martes, 14 de febrero de 2012

CALLES DE FUEGO – UNA FÁBULA DEL ROCK AND ROLL

Afiche patrio; la leyenda arriba, a la
izquierda, resume y motoriza esta cinta
de WALTER HILL
Tras esta historia sólo está el clásico del bueno contra el malo y la damisela en peligro. Y gana el bueno. Sanseacabó la reseña. WALTER HILL (voy a extenderme algo más) emplea un ambiente Década 50 para poner en movimiento su enésimo western. Sus mejores películas confirman su amor por el género. Y también Calles de fuego sigue una estructura de comunidad amenazada por un ente rodeado de matones y una bella muchacha que él acosa; en esto llega un forastero y revoluciona las cosas, liquidando la tiranía imperante con el responsable uso de sus armas. Tiene una psicología blindada y plana/literal. Si debe verse obligado a matar será como última instancia, aunque el tío se lo merecía. Disfruto esas historias. Rompen la cotidiana monotonía de desgracias y facetas grises que componen nuestra existencia. Prefiero que los personajes tengan fondo, desde luego, pero, a veces, conviene que sean arquetípicos, irreductibles.
DIANE LANE como ELLEN AMES, diva en
progresión, con una estética muy a lo
JENNIFER RUSH, por cierto (entonces)
MICHAEL PARÉ interpreta a TOM CODY, un rolling stone con “pasado” (según decían en el Oeste) cuyo hierático semblante regresa al hogar en respuesta a la petición de ayuda que hace su hermana, REVA (DEBORAH VAN VALKENBURGH), que regenta un modesto café en Richmond, barrio suburbial (tanto que parece de otro mundo, un borrador de la DARK CITY de ALEX PROYAS) de lo que suponemos es Chicago. Cody (¿por BUFFALO BILL?) antaño amara a la cantante ELLEN AMES (DIANE LANE), que asciende en las listas de éxitos compitiendo con JERRY LEE LEWIS, ELVIS, ROY ORBISON, JOHNNY CASH, CHUCK BERRY o THE PLATTERS, por citar algunos.
Ellen, durante una actuación en Richmond, es secuestrada por LOS BOMBAS, moteros que comanda RAVEN SHADDOCK (WILLEM DAFOE), quien se ha encaprichado de la diva. Raven domina The Battery, distrito donde campan estos pre ÁNGELES DEL INFIERNO corriendo por sus calles flanqueadas por complejos fabriles a todo puño, compitiendo entre sí, viviendo deprisa para morir jóvenes y dejar un bonito cadáver. Allí todo es animado y vikingo y sus parroquianos, marginales, tan al filo que traspasan la frontera. Es un ambiente duro, donde la ley la impone el más fuerte (Raven), rodeado por considerable número de incondicionales a quienes sus normas les ponen.
El líder de THE BLASTERS, RAVEN SHADOOCK
(WILLEM DAFOE), pretende mostrarle a su última presa
quién manda aquí
Son años de rebelión (en que la guerra de Corea produjo sujetos como Cody y MCCOY —AMY MADIGAN—, que, tras una experiencia tan intensa, no logran encajar en el patrón de Dios-Patria-Tarta De Manzana que parece América) y légamo de movimientos que hemos ido conociendo en las últimas décadas, contemplando su auge y caída, cómo fosilizaban en el ámbar de las modas del ayer.
Como ‘divergencia’ del “mito” al que apela, Hill introduce un personaje moralmente ambiguo que, en cierto modo, es peor que Raven Shaddock. Éste hace las cosas por arrebato, como una fuerza salvaje de la Naturaleza. El BILLY FISH de RICK MORANIS (el WODDY ALLEN de LOS CAZAFANTASMAS), el representante sin-entrañas de Ellen, se muestra mezquino y cínico. Visiona al mundo y sus habitantes como una transacción comercial en la que o intentan sablearle o él espera sacar tajada. Todos sus actos contienen un cálculo mercantil, que, a veces, no funciona (como cuando soborna a los polis). También puede aducirse que se comporta así pues se desenvuelve en un entorno de gigantes que no dudarán en pisotearle; este agresivo mecanismo de defensa resguarda su aparente insignificancia.
Y TOM CODY (MICHAEL PARÉ) en este flamígero plano
le hace saber que "hay un nuevo tipo en la ciudad"
Cody es un reflejo de ese mundo contra el que la acidez de Fish lucha. El de Cody es un personaje de una pieza (Soy el Bueno; No lo Olvides), que Hill bosqueja con carácter turbulento y temerario, a lo ‘rebelde sin causa’, según lo describe el policía ED PRICE (RICHARD LAWSON) a su compañero, COOLEY (RICK ROSSOVICH); Price pilló años atrás un arma en la guantera del coche de Cody, y eso bastó para etiquetarle de peligro. (Llamarle además “delincuente juvenil”, con la pinta de cuarentón que arrastra Paré, por cierto, tiene bemoles.)
Rebeldes en busca de pasta: MCCOY (AMY MADIGAN)
será valiosa ayuda en el rescate de Ellen
Calles de fuego no pretende ser sino un honesto entretenimiento con una BSO potente que sigue funcionando en la radio. (Con temas mejores que los que ahora encumbran a esos repelentes adolescentes de diseño.) Se ampara en un ambiente pseudomítico (el rock and roll) que genera una burbuja de realidad paralela donde los sucesos que vemos en la pantalla de plata son posibles, y hasta creíbles. Una muestra está en cuando Cody, retado por Raven, decide volver a Richmond y se encuentra que Los Bombas han aislado el barrio del resto de la ciudad. La Autoridad no interviene, nadie decide romper los bloqueos y restaurar el orden. Lo que suceda en Richmond es asunto que únicamente compete a sus habitantes, que están ‘clamando por un héroe’.
Los malos compartiendo espacio; RICK MORANIS como
BILLY FISH, un alter ego mercantil de Raven Shaddock
Filme de culto, posee energía, fuerza, su reputación se justifica y amplia a cada repaso. La de Calles de fuego es la estructura idónea para construir esa evasión que no persigue arreglarnos la vida; no está para eso. Te hace desconectar de los agobios existenciales un rato, te da un cierto aliento de ilusión, el que el Bien sí triunfa. Y eso tiene un valor que rara vez se quiere admitir. Aun así, siempre le he encontrado un fallo a la cinta, y estimo que está (siempre lo ha estado) en Cody, en su pinta de granjero que llega a la turbulenta gran ciudad con su maleta atada con un cordel y los puños listos a romper quijadas por todo WEST SIDE STORY.
La desesperada huida de The Battery probará emociones
y caracteres en sus principales protagonistas
Cody es una especie de reverso tenebroso de CLARK KENT, comparación fácil de sacar merced a su aspecto desastrado, provinciano, nada sofisticado comparado con el de Los Bombas o los rockers (el del relamido BILL PAXTON haciendo de CLYDE) que salen en la película. Mientras que la identidad secreta de SUPERMAN intenta ser bondadoso y amable, como reflejo de su educación ingenua en tierras lejanas y agrícolas, Cody empero se planta desafiante ante unos convencionalismos presentes en la estética que corteja a Ellen (como la de BABY DOLL —ELIZABETH DAILY—, que encarna a la veleidosa oportunista que se pega al famoso para destacar, ya que por sí no puede).
Es detalle a anotar el que los dos personajes de acción, Cody y McCoy (que parece lesbiana), visten fatal, remarcando así su naturaleza “a contracorriente”. Esto les brinda relieve, siendo el rasgo de individualidad que Hill consiente a ambos arquetipos.
Y, para terminar, admito que siempre que veo este filme me pregunto cómo de diferente habría sido si su protagonista fuera el irreverente FORD FAIRLANE.
Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta: