Cubierta patria del libro (de bolsillo) |
Esta vistosa ucronía de ROBERT HARRIS
relata una semana de Abril de 1964, la comprendida entre el 14 y el 20, y una
laboriosa y peligrosa investigación criminal emprendida por el tenaz XAVIER
MARCH, Sturmbannführer de la Kriminalpolizei berlinesa. El detective,
vet de los U-Boat, va adentrándose en
las entrañas de un sistema sociopolítico autista, dispuesto a hacerse tantas
amputaciones como considere necesario no tanto por mor de mantener la grandeza
gloriosa que el FÜHRER les ha
prometido de un Estado ario y racialmente puro-e-invencible, como para que cada
ciudadano pueda sentirse bien consigo mismo y duerma por las noches sin
inquietudes.
March es el catalizador, empero, de toda
esa conciencia culpable que azora al robot alemán surgido de la Victoria de
1946 manteniéndolo insomne. Se lanza implacable en la indagación de un aparente
homicidio “rutinario” espoleado por esa impresión, que la Propaganda ahoga bajo
toneladas de contundentes consignas, de que algo no encaja y la fastuosa
Hitlerópolis descrita en el libro (una especie de Retro-Mega City Uno que
combina lo más refinado y esplendoroso de la arquitectura clásica con lo más
avanzado del momento) se asienta sobre un hediondo marjal de sangre y
esqueletos.
El autor, ROBERT HARRIS, que volverá a tratar el tema nazi en ENIGMA |
Empezará a tirar de la madeja (que
contiene nudos de sonoros nombres de la burocracia nazi) ayudado por una
atrevida periodista norteamericana, CHALOTTE “CHARLIE” MAGUIRE, que también ha
dado con un filón espectacular, en plan la Noticia del Siglo. Ambos terminarán
componiendo el rompecabezas que tiene en vilo a todo alemán bien pensante,
decente y burgués respetable que eriza el brazo ante cada esvástica y vocifera
un atronador Heil Hitler! que despeje
las dudas sobre su lealtad al Führer
y al Régimen. Descubren los entresijos de la Solución Final, el Genocidio
judío.
Patria se asienta en la idea de que, durante
una época, Alemania-Nazi emprendió una enérgica depuración del “elemento
semita” que tan nocivo y corruptor era para el inocente/cándido ario, ya
sabéis, ese joven rubio de ojos azules y tal, atlético, cuya traslación
norteamericana es cierto estereotipo del cowboy (en la que no encaja JOHN
WAYNE). Y el alemán, nazi o no, contribuía, activa o pasivamente, en el saneamiento.
Mas tras la resaca de la Victoria, esa furibunda fuerza blanqueadora se ha
trocado en otra cosa, aún sin nombre, pero que causa desazón.
ADOLF HITLER; tanto él como el Partido Nazi parecen fuente inagotable de novelas, filmes, estudios... |
Harris viene a fabularnos que la Alemania
Nazi Victoriosa es una suerte de nuevo rico que, invitado a un cóctel de gente
realmente adinerada, con sus rituales y maneras acendradas, se avergüenza de su
pasado tosco y patán y procura incorporarse a la Alta Sociedad mimetizándose en
todo con ella. Y el Genocidio es tal tacha en su expediente que deshonra sus
aspiraciones.
La Alemania de Patria quiere ardientemente amigarse con la América del Presidente
JOSEPH KENNEDY (reconocido filonazi, por cierto, estigma que parecen estar
pagando sus descendientes, a modo de castigo kármico) impulsada por un
soterrado e inconfesable sentido de inferioridad. March así lo registra cuando
“nos hace” la visita turística por el Berlín de mármol y acero al alimón
concebido por ALBERT SPEER y ADOLF HITLER, y acompañados por PILI, hijo del
insistente detective, un chaval próximo a ingresar en las JUVENTUDES
HITLERIANAS pero ya convenientemente adoctrinado para mantener el Reich del
Milenio Prometido en ON y con sacrificios sin cuento, pagados, eso sí, por una
Europa esclava, o semiesclava, que aún opone resistencia, empero, pasados los
Urales.
Es remarcable ese sentimiento de
inferioridad que se intenta anular con tales edificios apabullantes, pues
Alemania es un país antiguo, cargado de Historia, pero que se siente menor ante
una nación más joven y aún “por asentar” como Estados Unidos.
Maguire y March van descubriendo qué alto
coste tiene el hermanamiento germánico-americano: toda la vieja guardia que
rodeó al visionario futurista Führer,
implicada en la Solución Final y los campos de exterminio, va muriendo. Son
esos burdos parientes del nuevo rico que lo afean y humillan ante los
millonarios añejos con quienes pretende congraciarse. Mejor ni admitir que nos
conocemos.
Un fotograma de la adaptación de la novela al cine; el Arco del Triunfo como un elemento apabullador para el nativo y el turista de Berlín |
Se conjugan, pues, ambos estigmas: la
culpa y la inferioridad, y emprende, el joven orden nacido de la brutalidad del
nazismo “primitivo”, un programa de refinación que lo llevará a reescribir, en
el mejor sentido ING-SOC, su propia
Historia si fuese preciso. Los héroes del ayer son los villanos de hoy y los
nunca nacidos de mañana. ¿Tamaños tiparracos formar parte del arianismo nazi,
tan educado y pulcro, respetuoso con la democracia americana? Nein! Ni hablar. Errata de imprenta.
Y lo que fuerza a depurar las líneas
nazis, por encima de consideraciones emocionales, es la certeza de que el Reich
Milenario está a un paso de la bancarrota y necesita la inyección del poderoso
dólar para sostenerse. Pero el ‘pavo’ no puede ser amigo de viejos dobermanns como ODILO GLOBONICK, cara
brutal del Régimen, ofensivo, por tanto, para las buenas y cristianas gentes
del otro lado del Negro Atlántico.
Otro fotograma: más grande, más imponente, ¿mejor? |
Es la ironía final del libro: Hitler
inicia la matraca del arianismo y el Reich Milenario pero sus contradicciones y
esquemas no pueden garantizarlo ni unas décadas. El Régimen cae mas no bajo embates
políticos o sublevaciones populares: se desploma porque la economía no marcha.
Es el triunfo absoluto de los Mercados y el Pragmatismo del Dinero, que aplasta
los más inspirados (o incendiarios) ideales, pese a su aureola de romanticismo
o populismo.
Afiche de la adaptación; es TV, pero convence, entretiene. (Y sale RUTGER HAUER) |
March encuentra, al fin, las pruebas
necesarias para conciliarse consigo mismo. Al menos, con él, en él, el
sentimiento de culpa, fruto de negar el Genocidio, de no querer saber qué pasó
con el vecino judío, queda aplacado. La evidencia que destruye la mentira de
que jamás se procedió al Exterminio (mantenida y defendida aún hoy día) queda
tanto en sus manos como las de Maguire, que miembro de un gremio influyente
instalado en una democracia, la difundirá con la esperanza de que esa “alianza
de hierro” que forjarían el nazismo y la América de Kennedy se trunque y los
culpables sean denunciados ante un tribunal superior y más efectivo donde se
haga justicia.
March, cínico y descreído con el nazismo,
quizás sonreiría mordaz al pensar que su trabajo les haría libres.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/