible
Ridley Scott filma la película como un aparatoso videoclip (lo cual no es demérito: le imprime vitalidad) en los que explota todos los recursos visuales que le permite la cámara moderna y la película de alta velocidad. Le cogió el gusto en GLADIATOR y lo ha ido perfeccionando en sucesivas cintas. Se recrea en la violencia mostrándola estilizada, fácil, cercana, restándole por tanto hierro y secuelas. Mientras que PAUL VERHOEVEN quería mostrar las yagas de los balazos como una atrocidad de dolor y harapos de carne ensangrentada, Scott encuentra en esos estragos un recurso que encumbra todavía más el metraje. Cambia el ritmo de las acometidas, se recrea en cómo salta la sangre, encuadra a los personajes de tal modo que no parecen hombres desesperados luchando aun como perros salvajes por su vida, sino que están enfrascados en una dificultosa partida de billar que les obliga a adoptar esas posturas dignas de ser épicamente inmortalizadas en el mejor mármol disponible.
Balian, un caballero pecador que, sin embargo, realiza
una proeza reservada a los más nobles de la caballería
Bloom se muestra refractario, distante, aunque la fotografía lo muestra heroico. Está en sus cabales siempre, pero es un icono que no transmite la pasión que mueva a los hombres a luchar hasta la última bala y el último aliento, como exige en las distintas fases del brutal asedio sarraceno a Jerusalén, donde se le permiten proezas e ingeniosas soluciones. Próximo al arquetipo, aunque sangra no nos lo hace cercano, tan humano.
BRENDAN GLESSON (o REINALDO DE CHATILLON) es como un monigote que trincaron en algún saldo de villanos de oferta y le hicieron brincar (o bailar, como en su mazmorra) para provocar a Saladino a aterrorizar con sus aparatosas fuerzas a los de Jerusalén. No obstante, me gusta que los malos de esta película sean los TEMPLARIOS, que se la ponen como el as de bastos a quienes gustan de OVNIS y Atlántidas. Iba siendo hora de que les desmitificaran, porque nuestra civilización parece subyugada a la sombra de su cruz, y no a la de JESÚS.
El impresionante ejército de Saladino reclamando sangre
Película parcialmente rodada en estos pagos, ¿es acaso episodio intermedio entre una supuesta trilogía iniciada con Gladiator y terminada con el reciente ROBIN HOOD?
Vuestro Scriptor.