Afiche. A destacar el amenazante STING como FEYD-RAUTHA, el PAUL ATREIDES reverso |
Convengamos en que la mejor adaptación de la novela de FRANK HERBERT, Dune, es LA GUERRA DE LAS GALAXIAS, de GEORGE LUCAS. Los paralelismos abundan: LUKE SKYWALKER es un joven paisano del remoto planeta desértico TATOOINE y, según avanzan las bobinas en la sala de proyección, descubrimos que tiene poderes especiales, está en comunión/forma parte de LA FUERZA, a un tiempo religión, escudo, tutora, de aquél que la posee/siente intensamente.
Las aventuras de Luke suceden en un Cosmos altamente tecnificado, mas sojuzgado por el tenebroso EMPERADOR PALPATINE y su aterrador ‘mano derecha’, DARTH VADER. En Dune, la Galaxia la gobierna un altanero emperador, SADDHAM PADISHAN IV (que, no sé por qué, siempre me recuerda al MING EL DESPIADADO del ALEX RAYMOND más depurado), “aconsejado” por una DECIDORA DE VERDAD de la HERMANDAD BENE GESSERIT, la REVERENDA MADRE HELEN GAIUS MOHIAM, que puede verse trasunto de Darth Vader.
Problemas para el EMPERADOR SADDHAM PADISHA IV (JOSÉ FERRER). El espanto en la urna motorizada se los promete |
Las Bene Gesserit son los CABALLEROS JEDI de esta Galaxia. Mas la comunión con la Fuerza hace a éstos mejores. Mayores, incluso, que las taimadas y conspiradoras Bene Gesserit. Mientras los Jedi ponen su talento al servicio del bien general, ellas pretenden únicamente acceder al poder omnímodo ‘fabricando’ un macho especial, el KWIZAT HADERACH, al que controlarán de algún modo, incluso mediante la dominación por el sexo. PAUL ATREIDES, el protagonista adolescente de Dune, acaba siendo este sujeto, pero al ser fecundado fuera de la elite regente de la Hermandad (y luego fagocitado por un corpus místico fanático, con cuya ‘alma’ le identifican, algo que también él usa en su beneficio aunque sólo para descubrir que nunca ha tenido ningún control sobre nada), no responde a ninguna de las expectativas largo tiempo calculadas.
Ya en ARRAKIS, los Atreides quedan en poder de los nativos, MAX VON SIDOW (LIET) y LINDA HUNT (SHADOUT MAPES) |
Paul no es un personaje “amable”; cuando se reflexiona sobre su vida se le puede compadecer (jamás fue un “él”, sino el juguete ambicioso de su madre, DAMA JESSICA, y luego, el tremolante estandarte mesiánico FREMEN), mas sus actos lo distancian de nuestro afecto.
Luke, en cambio, acaso por ser el niño que todos llevamos dentro, se hace más próximo. La Fuerza asimismo desarrolla un misticismo abierto, tolerante. Ejemplifica lo que diferencia al Islam del Cristianismo. JESÚS predica: Elige. MAHOMA: Sométete. La Fuerza consiente a Luke ser el aventurero PULP que siempre soñó; el fanatismo Fremen, cebado por el ritual Bene Gesserit, esclaviza a Paul. Lo somete sin remedio.
Por eso STAR WARS ha triunfado donde una de sus máximas referencias fracasó: el mensaje es sencillo y limpio, no impositivo. El de Dune no da escapatoria al individuo. Lo anula. Es un determinismo que controla hasta su más mínima-nimia expiración.
El vesicante BARÓN VLADIMIR HARKONNEN (KENNETH MCMILLAN) y su nieta, ALIA (ALICIA WITT). Abajo, tramando maldades con su mentat, PITER DE VRIES (BRAD DOURIF) |
Y el filme de DAVID LYNCH (que leí es fan de la novela) lo plasma en una producción repleta de sórdida y oscura imaginería visual que contradice la historia que dice admirar. Herbert presenta un Universo feudal complejo, plagado de conjuras y conspiradores pero limpio; no hay monstruos, al menos, de los “clásicos” (la calidad de su alma es otra cosa). Lynch muestra al BARÓN VLADIMIR HARKONNEN (KENNETH MCMILLAN) como una masa flotante cubierto de repulsivas pústulas de las que hasta se enorgullece. Un vistazo a la Corte Imperial de Saddham Padisha IV permite asegurar que una criatura tan repulsiva jamás sería admitida en ella. Hasta mandaría las aterradoras fuerzas SARDAUKAR a limpiar el oscuro (a lo BLADE RUNNER) planeta GIEDI PRIME de tal infección, que reposa también en el malsano ser de los sobrinos del Barón, RABBAN (PAUL SMITH) y FEYD-RAUTHA (STING).
Una vez triunfa la conspiración Harkonnen- Imperio, crecen los problemas para los Atreides que hallarán refugio entre esos vociferantes pelusos |
Lynch además, contra esa pulcritud de Herbert, apuesta por la extravagancia para destacar la fábula. Reviste a los personajes de conductas que no leímos ni tampoco parecen comunes de un sujeto. De nuevo, comparamos Star Wars con su metraje, buscando en los pagos de Tatooine la claridad que ratea Dune. Es singular que una película que sucede en un desierto sea tan oscura. La maqueta que acoge el Palacio Imperial semeja la sede de TYRELL CORP. con algunos adornos que desencajen su línea piramidal, pero su entorno, en efecto, sí, ajá, evoca el de Los Ángeles de 2019.
Opino que otra deficiencia que orea Lynch es plasmar en 35 mm. las apreciaciones íntimas que efectúan los distintos concursantes del relato. Esa voz en off, un recurso que Herbert emplea para darnos aún mejor detalle del personaje, se hace obstáculo absurdo. Hace de los actores, en especial a THUFIR HAWAT (FREDDIE JONES), como conspiradores que traman contra el DUQUE LETO ATREIDES (JURGEN PROCHNOW) por asco hacia Paul (KYLE MACLACHLAN), al que ven como un pernicioso aborto fruto de los tejemanejes de su madre, la concubina Dama Jessica (FRANCESCA ANNIS), la Bene Gesserit manipuladora.
Y, en concreto PAUL, el amor, encarnado en CHANI (SEAN YOUNG), muy desdibujada después de ser la replicante RACHEL (qué tierno fotograma) |
Como mérito puedo destacar algo que se intuye en la novela, y es el poco poder efectivo que el emperador (JOSÉ FERRER) tiene en su Galaxia: se le presentan los mendas de la COFRADÍA ESTELAR (otra muestra de la efervescencia visual de la cinta, que los sitúa a un paso entre el steampunk y el cyberpunk, o en simbiosis entre ambos estilos) y le dan órdenes, lo pliegan a su voluntad y aun se permiten amenazarlo. En respuesta, la máxima autoridad galáctica se somete con mansedumbre.
También “golpear” con la crítica a Lynch no sea justo del todo. Su productor, DINO DE LAURENTIIS, igual tuvo mano larga en cuanto al curso del proyecto se refiere, y algunas de las cosas que lo deslucen pueden imputársele directamente a él. De todos modos, parece que no fue ésta la mejor asociación posible para el filme.
Complejo, por otra parte. Porque Lynch debió verse, en algún momento, entre la tesitura de dar luz y espectáculo (Star Wars, que la novela lo permite) o ser al máximo fiel al texto, su mitología y profundidad, el calado psicológico de los personajes. Optó por lo segundo, construyó un Universo aberrante y tenebroso como una especie de reto inconsciente a Star Wars que no se saldó con éxito, precisamente.
Merecen mención tanto el incombustible MAX VON SIDOW, como el profeta-ecólogo LIET/KYNES, y la evanescente SEAN YOUNG, en el rol de CHANI, esposa arrakena de Paul, el pijo nobiliario. Como en la novela, es la suya una presencia secundaria de peso relativo en el total. Supongo que añoraría sus secuencias como la NEXUS 6 RACHEL. En Blade Runner pintaba algo. En Dune, sólo alimenta leyenda urbana ajena.
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: